Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

08

Robin Schulz, Nick Jonas - Right Now 

Mi nariz está comenzando a picar, y antes de que pueda hacer algo estornudo, mis ojos están aguados por las lágrimas y otro estornudo escapa de mis labios. Mi garganta pica y maldigo entre dientes, tomo la tarjeta que veo entre ellas, me alejo un poco y seco con el dorso de mi mano las lágrimas que se deslizan por mis mejillas.

Hailee.

No quería presionarte, mucho menos hacerte huir. Seré sincero, estoy intentando reparar el daño que hice hace años, solo dame la oportunidad de hacerlo. Solo déjame hablar, escúchame. Todas las personas merecen una oportunidad, todos merecemos tener el beneficio de la duda. ¿No lo crees?

P.D: Espero que te gusten.

Axellen Kidman.

Vuelvo a estornudar y muerdo mi labio con fuerza, algunas personas me están mirando extraño y quiero hacerme un agujero en la tierra y ocultar mi cabeza. Creo que nunca han visto a alguien estornudando y llorando.

Son bonitas, siempre me han gustado las rosas rojas, pero soy alérgica a ellas, son una maldición para mi nariz y sistema inmunológico que reacciona como si fueran el peor de los males para mi cuerpo. Mi nariz pica y la froto con cuidado porque no quiero que me vean con más rareza de lo que ya hacen.

Siento la mucosidad deslizándose por los orificios de mi nariz y maldigo entre dientes, veo en dirección a su oficina y aunque las persianas están bajadas sé que está ahí. Limpio mi nariz con un pedazo de papel y lo tiro a la basura. Tomo entre mis manos el ramo de rosas y camino hasta la oficina, estornudando y maldiciendo entre dientes.

Escucho su afirmación a que pase después de que toco la puerta, la abro y entro en la oficina. Sus ojos están sobre unos papeles regados en el escritorio y luce concentrado. Me acerco y tiro las rosas sobre los papeles, ganándome su atención.

—Pero... ¿qué diablos? —masculla entre dientes y se levanta. Un estornudo sale de mis labios, y él desliza su mirada hacia mí, la confusión brilla en sus globos oculares—. ¿Estás bien? ¿Estás refriada? Deberías irte a casa, tu nariz esta roja y parece que estas disfrutando comerte la mucosidad que sale de su nariz.

Le doy una mala mirada.

—Esto. —Señalo mis mocos—. Es por tu culpa.

Arquea las cejas y luce desconcertado.

—¿Mi culpa? —inquiere y otro estornudo escapa de mis labios, él me extiende un pañuelo y se lo arrebato de mala gana, mientras las lágrimas siguen saliendo—. ¿Por qué es mi culpa?

—Soy alérgica al polen, imbécil —mascullo entre dientes y estornudo otra vez, sintiendo que mi cerebro se va a salir por mi nariz si sigo estornudando tan fuerte—. Estaba bien hasta que esas rosas letales aparecieron en mi escritorio.

La culpa cubre las facciones de su rostro y me observa apenado, frota la parte trasera de su nuca y observa las rosas y luego a mí.

—No creí que lo fueras, lo lamento.

Hago una mueca y vuelvo a estornudar, tengo que alejarme de esas mugres plantas.

—Como sea —mascullo y salgo de allí, mientras otro estornudo hace que varias cabezas giren en mi dirección.

Chismosos. Les encantó el espectáculo que armamos y ahora están pendiente si respiramos el mismo aire. Reporteros chismosos.

Cuando entro en el baño abro la llave del agua y no me importa destrozar mi maquillaje, tomo agua entre mis manos y la echo sobre mi piel, mi cuerpo se estremece por el contacto del agua fría y estornudo dos veces seguidas. Lavo mis manos e intento hacer lo mismo con mi nariz.

—Estúpido, Axellen —mascullo entre dientes.

Tomo un pedazo de papel y seco mi rostro, mi nariz esta roja y un estornudo escapa de mis labios. Mi nariz ya está llena de mocos y tengo que comenzar a respirar por la boca, porque cuando lo intento por la nariz, suena raro, es como si tuviera solo un pequeño espacio que aún no ha sido congestionado por la sustancia viscosa.

Quito con mis manos el resto de maquillaje corrido, parezco un mapache con el rímel y el delineador que me había hecho en los parpados todo corrido. Estornudo con ímpetu y cierro mis parpados con fuerza, tenso mi mandíbula y si esto fuera una película diría que mis dientes rechinan y que de mi cabeza y orejas está saliendo humo por la ira.

Debo cambiarme de ropa y darme un largo baño para quitarme los residuos de polen, además de comprar spray nasal y pastillas para mi alergia porque ya se me acabaron.

Fantástico.

Salgo del baño estornudando y maldiciendo entre dientes, cuando levanto la mirada lo veo apoyado en una de las paredes con los brazos cruzados en su pecho, mueve su mirada hacia mí y veo la vergüenza danzando en sus ojos.

—Vamos. —Es lo único que dice y hace una señal con su cabeza para que lo siga, pero no me muevo, me quedo en mi lugar; sintiendo como mi garganta pica, como mis ojos lloran sin que pueda evitarlo y como mis estornudos salen de mi como si no hubiera un mañana.

Frunce el ceño y deja salir un suspiro agotado, camina hasta quedar enfrente de mí y tengo que alzar la cabeza para ver sus ojos y no su pecho.

—¿A dónde? —inquiero y mi voz suena extraña. Como ahogada, y es por la nariz tapada.

—A casa, necesitas descansar.

—No, tengo que trabajar.

Bufa y se cruza de brazos, estornudo y cierro los ojos con fuerza, mientras restriego mi nariz congestionada con el dorso de mi mano. Sorbo —o intento sorber— mi nariz, parpadeo varias veces y mi visión es borrosa por las lágrimas. Uno de sus pulgares acaricia mi mejilla y me quedo quieta, ahogo un estornudo y me muevo un poco por hacerlo, el tacto de su piel contra la mía es como una suave caricia y se siente caliente, pero no al punto de ser desagradable.

Se siente todo lo contrario a esa palabra y eso no está bien. No debo sentir nada.

¿No debes o no quieres?

Ahora no es hora de sinceridad, estúpida vocecita.

—El jefe te vio saliendo de la oficina mientras estornudabas, él sabe que eres alérgica al polen y me dijo que era mejor que te marcharas a casa.

—Solo necesito tomar medicamentos, eso aliviara los síntomas y...

—Nada —me corta y antes de que pueda refutar me toma de la mano y jala camino al ascensor.

Mi mano está cosquilleando y mis piernas lo persiguen por inercia. El calor que emana su piel es cálido, reconfortante.

Maldición, no.

—Mis cosas —digo, gimoteando.

—Ya están en mi auto —dice sin soltar mi mano.

¿Sientes el cosquilleo y el calor agradable? Seguro no lo haces.

—Traje mi auto y...

—Lo llevaré a tu casa cuando regrese por mis cosas, no te preocupes.

Y ya no tengo más excusas. Mientras buscamos el auto varios estornudos escapan de mis labios y la picazón en mi garganta se hace irritable, es por ello que me intento rascar, la piel de mi cuello ya debe de estar enrojecida y se siente sensible.

Necesito abrir mi garganta en dos, rascarme y volver a cerrarla para aliviar la picazón.

Hacemos una parada antes de llegar a casa y es en la farmacia, no tarda mucho en entrar y salir con una bolsa, cuando la abro veo el spray nasal y lo utilizo de una vez, sintiendo el alivio que recorre mi nariz al aplicarlo. Veo varios medicamentos para la alergia, los conozco y sé cuáles me funcionan mejor y cuales no hacen nada en mí.

—Gracias por traerme y provocar mi alergia genio —digo, abro la puerta del auto y en medio de un estornudo me bajo, sostenido mis cosas y la bolsa de medicamento entre mis manos.

Escucho la puerta de su lado ser abierta y en menos de un parpadeo las cosas que tengo en mis manos son arrebatadas, arrugo el ceño y volteo hacia él.

—¿Qué crees que haces? —Mi voz sale chillona y carraspeo por eso.

—Te acompaño —dice despreocupado y camina hacia la casa.

—Ya me trajiste, gracias y adiós —digo detrás de él.

Lo veo buscando algo, pero no puedo ver que es porque esta de espaldas a mí.

—¿Dónde están las llaves? —inquiere.

—En el bolsillo pequeño de la cartera —digo distraída mientras dejo salir otro estornudo y froto mi nariz.

—¿No hay nadie en casa?

—Los mocosos están estudiando y a esta hora el abuelo está en sus clases de cocina asiática —me callo abruptamente al darme cuenta que ya estoy dentro de la casa.

Hago una mueca cuando intento hablar, pero otro estornudo escapa de mis labios, maldigo en voz baja y muevo con enojo —y sin ninguna delicadeza— mi nariz. Puedo escuchar los sonidos que hacen mis movimientos.

—Sube a darte un baño —dice y detiene mis manos en mi acción de restregarme la nariz. Alzo la cabeza hacia él—. Vas a terminar partiéndotela si sigues siendo tan brusca.

Arqueo una ceja.

—Esto es tú culpa.

—Lo siento —dice sincero y quita una de las lágrimas que se deslizan por mis mejillas—. Ve a bañarte, Hailee. Cámbiate de ropa y luego baja.

—¿Por qué tengo que hacer eso? —inquiero y alejo sus manos de las mías, además de que coloco distancia entre ambos.

Suspira pesadamente y desordena las hebras de su cabello.

—¿Podrías hacer lo que digo sin cuestionar cada cinco segundos alguna de mis acciones? —reprocha y entrecierra los ojos, mientras cruza sus brazos sobre su pecho—. Dices que es mi culpa, bien, lo acepto y no lo niego, debí preguntar si eras alérgica al polen y justo ahora estoy intentando repararlo, pero solo cuestionas todo.

Trago saliva y cuando intento hablar un estornudo escapa primero antes que alguna palabra, mascullo una maldición en ruso que aprendí de mi abuelo y lamo mis labios, sintiéndolos resecos.

—Al parecer tienes un fetiche por intentar reparar todo lo que dañas —susurro con la voz ronca.

—Solo cuando afecta a personas que me importan —dice con suavidad—. Ahora sube, báñate y luego baja.

Me quedo de pie, procesando lo que dijo, creo que tuve que haber escuchado mal. Él no me conoce, no me recuerda y no debo de importarle, no debo de hacerlo en absoluto, pero dijo que solo cuando afectan a persona que le importan y esa simple oración hace que mi corazón comience a ir de prisa y que mi cabeza se haga un nido de pensamientos.

Nos quedamos de pie, mirándonos y estornudo de vez en cuando, parece que está perdiendo la paciencia, todavía tiene esa característica que; cuando está irritándose o enojándose, las puntas de sus orejas se colocan rojas.

—Bien —digo finalmente—, pero lo hago porque necesito hacerlo, no porque me mandes.

Sonríe y asiente con vehemencia.

—Como digas, ahora ve.

Tomo mi abrigo y cartera y subo a mi habitación, dejo salir un suspiro pesado cuando ya estoy adentro y mi espalda esta contra la madera de la puerta. Estornudo y restriego mi nariz, saco mi teléfono y lo dejo sobre la mesa de noche, me quito la ropa y lanzo al cesto de ropa sucia, aunque no cae dentro pero tampoco me acerco para meterla.

Me baño con agua caliente y tomo mi tiempo, mis músculos se van relajando poco a poco y mi cuerpo se contrae cuando vuelvo a estornudar. Me visto con un pantalón de pijama, me coloco calcetines y una camisa vieja que era de papá, a veces tengo la impresión de que todavía huele a él.

Dejo mi cabello húmedo suelto y lo peino un poco con los dedos. Cuando entro en la cocina está apoyado a la isla de granito y esta con la mirada fija en su teléfono, su cabello esta desordenado, lo veo arrugar el ceño y fruncir los labios un poco y un estornudo hace que note mi presencia en la estancia.

—Siéntate en el sofá —pide y me da una mirada que claramente dice que no proteste y lo haga.

Bufo y hago lo que dice, me siento cruzando mis piernas sobre el mueble, en una posición de indio, tomo una manta verde manzana que es de Henry y me envuelvo en ella. Desde que es niño la tiene. Axellen se acerca a mí con una taza entre las manos y con la bolsa de pastillas guindando de su brazo.

Deja la taza en la mesa del centro y abre la bolsa, me pregunta cuál de todas en más rápida en hacer efecto y se lo digo en un susurro. Mi pierna está chocando contra la suya, y su cercanía está haciendo que me sienta como una adolescente.

Extiendo la palma de mi mano cuando lo pide y coloca la pequeña pastilla, la introduzco en mi boca y me pasa la taza, soplo antes de tomar un sorbo y se siente refrescante contra la picazón de mi garganta, tanto es el alivio que no puedo evitar soltar un pequeño suspiro de satisfacción. El líquido caliente es una buena solución.

—Es té de miel, limón y jengibre —dice Axellen en un susurro ronco queme estremece. Volteo a verlo mientras tomo mi té—. Espero que no te moleste que haya revisado la cocina para encontrar lo que necesitaba.

—No te preocupes, gracias.

Asiente y nos quedamos en silencio mientras me termino de tomar mi té, él observa cada parte de la casa, sin perder ningún detalle, lo hace con detenimiento, como si buscara algo y la decepción es clara en su rostro cuando parece no lograr encontrarlo.

Me gustaría saber que pasa por su cabeza.

—¿Son tus padres y tus hermanos? —inquiere y sigo su mirada, dando con un cuadro en la pared.

Sonrío con nostalgia. Henry está entre los brazos de mis padres, era solo un niño de dos años, Alice una linda niña de cinco, y ahí estoy yo, una Hailee de diecisiete años con una enorme sonrisa en su rostro, una sonrisa que a mis veintitrés años es muy difícil de ver. Todos nos vestimos elegantes ese día, debido a que mi padre iba a recibir un premio por su buen trabajo, él era periodista, uno de los mejores del país. Eso fue dos meses antes de que ocurriera el accidente, antes de que mi familia se rompiera y perdiéramos a las piezas más importantes de un hogar.

—Lo son —musito y estornudo, aparto de mis mejillas las lágrimas que se deslizaron y no son por la alergia.

—Te pareces a tu madre —musita y ladea la cabeza—. Tienes su nariz, la forma del rostro y su cabello, pero tienes los ojos de tu padre y su sonrisa, son unas sonrisas muy bonitas.

Siempre decías eso.

Su rostro gira hacia mí y se queda observándome.

—¿Te recordaba que te pareces a tus padres? —inquiere y caigo en cuenta que he pensado en voz alta.

Titubeo y solo salen incoherencia de mis labios, por lo cual solo asiento con la cabeza.

—¿Dónde están ellos? —pregunta con cautela y apartando la taza vacía de mis manos, para dejarla sobre la mesa del centro.

Nunca hablo de mis padres con nadie, no es un tema que guste tocar, me coloca nostalgia, me arrastra a tiempos que no quiero recordar y prefiero dejar atrás. Mis ojos están llenos por las lágrimas y un sollozo pequeño sale de mis labios. Él se coloca a alerta y niego con la cabeza.

—Lo siento —susurra con la voz ronca y siento su mano tomando la mía—. No lo sabía, lo lamento.

Sorbo por mi nariz e intento decirle que no importa, pero no puedo hablar, entre los sollozos, los estornudos y la picazón de mi garganta toda cosa es incoherente cuando sale de mis labios. No tardo en sentir sus brazos rodeando mi cuerpo y atrayéndome hacia él, me refugio en su costado y siento sus dedos enredándose entre las hebras de mi cabello y acariciándolo.

Esta susurrando algunas palabras tranquilizadoras en mi oído, su calor está envolviéndome y su fragancia me abriga, lloro porque el recuerdo de mis padres duele, lloro porque casi nunca lo hago ya que mis hermanos necesitan a alguien fuerte, lloro porque hace seis años atrás necesitaba estar así, necesitaba estar refugiada entre sus brazos, necesitaba su consuelo.

Y aunque no me recuerda, aunque nuestra historia ya no está en su memoria, en la mía sigue igual de viva que siempre, sigue torturándome cada noche. Porque hay preguntas que quiero hacer, hay cosas que no comprendo por completo, pero sé, que no podre tener respuestas sin sus recuerdos, porque sé, que él nunca me recordará y no importa si le digo quien era, no importa si relato toda la historia.

El hombre que me abraza, no recuerda que fue mi primer amor.

Y nunca lo hará.

N/A

¡Hola! Espero que les haya gustado :3

Para quienes no saben, estoy resubiendo El recuerdo de un amor, pero tiene muchoos cambios, escenas nuevas, escenas eliminadas, y si gustan pueden pasarse por allí :3

Ahora, un adelanto adelantoso adelanton.

Cuando dice algo del pasado, lo hace con dolor. Necesito tener mis recuerdos, quiero recordarla. Lo deseo, pero no puedo hacerlo, sigo bloqueado y es frustrante.

°°°

   ...Hailee y yo compartimos historias muy distintas contigo, una historia que no recuerdas en absoluto, pero a ambos nos afectó que desaparecieras del mapa. —Hace una pausa y deja caer sus brazos a los costados de su cuerpo—. Y hay una enorme diferencia entre Hailee y yo, ella nunca olvida, siempre recuerda y yo soy más del tipo que le importa el ahora y no el ayer    

°°°

—¿Por qué tanto interés porque acepte que se involucre en mi vida? ¿Qué es lo que planeas?

No olviden seguirme en mis redes para saber cosas 7u7

Vota, comenta y comparte, ayuda a los escritores a crecer <3

¡Nos vemos luego!

¡Cambio y fuera!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro