07
Halsey - Sorry
|°°°|
Soy una maraña de sentimientos y emociones andante, cada vez que intento tragar saliva para poder mojar mi garganta no lo logro, mis dedos están helados y cada partícula de mi cuerpo esta temblando. Estoy nerviosa, ansiosa, aterrada, muerdo con fuerza mi labio inferior hasta que comienza a doler y tengo que soltarlo.
—Estuviste muy callada durante la película y ahora también lo estás —murmura por lo bajo.
Cierro con fuerza mis ojos y suspiro pesadamente, estaciona el auto enfrente de su apartamento y ambos bajamos en completo silencio y subimos hasta su hogar. La decoración es robusta, no tiene un toque femenino o algo por el estilo, los colores son oscuros y siento los vellos de mis brazos colocándose de punta.
Sus manos se envuelven en mi torso y me atraen a su espalda, comienza a desabotonar los botones de mi abrigo, aparta el cabello de mi cuello y deja pequeños besos, cierro los ojos y niego con la cabeza, bajo mis manos hacia las suyas, posicionándolas sobre estas y apartándolas de mi cuerpo.
—No —susurro y me aparto.
Me doy la vuelta para poder verlo a los ojos, su mirada esta oscura por la lujuria y me está observando confundido. Hace meses que no dejo que me toque. Aunque el sexo entre ambos nunca ha sido con mucha frecuencia.
—¿Todo bien?
He estado toda la noche dándole vueltas, he estado intentando fingir que nada pasa, pero no lo he logrado. No puedo lograrlo cuando mi mente está gritándome, cuando esta empujándome hacia el final del precipicio para que salte al vacío. Niego con la cabeza.
—Hay que hablar —digo con la voz firme, pero con las manos temblándome como si fueran hojas.
No dice nada, solo sonríe de lado y desordena las hebras de su cabello, con paso perezoso y desganado se acerca a la mini nevera que hay en la sala y saca una lata de cerveza, la abre y da un largo sorbo sin apartar su mirada de mí.
—Esas palabras nunca traen algo bueno, y las tuyas no van a traer nada bueno. ¿No es así?
Niego con la cabeza y me abrazo a mí misma, como si tuviera frío.
—¿Quieres dejarme? —inquiere en un tono de voz que hace que cada parte de mi cuerpo se estremezca.
Cierro y abro la boca repetitivas veces, asiento con la cabeza y veo como su mandíbula se tensa, como la confusión brilla en sus ojos y hay algo más pero no logro comprenderla. Toma del líquido y no dice nada, solo me observa con cautela y cuando termina su cerveza deja la lata a un lado.
—¿Por qué?
Di algo.
—No eres tú, en serio, eres genial Darel, pero...
Su carcajada me interrumpe y muerdo mi labio inferior, camina hacia mí y se cruza de brazos, mirándome con una ceja arqueada.
—¿Sabes cuantas veces he escuchado que dicen esa mierda en la televisión? —inquiere divertido—. Lo he hecho muchas veces.
—Lo sé, lo siento, pero esas palabras son ciertas justo ahora.
—Vamos Hailee, cinco años de relación es mucho tiempo y solo dices esa mierda de frase.
Ahogo un suspiro y cierro los ojos, lamo mi labio inferior y camino por el lugar, intentando buscar las palabras adecuadas para decir. Aunque no importa lo que diga, hay dos opciones, o me termina odiando por romper su corazón, o me termina odiando por nunca decirle la verdad.
—¿Me amas, Hailee? —inquiere en un susurro ronco.
Me detengo y alzo la mirada hacia él. El dolor brilla en sus ojos, pero también hay enojo.
—No —susurro finalmente.
—¿Alguna vez lo hiciste? —pregunta y en su voz hay rabia.
—Darel.
—¡Responde, Hailee!
—No quise lastimarte, lo juro, pero al principio estaba confundida y luego los años fueron pasando y las cosas eran tan agradables, se sentía bien estar ahí y me hacías olvidar todo y...
Gruñe y me callo abruptamente, mi cuerpo tiembla y doy un paso hacia atrás al ver la ira en su rostro. Trago saliva con fuerza y camino hacia atrás por instinto, por miedo. Él no es violento, pero tampoco lo había visto tan enojado, nunca había tenido que ver esa mirada en sus ojos que amenaza con hacerte pedazos.
—Responde —presiona entre dientes.
—No me hagas lastimarte —pido—. Por favor, Darel.
—¿Me amaste? —Vuelve a preguntar.
Las lágrimas queman detrás de mis ojos.
—Darel...
—¡Te he dicho que respondas, Hailee! —grita con violencia y se acerca a mí y retrocedo hasta sentir la pared contra mi espalda. Sus manos se posicionan a cada lado lateral de mi cabeza y acerca su rostro al mío, puedo sentir el calor que emana su cuerpo—. Responde. ¡¿Alguna vez me amaste?!
—¡Basta! —grito y lo empujo, alejándolo de mí y colocando una gran distancia entre ambos—. ¡No vuelvas a acorralarme! ¡No te atrevas a hacerlo!
Mi grito parece hacerlo reaccionar porque parpadea confundido y da un paso hacia atrás, luego otro y me da la espalda, puedo ver como sus hombros suben y bajan con violencia. Ahogo un sollozo y empiezo a respirar por la boca, sentí terror que estuviera así, cerca y gritándome.
—Quiero respuestas.
—Darel...
Voltea a verme.
—Es lo menos que me merezco. ¿No crees?
—Lo lamento, lo lamento, no quise hacer esto, jamás he querido hacerte daño.
—¡¿Crees que me importa lo que hayas o no hayas querido?! ¡Solo quiero que respondas mi maldita pregunta, Hailee! —Comienza a acercarse a grandes zancadas y retrocedo—. ¡Respóndeme! —Sigue acercándose a medida que va gritando cada palabra y yo sigo retrocediendo con pánico—. ¡Habla!
—¡No! —Deja de acercarse—. No lo he hecho nunca, no te amo y nunca te he amado —grito aterrada y sintiendo mi corazón golpeando con fuerza mi caja torácica.
Un sollozo escapa de mis labios y ahogo otro que quiere escapar, cierro los ojos con fuerza y cuando los abro me hago pequeña ante su mirada. Hay odio, enojo, frustración. Luce como un animal salvaje.
—Por eso nunca me has dicho te amo —susurra con la voz ronca.
Se carcajea y niega con la cabeza, camina y saca otra cerveza de la mini nevera, abre la lata y toma un largo sorbo mientras yo sigo pegada a la pared como una garrapata. Lamo mi labio inferior y me aparto temblando de la pared.
—De verdad, lo siento —susurro con la voz ronca y con las lágrimas deslizándose por mis mejillas—. Debes creer que soy una maldita egoísta por no haber dicho nada estos años y lo entiendo, lo hago porque sé que hice mal y...
—No sigas con tu discurso barato, Hailee. No quiero oír las escusas tan patéticas que quieres decir.
Frunzo el ceño y sorbo por mi nariz, mientras enjuago con mis manos las lágrimas que se deslizan por mis mejillas.
—No son excusas, es la verdad.
Sonríe con cinismo y aparta las lágrimas que se deslizan por sus mejillas.
—La verdad —saborea las palabras y luego inclina su cabeza—. Qué tal si mejor dices que ya estas con alguien más —dice con la ira desbordando en cada palabra que dice—. ¿Qué tal si hablamos de Axellen Kidman?
Frunzo el ceño y niego con la cabeza perpleja.
—¿Qué tiene que ver él aquí? —inquiero confundida—. No entiendo.
Niega con la cabeza y deja la lata vacía de cerveza a un lado, luego saca otra y la abre. Le da un sorbo antes de hablar.
—Ya sé de dónde lo conozco —susurra con la voz ronca y jugando con la lata de cerveza—. Él era tu novio. ¿No es así?
—¿Cómo...?
—¿Lo sé? —me interrumpe y niega con la cabeza—. Hace años encontré en un cajón una tira de fotografías de él contigo. En una salían sonriendo, haciendo muecas y había otra en la cual se besaban y tenía las iniciales de ambos por detrás, junto a la fecha. Fueron tomadas cuando tenías quince ¿no es así?
No respondo porque es verdad y mi silencio le da razón; porque una sonrisa torcida se desliza por sus labios. Esa fotografía nunca la tire a la basura, fue cuando fuimos a una feria en nuestra tercera cita y entramos a una cabina de fotografías. En realidad, no sabíamos que era lo que hacíamos, solo sabíamos que nos gustaba estar junto al otro.
—Cuando lo vi en el bar y vi la cara que pusiste de pánico. —Niega con la cabeza sonriendo—, mi curiosidad comenzó a ser más fuerte y comencé a pensar y lo recordé. —Suelta una carcajada—. Vi las miradas que se dieron, no soy ciego y vi la mirada que intercambiaron en el bar.
—Estas confundido, esto no tiene nada que ver con él —digo torpe—. Que quiera dejarte viene antes de él, mucho antes de él.
—¿Te acuestas con él?
—¡No! —bramo en un chillido y restriego mi rostro con mis manos—. ¡No! No lo hago, no tengo nada con él.
—Pero me dejas para estar con él. ¿No es así?
—No lo es —mascullo con irritación—. No te dejo por él, te dejo porque no te amo, porque no quiero seguir en una relación que no me hace feliz, esto no es justo para ti ni para mí. ¿Entiendes? Para ninguno de los dos. Puedes encontrar a alguien que seguro va a amarte como yo nunca he podido hacerlo.
Suelta una carcajada y niega con la cabeza.
—¿Alguien que me ame? —inquiere y asiento—. ¿Y si no quiero estar con alguien que no seas tú, Hailee? —inquiere y su voz se rompe—. Si quiero estar es contigo.
—No te amo —musito en un hilo de voz, y sintiéndome la mierda más grande del mundo.
—¡¿Y eso qué?! —vocifera—. ¿Crees que pensar que no me amabas no pasó por mi cabeza? Maldición, Hailee. Éramos novios y no me decías que me amabas, no dejaste que te tocara hasta un año después de ser novios. ¿Crees que no me cuestioné si me amabas o sentías algo por mí?
—Lo lamento —declaro con la voz temblando—. De verdad, lo siento.
Asiente con la cabeza y se acerca a mí, acuna mi rostro entre sus manos y limpia las lágrimas que se deslizan por mis mejillas. Besa mi frente y acaricia con sus pulgares mi piel.
—Está bien. Podemos solucionarlo, podemos seguir, te vas a enamorar de mí en algún momento. Hay que intentarlo.
Arrugo el ceño y siento como todo se detiene por una fracción de segundo para luego volver a su marcha.
—¿Qué? —inquiero y me echo hacia atrás anonada.
—Han pasado cinco años, es mucho tiempo como para dejarlo y ya. Y quizás he tenido culpa, estuve concentrado en abrir el restaurante, en crecer y son muy pocas las veces que estamos juntos, quizá es por eso que nunca te has enamorado de mí. Esta vez lo haremos mejor, ya verás.
Sus palabras me dejan sin habla, niego con la cabeza y lo observo perpleja, acabo de decirle que no lo amo y él solo dice eso.
—No —susurro—, no, diablos no, Darel. Ya han pasado cinco años. ¿Te digo que nunca te he amado y dices eso?
Traga saliva con fuerza.
—¿Qué sientes por mí, Hailee? No puedes estar tanto tiempo con una persona sin sentir nada.
—Agradecimiento, cariño, hiciste mucho por mí y me sostuviste cuando lo necesitaba, pero no siento amor.
—Hailee...
—No —digo firme—. Ya he pasado cinco años de mi vida en una relación que no tiene futuro, con alguien que no amo y no voy volver a envolverme en una relación así, Darel. No es justo para ti, no voy a seguir siendo egoísta, no voy a lastimarte otra vez.
Lo veo con la intensión de replicar, pero antes de que diga algo salgo del lugar, escuchándolo gritar mi nombre. Aprieto con fuerza la tela del abrigo entre mis dedos y cierro los ojos con fuerza cuando entro al ascensor y las puertas se cierran.
¿Soy una perra por sentir alivio? ¿Por sentir que hice lo que debí de hacer hace años? A una parte de mí le duele haberlo lastimado, haberlo roto pero no podía seguir con esto, es asfixiante cuando estas con una persona y no sientes amor hacia esta, sino cariño, cuando a pesar de estar juntos te sientes sola.
Una relación funciona con dos personas, con dos personas que sientan amor recíprocamente, algo que sea entre dos y no unilateral, o sino; no funciona para nada. Y con el pasar de los años, la soledad en tu pecho va creciendo cada vez más, te sientes una porquería por no devolver el amor que recibes, sientes asco de ti mismo y te cuestionas la clase de personas que eres.
Sé que los primeros años tenía miedo de estar sola, ya había perdido demasiado y me aferré a él por miedo a caer, después lo comencé a ver, vi que no lo amaba, que solo era miedo lo que sentía ante la idea de la soledad. Cuando le tienes miedo a la soledad pueden ocurrir dos cosas: recibes migajas de amor de una persona, o das migajas de amor para no estar sola.
—¿Se puede? —inquieren abriendo la puerta, asiento con la cabeza y hago un espacio en la cama para que Sam se acueste.
Me acurruco a su lado y ambos nos quedamos en silencio mientras observamos la película, sus manos acarician las hebras de mi cabello y se siente relajante. Mis ojos se sienten hinchados y sé que deben de estarlo por llorar.
Me siento emocionalmente mal por haber lastimado a una persona que solo quiso amarme, que solo me ayudó cuando lo necesitaba y me apoyó. La culpa baila por mi cabeza, dando vueltas por cada rincón.
Tuve que haber roto esto antes.
—Lo hiciste después de mucho tiempo —murmura en voz baja.
—Lo hice —afirmo en un hilo de voz—. Debe de estar odiándome.
—Debe de estar haciéndolo, pero es por su bien. Aunque también él es masoquista.
Frunzo el ceño y alzo la cabeza para dar con sus ojos miel.
—¿Por qué?
Sonríe y me abraza, obligándome a acurrucarme en su pecho.
—Cinco años de relación, en ningún momento le dijiste te amo, ¿crees que él no se dio cuenta? —Ríe entre dientes—. Solo fingió que no se daba cuenta, fingió que todo estaba bien entre ustedes.
—¿Sabías que lo sabía? —curioseo.
—Sí, y el viejo gruñón también se dio cuenta que tú no lo amabas.
Frunzo el ceño y me levanto de su pecho, mirándolo con confusión.
—Imposible, me hubiera dicho algo.
Sonríe y niega con la cabeza.
—¿Cómo crees que estoy aquí a la una de la madrugada, en pijama y metido en tu cama? —inquiere sin dejar de sonreír—. Lukyan, se dio cuenta que llegaste desganada y supuso lo que por fin habías hecho y me llamó para que fuera tu pañuelo de lágrimas. —Suspira—. Oh, pequeña saltamontes, eres muy despistada a veces. Ese viejo gruñón sabe todo de ti, te conoce demasiado bien y si no te dijo nada tuvo que tener sus razones.
Abro la boca y después la cierro de golpe, veo hacia atrás y observo el pote vacío de helado, por eso fue que me dejó el helado mientras me bañaba, y también por eso dejo las películas. Viejo gruñón y sabio.
—Ya vengo —musito en voz baja y salgo de la cama.
Camino por el pasillo oscuro hasta la habitación del viejo gruñón, escaza luz se filtra por debajo de la puerta, toco dos veces y escucho su adelante. Lo veo acostado y con un libro entre sus manos, tiene sus lentes puestos, me ve por encima del libro y lo deja a un lado.
—Creí que Sam ya estaba aquí, escuché la puerta principal ser abierta y él es el único que tiene una llave y puede entrar a altas horas a la casa —murmura confundido.
Le sonrío y me meto en la cama, acurrucándome a su lado.
—Gracias —musito y lo abrazo.
Sus dedos acarician mi cabello y deja un beso en mi coronilla.
—¿Te sientes mejor? —inquiere.
—Trajiste a mi pañuelo de lágrimas en forma humana, me diste helado y películas de comedia. Y usaste la excusa de que necesito despejar mi mente del trabajo. No dijiste nada.
Ríe entre dientes y siento su risa en su pecho.
—Sé darte tu espacio, cariño —musita—. ¿Lo dejaste?
—Creo que sabes la respuesta.
—La sé, pero quiero escucharlo de tus labios.
Suspiro.
—Lo he hecho. Soy una maldita por haber durado tanto tiempo.
—No eres una maldita y no quiero volver a escucharte decir eso, fierecilla —determina con voz firme.
—Le hice daño, soy como un monstro.
—Eres un ser humano que comete errores y toma decisiones equivocadas, haces lo mismo que hacen millones de personas en el mundo a diario. Justo ahora alguien debe de estar cometiendo un error, aceptando algo que no debe o no razonando. Además, ese muchacho nunca me ha agradado, quizás eras de manera momentánea feliz con él, pero después no lo eras, y no puedes estar con alguien con quien no eres feliz.
Mi visión esta borrosa debido a las lágrimas contenidas, me acurruco más a su lado y dejo un beso en su mejilla.
—Te amo, no sé qué haría sin ti o sin Sam y los mocosos.
—No pienses en eso, pequeña saltamontes, estaremos aquí contigo. Ahora ve con Sam que este viejo debe dormir y ustedes supongo que van a hablar.
Asiento y beso su frente, le deseo feliz noche antes de salir de la habitación. Tomo una gran bocanada de aire y limpio de mis mejillas las lágrimas que se deslizan por ellas. Quizás es momento de tener un nuevo comienzo.
N/A
¡HEY! Espero que tengan un bonito inicio de semana <3
No olviden seguirme en mis redes y votar y comentar :3
¿Ya vieron la nueva portada?
ADELANTOS ADELANTOSOS:
—Estúpido, Axellen —mascullo entre dientes.
°°°
—Al parecer tienes un fetiche por intentar reparar todo lo que dañas —susurro con la voz ronca.
—Solo cuando afecta a personas que me importan —dice con suavidad—. Ahora sube, báñate y luego baja.
¡NOS LEEMOS EN LOS COMENTARIOS!
¡CAMBIO Y FUERA!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro