Capítulo 28
En cuanto dos agentes lo vieron a lo lejos le abrieron la puerta para entrar al bunker, los hombres huían de él, así que para cuando entró y fue escoltado por un hombre de rango superior, todos los demás agentes evitaban el camino por donde ellos andaban.
Después de un rato llegaron a donde lo mantenían y el soldado se sentó en una silla lamiendo sus labios por la resequedad y buscando una forma de explicar cómo había sucedido la situación.
—Soldat. —La voz del general lo hizo voltear a verlo de inmediato. —Reporte de la misión.
—El objetivo escapó en los bosques. El brazo ha dejado de funcionar y necesito un par de soldados para regresar.
El general asintió y le hizo una señal de que podía sentarse mientras se encaminaba a salir del cuarto.
En un cuarto continuó, los otros hombres esperaban con impaciencia el regreso del soldado y al recibir la noticia no estuvieron nada felices, si tan solo el suero no hubiera funcionado en ella todo hubiera sido más fácil.
—Arreglen su brazo y vuelvanlo a dormir. —Ordenó el hombre al mando. —No se necesita más.
—Sí, señor. —Dijo el general mientras salía del cuarto a acatar las órdenes que le habían dado.
—¿Cómo están nuestros hombres?
—No lo están tomando bien, sólo uno aceptó el suero pero no sabemos si sobreviva. —Dijo un doctor que estaba en la sala temiendo por su vida.
—¡¿Cómo es posible que la única persona con la que ha funcionado se ha escapado?! ¡Alguien que me explique! —Gritaba con voz gruesa mientras golpeaba su escritorio y tiraba las cosas.
—La encontraremos. —Dijo uno de los agentes que estaban ahí.
—Más les vale. Y usted. —Señaló al Doctor que estaba lo suficientemente ocupado temblando para poner toda su atención en él. —Busque perfeccionar el procedimiento, necesitamos ser superiores a nuestros enemigos.
—Sí, señor.
***
July desembarcó en el puerto de Nueva York, donde alguna vez despidió a Bucky pero ahora todo había cambiado por completo. Salió de su escondite, detrás de unas cajas de materias primas lista para correr y tratar de no ser vista.
Desde que había salido del frío bosque de Bielorrusia se encontró con una pequeña villa donde tuvo que robar un poco de ropa de un tendedero, estaba rota y no era de su talla pero funcionaba para ella.
A hurtadillas evitó a cada hombre que desembarcaba las cosas hasta que por fin salió de esa zona.
Solo tenía un lugar en mente donde ir, pero antes debía de pasar por algo sumamente importante.
Corría por las calles detrás de los edificios rogando por no ser vista y si era vista lo mejor sería que no la reconocieran, sabía que estaba siendo buscada pero no tenía en nadie en quien confiar, las únicas personas con las que quería estar, lo más probable sería que no quisieran verla y lo entendía completamente.
Seguía caminando esperando llegar a su destino pronto y cuando estuvo segura de que había llegado un golpe a su estómago la hizo caer a la realidad de nuevo.
El terreno, el terreno baldío donde había enterrado las últimas pertenencias de July, Bucky y Steve estaba en construcción.
Hombres pasaban de un lado a otro moviendo cemento, colocando varillas, terminando los cimientos. La entrada estaba cerrada por una cadena y un hombre anciano custodiando y verificando que solo trabajadores pudieran entrar, así que como alguna vez se había metido, volvió a hacerlo, está vez brincó con más destreza.
Trató de evitar las miradas de los trabajadores pero era prácticamente imposible, su estado actual no ayudaba mucho.
Buscó con dificultad donde podía ser el lugar donde los había enterrado y al encontrarlo cerró los ojos por frustración. Justo en esa parte del terreno, dos hombres estaban terminando de verter cemento fresco para terminar los cimientos.
July se escondió detrás de unos costales de cemento y de algunos ladrillos esperando a que los hombres se fueran después de aplanar dicho material. No podía haber más de 30 cm de profundidad.
Como pudo salió de su escondite y se encaminó a esa parte, miró los zapatos de mala calidad que había conseguido con un cariño indescriptible, al ser los únicos que había conseguido, y dando un fuerte respiro metió su pie derecho al cemento. Los documentos que se encontraban debajo eran sumamente importante para ella, lo suficiente como para no dejarlos.
—¡Hey! Fuera de ahí —Escuchó a uno de los trabajadores gritando y sin pensarlo se agachó para comenzar a quitar la mezcla de encima.
Pudo seguir haciendo eso por 30 segundos más hasta que dos hombres llegaron y la cargaron para sacarla de ahí.
—Llama a la policía. —Dijo uno de ellos mientras él la retenía ya que July intentaba quitarse.
Intentaba golpearlo pero el hombre evitaba sus golpes a toda costa, ¿cómo era posible que hace algunos días había podido desmantelar el arma secreta de HYDRA y en estos momentos no podía con un simple trabajador? Siguió y siguió intentando hasta que después de unos minutos sus esfuerzos habían desaparecido.
Después, la policía apareció y ella no mostró resistencia alguna, con un poco de suerte, la llevarían con las personas que ella quería.
Bajó de la patrulla y dio un ligero vistazo a toda la cuadra, podría escapar pero ya estaba cansada de hacerlo.
Entró con la cabeza baja esperando no ver a nadie, Mirts apareció en sus pensamientos, ¿cómo era posible que se metiera en tantos problemas? Dijo recordando su primer arresto.
—Su nombre. —Le ordenó el oficial a cargo.
¿Qué debía de decir?, inició a ponerse nerviosa.
—Su nombre. —Repitió con voz dura esperando asustarla. —Lo que usted acaba de hacer es un delito, daño a propiedad ajena y se castiga de 3 a 5 años de cárcel.
July lo miró a los ojos y comenzó a hablar un ruso atropellado mientras que la cara del oficial se deformaba. Con señas, July pidió papel y tinta para después volver a cruzarse de brazos y guardar silencio.
El oficial salió de la sala de interrogatorios para hablar con su compañero del otro lado del vidrio.
—Llama a nuestro mejor intérprete de ruso, mientras iré por papel. Espero que la señorita no este consiente de las leyes norteamericanas. —Dijo el oficial con una sonrisa maliciosa.
Al volver, le aventó las cosas y se sentó frente a ella sin dejar de fruncir el ceño.
—Aquí lo tienes.
July tomó la pluma y la libreta para comenzar a escribir, después de unos segundos se la devolvió al oficial para que pudiera leer lo que ella había escrito.
HOWARD STARK
Esas dos palabras estaban escritas en la libreta, y solo esas dos palabras necesitaba para desatar caos en la ciudad de Nueva York.
El oficial salió tomando la libreta y la pluma dejando a July en ese cuarto sola por un largo rato. Durante ese tiempo July intentó varias veces romper las esposas pero parecía que mientras se esforzaba más menos fuerza tenía ¿cómo era posible eso? Estaba segura de que ella era de capaz de lograrlo. Estaba por volver a intentarlo cuando la puerta se abrió dejando ver a un hombre nada relacionado con la policía.
—Hola señorita, soy el señor Martin y busco ayudarte, sé que no hablas el inglés pero yo hablo ruso, así que podré comunicarte con los oficiales encargados de tu caso. —Dijo todo esto en un ruso apenas entendible.
July lo miró y repitió está vez audible. —Quiero hablar con Howard Stark, es muy importante.
—Me temo que eso no será posible. Mejor dime tu nombre. —Dijo Martin mientras anotaba lo que ella le decía.
—Margaret Carter. —Dijo July ganando una mirada de desaprobación por parte del hombre frente a ella.
—Ese nombre no suena ruso.
—Si no es con Howard Stark, quiero ver a Margaret Carter. —Eso hizo que el señor Martin suspirara cansado.
—Veré que puedo hacer. —Dijo tomando la libreta y saliendo de ahí dejando a July completamente sola, de nuevo.
Desde que el señor Martin había salido de ahí, según el reloj de la sala de interrogatorios, habían pasado tres horas. Empezaba a creer que jamás hablarían con Howard para que viniera, o que Howard respondiera, eso sería aún menos creíble.
Estaba con la cabeza sobre la mesa, aún esposada cuando la puerta se abrió de nuevo dejando entrar la luz al cuarto lastimando sus ojos que no estaban acostumbrados.
—Escuche que me buscabas. —Esa voz era la quería escuchar.
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