Capítulo 2
La castaña acababa de salir de la sala donde su foto había sido tomada y antes de que la regresaran a su celda con sus nuevas amigas escuchó una voz muy chillona gritar por todas partes.
—¡¿Dónde está?! ¡¿Qué ella hizo qué?! ¡OH POR DIOS! —Era su madre, estaba vuelta loca. —¡Julia Dunn! —En cuanto la vio, July temió por su vida. Su madre era rubia y muy blanca pero en este momento su cara estaba completamente roja, sus orejas parecían querer explotar. Le sorprendía que pudiera armar una oración.
July no pudo ni defenderse ya que su madre había golpeado su mejilla sin previo aviso.
—Niña desobediente. Cuando salimos juntas debemos de quedarnos juntas, no puedes dejarme así como así, sin decirme nada. —Su madre no le importaba el show que les estaba otorgando a los oficiales y la gente en la estación. Las lágrimas de ira y frustración comenzaban a acumularse en los ojos de July, podía sentir como su cara estaba roja de la vergüenza y sus orejas ardían pero no quería aumentar el problema.
—¡Hey! Señora, tranquila con ella. —Gritó Shanteé desde la celda. Shanteé agradeció que estuviera encerrada porque sino, la señora ricitos de oro no se salvaba.
La madre de July, Margaret, estaba tan enojada que decidió no hacerle caso a la mujerzuela que acababa de gritarle.
—Señorita, ve todos los problemas que acabas de causar, espera a que tu padre se entere de todo el desastre que has ocasionado. ¿Y atacar a un oficial? ¿Así te educamos? ¿Acaso eres una salvaje? —La señora Dunn fue interrumpida por el capitán.
—Ya, ya, todos a trabajar que aquí no pasó nada. —Dijo el jefe entrando a la escena. —¿Señora, puede venir a firmar como responsable de la joven?, debe de firma su ficha. —Se dirigió a la rubia.
—Sí oficial, muchas gracias por soportar a mi hija.
La señora Dunn y el jefe fueron directo a su oficina mientras que July con la mejilla roja se acercó a la celda junto a sus amigas.
—Siento que tuvieran que ver eso. —Se disculpó con ellas. —A veces se le olvida que soy más grande.
—Cariño, siento que te haya hecho eso. —Le dijo Shanteé mientras revisaba su mejilla. —Pero mira, un poco de polvo y no se notará nada. —Michelle le tendió el polvo mientras Shanteé se lo ponía de forma maternal. —Ya está. Ahora, tranquila, toma las cosas con calma, busca a ese amigo tuyo, espero lo encuentres.
—¡Julia! —July escuchó a su madre gritarle de nuevo y dio un respingo rodando los ojos sin que ella la viera. —Ya vámonos.
—Adiós chicas, fue un placer conocerlas. —Dijo July mientras les otorgaba una sonrisa agradecida y se despedía de ellas con un gesto de mano.
—¡Bye, preciosa, fue un gusto! —Le gritaron antes de que saliera de la jefatura.
—Voy a extrañar a esa niña. —Dijo el oficial Mirts mientras regresaba a su escritorio. —Es una de las que más ha dado batalla. —Negó con la cabeza mientras una sonrisa aparecía en su cara. —Y solo por problemas de hombres...Steve —Se quedó pensando en el encuentro que había tenido con la pequeña castaña al tratar de traerla.
—¡Rodríguez! —Gritó el oficial llamando la atención del joven sentado comiendo una manzana en su escritorio con los pies arriba de este. —Rodríguez, no es momento para su almuerzo, búsqueme información acerca de Steve Grant Rogers.
—Sí, jefe. —Dijo el novato mientras se levantaba y corría los expedientes.
Después de 1 hora de ausencia el oficial Rodríguez volvió con el expediente en mano.
—Oficial Mirts, me sorprende que este muchacho no esté muerto. —Dijo Rodríguez entregando el expediente. —Si no necesita nada más, iré a terminar mi almuerzo, con permiso.
—Sí, pero quédese cerca por si es necesario para algo más. —El oficial nisi quiera lo volteó a ver ya que estaba ocupado abriendo el expediente.
Nombre: Rogers Grant Steve
Género: Masculino
Fecha de Nacimiento: 4 julio 1918
Lugar de Nacimiento: Brooklyn, N.Y.
Padres: Sarah Rogers, Joseph Rogers
"Agg" El oficial rodó los ojos saltándose todas las partes hasta llegar a las de la actualidad tratando de recordar porque hacía esto.
Sarah Rogers fallecida por tuberculosis
Joseph Rogers fallecido por gas mostaza
—Hmm, es huérfano. —Pensó pero por el otro lado, ya era mayor de edad.
Enfermedades:
Asma
Fiebre Scarlata
Fiebre Reumática
Sinusitis
Gripe crónica/frecuente
Presión alta en la sangre
Palpitaciones cardíacas
Fatiga
Problemas del corazón
Problemas nerviosos
Ha tenido contacto con el germen de la tuberculosis
Parientes con diabetes.
—Vaya, este niño tiene serios problemas. Ahora entiendo porque lo estaba buscando. —El oficial dejó el expediente en su escritorio. —¡Rodríguez!
—¿Sí?
—Comienza a buscar en hospitales, centros de ayuda a indigentes, otras estaciones, donde sea, a Steve Grant Rogers. ¿Me escuchaste? Debemos de encontrarlo.
—Sí señor, de inmediato.
***
Durante el trayecto en auto a la casa, ambas habían permanecido en silencio pero July podía escuchar a su madre hablar entre dientes. Lo más seguro que estuviera practicando el gran regaño que le daría, además de un buen castigo.
Lo malo de no estar casada era que sus padres la veían como una niña pero en el momento de casarse, eras una adulta.
Al entrar a la casa, volvió a empezar, era tiempo de su segundo round.
—¿Cómo pudiste hacerme esto? Yo, que soy tu madre. —El regaño a July seguía y parecía no tener fin.
—Mamá. —July se quejó. —Traté de decirte que me iría, pero estabas hablando y no me escuchaste.
—Pudiste haberme dicho, solo te pido que me avises donde estás. —La madre de July caminaba por la sala exasperada mientras July estaba sentada en el sillón
—¿Pues que querías que hiciera? —July estaba enojada. —Mi prometido me pidió que encontrará nuestro mejor amigo, sabes que siempre se mete en problemas.
—Eso no significa que puedas actuar como una loca. —Dijo ella viéndola de reojo. —Y atacar a un oficial, eso no es de señoritas. July... —Su tono sonaba más calmado. —Se como te sientes. James acaba de irse y crees que estarás sola, pero él volverá, lo siento.
—No, no lo sabes, mi padre sigue aquí, no lo sabes porque tú si tuviste la oportunidad de casarte, no lo sabes. —July dijo enojada. —Y si sientes lo mismo que yo, no hubieras armado todo este alboroto —July cruzó los brazos enojada por su pequeña rabieta.
—¡Julia Dunn! No tienes el derecho para hablarme de esa manera.
—Señora Dunn —La mujer que les ayudaba acaba de llegar. —Es el señor Dunn, quiere hablar con usted.
—Gracias, Constantine. —Su madre vio a su hija despectivamente y salió de la sala.
—Señorita Julia. —Le habló Constantine. —Me da mucho gusto de que usted haya regresado a esta casa.
—Gracias, Constantine, ¿sabes por qué mi padre está hablando?"
—Oh sí, es que su madre lo alertó de que usted había desaparecido entonces supongo que habla para saber si ya la han encontrado. —Dijo Constantine sonriendo. —¡Mi niña! ¿qué le ha pasado en la mejilla? ¿Acaso uno de esos delincuentes la ha tocado?
—Peor, mi madre. —Dijo July algo resentida mientras se cubría la mejilla, era suficiente vergüenza saber que ella lo había hecho frente toda la jefatura de policía.
—¿Quiere que le traiga algo para esa mejilla? ¿O algo de beber?
—No gracias, Constantine. —July sonrió agradecida mientras Constantine le devolvía la sonrisa y se iba de ahí.
July podía ver a su madre hablando por teléfono mientras sonreía, algo la había hecho sonreír lo cual significaba que o ella sufriría o le iría mejor.
Escucho un poco de la conversación.
—Sí, ella hizo eso. Tampoco lo creí cuando me dijeron. —July rodó los ojos por ese comentario. —Vale, te veo cuando regreses de trabajar. Te amo. —Luego su madre colgó el teléfono y ella trató de hacer como si no hubiera escuchado nada, la verdad, no escuchó nada que le sirviera.
De repente su madre entró a la sala con un trapo en la mano y una jícara de agua fría.
—Siento mucho haberte pegado. —July la miró con recelo. —Ya, no me mires así. La verdad, me siento muy mal, estoy muy arrepentida, jamás te habíamos pegado, pero algunas veces es necesario.
July no entendía porque era necesario, el oficial Mirts había exagerado, bien, ella si había algo violenta, suponía que ambas cometieron varios errores.
—¿Puedo? —Su madre le preguntó mientras ella sin decir nada, movía su cabeza dándole una mejor vista para que comenzara a ponerle el agua fría en su mejilla.
***
Ya habían pasado tres días desde que Bucky se había ido, desde que había visto a Steve por última vez y desde que ella había dado a parar a la cárcel.
Las cosas con su madre habían estado tensas desde ese día pero ya iban mejorando cada día, su padre la había regañado igual o peor que su madre por haber preocupado de esa manera a su madre pero no la golpeó.
Estaba "castigada" hasta que sus padres cambiaran de decisión, eso significaba, no radio, ni televisión y no salidas. Solo se podía dedicar a tejer y a leer, no le molestaba del todo excepto las salidas. A pesar de que rogó a su madre y a su padre ir a buscar a Steve, ellos parecían no escucharla. Decían que era lo suficiente mayor como para saber en que se metía y que tarde o temprano aparecería.
Pero July seguía preocupada. Él pobre hombre era un desastre, necesitaba pelearse para poder vivir, estaba en su ADN además con todos esos intentos de reclutamiento fallidos no dudaba que lo volviera intentar hasta terminar en la cárcel.
Estaba en su cuarto dibujando en su cama cuando escuchó como tocaban la puerta.
—Adelante. —Dijo ella sin intenciones de moverse.
Constantine abrió la puerta con una canasta llena de ropa.
—Oh Dios, Constantine, no creí que fueras tú. —Dijo July ayudándole a entrar y cerrando la puerta de nuevo.
—Tranquila, niña. —Dijo su ayudante mientras veía a todos lados como si alguien fuera a descubrir un gran secreto. —Ponga seguro a su puerta.
July hizo lo que le dijo y volvió a verla preocupada.
—¿Todo bien? —July estaba curiosa de lo que Constantine le fuera a decir. Varias veces habían tenido secretos entre ellas.
—Sí, es solo que sé lo que usted siente por el joven Rogers y sé que tiene prohibidas las cartas pero esta carta acaba de llegar de la oficina de policías y va dirigida hacia usted. —Dijo Constantine mientras que de su brasier sacaba una carta.
—¡Constantine! —Exclamó sorprendida soltando una risita. —Si alguien se entera tendrás muchos problemas.
—Lo sé. —Dijo sonriendo divertida. —Pero usted no merece esto y yo aprecio al joven Rogers y quiero su bienestar.
—Dios, Constantine, eres un ángel. —Dijo July mientras corría a abrazar a quien había sido su nana. —Ahora vete, antes de que mi madre te busque y nos descubra a las dos.
Constantine obedeció tomando de nuevo la canasta de ropa y abriendo la puerta para irse
—Constantine, te debo una muy grande. —Dijo July mientras le sonreía agradecida.
—De nada mi niña. —Constantine le respondió con su sonrisa.
July volvió a cerrar la puerta con seguro mientras abría apresurada la carta.
Para: Julia Dunn
De: Oficial Mirts
Decía el sobre. Ese granuja, pensó July.
Querida atacante de policías y pequeña amenaza para la sociedad:
Siento como las cosas terminaron en la estación, verdaderamente deseaba tenerla más tiempo con nosotros, es usted una mujer muy complicada (Me recuerda a mi mujer) pero ese no es el propósito el cual le escribo esto.
Después de que se fue, recordé la razón por la cual usted corría como una desquiciada por toda la ciudad, y un nombre se me vino a la mente. Steve Grant Rogers.
Es por eso que me dediqué a buscarlo, porque siendo sinceros, no creo que usted haya tenido suerte en encontrarlo.
—Idiota. —Dijo July como si él pudiera escucharlo y rodó los ojos para seguir leyendo.
Y descubrí que fue reclutado por el ejército, felicidades señorita Dunn, su novio ahora está sirviendo al país.
Atentamente, Oficial Stephen Mirts
—Oh no. —July dijo apenas de manera audible dejando caer la carta mientras se sentaba en su cama y su mirada se iba a la nada. ¿Qué hizo su amigo?
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