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Capítulo 16


July se encontró frente a la mansión Stark esperando a que le abrieran la puerta cuando Peggy llegó también.

—¿Sabes para qué nos llamó? —La castaña recibió a Peggy con esa pregunta.

—Creí que tú sabías.

—En realidad no sé aunque tengo una idea, pero lo averiguaremos. —July dijo al sentir que abrían la puerta.

El señor Jarvis hizo una señal para que ambas damas entrarán a la casa mientras los tres se envolvían con saludos.

—El señor Stark las está esperando, está algo...entusiasmado. —Dijo cortésmente tomando el abrigo de Peggy.

Ambas mujeres caminaron detrás de su compañero para entrar a la gran biblioteca de la casa. Al decir entusiasmado July pensó que estaría algo ebrio.

—¡Peggy! ¡July! —Howard las recibió con un trago en la mano y su bata algo desordenada.

—Howard. —Peggy lo saludó mientras July sonreía para reforzar el saludo.

—Será mejor que te apresures, yo tengo que volver al trabajo.

—Y yo tengo que ir al médico. —Dijo July como si nada.

—¿Estás bien? —Los demás preguntaron preocupados.

—Sí, solo es una revisión rutinaria, es solo que no me gustaría perder mi cita y tener que programar otra. —July mintió, no quería preocupar a sus amigos o que le dijeran que estaba siendo exagerada.

—Jarvis ¿podrías? —Howard preguntó y de inmediato el caballero se dedicó a cerrar las cortinas de esa habitación. —Ahora, guarden silencio, y vean.

Una pantalla blanca estaba en medio de la habitación y a unos cuantos metros estaba el proyector.

¿Estamos realmente seguros de que las oficinas gubernamentales hacen lo correcto por nuestro bienestar? ¿Qué ocurrirá cuando amenazas mayores toquen a nuestras puertas? ¿Estaremos listos para lo que viene? Para eso necesitaremos...

El video que demostraba a gente caminando y a policías sentados en sus patrullas, eso era todo.

—¿Qué acabamos de ver, Howard? —Peggy preguntó confundida.

—Esto es una idea, es un prototipo por así ponerlo. Vamos Peggs ¿quién no odia al gobierno? —Howard estaba sirviéndose más whiskey del recomendado para un vaso.

—Howard. —July habló. —Peggy trabaja para el gobierno y yo también.

—Eso no significa que les agrade. —Alzó los hombros desinteresado.

—Todavía no nos aclaras cual es tu idea. —Peggy volvió a buscar información.

—Peggy ya habíamos hablado de esto. —Howard tomó un trago. —Lo discutimos en tu fiesta de cumpleaños hace años.

—Bueno pero yo no sé de qué hablan. —July se sintió confundida.

—Estabas ahí. —Howard la miró de la misma manera.

—Ella estaba dormida, se había pasado un poco con las copas. —Peggy aclaró riendo un poco y ganándose una mala mirada.

—Bueno, ya que tú no te acuerdas y ella no estaba lo tendré que explicar desde el inicio. —Howard se sentó frente a ellas y dejó su vaso. —Peggy y yo habíamos estado discutiendo acerca de una nueva institución que se dedique a combatir las nuevas amenazas de alto riesgo en el ámbito mundial.

—¿Qué no para eso está la SSR? —July frunció el ceño.

—Ambos sabemos que la SSR fue para utilizarla durante la guerra, como conocimientos científicos y poder ganar ventaja sobre los rebeldes. No quedará mucho tiempo hasta que la desmantelen, además, no ayuda mundialmente. Peggy no me veas así, sabes que es cierto. —Howard sonrió victorioso. —La SSR es un chiste.

—No creí que tomaras tan en serio una propuesta estando ebrio. —Peggy devolvió el golpe con sus palabras en doble sentido.

—Vamos Pegs, es así cuando debes de pedirme cosas y lo sabes. —Howard se puso de pie.

—Entonces iniciarás tu pequeño proyecto. —July afirmó empezando a comprender las cosas.

—Iniciaremos, la razón por las que las llamé es porque quiero que me ayuden a formarla.

—Yo no sé nada de burocracia y mucho menos sé cómo ser una agente si a eso te refieres. —July estaba algo insegura de este proyecto.

—Para eso tenemos a Peggy, ella te enseñará, además, Roma no se construyó en un día. Así que...¿qué opinan?

Ambas mujeres estaban sumergidas en sus propios pensamientos, tratando de verificar si este plan tenía futuro, si debían de seguir sus ideales que estaban tan arraigados.

—Vamos chicas, sé que no quieren ver a la gente sufrir, además, hay tantas cosas que otras instituciones de inteligencia aún no logran, ¿cómo les fue a la SSR con Leviathan? —Esa pregunta fue dirigida a Peggy, un tema que los tres conocían.

—No muy bien.

—Exacto, nosotros seremos los mejores y buscaremos lo mejor para los demás.

—Howard sí que sabía vender una idea y convencer a los demás, estaba funcionando con ambas.

—Lo pensaré. —Peggy dijo poniéndose de pie.

—Lo tomaré como un sí. —Howard dijo acercándose a ella. —¿July?

—¿Tengo otra opción? —Dijo la castaña ganándose una sonrisa por parte de ambos.

Después de esa parada rápida, July fue directo a su cita con el doctor. Estaba nerviosa, por un lado estaba consciente de que podría estar alucinando, estar exagerando su situación y simplemente era alguien joven y por el otro lado, podría ser que ella tuviera razón, lo cual no mejoraba las cosas.

—Buenos días señora Mirts, adelante. —Dijo el Doctor abriendo la puerta de su consultorio y dejándola entrar primero.

July observó todo detenidamente, era lo que ahora hacía, observaba y ver los pequeños detalles y cambios que se generaban.

—Y dígame, ¿cuál es su malestar? —El doctor tomó una pluma mientras la miraba expectante.

—No tengo ningún malestar. Solo venía a hacerle algunas preguntas. Miré soy enfermera pero eso no me hace experta en medicina. —July estaba jugando con sus dedos mientras veía el ceño fruncido del hombre.

—En ese caso, ¿cuáles son sus dudas?

—¿A partir de que edad la mujer comienza a envejecer? —El doctor frunció más su ceño para después soltar una sonora carcajada.

—Ya veo a que se refiere. —Pues al parecer July no entendía. —No tiene porque preocuparse, todavía falta mucho para que eso le pase.

—Con todo respeto pero eso no fue lo que pregunte.

—Claro, claro. —El doctor se puso serio y se enderezó en su asiento. —La vejez en una mujer en promedio inicia a los 30 años, aproximadamente. Claro que los cambios no se dan de un día para otro, toma tiempo. La piel comienza, por decirlo, a deteriorarse, el cabello adelgaza, la agilidad en el cuerpo se pierde. —July asentía mientras tomaba notas mentales para analizarlo a fondo más tarde.

—Muchas gracias, eso fue todo. —July se puso de pie y extendió su mano, la cual el hombre recibió amablemente.

—Espero le sirva, aunque no entiendo porqué me pregunta eso.

—Curiosidad. —July sonrió y salió por la misma puerta.

Todo estaba dicho, era joven y pronto comenzaría a envejecer como cualquier otra persona. Esa noche tendría que ir a la guardia nocturna ya que había pedido el día libre. Así que lo aprovecharía.

July había vuelto a su casa después de pasar a la biblioteca por unos libros, había sacado un microscopio que el laboratorio del hospital le había prestado y estaba colocándolo en la mesa del comedor junto algunas cajas petri, pinzas, bisturí, lupa, vidrio de reloj y algunos cubreobjetos.

Estaba leyendo e informándose acerca de la piel, el envejecimiento, las enfermedades que producía y todo relacionado a los cambios físicos en el cuerpo cuando la puerta de la casa se abrió y pudo encontrar a Mirts con un paquete en las manos.

—¿No fuiste a trabajar? —Mirts preguntó viendo el desastre que su esposa tenía en la mesa.

—Lo mismo te pregunto. —July seguía leyendo sin prestarle mucha atención.

—Es la hora de mi almuerzo y vine por mi placa, la he olvidado en mi otro saco, ahora tú responde, ¿qué haces con tu pequeño juego de química? —El detective se acercó a su esposa y le dio un beso, ella lo recibió gustosa.

—No es un juego y trabajaré hoy en la noche. —July estaba escribiendo algunas notas mientras observaba la piel muerta que había sacado de la pequeña morgue del hospital sin permiso.

—July. —Mirts se sorprendió de ver lo que su mujer tenía en la mesa. —¿Eso es un dedo?

—Sí, un pulgar, pero no creo que la persona lo necesite.

—¿Sabes qué? Deja ese libro y el cuaderno y mírame a los ojos. ¿Qué estás tramando? —Mirts movió una silla quedando frente a ella para poder verla a los ojos.

—Nada, solo estoy realizando una pequeña investigación, ya sabes, para pasar el rato.

—Normalmente algunas mujeres pasan el rato cosiendo o tejiendo, leyendo, cocinando. —Mirts daba opciones pero se calló al ver la mirada de su mujer.

—Fingiré que no escuché eso.

—Bien, lo siento, tienes razón, solo que no quiero que un día traigas a la casa el cuerpo sin vida de un completo desconocido. ¿Vale?

—Perfecto, no lo haré, no necesito un cuerpo completo ¿Te parece bien solo la cabeza? —July preguntó riendo por la mirada de su marido.

—Julia. —Su tono de voz fue como el de un regaño de padre.

Ella no dijo nada y tomó su libro de nuevo.

—Me tengo que ir, al tráfico está espantoso y no quiero llegar tarde. —Mirts se acercó a su esposa a darle un beso, ahora de despedida. —Por cierto, tu madre te envió algo. Ahí te lo dejo. —Señaló el paquete con el que había entrado.

—Cuídate, la cena estará en el horno cuando llegues, te veré mañana por la mañana. —July le dijo quitando la vista del libro para ver el paquete, ¿Ahora su madre que le enviaría?

Hace tres meses le había enviado ropita de bebé y una sonaja, había entendido el mensaje, no necesitaba que se lo repitiera. Pero simplemente, tener un hijo no era tán fácil como imaginaba.

Volvió a su pequeño pasatiempo para después ir a revisar el paquete, no tenía ganas de que su madre le hiciera sentir peor de lo que ella se sentía por no darle un nieto.

Las células de la piel muerta que había tomado estaban, por lo que ella observaba, rugosas, separada, está no lo estaba tanto ya que el frío de la morgue y de los hielos en donde puso el pulgar la mantenía hidratada.

Y ahora, necesitaba ver una muestra de piel viva, solo necesitaba conseguirla. Estaba considerando a algunas cuantas personas cuando negó por su mal plan y tomó el bisturí junto con su pulgar izquierdo.

Colocó el pequeño artefacto para comenzar a cortar y lo que parecieron años había terminado, tenía la muestra de piel, relativamente, viva, ya que ahora que estaba fuera de su cuerpo comenzaría la putrefacción de ese insignificante pedacito.

Se cubrió el pulgar con una servilleta para luego curarlo apropiadamente.

Tomó otro cubreobjetos y puso este nuevo en el microscopio, a diferencia de la muestra anterior, está no tenía tanta rugosidad y no se notaba separada como la otra, estaba completamente humectada, inclusive con sangre de un lado lo cual afectaba la vista del lente.

Terminó sus anotaciones y se dijo que necesitaría otra muestra de piel viva, ¿pero cómo le pediría a la gente que se cortara por un experimento? Y si lo hiciera, ella no tenía el conocimiento necesario para saber si algo estaba mal.

Comenzó a levantar todo su "juego de química" y lo único que quedó en la mesa fue el pulgar y el paquete de su madre.

—Siento haberte separado de tu dueño. —July le habló al pulgar como si pudiera escucharla o algo por el estilo. El pulgar lo había conseguido de un cadáver que no habían ido a reclamar, se iría a la fosa común

Con unas tijeras comenzó a abrir la caja para encontrarse con álbumes de fotos de ella, desde su nacimiento hasta las de su boda. Uno que otro tenía un espacio en blanco y sabía que era porque su madre conservaba la foto.

Los comenzó a revisar y se encontró con fotos de su madre embarazada, ella de bebé durmiendo sobre su pecho, con su padre, el primer día de clases, vacaciones, ella con los tacones de su madre y al girar la siguiente página estaba una con Steve.

Ambos estaban abrazados comiendo helado, ella tenía dos moños en el cabello y él uno sobre su camisa.

Sonrió al ver la foto y siguió, hasta encontrarse una con Bucky y Steve, estaban frente a su antigua escuela, fue algo vergonzoso que su madre le tomara fotos el primer día de preparatoria pero Steve y Bucky habían aceptado e incitado a su madre a que las tomara solo para ver a la castaña enojarse.

El último álbum que vio fue el de su boda, no fue una gran boda, solo la gente que ella necesitaba estuvo presente, se vió sonriendo y volteó a ver los otros álbumes de su adolescencia. Tomó un retrato en su cumpleaños número 20 y lo comparó.

Ambos fotos parecían como si hubieran sido tomadas el mismo años, July cuando se casó ya tenía 29 años, era algo completamente extraño el hecho de que no hubiera cambiado en lo más mínimo después de 9 años.

Fue cuando supo que algo extraño pasaba, ya no era cosa de su imaginación o de su cabeza. Tenía que pensar en algo rápido.

Antes de ir a su trabajo, July decidió visitar a Howard por segunda vez ese día. Jarvis le abrió la puerta sorprendido pero ella entró con prisa sin darle tiempo al mayordomo para entender las cosas, pero ella tampoco las entendía.

—¿July? ¿Qué haces aquí? ¿Algo pasó? —Howard apareció al escuchar el alboroto en la casa.

—Necesito hablar contigo. Es urgente. —July tenía las dos fotos en su mano.

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