Capítulo XXXIII: Nueva Trinidad Familiar
https://youtu.be/b9V6kLKCA2A
—No entiendo porque te molestas tanto —dijo Alyssa hablando en voz baja, sonriendo, juntando las manos en la espalda y mirando de reojo a su primo ángel—. Solo estuve continuando lo que deje a medias cuando nos bañamos juntos en el Lago de las Hespérides.
—Lo que hiciste ese día fue saltar sobre mí, tumbarme al suelo e intentaste aparearte conmigo a la fuerza —decía Israel con el mismo tono bajo, denotando además seriedad, incomodidad y molestia.
El ángel pelirrojo comenzó a levantarse de la cama, teniendo al mismo tiempo un absoluto cuidado para no despertar a su prima diablesa, cuyo sueño era tan pesado o tal vez era tan satisfactorio, que ni siquiera la conversación entre Israel y Alyssa la despertó. Y luego de tener éxito en conseguir levantarse de la cama sin despertar a Naamah (aunque ella se movió bastante), con un simple pensamiento Israel se ocultó la parte baja del cuerpo físico mediante flamas doradas. Después camino para acercarse a Alyssa, pero manteniendo cierta distancia de ella.
—Literalmente intentaste violarme —prosiguió Israel con su queja.
—Si la hembra lo goza entonces no cuenta como "violación" —argumento Alyssa de forma inocente y girándose para ver de frente a su primo ángel—. Y yo lo iba a gozar como no puedes imaginar.
—No sé de dónde sacaste esa opinión enferma y mejor no quiero saberlo. Pero lo que piensas no es correcto. No está bien aparearse sin consentimiento mutuo. Tampoco es correcto lo que me hiciste mientras dormía, en especial porque somos primos.
—En inmortales no hay nada de malo las uniones entre primos y hermanos. Pero en nuestro caso sería muy debatible, porque en términos biológicos tú padre y el mío no son hermanos, por ende nosotros no tenemos ningún tipo de lazo sanguíneo. En teoría no somos primos.
—Alyssa por favor entiende que jamás podré amarte más que como una hermana.
—Y yo te pido que entiendas que la existencia misma y el destino trata de unirnos —decía Alyssa acercándose de forma repentina hasta Israel, para luego sujetarle las dos manos—. Naciste con el poder del abuelo YHWH y yo nací con el poder de la abuela Khaos. Eres la encarnación de todo lo existente y yo la encarnación del vacío infinito. Nos une un vínculo más fuerte que cualquier lazo.
—Estas malinterpretando las cosas. Lo que sientes en realidad es la resonancia entre nuestros atributos. Tal como dijiste somos como el Yin y el Yang. Es natural que nos sintamos conectados de algún modo. Pero no es amor romántico ni nada parecido.
—¿Por qué no lo averiguamos entonces? —pregunto Alyssa acercando su rostro al de Israel, lo cual no fue nada difícil, ya que ella era un centímetro más alta que él—. ¿No te gustaría comprobarlo uniendo nuestros cuerpos físicos en un maravilloso acto de amor? Si lo que dices es cierto entonces ocurriría algo extraordinario, pero en caso de ser lo que digo yo, no sucedería nada, excepto el detalle de que tendríamos un hermoso hijo. Además fui yo quien te dio el primer beso; no estaría mal que también tuvieras tu primera experiencia carnal conmigo. Y como bonus yo también sigo siendo virgen.
Cada respuesta de Alyssa hacía sentir a Israel más incomodidad, hasta llegar al punto en que le dificultaba seguir tratando de razonar con ella, quien sin duda tenía una idea muy extremista de la relación entre ambos; estaba convencida al cien por ciento de que ambos debían ser pareja por aquel vínculo especial que los conectaba. Y además debido a que Israel fue la primera persona en brindarle amor incondicional a Alyssa, ella desarrolló un enfermizo apego hacia él; lo convirtió en su soporte emocional y único modo de conseguir la felicidad que jamás tuvo.
—Alyssa... Entiendo que hayas tenido una infancia difícil y traumática, al haber sido abandonada en el Territorio Griego siendo tan solo una bebé. No conocistes el amor de una verdadera familia y tuvistes que presenciar todo tipo de horribles actos en ese lugar. Yo con gusto te ofrecería todo el amor que jamás tuvistes. Pero no puedo darte ese amor que tanto anhelas —dijo Israel como un último esfuerzo por tratar de razonar con su prima, y como respuesta ella sujetó con más fuerza sus manos.
—Pero no hace falta que sientas lo mismo que yo. Sé que por tu naturaleza jamás sentirás ese tipo de amor. Pero no hace falta que lo sientas para que estes a mi lado —decía Alyssa elevando la voz, sonriendo todavía más y entrando en un estado de histeria que empezó a preocupar a Israel—. ¿O es que decidiste estar al lado de mi hermana? ¿Por eso abandonaste el mismísimo Paraíso solo por ella? Si es así entonces mirame.
Dicho eso Alyssa lleva a sus propios pechos las manos de Israel, para que éste las tocara; la acción fue tan repentina que el mismo ángel pelirrojo no supo cómo reaccionar, además de que ya estaba preocupándose al ver que ella se estaba alterando. Israel sabía de sobra lo peligroso que podría llegar a ser Alyssa en un estado emocional descontrolado; sería casi igual a enfurecer o alterar a una serpiente gigante.
—Mis caderas no son tan amplias como las de Naamah. ¡Pero mis pechos si son más grandes que los de ella! —decía Alyssa elevando cada vez más la voz, como si ya no le importara despertar a su hermana menor—. Además soy más alta, tengo más fuerza, me entreno mejor, el color de mis ojos combina con tu color de cabello...
—Deja de pensar así Alyssa. La forma de vuestros cuerpos físicos no tiene nada que ver en mi aprecio hacia ustedes; a las dos las amo por igual como hermanas. Aparte yo elegí abandonar mi hogar para ayudar a Naamah a encontrar un nuevo lugar donde vivir —dijo Israel ahora molesto de la idea superficial que tenía Alyssa, y al tocar ese último tema él frunció aún más el ceño—. Pero supongo que eso lo sabes bien.
—¿Por qué lo dices? —pregunto Alyssa cambiando su estado a uno más tranquilo e inocente, como una niña que desconoce un tema en particular.
https://youtu.be/wGKDuD91XHY
—Porque fuiste tú quien le reveló al maestro Abaddon y al resto de los archidemonios que yo, a pesar de ser una demonio, soy capaz de llorar, y que además sostengo una relación amistosa con Israel, un ángel.
De pronto Israel es rodeado por un par de delgados brazos pálidos desde atrás, y la mirada de Alyssa cambio a una de asesino; quien estaba detrás de Israel no era otra que Naamah, quien acabó por despertarse debido a la discusión entre su hermana mayor y su primo ángel, aparte de la tensión que crecía y hacía pesado el aire de la casa.
—Tú eres responsable de que me expulsaran del Infierno, hermana mayor —dijo Naamah frunciendo el ceño, mientras se pasaba al lado izquierdo de la espalda de Israel para ver a Alyssa, aunque sin dejar de abrazar a su primo ángel por seguridad.
—Perdona hermanita —dijo Alyssa soltando las manos de Israel, retrocediendo un paso y esbozando una sonrisa burlona—. Escuche que los demonios son una raza inmortal con una incapacidad para llorar. Y al enterarme de que Israel te ablando tanto el corazón que pudiste llorar, creí que a nuestro padre y a tus maestros les encantaría saberlo. Perdona, no creí que se lo tomarían tan mal, ni que terminarían expulsándote del Infierno.
—¡¿Qué no se lo tomarían tan mal?! ¡La principal regla del Infierno dicta que si un demonio llora pierde el derecho de ser considerado uno y como tal ya no pertenece al Infierno! ¡Ni siquiera yo que soy hija de uno de los cuatro Satanes está exenta de esta regla! ¡Si no fuera porque Israel descendió al Infierno para salvarme me habrían condenado a todo tipo de castigos para devolverme la incapacidad de llorar! ¡Y al no poder castigarme solo me quedo el exilio! ¡¡Es por tu culpa que yo tenga que vagar por este maldito planeta buscando un nuevo lugar donde vivir!!
—Es bastante irónico que te quejes hermanita —dijo Alyssa frunciendo el ceño y dejando de sonreír—. No tienes idea de la increíble y maravillosa suerte que tienes en realidad.
—Lo sé; la envidia y los celos te comen viva por dentro. Si estuviera en tus capacidades alterarías toda la realidad, solo para estar en mi lugar —contestó Naamah ahora esbozando una alegre sonrisa, mientras abrazaba con más fuerza a Israel, ganándose en el acto una mirada más iracunda de Alyssa—. No sé qué mierdas planeabas, pero está claro que intentabas impedir que Israel me volviera a ver, haciendo que el Consejo Infernal me encerrara, y de paso me castigara. Sin embargo todo resultó inverso a lo que esperabas: al final Israel y yo terminamos más juntos que antes, y sin limite de tiempo. ¡Je, je!
Tras ese último comentario burlón los ojos de Alyssa se tornaron por completo de un color azul oscuro, a la vez que ella enseñaba sus filosos dientes cual depredador, y diera un feroz gruñido como el que haría un colosal monstruo. Posterior a esto la casa entera tembló junto con la mayor parte del Territorio Israelita, luego de que Alyssa diera un paso al frente con las garras de las manos extendidas; lista para atacar a su propia hermana.
No obstante Alyssa no dio otro paso más, solo porque entre ella y Naamah estaba parado Israel, quien permaneció firme ante la diosa oscura mientras mantenía a la diablesa detrás de sí mismo para protegerla. Por un momento Naamah entró en total alerta al sentir la monstruosa sed de sangre de su hermana mayor, y aun cuando Israel la protegía no bajó la guardia ni un poco; a pesar de que su hermana mayor la superaba por mucho en poder, no se iba a dejar atacar.
Los tres permanecieron así durante varios minutos, en los que poco a poco la casa de madera empezaba a romperse por la presión monstruosa que emanaba Alyssa; hasta un dios podría colapsar al estar parado ante semejante nivel de fuerza. Además ella solo se quedo parada, gruñendo y enseñando los filosos dientes cual animal fiero, con las garras listas para despedazar y observando a Naamah, como si esperase un solo instante en que Israel no estuviera en frente para atacarla; estaba claro que, a pesar del desequilibrio psicológico de Alyssa, su propia obsesión por Israel la abstenía de atacarlo a él.
Por fortuna Alyssa comenzó a dejar de gruñir y mostrar los dientes, para luego cerrar los ojos y pararse firme en una postura orgullosa con los brazos cruzados. Pero seguía teniendo el ceño fruncido y en su frente todavía se notaba una vena hinchada por la rabia de su interior. Además la sed de sangre que transmitía disminuyó tanto que se detuvo el derrumbe de la casa, aunque seguía siendo notable.
—Descuiden, no tengo planes de pelear, en especial contigo querido Israel —dijo Alyssa volviendo abrir los ojos, demostrando que ahora los tenía normales—. Como dije, solo he venido a verte una vez más, porque sé que estarás muy ocupado ayudando a mi hermanita a buscar un nuevo lugar donde vivir. Y a juzgar por la ruta que han tomado desde que salieron del Panteón Israelita, ya tengo una idea del lugar al que se dirigen.
—Alyssa... —dijo Israel con molestia y a la vez preocupación, ya que le invadió un muy mal presentimiento.
—¡Ja, ja, ja! ¡Oh por la abuela Khaos confía un poco en mí! —le interrumpió Alyssa de forma casual y divertida, como si estuviera bromeando—. Sé que cuando le consigas a mi hermanita un lugar seguro en donde pueda vivir volverás al Paraíso. En otras palabras; yo no gano nada obstaculizando vuestro viaje. Pero no se hagan ideas equivocadas; tampoco pienso ayudarlos.
—¿Entonces qué piensas hacer mi gran hermana? —pregunto Naamah con seriedad, para nada convencida de lo que decía su hermana mayor—. Estoy segura de que no eres de quedarte mirando como me la paso de fábula con nuestro primo ángel, del que tanto estás obsesionada.
—Espléndida deducción. Que lista eres hermanita —dijo Alyssa con diversión falsa y dando un par de aplausos, mientras tenía una mirada que reflejaba furia—. Obviamente en el camino apareceré de vez en cuando para verte a ti, Israel. Así que recuérdalo, porque no pienso renunciar; tarde o temprano lograré que aceptes nuestro vínculo, y finalmente seamos unidos para toda la eternidad; te voy a hacer mío, cueste lo que cueste, esa es mi promesa. Y en cuanto a ti, hermanita Naamah, pagaras caro por haberte entrometido entre Israel y yo; recuérdalo bien.
—¡Uyyy! ¡Mira que miedo tengo! —decía Naamah divertida y fingiendo que temblaba a modo de broma—. Por favor no seas tan avara y "yandere" ¡Je, je, je! Después de todo no son solo tú e Israel; nosotros tres somos la nueva trinidad familiar del linaje del abuelo YHWH y la abuela Khaos. Además —dicho esto Naamah, con la sonrisa de una joven traviesa, abraza entre sus pechos el brazo izquierdo de Israel de forma cariñosa—, no me molestaría compartir a Israel contigo. ¡Después de todo las hermanas lo comparten todo! ¡Ja, ja, ja!
—¡Naamah por favor no sigas! —pidió Israel poniéndose la mano derecha en la frente, ahora sintiendo tanta vergüenza que su faceta disciplinada y rígida empezó a caer.
Por otra parte una vez más la casa estuvo a punto de colapsar cuando Alyssa volvió a emanar esa infernal aura asesina y a gruñir cual lagarto gigante, como reacción de la furia infernal creciendo en su interior. En este momento Israel agradeció en el fondo estar allí, porque sino Alyssa habría desatado el apocalipsis en ese lugar, y todo por culpa de esos infernales y psicóticos celos que con una probabilidad cerca del cien por ciento heredó de su madre.
—Será mejor que me vaya antes de que me entren ganas de golpear el suelo y parta este maldito planeta en dos —dijo Alyssa entre gruñidos animalescos mientras apretaba los dientes.
—Tienes razón. Y lamento mucho que nuestro reencuentro haya sido así —dijo Israel apartando la mano de la frente para mirar a Alyssa de forma triste, aunque luego muestra una pequeña sonrisa—. Pero a pesar de todo, estoy feliz de volver a verte, Alyssa; me alegra saber que estás bien. Y aunque no pueda amarte de la forma que tanto deseas, recuerda que siempre te amare como alguien de mi familia. Sin importar lo que pase, y sin importar el problema que tengas o lo que los demás Panteones digan de ti, siempre ofreceré mi mano para ayudarte; sin importar lo que pase siempre estaré ahí para ti.
https://youtu.be/mgxDuc6AADM
Tales palabras cargadas de una bondad genuina capaz de provocar envidia hasta en el buda más imparcial, lograron hacer que el corazón lleno de furia asesina de Alyssa por fin se calmara, y fuera llenado por una felicidad mayor de la que tenía en el inicio de la conversación. Por lo que dejó de gruñir cual animal y mostró una tierna sonrisa que denotaba inocencia, igual a como las sonrisa de Naamah.
—Escucharte decirme tan maravillosas palabras, hizo que valiera cada segundo que pase lejos de ti. Ahora si podre regresar a casa satisfecha —dijo Alyssa cerrando los ojos y poniéndose en la mejilla derecha la mano del mismo lado, mientras su rostro ganaba un fuerte sonrojo—. ¡Pero antes de irme...!
De repente Alyssa se movió a una velocidad tan alta que a simple vista dio la ilusión de teletransportarse. Y sin darle tiempo a Israel para reaccionar, ella le sujetó las mejillas y unió los labios con los de él en un clasico y dramatico beso de novela romántica (se notaba que leyó bastante del tema).
Israel quedó tan sorprendido por esta acción tan veloz e inesperada, que no le dio tiempo de rechazar el beso o tan siquiera procesar lo sucedido. Pero no necesito intentar separarse de Alyssa, ya que al cabo de un segundo ésta cortó el beso y luego comenzó a retroceder dando pequeños giros, mientras se reía como una niña risueña.
—¡De ningún modo iba a irme sin darte un regalo de despedida querido Israel! —dijo Alyssa ahora con una gran sonrisa y teniendo un brillo de felicidad pura en los ojos.
—¡¡Alyssaaaaa!! —exclamó Israel molesto y avergonzado tanto que incluso sus mejillas se tornaron de un ligero color rojo.
—¡Hasta muy pronto amor de mi eternidad! —dijo Alyssa cerrando los ojos y levantando la mano derecha en señal de despedida casual.
Mientras Alyssa se despedía, emergía un torbellino de agua negra bajo sus pies que en un segundo la cubrió por completo y luego comenzó a contraerse, haciendo que en el proceso el agua se evaporara y la diosa oscura desapareciera en el aire. Entonces la tensión y sed de sangre que se percibía en el ambiente también desapareció, lo que dio a entender que Alyssa ya no estaba allí, o al menos ya no se encontraba muy cerca.
—Hasta pronto prima Alyssa —dijo Israel al inicio dando un suspiro cansado y cerrando los ojos con pena, sintiéndose todavía avergonzado y molesto por las incesantes acciones amorosas de su prima diosa oscura.
—Y dicen que las reuniones familiares son cálidas —dijo Naamah a modo de burla y casi entre risas.
—En especial las que son disfuncionales —dijo Israel poniendo una mano en su frente, para luego abrir los ojos y dirigirle la mirada a su prima diablesa, bastante incrédulo—. De verdad no puedo creer que le hayas dicho todo eso a Alyssa. No creí que yo te importara tanto.
—¡Ja, ja, ja! ¡¿De verdad te lo creíste?! —decía Naamah ahora soltando las risas que contenía—. Israel admito que que me agradas mucho y te quiero bastante. ¡Pero no a ese punto! ¡Je, je, je! ¡Solo dije todas esas melosidades para hacer enojar a Alyssa!
—Ya veo. No me sorprende tanto, pues cuando me contaste lo sucedido supuse que intentarías vengarte de ella por haber sido responsable de tu expulsión —dijo Israel sonriendo con pena y rascándose la cabeza.
—Claro que sí. ¡Je, je, je! Estoy al tanto del amor enfermizo que ella siente por ti. Así que me pareció que sería una excelente venganza jugar con sus celos, divirtiéndome contigo.
—Aunque en realidad es un castigo justo, dado a lo que ella hizo contra ti, sigo creyendo que deberían intentar llevarse mejor —decía Israel bajando la mano y mirando el sitio donde estuvo parada Alyssa, ahora sintiendo bastante tristeza—. Aunque tienen diferentes madres, siguen siendo hijas de mi tío Lucifer, eso las hace a ustedes dos hermanas, tanto en términos sanguíneos como espirituales. No deberían estar enemistadas así, ni mucho menos por mí ni por nadie.
—Siempre tan bondadoso querido primo, aunque eso es lo que más me agrada de ti —dijo Naamah todavía sonriendo, aunque sin ese aire travieso y burlón, mientras se pasaba al frente de su primo ángel para acariciarle la mejilla izquierda con una mano—. No me extraña que Alyssa te ame tanto. En toda la existencia casi no hay hombres, o al menos criaturas con forma masculina, que sean tan puros y honorables como lo eres tú. Eres un tesoro de incalculable valor, que hoy en día es muy difícil de conseguir. Aunque te sientas mal, recuerda que tanto Alyssa como yo estamos bendecidas por tenerte como parte de la familia, y por haberte conocido. Eres el ángel que nos mostró la belleza de la luz y la creación.
—Gracias... por tratar de levantarme el ánimo —agradeció Israel, sintiéndose estupefacto de que su prima diablesa intentara animarlo, y no por el hecho de que lo intentara, sino por el modo tan sentimental en que lo hacía, ya que Naamah era el tipo de persona que no demuestra sus sentimientos de forma tan abierta o dramática, sino por medio de las bromas o un sentido del humor retorcido.
—¡De nada! Es lo menos que puedo hacer como compensación por todo lo que haces por mí. Además sería una mala prima sino animo a mi querido y tierno primo santo —dijo Naamah ahora con diversión juvenil, guiñando un ojo y haciendo la señal de victoria con la mano izquierda—. Por cierto, si antes considerabas exagerado la idea de dormir juntos por seguridad, creo que ahora si es algo necesario. ¡Je, je, je!
—Es verdad —dijo Israel bajando la mirada, cerrando los ojos con pena y poniendo otra vez la mano derecha en su frente—. Fue gracias a ti que Alyssa no me hizo más nada mientras dormía. Y también fue gracias a mí que ella no intentó lastimarte. Y ahora que va a estar siguiéndonos, no nos queda de otra que dormir juntos por precaución.
—En efecto. ¡Y lo mejor de todo es que así seguiré vengándome de ella! ¡Ja, ja, ja! —comentó Naamah volviendo a reírse con gran júbilo, mientras Israel decaía cada vez más con mayor pena.
En este punto el ángel pelirrojo comenzó a pensar que quizás heredó la maldición de su padre; de cierto modo Naamah era como una combinación "suave" entre de Morrigan y Wadjet, mientras Alyssa parecía una mezcla extremista entre Brigit y la misma Morrigan. La única diferencia es que una era una diablesa y la otra una diosa oscura.
Pero lo que él consideraba peor, es que de alguna extraña manera sentía una especie de vínculo con ambas; casi como si estuviera ligado a las dos por algún tipo de lazo especial, más allá de uno familiar.
Por otra parte, tras asegurarse al cien por cien de que Alyssa ya no se encontraba cerca, Israel arreglo la casa con un simple chasquido de dedos. Después él y Naamah regresaron a la cama para intentar volver dormir; con la inesperada y en extremo tensa visita de Alyssa, sumado con el cansancio mental, Israel olvido crearse otros pantalones y solo se dio cuenta de eso cuando ya estaba acostado junto a la diablesa.
https://youtu.be/INZ66cotk3A
—Déjalo así —dijo Naamah con una sonrisa amistosa, mientras tomaba las sabanas, se acostaba en el lado izquierdo de su primo ángel y se arropaba junto a él—. Como dije; no me molesta si tu cuerpo físico no lleva nada. Al igual que los ángeles nosotros los demonios no sentimos vergüenza por ver el cuerpo de una criatura sin nada que lo cubra. Además me satisfacería muy bien sentir al completo tu cuerpo tallado por los mismos ángeles.
Tan pronto como ella dijo ese último comentario Israel quedó paralizado de pies a cabeza; una vez más le llovían recuerdos de los incómodos acercamientos de Alyssa, y de lo que le hizo hace poco estando dormido. Pero volvió en sí cuando escucho las contagiosas carcajadas descontroladas de Naamah.
—¡Ja, ja, ja! ¡Otra vez estoy jugando contigo! —dijo Naamah igual que una adolescente bromista—. Puedes estar tranquilo; no soy una loca lujuriosa como Alyssa u otras súcubos. Admito que me excita mucho ver tu cuerpo físico desnudo, ¡pero no al grado de querer violarte!
—No sé si alegrarme o sentirme perturbado al escuchar eso... —dijo Israel sonriendo con vergüenza, y aunque tenía serios problemas para creer en lo que decía su prima diablesa, decidió confiar en ella debido a que se sentía más seguro a su lado que con Alyssa.
—¡Je, je! ¡Lo digo en serio! Puedes dormir desnudo sin miedo. ¡Je, je, je! ¡Buenas noches por segunda vez querido primo! —dijo Naamah jovial y humorística por completo. Después vuelve a darle a Israel un beso en la mejilla izquierda y procede a acostarse en su pecho izquierdo para volver a dormir.
—Buenas noches otra vez, Naamah —respondió Israel sonriendo un poco de alegría. Luego procede a darle a su prima diablesa un pequeño beso en la cima de la cabeza, para después acostar la cabeza en la almohada, mirar el techo y cerrar los ojos, deseando que mientras dormía nada volviera a sorprenderlos como hace un momento.
Esta vez Israel no tardó tanto en volver a conciliar el sueño y caer dormido. Por un milagro universal no sucedió otro evento inesperado, de modo que podrían al fin dormir en paz. No obstante Naamah se había mantenido despierta por un rato más, con el propósito de asegurarse de que Alyssa no regresará para intentar otra cosa, en especial con Israel.
Si algo tenía en común Naamah con su hermana mayor, era el gran cariño que sentía hacia su primo ángel pelirrojo; por más orgullosa que fuera ella no tenía problemas en admitirlo (y eso que Naamah era casi tan orgullosa como su padre Lucifer). Es por ese cariño que a Naamah no le importaba bromear con él diciendo comentarios de doble sentido o incluso más directos, ni tampoco le molestaba tratar de recompensar su ayuda incondicional.
Pero aun así el orgullo de Naamah le impedía ser más abierta con sus sentimientos, de modo que le costaba expresarlos sin recurrir a las bromas o a una actitud humorística. Como prueba de ello, tras casi veinte minutos de un agradable silencio en que no sucedió nada, y solo se escuchaba la pacífica respiración de un Israel dormido, Naamah se movió con cuidado para verle el rostro y acariciarle el pecho.
"Gracias Israel... gracias por ayudarme en este viaje y... por estar aquí conmigo", dijo Naamah en su mente y sonriendo al sentirse honrada y feliz de tener a Israel de su lado, además de sentir también una inmensa gratitud hacia él, que la hacía quererlo cada vez más. Y como muestra de ello, Naamah acercó el rostro hacia el de Israel y, con delicadeza, le dio un beso tan suave y breve en los labios, que el ángel pelirrojo apenas sintió, por lo que no se despertó.
Después de esa pequeña muestra de cariño, Naamah se volvió a acomodar para dormir; acostó la cabeza en el pecho izquierdo de Israel, mientras con el brazo y la pierna del lado izquierdo se aferró a él, como si abrazara a un enorme peluche. Y estando dormido el ángel pelirrojo, de modo subconsciente, correspondió a la acción rodeándola por la cintura con el brazo izquierdo de forma protectora.
La joven diablesa no tardó mucho en también caer en un profundo sueño junto a su primo ángel; era la primera noche en la que ambos dormían tras abandonar su Panteón hace casi dos días. Y ahora necesitaban descansar, porque al día siguiente llegarían a un nuevo Territorio Mortal en donde muy quizás deban enfrentar peligros desconocidos, como dioses y demonios nativos de esa tierra.
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