Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXXII: La Hija Pródiga de Lucifer

https://youtu.be/f3zed2RP4LQ

[Años Después. Séptimo Cielo del Paraíso. Hogar de San Gabriel, Brigit, Morrigan y Wadjet]

La sala principal de la casa, al ser el lugar donde se reunían las visitas, era lo bastante amplio como para albergar a treinta personas. Había algún que otro sillón y sofá repartido por el lugar, aunque sus colores variaban de rojo, azul, morado y naranja. También había cuatro ventanas que daban buena vista al exterior, revelando que era de día.

En un lado de la sala se encontraba San Gabriel sentado en el suelo cruzado de piernas, con un cuadro entre sus manos que mostraba dibujos de algunos lugares del Territorio Israelita, como las tierras de Canaán y lo que hoy se conoce como Jerusalén. Le estaba dando una pequeña clase a sus principales hijos, Israel, Luciel y Sanctiel, quienes parecían ser niños humanos de entre 8 y 10 años, además de que llevaban togas rojas, violeta y azul respectivamente.

—No creo que sea necesario explicarles tanto sobre el Mundo Mortal. Ellos ya visitaron los territorios de nuestro Panteón —dijo Brigit al arcángel mensajero, estando sentada frente a una mesa rectangular, enseñando artesanía a tres niños que estaban sentados al lado de la misma mesa.

Aquellos tres niños se asemejaban a un mestizo entre irlandés y hebreo. Sin embargo el primero parecía de 8 años, tenía el cabello rojizo con mechas plateadas, los ojos azules y la piel clara. El segundo aparentaba 6 años, su cabello era de color blanco con mechas rojizas, sus ojos también eran azules, pero su piel era de un tono bronceado. Y en cuanto al tercero parecía de 4 años, tenía el cabello blanco con degradado rojizo, sus ojos eran naranjas y su piel clara. Aparte los tres llevaban ropas infantiles hechas con lana marrón.

—Pero esta será la primera vez que visiten el territorio del panteón de su padre. Y después de ser acosados tanto por esas ninfas degeneradas, es necesario que aprendan sobre el nuevo sitio al que van a visitar —dijo Wadjet con molestia, estando parada frente a una pizarra en la pared, escribiendo con tiza jeroglíficos para educar a tres niños que se encontraban sentados en sillas frente a mesas mirando la pizarra.

Los tres parecían mestizos de egipcio y hebreo. Pero el primer niño aparentaba ser de 9 años, tenía el cabello azul oscuro con mechas blanquecinas y los ojos de color naranja. El segundo niño parecía estar por los 7 años, el color de su cabello era azul claro y sus ojos eran rojos. Respecto al tercero parecía tener apenas 5 años, su cabello era blanco con mechas azules y sus ojos eran rojos. Y en cuanto a sus ropas, llevaban togas azules con adornos dorados de la cultura egipcia.

—Aunque no me importaría que mi hijo ya empiece a tener prometidas para formar su concubinato personal, no quiero que alguna desgraciada lo secuestre sin mi permiso —dijo Morrigan sonriendo de modo casual, estando sentada en un sofá púrpura junto a tres niños, cada uno leyendo un libro sobre la historia del Panteón Celta.

Los tres niños parecían ser también mestizos entre irlandés y hebreo, pero con una edad que rondaba entre los 7 y 9 años. El primero tenía el cabello negro completo, la piel bronceada y los ojos naranjas. El segundo tenía el cabello dividido (plateado en el lado izquierdo y negro en el derecho), la piel clara normal y los ojos azules. Por último el tercero tenía el cabello negro con mechas blancas, ojos azules y piel clara. Y como ropa traían armaduras ligeras infantiles de origen celta.

Como es de esperarse Brigit, Morrigan y Wadjet no se conformaron con tener un solo hijo; cada cierto tiempo las tres le pedían a San Gabriel que volviera activar su fertilidad para seguir concibiendo más hijos, y con el paso de los años el arcángel termino dándole a cada diosa tres hijos más. 

En total San Gabriel tenía doce hijos con Brigit, Morrigan y Wadjet.

—Morrigan no digas esas cosas frente a ellos. Todavía no tienen edad para entender ese tipo de temas —dijo San Gabriel un poco molesto del comentario inapropiado de la diosa cuervo.

—Tan aguafiestas como siempre. Ni siquiera la paternidad te ha cambiado mucho —dijo Morrigan mostrándose molesta a modo de broma, para después sonreír otra vez con cinismo—. Pero por eso te adoro y ya quiero que sea la hora de dormir para continuar procreando...

—¡Ni mucho menos digas tus comentarios sexuales en frente de ellos! —dijo San Gabriel alzando más la voz, bastante avergonzado además de incómodo y molesto.

—¡Je, je, je! ¡No te pongas así! Esta vez iba a decir un comentario más inocente —dijo Morrigan entre risas divertidas por la reacción de su compañero ángel.

—Comparado a tus anteriores comentarios, pues sí, era un poco más inocente —dijo Brigit con cerrando los ojos y sonriendo con pena.

—Vaya, vaya, mira quien lo dice. Brigit te recuerdo que ya no eres tan inocente como antes, porque de tantas noches y tantos baños en los que nos divertimos juntas con San Gabriel, aprendiste algunas "técnicas" de Morrigan —dijo Wadjet aguantando las risas internas.

—¡Cállate Wadjet! ¡Y tampoco menciones ese tema en frente de los niños! —exclamo Brigit abriendo los ojos, con la cara casi tan roja como su cabello tanto por la vergüenza como por la furia, mientras volteaba a ver a su compañera egipcia.

—¡Quieren por favor no hablar más de esos temas al menos hasta que los niños tengan madurez suficiente! —exclamo San Gabriel sintiendo molestia y vergüenza cada vez más, al mismo que ponía la mano derecha en su rostro.

Mientras el arcángel y las tres diosas discutían, los niños seguían teniendo toda la atención centrada en sus respectivas clases, ya que no entendían para nada a que se referían sus padres. Era común que algunas veces entre San Gabriel, Brigit, Morrigan y Wadjet hubiera pequeñas discusiones así, aunque ya no terminaban en peleas físicas entre las tres diosas. 

Por otro lado ahora casi siempre luego de varios intercambios de argumentos y diálogos, los cuatro terminaban riéndose juntos de lo infantil que parecía la escena, tal como estaban haciendo justo ahora tras dos minutos de estar discutiendo otra vez.

—¡Je, je, je! Como siempre digo; hay cosas que jamás cambian —dijo San Gabriel cerrando los ojos, rascándose la nuca y riendo como un joven inocente.

—¡Cierto! ¡Je, je! ¡Pero no puedes negar que es nostálgico! —decía Wadjet entre risas divertidas y poniendo una mano en su cintura como toda una diva—. Momentos así me hacen recordar cuando nos conocimos, ¡y lo infantiles que parecíamos todos al principio! ¡Ja, ja, ja!

—Mamá si no te importa, ¿puedes contar cómo conociste a papá? —pregunto Sanctiel de forma inocente y curiosa, mientras levantaba la mano derecha y miraba a la doncella egipcia.

—Yo también quiero saber cómo mi madre conoció a papá —dijo Luciel también levantando la mano, con más energía y ánimo que su hermano peliazul—. Hemos escuchado mucho sobre vuestras aventuras, pero jamás nos han explicado del todo las circunstancias que los unieron.

—Es verdad. Yo también tengo curiosidad de saber la historia.

—¡Yo también quiero saberlo!

—¡Y yo!

Empezaron a decir los hijos de San Gabriel con Brigit, y luego se unieron al pedido los demás hijos de él con Morrigan y Wadjet, siendo Israel el único que permanecía callado.

—Me encantaría mucho relatarles la historia de cómo vuestro padre terminó unido a nosotras para toda la eternidad —decía Morrigan con una mano en su boca, aguantando las risas que le producía recordar el pasado—. Pero me temo que aún son muy jóvenes para entender una historia tan surrealista y complicada como la nuestra.

—Créanlo niños; hasta mi padre casi se desmaya cuando le conté todas las locuras que sucedieron en su ausencia —dijo San Gabriel cerrando los ojos e inclinando la cabeza, avergonzado de recordar el día en que él y sus hermanos tuvieron que contarle a su padre YHWH como resolvieron los Sellos de Paz.

—Yo también me acuerdo de ese día. ¡Ja, ja, ja! Fue un verdadero problema el tener que explicarle que no hacía falta romper la Unión Eterna de alguna de nosotras dos, pues ya habíamos acordado definitivamente compartir nuestra unión contigo —dijo Wadjet todavía más divertida al recordar la polémica que causó la unión del arcángel mensajero con ellas tres—. Y como oyeron estrellitas: a mí también me encantaría relatarles tal alocada historia. Pero tendrán que esperar unos años más.

—Papá y las señoras Morrigan y Wadjet tienen razón hermanos. Es mejor que esperemos unos años más para escuchar la historia de cómo papá fue unido a nuestras madres —dijo Israel, mostrando una pequeña sonrisa reconfortante y hablando como alguien sabio para la edad que aparentaba.

—Está bien gran hermano —dijeron Luciel y Sanctiel, junto con el resto de sus hermanos al mismo tiempo igual de desilusionados, pero haciendo caso a su hermano mayor pelirrojo.

—¡Muchas gracias hijo! Me hace muy feliz que tú si entiendas la complejidad de esto —dijo Brigit juntando las manos y sonriendo con tanta felicidad juvenil, que sus ojos brillaban de alegría y orgullo por el prodigioso nivel de madurez que demostraba su hijo mayor.

—Prometo que se los contaremos en unos años. Pero por ahora deben centrarse en aprender sobre vuestras respectivas herencias —decía San Gabriel con una pequeña sonrisa divertida, centrando su mirada en cada uno de sus doce hijos hasta llegar a los tres que tenía en frente—. Mientras tanto Israel, Luciel, Sanctiel, ustedes serán los primeros en aprender sobre el territorio mortal y Panteón de mi familia. 

»Primero visitaremos el hogar ancestral de los humanos y bestias hebreas. Luego iremos a las costas del Mar Rojo para dar respetos a vuestra difunta abuela Khaos. Pueden ver lo que quieran en el camino, pero hasta que regresemos no se alejen de mí, y si quieren visitar un sitio o ver algo en concreto solo díganmelo. ¿De acuerdo?

—¡Entendido padre! —respondieron Israel, Luciel y Sanctiel al mismo tiempo con gran ánimo y emoción infantil.

[Siglos Después: Presente]

https://youtu.be/2n7kNm_Qz1g

—Y cuando visitaron el Mar Rojo te topaste de casualidad conmigo —agregó Naamah casi entre risas divertidas, mientras se estiraba y preparaba para dormir.

Después de varias horas Israel recién finalizaba el relato familiar; para entonces ya había anochecido, ambos terminaron de limpiar la mesa, y pusieron una cama cuadrada en un rincón cerca de la ventana de la casa. El ángel pelirrojo se había quitado la mayor parte de la armadura, ocultado la aureola y ahora solo llevaba puesto pantalones negros, mientras la diablesa por su parte oculto los cuernos y estaba haciendo un poco de ejercicios aeróbicos, a la vez que un manto de oscuridad cubría gran parte de su cuerpo para cambiar lo que llevaba por una ropa de dormir.

—Exacto. Y unos años después nuestras madres nos relataron la historia. Luego padre la completo contándola desde su perspectiva —terminaba de decir Israel mientras acomodaba las sabanas en la cama.

—¡Joder que gran historia! ¡Ja, ja, ja! ¡Fue mucho más divertido de lo que pensé! —dijo Naamah sosteniéndose la barriga, tratando de controlar su infantiles carcajadas—. ¡Gracias por compartirla querido primo! ¡Hacía décadas que no me reía así!

—Me alegra que hayas disfrutado la historia —dijo Israel dando una pequeña risa, para después ponerse erguido y rascarse la nuca—. Bien, ya prepare tu cama. Agregue suficientes plumas de ave y lana para que puedas dormir bien.

—¡Excelente! ¡Entonces elige tu lado porque hoy dormirás conmigo!

Aquel comentario tomó tan por sorpresa al ángel pelirrojo, que casi le hace caer al suelo. De inmediato Israel se volteó para ver Naamah y saber si otra vez estaba haciendo otra de sus obscenas bromas. Pero quedó en silencio al darse cuenta de que ella ahora llevaba un camisón negro gótico, con un nivel de transparencia que daba excelente vista a la silueta de su esbelto cuerpo, además de que la sonrisa divertida en su rostro no tenía aires de querer jugar o bromear; ella hablaba en serio.

—¡Je, je, je! ¡Descuida querido primo! No planeo tener sexo contigo —dijo Naamah cruzándose de brazos y mirando de reojo al ángel pelirrojo—. Solo quiero dormir sin tener miedo a que nos ataquen. Recuerda que en el camino nos enfrentamos a djinn salvajes, asquerosos beduinos y malditos sultanes con fama de ser rencorosos. Aparte solo por el hecho de ser una demonio, los humanos no descansaran hasta matarme o esclavizarme. Es por eso que será mejor que duerma a tu lado, para que así esa bestial aura divina que desprendes camufle mi aura demoniaca, y además podamos protegernos mejor el uno al otro de ataques sorpresa.

—Naamah... en serio no creo que sea necesario llegar a esos extremos —decía Israel parpadeando un par de veces, estupefacto e incómodo de lo que escuchaba, y pensando en miles de excusas para salir de esa situación—. Yo podría construir una casa al lado, tal vez te incomode mi presencia y... además como soy un ángel tengo la costumbre de dormir sin nada puesto...

—Tranquilo conozco esa parte —decía Naamah con una sonrisa inocente, mientras se acercaba al ángel pelirrojo a paso lento—. Recuerda que mi padre es un ángel caído. Sé por parte de él y de mi madre que los ángeles, al ser criaturas sin forma definida, son básicamente como "animales" con inteligencia superior, por lo que no sienten ni una pizca de vergüenza al mostrar su cuerpo físico o espiritual sin nada encima. Por ende, es lógico pensar que a la hora de dormir o estar solos no llevan nada, ya que así se sienten más cómodos.

—Entonces debes entender que sería muy incómodo para ti que yo duerma a tu lado sin nada puesto —dijo Israel cada vez más nervioso, al mismo que intentaba retroceder. Sin embargo al dar solo tres pasos hacia atrás término tropezando con la cama y cayo sentado, pero no aparto su mirada nerviosa de su prima diablesa, quien seguía acercándose a él.

—En realidad no —contesto Naamah de modo casual y dando una pequeña risa interna, luego inclina el torso para ver el rostro de su primo ángel—. Recuerda que mi verdadero cuerpo tampoco tiene forma definida. En teoría seriamos como dos "células" o "animales" durmiendo juntos como familia.

—Aunque digas que no tienes problemas, sigo creyendo que no es correcto. Lo siento pero dormiré en otra cama —dijo Israel cerrando los ojos y bajando la mirada, tratando de sonar lo más estricto que pudiera.

[Minutos Después]

—¡Buenas noches primo! —dijo Naamah con gran alegría. Luego da un cariñoso beso en la mejilla izquierda del ángel pelirrojo y se acuesta en su hombro izquierdo, mientras lo abrazaba como si él fuera un peluche.

—Buenas noches Naamah —contesto Israel con los ojos cerrados, avergonzado de la situación y molesto consigo mismo por haber caído otra vez ante la cara adorable de la diablesa.

Tal como Naamah convenció a Israel de contar la historia del arcángel y las tres diosas, una vez más volvió a recurrir a los ojos de cachorro y la tierna sonrisa juvenil para convencer a su primo ángel de aceptar la idea de dormir juntos, por lo que al final ambos terminaron durmiendo en la misma cama. A pesar de que para los dos el frío en el ambiente no era tan alto como para ser insoportable, de todas formas Naamah tomo las sabanas y se arropo junto a su primo, ya que estaba acostumbrada a dormir así.

Lo único que le servía de consuelo a Israel era que la diablesa le había dejado conservar los pantalones; al menos así él no se sentiría tan mal o incómodo de dormir al lado de ella. Pero toda esa incomodidad desapareció en cuanto él la vio dormir; Naamah descansaba la cabeza en su hombro izquierdo, entre su pecho y brazo, abrazándolo mientras esbozaba una sonrisa que reflejaba felicidad y despreocupación. Se veía tan tranquila y feliz durmiendo a su lado, que le hizo pensar que quizás si valdría la pena pasar por tal incomodidad. 

Del mismo modo en que San Gabriel sentía paz al ver dormir a Brigit, Morrigan y Wadjet, para Israel era una gran alegría y relajación pura ver dormir a Naamah, lo cual era casi contradictorio por lo salvaje y aterradora que podía llegar a parecer ella. Debido a la naturaleza demoníaca de Naamah, ella podía actuar como un verdadero animal salvaje, e Israel lo sabía ahora más que bien desde que abandonaron el Panteón Israelita.

Había pasado cerca de una hora, en la que Israel no podía conciliar el sueño y solo miraba dormir a su prima diablesa para admirar cuan tierna se veía. Pero al fin empezó a sentir como los párpados le pesaban, hasta que sin saber cuando ya estaba por adentrarse en un profundo sueño. No obstante una extraña sensación se interpuso entre él y el sueño; era una sensación extraña en el órgano reproductor de su cuerpo físico, que no tenía nada que ver con algún instinto de querer reproducirse con la hembra más cercana (Naamah).

Debido a que Israel carecía por completo de la capacidad de sentir placer, sumado al estado soñoliento en el que se encontraba y al hecho de que era la primera vez que lo sentía, no podía saber con exactitud qué era. Pero intento no pensar en ello y tratar de dormir, ya que el siguiente día necesitaría de toda su energía. Sin embargo ahora comenzó a darse cuenta de un extraño peso que sentía en la parte inferior de su cuerpo, lo cual terminó por despertarlo más.

Por un momento creyó que debía ser la pierna izquierda de Naamah que se montaba encima de su vientre. No obstante al momento de pensar en esto fue cuando se dio cuenta de algo todavía más raro; ya no sentía el pantalón que llevaba. Debajo de las sábanas ahora su cuerpo físico estaba desnudo. Y la idea de que fuera obra de Naamah quedó descartada al instante, cuando el mismo Israel vio que desde su lado derecho la sabana se elevaba, y entonces sintió como si algo pesado subiera desde su pierna derecha hasta su estomago; era una sensación que reconoció.

"Redondos, grandes, suaves, blandos y son dos... ¡¡son...!!" pensaba Israel analizando lo que sentía encima del estómago, haciendo que en su mente chocara un traumático recuerdo; era un recuerdo de aquel día, en que en que por mera inocencia llegó a bañarse en el Lago de las Hespérides junto a la hermana mayor de Naamah, y en varias ocasiones su pecho y espalda estuvo en contacto con los enormes pechos de aquella hermana mayor, debido a los constantes acercamientos de ella.

Incapaz de creer lo que su análisis y razonamiento le estaban diciendo, Israel levantó las sábanas con la mano derecha y lo siguiente que sintió fue el verdadero terror, al ver que debajo de las sábanas se encontraba una mujer joven que él conocía más que bien. A causa de la conmoción Israel estuvo por gritar el nombre de ella, pero la mujer le silencio los labios al instante con el dedo índice izquierdo.

https://youtu.be/Btd0skPZqp8

—Shhh. No grites o despertaras a la fastidiosa de mi hermanita. 

Susurro la mujer bajo de las sábanas, con una voz tan cariñosa y seductora que era aterradora, mientras empezaba a emerger de las mismas sábanas. Aparentaba estar por los 20 años, de piel tan blanca como la de Naamah y parecía ser griega. Su cabello era liso, de un color negro puro y tan largo que desde ambos lados parecía llegar hasta sus enormes pechos, pero desde atrás llegaba casi a su delgada y esbelta cintura. Además tenía los labios negros, un sombreado oscuro alrededor de sus ojos y sus iris eran tan rojos flameantes. 

—¿Qué... haces... aquí... Alyssa? —logro decir Israel con un indescriptible esfuerzo en intentar mantener los nervios bajo control para no despertar a Naamah. 

—La respuesta es obvia; vine a verte querido Israel —dijo la mujer llamada Alyssa, con el mismo tono juguetón—. Hace mucho que no saboreo y huelo tu deliciosa piel. Además como vi que estabas durmiendo, decidí aprovechar para "experimentar" un poco contigo. Lamento si llegue a mancharte la masculinidad con mi labial, es que no pude resistirme.  ¡Je, je! —dicho esto, y tras una pequeña risa traviesa, ella se lame los labios y se acuesta en el pecho derecho de Israel.

Con ese comentario el ángel pelirrojo no solo supo que Alyssa fue quien lo desnudo, sino también que ella le estuvo haciendo una breve felación debajo de las sabanas. Y como cereza del pastel Israel se dio cuenta de algo más; podía sentir en su totalidad la piel del cuerpo entero de Alyssa, y eso le dio a entender de inmediato que ella tampoco llevaba nada puesto. 

Debajo de las sabanas ambos estaban desnudos, lo cual le trajo a Israel terribles recuerdos de aquel día en que se bañó con ella en el Lago de las Hespérides. 

—¿Te ocurre algo querido Israel? De repente los latidos de tu corazón se aceleraron bastante, y pareces un poco pálido —dijo Alyssa levantando la cabeza y acercando el rostro hacia el de Israel, causando que éste se pusiera más nervioso de lo que ya estaba.

—Alyssa, por favor, salte de la cama... —pidió Israel tratando de sonar lo más amable y a la vez firme posible. 

—Tranquilo. Aunque quisiera, sé que estando mi hermanita aquí no podré divertirme contigo como es debido... —decía Alyssa esbozando una gran sonrisa—, a menos que quieras hacer un trío con nosotras. Si es tu deseo lo respetare como buena prima... y futura esposa.

—Alyssaaaa... —gruño Israel frunciendo el ceño y apretando los dientes para no gritar de la molestia que empezaba a crecer en su interior.

—Esta bien, esta bien —dijo Alyssa sonriendo de modo casual. Luego da un rápido beso en la mejilla derecha de Israel, y con cuidado aparta las sábanas para levantarse de la cama. 

Tal como el ángel pelirrojo lo sospecho, de algún modo Alyssa le había quitado el pantalón —desintegrándolo— y ella no llevaba nada encima, por lo que se podía apreciar la atlética figura de ésta última en todo su esplendor. Y como extra Alyssa, mientras se levantaba de la cama y caminaba al centro de la casa, estuvo moviéndose de forma erótica para darle a Israel una vista amplia de sus grandes curvas, proporcional trasero y su enorme busto. 

Después Alyssa chasqueo los dedos de la mano izquierda, provocando que del suelo bajo sus pies se materializara un charco de agua tan negra como el vacío del espacio; el agua comenzó a ascender por sus pies hasta llegar a su cabeza, para luego comenzar a condensarse en su torso y piernas, convirtiéndose durante el proceso en ropa.

Ella ahora llevaba puesto un vestido tan negro como el cielo nocturno sin estrellas, junto con pantimedias a juego que iban desde la parte media de sus pies hasta la mitad de sus muslos. La falda estaba cortada en ambos lados, de modo que daba buena vista de sus piernas, la parte media cubría su entrepierna y la parte trasera parecía una capa. En ambos brazos llevaba guantes igual de negros que llegaban hasta sus bíceps, y tenían incorporado puntas filosas en los dedos, además de brazaletes dorados con picos filosos. 

Y como extra traía adornos de oro como aretes cuadrados, un collar con un rubí redondo, y una aterradora placa en el torso, por debajo de los pechos, que tenía en medio un rubí a modo de ojo, por el lado derecho se extendía hacia abajo formando un cráneo humano, y servía como sujetador del vestido. Además su cabello lo mantenía atado desde atrás en una larga coleta, pero dejando libre una parte desde ambos lados. Por último encima de su cabeza se alzaban un par de largos cuernos negros, más ella no era demonio ni tampoco una ángel caído, sino una diosa oscura.

Ella era la primogénita de Lucifer Satán, primera Princesa del Infierno Israelita y hermana mayor de Naamah. Era Alyssa Dei Sanguinum; también conocida y temida por todos los inmortales griegos bajo el alias de Alyssa Khaos, la sucesora al cargo como unica y absoluta gobernante del Panteón Griego y nueva Diosa Griega del Caos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro