Capítulo XXIX: Reforzando Vínculos [+18]
https://youtu.be/Pnd_h2GGtzU
[Fue muy difícil, pero logré convencer a mi hermano San Gabriel de que me permitiera describir este suceso, ya que es importante para mostrar cuánto ha crecido su vínculo emocional con Brigit, Morrigan y Wadjet. Aunque estas escenas sexuales no son tan "fuertes" como las primeras entre ellos cuatro, mi hermano me pidió que intentara no ser tan "explícito". Y aunque reduje el nivel de explicitud de todos modos advierto que a partir de aquí comienza el contenido sexual explícito; se recomienda discreción. Att: San Raziel]
Después de resolver todo en el Territorio Nórdico, el arcángel y las tres diosas regresaron juntos a su casa en el Paraíso del Panteón Israelita. No hacía falta decir que todo el Panteón estaba al tanto de lo sucedido, y tanto San Miguel como Atenea estaban ansiosos por regañar por un día entero a San Gabriel. Pero por consejo de San Rafael y Clidna se dejaron los regaños para otro momento; primero porque por un milagro universal el problema no pasó a mayores, segundo porque el arcángel mensajero ya sufrió bastante con su pelea, y tercero porque él ya iba a recibir otro castigo.
Su castigo era justo lo que siempre intentaba evitar; fortalecer los vínculos de su Unión Eterna.
Todo inició porque San Gabriel quiso estar separado de Brigit, Morrigan y Wadjet por un tiempo, así que lo justo para él era compensar eso restaurando su vínculo con ellas. Aparte sería como un nuevo inicio para ellos cuatro; después de todo esa Unión entre ellos mejoró gracias a la batalla en la que se vieron envueltos. De modo que cuando volvieron a su hogar en el Paraíso se sintió una paz como jamás se sintió en esa casa. Y sin perder más tiempo cada uno se preparó tomando un baño por separado, se arreglaron y fueron al dormitorio para resolver el conflicto familiar en su totalidad.
Los cuatro se encontraban sentados en la cama, cerca de los unos a los otros. Brigit, Morrigan y Wadjet llevaban sus respectivos camisones, mientras san Gabriel llevaba una tela blanca alrededor de la cintura a modo de toga corta, por lo que se podía apreciar mejor los tatuajes sagrados que adornaban su cuerpo físico.
Antes de comenzar, las tres diosas empezaron otro debate sobre quien de ellas iba a comenzar; esta vez ellas no mostraban hostilidad entre sí ni discutían el orden, de modo que lograron ponerse de acuerdo para que en está ocasión el arcángel eligiera el orden. Pero era una decisión muy difícil; dado a que San Gabriel no podía sentir amor romántico, a las tres diosas las quería por igual, casi como primas o hermanas. Y al igual que con sus hermanos y hermanas de sangre, no tenía favoritos.
Por un momento San Gabriel pensó en volver arreglarlo con otro juego de puño, palma y mantis. No obstante temió que eso reavivara la rivalidad de las tres diosas, y no quería que sucediera eso ahora que recién empezaban a llevarse bien. Es por eso que se le ocurrió una opción mejor y más justa para elegir el orden:
—Esta... bien... —dijo San Gabriel pensando, rascándose la cabeza y mirando a cada diosa, al principio indeciso por cual comenzar, hasta que tuvo una fabulosa idea—. Bueno... Wadjet fue la primera en disculparse, o al menos intentarlo. Así que es justo que ella empiece.
—¡Uy! Está bien... me parece justo —contestó Brigit cruzándose de brazos, tan disgustada que se quejó, pero estando de acuerdo con la decisión de su compañero angelical.
—Igual yo —dijo Morrigan con una falsa sonrisa que hacía ver cuánto la molestaba, pero también considero la decisión justa.
—¡¡Siiii!!—chillo Wadjet en extremo feliz y alzando ambos puños arriba de modo triunfal. Y con el mismo entusiasmo salto encima del arcángel, haciéndolo caer de espalda en la cama con ella encima. —¡Antes dijiste que toda acción buena tiene una recompensa en el futuro! ¡Si es así entonces te prometo que seré lo más "angelical" que pueda para que me recompenses más! —declaro Wadjet con una enorme sonrisa que demostraba la felicidad y emoción que sentía.
—No es exactamente lo que quería decir. Pero si con eso eres más "amable", entonces está bien —dijo San Gabriel poniendo una mano en su rostro, apenado del concepto que tenía la doncella egipcia sobre el karma.
Hecha la elección, Wadjet se baja del arcángel y se prepara para la unión matrimonial; primero desapareció su camisón en llamas azules, y una vez estando tal como vino a la existencia se dio la vuelta, estando frente a su compañero ángel y exhibiendo su perfecto trasero en todo su esplendor. Al ser ella una inmortal poseía por naturaleza unos genes magníficos, y sumado a los exagerados cuidados como una dieta balanceada, bronceados ligeros y pequeños ejercicios físicos que ella tomaba bajo una idea de salud y buena imagen igual de exagerado, ha desarrollado un físico excelente.
https://youtu.be/T9NzNdGlv14
—Como premio por elegirme primero, te dejare tener dominio completo de mi majestuoso cuerpo —dijo Wadjet volteando su mirada para ver a San Gabriel, mientras esbozaba una sonrisa seductora y se acariciaba las nalgas de forma provocativa—. ¡Así que no te contengas; libera ese fuego y sé un hombre como en tu pelea contra esos dioses patéticos!
—De acuerdo —respondió San Gabriel sin ánimos y preocupado de llegar a lastimar a la diosa egipcia si se apareaba con ella sin contenerse.
Pero al recordar su extraordinario poder en la batalla contra las Valquirias, tuvo bastante confianza en que ella resistiría los movimientos de él con más de la mitad de su verdadera fuerza. Por ello decidió hacer caso a su petición ansiosa; se desató la tela alrededor de su cintura y la arrojó a un lado, quedando su cuerpo físico también expuesto en su totalidad, luego sujeto la delgada cintura de Wadjet y, con una feroz embestida, introdujo la virilidad de su cuerpo físico en la feminidad de ella.
La acción fue tan veloz y repentina que Wadjet dio un gemido tan fuerte que se oyó en toda la casa, y la hizo quedar en posición de cuatro. Luego Wadjet casi pierde la consciencia debido a la inmensa descarga de placer que recorrió su cuerpo de pies a cabeza, al sentir las feroces embestidas de su compañero ángel desde atrás. Toda la habitación resonaba con los gemidos de la diosa egipcia y la cama temblaba por los movimientos bruscos del acto reproductivo.
Pero tal como se ha explicado tantas veces antes, San Gabriel no sentía nada de placer; si sentía como la virilidad de su cuerpo físico entraba y salía del interior de la diosa egipcia, y sin embargo eso no le producía ni una pizca de satisfacción, o alguna sensación que fuera adictiva o de la cual disfrutara, aunque el órgano reproductor de su cuerpo físico estuviera erecto por completo. Para él era un simple acto tan normal y natural, como el tocarse la piel, moverse o intentar hacerse cosquillas.
La mejor forma en como San Gabriel y los demás arcángeles podrían describir lo que sienten al aparearse con las diosas, sería como "introducir una parte de su cuerpo, como una extremidad, dentro de algo blando, apretado, húmedo y carnoso". Pero ellos trataban de no pensar en esto, pues les parecía incómodo y asqueroso hasta cierto punto.
No obstante en el caso de Wadjet, al igual que sus compañeras y las esposas diosas de los otros arcángeles, era algo por completo diferente; sentía una corriente eléctrica por todo su cuerpo, sobretodo en su vientre, que le dolía y a la vez le encantaba; era una sensación eléctrica adictiva y gloriosa, que le producía un placer y excitación tan grande, que su mente se nublaba con cada embestida y la hacía desear más.
Ambos siguieron así durante casi veintitrés minutos, de los cuales San Gabriel ya había penetrado a Wadjet más de mil veces y la hizo tener nueve orgasmos. Pero el cuerpo físico del arcángel aún seguía sin alcanzar el clímax, lo cual le pareció humillante a la diosa egipcia. Es por eso que ésta decidió cambiar el ritmo.
—¡Detente un momento! —grito Wadjet gritando con la poca cordura que tenía mientras se aferraba a las sabanas.
—¡Lo siento! —se disculpó San Gabriel deteniéndose de golpe, preocupado y asustado de haber lastimado a la diosa egipcia.
—¡No, no, no me hiciste daño! ¡¡Al contrario me hiciste sentir mejor que las últimas veces que hicimos esto!! —exclamó Wadjet teniendo la cara sonrojada y un brillo radiante en los ojos, a causa del alto nivel de excitación que sentía. Luego se dio la vuelta de forma lenta para mirar de frente a su compañero ángel. —Pero ahora quiero que lo hagamos de frente —dijo Wadjet de modo seductor y ansioso, mientras esbozaba una enorme sonrisa—. ¡Quiero verte cuando plantes tu celestial "semilla" dentro de mí!
—Eh... Está bien... —respondió San Gabriel estupefacto y rascándose la cabeza, todavía incapaz de entender cómo un simple acto tan natural podría parecer agradable a tal extremo para los demás seres vivos.
—Parece que van a tardar un poco más, así que me entretendré mientras tanto —dijo Morrigan denotando bastante aburrimiento, por lo que hizo algo que sorprendió a San Gabriel, Wadjet y en especial a Brigit.
Para la absoluta sorpresa de los tres, la reina fantasma sujeto con ambas manos las mejillas de la druida pelirroja y le dio un beso directo en los labios. La acción tomó tan por sorpresa a Brigit, que tardó dos segundos en procesar lo sucedido y en reaccionar empujando a la diosa cuervo.
—¡¡¿Qué estás haciendo?!! —exclamó Brigit con la cara roja de la vergüenza, mientras se limpiaba la boca con sus antebrazos.
—¿Cómo crees que me mantuve pura hasta el matrimonio con nuestro angelito? —comento Morrigan sonriendo con diversión y relamiéndose los labios—. Necesitaba "divertirme" con alguien para no enloquecer, y a falta de buenos hombres las brujas de mi tribu eran la mejor opción. Y ahora que estamos en buenos términos tú y yo Brigit, no será tan molesto divertirme contigo. Aparte es lo justo; después de todo en teoría nosotras estamos unidas también por el angelito. ¡Je, je, je!
—¡Eso ni hablar! ¡Es cierto que ya no te detesto tanto como antes! ¡Pero no pienses que tengo ese tipo de gustos! ¡Y de todos modos jamás lo haría con mujeres tan degeneradas como tú! —decía Brigit con la cara aún más roja, debido a la furia mezclada con vergüenza absoluta. Pero la reina fantasma no acepta un "no" como respuesta.
—Sí lo dices así te ves aún más tierna... —dijo Morrigan quedando con la cara cerca de la de Brigit, con una sonrisa que incomodaba a ésta última más que la enorme cercanía entre ambas—. Vamos, ¡divirtámonos un poco hasta que el angelito esté disponible para nosotras!
Ahora la diosa celta pelirroja entendía por completo a su compañero ángel. Pero cuando estuvo por volver a rechazar la propuesta, la reina fantasma la silencio con otro beso en los labios, para luego tumbarla en la cama y quedar encima de ella. Entonces comienza una pequeña ronda de forcejeo en que Brigit intenta quitarse a Morrigan de encima, mientras ésta última se divertía besándola y acariciándole los pechos, rompiendo el camisón de ambas en el proceso.
—Sé que así quizás se lleven mejor. Pero creo que deberíamos detenerlas antes de que empiecen a pelearse de nuevo —dijo San Gabriel feliz de que por medio de ese acercamiento ambas diosas celtas consigan mejorar su relación, pero a la vez temía que terminara con todo lo contrario al ver que Brigit seguía detestando a Morrigan.
—¡Ja, ja, ja! ¡No te preocupes por ellas estrellita! —dijo Wadjet parándose sobre las rodillas en la cama, y rodeando con ambos delgados brazos el cuello del arcángel para mirarlo directo a los ojos.
https://youtu.be/IPeAYABU1sk
Aunque San Gabriel también estaba parado sobre las rodillas, la diferencia de tamaño hizo que él tuviera que inclinarse un poco para que Wadjet consiguiera rodearle el cuello con los brazos. De hecho, como se ha mencionado antes, la diosa egipcia era la de más baja estatura de ellos cuatro al medir 1, 66 mts, mientras que Brigit medía 1, 74 mts, San Gabriel 1, 79 mts y Morrigan era la más alta de los cuatro con una altura de 1, 81 mts.
—Déjalas entretenerse mientras nosotros seguimos con nuestra propia diversión —dijo Wadjet guiñando un ojo de forma adorable. Y acto seguido se apoyó en el cuello de su compañero ángel para dar un pequeño brinco, y luego rodearle la cintura con las piernas de manera, que terminó aferrada a él sin problemas.
—En serio eres un caso único Wadjet —dijo San Gabriel con una sonrisa penosa, no dejando de sorprenderse por la actitud hiperactiva de la diosa egipcia—. Aunque discutimos bastante y tenemos nuestras diferencias, la verdad es que no me aburro contigo —dicho esto, el arcángel abraza a su compañera egipcia de forma tierna y delicada—. Además incluso enojada te ves adorable. Eres tan adorable que podría abrazarte por siempre.
—Gra-gra-gracia... ¡Agradezco el cumplido! —dijo Wadjet hundiendo la cabeza en el pecho musculoso de su compañero ángel, para que éste no viera lo nerviosa y apenada que la hicieron sentir esas palabras—. Yo tampoco me aburro contigo. Antes no me importaba con quien fuera unida para toda la eternidad, siempre y cuando pudiera atender cada uno de mis deseos. ¡Pero ahora es diferente! ¡A tu lado todo es más divertido, emocionante y genial! ¡Eres el mejor tesoro que he tenido y el que más amo!
Una vez revelado los sentimientos de la diosa egipcia, el arcángel respondió volviendo sujetarle la cintura, para después con una delicadeza extrema, volver a unirse con ella y continuar el apareamiento; tal como en la posición anterior, San Gabriel era quien tenía el dominio completo del ritmo, y con la misma intensidad subía y bajaba la cintura de Wadjet, de modo que la penetraba más de cien veces en cada minuto.
Esta vez lo hacían con menor velocidad que en la posición anterior, pero con más intensidad en los movimientos, al punto en que la diosa egipcia sentía que la virilidad de su compañero ángel la partiría a ella por la mitad si fuese humana. Tal era la potencia de la acción, que Wadjet tenía los ojos amplios y la cara enterrada en el musculoso pecho de su compañero ángel, mientras se aferraba a él por completo, y gemía con fuerza por la nueva descarga eléctrica de placer que la invadía desde el vientre hasta el resto del cuerpo.
Ella creía que en esa posición haría que el cuerpo físico de San Gabriel llegara al clímax, ya que las veces que ocurrió fue justo en posiciones así: estando ambos cara a cara. Pero a tan solo un segundo de reanudar la acción ella era la que se sentía a punto de tener otros orgasmos consecutivos.
Para Wadjet, el sentir sus pechos acariciar el fortificado pecho del arcángel, junto con el calor que le daban los fuertes brazos de éste último, y sumado a la descarga de placer en el vientre cada vez que sentía la virilidad del arcángel llegar hasta lo más profundo del interior de ella, era una mezcla de sensaciones que la diosa egipcia solo podría describir como "glorioso".
Y para mejorar ese placer, durante breves segundos San Gabriel se detenía para satisfacerla de otras formas, muy parecidas a las que hacía ella con él; primero el arcángel le acariciaba las nalgas junto con la cintura, y luego le besaba o le lamía los pechos y el cuello, mientras Wadjet movía por su propia cuenta las cadera con movimientos circulares, lentos y eróticos.
Tanto la diosa egipcia como el arcángel estaban tan sincronizados el uno con el otro que, tras haber pasado casi veintidós minutos copulando en esa nueva posición, al mismo tiempo se miraron directo a los ojos; aunque San Gabriel no pudiera sentir ni un 1% de lo que sentía Wadjet, el ver la increíble felicidad que esbozaba el adorable rostro de ella le enternecía y alegraba el corazón. El poder hacerla tan feliz llenaba de dicha al arcángel, y eso era más que suficiente; en ausencia de placer, la felicidad pura e inocente era lo que alegraba el corazón de San Gabriel en este momento.
Por ello ambos correspondieron esa felicidad a su propia manera; Wadjet se impulsó hacia arriba y unió sus labios con los de San Gabriel, mientras éste último correspondió al acto correspondiendo al beso, para luego abrazarla usando el brazo derecho, mientras utilizaba el otro brazo con el propósito de sujetarle el voluptuoso trasero. Esta acción fue el detonante que los hizo a ambos llegar al clímax al mismo tiempo.
En cuanto Wadjet sintió la característica "explosión caliente" dentro del vientre, su mente termino por nublarse y, como un acto instintivo, abrazo con toda su fuerza a San Gabriel, mientras soltaba algunas lágrimas junto con un grito de placer y éxtasis puro que apenas se oyó por estar la boca de ella conectada con la de él, mediante aquel apasionado e intenso beso.
Después de diez segundos de estar unidos San Gabriel cortó el beso, luego prosiguió a moverse hacia adelante y, con la misma delicadeza de alguien que lleva una muñeca de porcelana en las manos, depósito a Wadjet en la cama con la intención de soltarla para dejarla descansar. Pero ella volvió aferrarse a él de repente para besarlo con pasión salvaje, sin aparentes deseos de soltarlo, sino de continuar con una segunda ronda.
—¡Wadjet ya puedes dejarlo! ¡Tu turno se terminó!
Las quejas de Brigit molestaron tanto a Wadjet que la hizo entrar en razón y dejar de besar a San Gabriel. Luego ambos voltearon a ver a la druida pelirroja; ella yacía todavía acostada, pero con el rostro sonrojado, el ceño fruncido con ira y la mitad del camisón roto, por lo que se veía gran parte de su pecho desnudo y cubierto de la saliva de Morrigan, debido a que ésta se encontraba lamiéndole los pechos y el estómago como si fueran un delicioso dulce.
—¡Maldición! —se quejó Wadjet con la cordura restaurada, y al instante haciendo un puchero furioso al saber que finalizó su tiempo con el arcángel.
—No pasa nada Wadjet —decía San Gabriel dando un respiro bastante apenado, y ganándose una adorable mirada extrañada de la diosa egipcia—. Aún tengo energías sobrantes. Así que... podremos tener cuantas rondas quieras, con tal de compensarte el no haberte dicho que iría a un viaje de autorreflexión —tras decir esto, San Gabriel apartó un mechón de pelo de la frente de Wadjet para mirarle mejor su adorable rostro—. Es mi responsabilidad como tu compañero eterno, y por eso podemos seguir haciendo esto cuantas veces quieras.
—¿En serio? ¡Gracias! —agradeció Wadjet ahora con una creciente felicidad y emoción, que después se multiplicó cuando el arcángel, por primera vez, la beso en los labios por voluntad propia.
Aquel beso lo hizo el arcángel en parte para compensar su incapacidad de sentir placer, y por otra parte para calmar a la excitada e hiperactiva diosa egipcia, lo cual funciono ya que ella, con lentitud y teniendo una mirada soñadora, empezó a separar los brazos y piernas, dejando libre por fin a su preciado compañero ángel.
—Ahhh... Por... por... por favor... no tardes mucho... —dijo Wadjet tratando de sonar orgullosa, desviando la mirada y cruzándose de brazos para aparentar molestia, aunque su mirada reflejaba una radiante alegría juvenil, y a los ojos del arcángel se veía tan adorable que daban ganas de seguir abrazándola.
—Bien, ya que acabó la primera ronda, y Wadjet parece muy cansada para entretenerme... —decía Morrigan separándose de la diosa celta pelirroja, con el propósito de sentarse con las piernas cruzadas, mientras ponía la mano derecha en la entrepierna y centraba la mirada en el arcángel—. Entonces mejor me quedaré disfrutando del delicioso espectáculo que montaran ustedes dos. ¡Je, je, je!
—Pervertida degenerada... —dijo Brigit con molestia mientras se limpiaba la boca y escupía un poco, además estando también asqueada al entender lo que pensaba hacer la reina fantasma.
—Nunca cambiaras señora trastornada —dijo Wadjet con sarcasmo divertido por la incorregible forma de ser de la diosa cuervo.
—Tienes razón Wadjet. Hay cosas que jamás cambian —dijo San Gabriel poniendo una mano en su frente y sonriendo con pena y estupefacción.
Dicho eso, el arcángel se mueve un poco hacia atrás y espera a Brigit, quien tras terminar de limpiarse la saliva y el sabor de la lengua de Morrigan, empezó a quitarse los restos de su camisón, quedando así desnuda por completo. Luego ella prosiguió con intentar voltearse para mostrar su grandioso trasero a su compañero ángel, con el fin de unirse en la misma postura con la que éste último lo hizo primero con la diosa egipcia.
Sin embargo en está ocasión iba a ser diferente.
https://youtu.be/28_P3W40_ZY
—¡Espera! —pidió San Gabriel, haciendo que la druida pelirroja se detuviera a escuchar de golpe para escuchar qué quería él—. Quiero que esta vez seas tú quien tenga el dominio.
—¡¿Qué?! —exclamó Brigit sobresaltada e impactada, además de avergonzada y ruborizada de que el arcángel le haya pedido tal cosa—. ¿Po-po-po-por qué me pides eso?
—Brigit, entiendo que en el fondo todavía estés triste porque yo no pueda amarte como deseas. Debido a mi naturaleza, jamás voy a sentir ese tipo de amor, por lo tanto, nunca podré corresponder los mismos sentimientos tuyos, como no podré hacerlo con Wadjet ni con Morrigan —decía San Gabriel, demostrando una verdadera pena y tristeza, que ya empezaba a volver a hacer sentir mal a la diosa druida—. Sin embargo, debes saber que tal como amo a mi familia y a todas las criaturas en general sin favoritismo, también es lo mismo con ustedes. Aunque no es romántico el tipo de cariño que siento, si califica como amor. Por lo tanto... si puedo decir que te amo...
Una frase tan simple como "te amo" fue suficiente para paralizar a Brigit; en su mente resonaba ese par de palabras una y otra vez de forma frenética, como un modo de confirmarse a sí misma si lo que escuchó era real. Pero aun cuando el mismo arcángel dijera que el amor que sentía no era más que uno familiar, para la diosa celta pelirroja el solo escucharlo pronunciar esas palabras fue como oír el más hermoso de los coros celestiales.
Es por ello que tras dos segundos de procesar esas palabras, en su interior ocurrió una explosión de felicidad pura que, además de hacerla llorar de alegría, también la incito a abalanzarse encima de su amado ángel y llenarle el rostro de besos con pasión desenfrenada; en este punto ella ya no pensaba en más nada, ni mucho menos sentía las miradas fijas y lujuriosas de sus dos compañeras que gozaban el espectáculo.
Lo único que la druida pelirroja deseaba y ansiaba con desespero, era unirse en cuerpo y alma con el nuevo ser que logró sanar las heridas de su corazón.
Brigit yacía encima de San Gabriel, besando cada centímetro de su rostro con una intensidad tan grande, que demostraba esa pasión que hacía arder su cuerpo, tanto en termino figurativo como literal; su cuerpo ardía con la misma intensidad del fuego, o hasta más, como un reflejo del amor que calentaba su pecho y cuerpo a tal punto, en que si no fuera por el grandioso poder que tenía el Ángel de la Divinidad, éste último estaría siendo quemado hasta convertirse en cenizas.
Transcurrido cinco minutos desde que comenzó la acción, de inmediato la diosa celta pelirroja levantó el torso y fue posicionando el enorme trasero en la pelvis del cuerpo físico del arcángel, con el fin de acomodarse para unirse con él. Pero la intensidad del momento la volvió tan ansiosa, que sus movimientos eran un poco torpes, de modo que el mismo San Gabriel tuvo que ayudarla a acomodarse, sujetándole las enormes caderas.
Gracias a que Brigit practicaba el baile desde niña, sus piernas se han fortalecido de tal manera que sus glúteos y caderas se volvieron muy proporcionales, mucho más que las de Wadjet e incluso Morrigan. Además debido a que sus trabajos incluían el pastoreo, la artesanía y otros trabajos en los que se requieran actividades físicas, y sumado con su cuerpo inmortal y excelentes genes familiares, estaba dotada de una muy buena constitución física.
Es gracias al poder y constitución física de ambos que podrían unirse sin lastimarse de gravedad el uno al otro, tal como hicieron ahora; luego de que Brigit se acomodará dio un simple sentón, y en su feminidad ingreso hasta el fondo la virilidad del cuerpo físico de San Gabriel, provocando que Brigit soltara un fuerte gemido de placer puro, el cual le siguió un coro de gemidos fuertes y suaves, cuando ella empezó a cabalgar sobre la pelvis de su amado ángel.
Cada sentón hacía que la druida pelirroja sintiera una descarga de placer, que en su caso era más como una explosión de sensaciones contrarias; por un lado sentía un dolor que le hacía querer parar, pero al mismo tiempo sentía una especie de adicción que la incitaba a continuar. Esa sensación hacía que su mente se nublara de tal manera, que apoyo sus manos en el pecho de San Gabriel para evitar caer sobre él.
https://youtu.be/x6ycksKOhFI
Luego Brigit aprovechó ese apoyo para satisfacer el cuerpo físico de su amado ángel con movimientos giratorios de las caderas, seguido de suaves arrastres de la entrepierna arriba y debajo sobre la pelvis del arcángel, y continuar con rebotes aún más velocidad que antes, provocando que toda la habitación temblara de forma violenta por la poderosa fuerza que ejercía Brigit en cada movimiento.
Sin embargo ella era la única que podía disfrutarlo, y a diferencia de la diosa egipcia, no podía resistir esa increíble descarga de placer, de modo que a los pocos minutos de haber comenzado ya estaba sintiendo múltiples orgasmos consecutivos. Además, durante todo el acto, San Gabriel —al igual que con Wadjet— sentía como el órgano reproductor de su cuerpo físico masculino ingresaba, salía y se movía dentro de Brigit cada vez que ésta movía las caderas, y aun así él no sentía ni una pizca de disfrute o sensación placentera.
Pero si sentía el agobiante y peligroso calor del cuerpo de la diosa pelirroja a tal grado, que si no fuera por el nivel de poder en el que San Gabriel se hallaba ahora mismo, la virilidad de éste estaría carbonizada. Pero el arcángel no le prestaba atención a ese detalle; estaba concentrado en la felicidad que sentía al hacer feliz a su compañera celta pelirroja por medio del apareamiento.
Aparte del dolor y el agobiante calor, también sentía una alegría tan pura e inocente como la de un niño, porque al no poder corresponder los sentimientos de Brigit del mismo, todo lo que San Gabriel podía hacer era alegrarla y satisfacerla en todo lo que pudiera, pues si ella era feliz entonces él también lo sería.
Y como tal, luego de casi dieciséis minutos de estar copulando y en los que la diosa celta pelirroja tuvo siete orgasmos, San Gabriel levantó el torso y se sentó en la cama, teniendo a Brigit todavía unida a él de manera que ambos quedaron cara a cara. Acto seguido el arcángel la abrazó con fuerza y ella correspondió al abrazo con la misma intensidad, para después continuar con el apareamiento, solo que esta vez era el arcángel quien controlaba los movimientos de las caderas de Brigit.
La sincronización entre ambos, sumado a la nueva posición junto con el intenso calor y sudor del cuerpo de Brigit, hacían reaccionar mucho mejor el instinto reproductivo del cuerpo físico de San Gabriel, de manera que luego de estar copulando así durante casi diez minutos, el cuerpo físico del arcángel había llegado a su segundo clímax, y como reacción en cadena la druida pelirroja llego al clímax por última vez al sentir la "explosión volcánica" en el vientre, esta vez amplificada a tal magnitud que se sintió en el verdadero paraíso.
Tras haber terminado el acto, descansaron por unos largos segundos, todavía aferrados el uno al otro. Y después de ese breve descanso cruzaron miradas; Brigit tenía un brillo de felicidad y éxtasis puro en sus ojos, que alegró aún más el corazón de San Gabriel. Entonces el arcángel decidió compensar su incapacidad para sentir amor romántico, cumpliendo el mayor anhelo de la diosa pelirroja: darle un beso en los labios por voluntad propia (igual a como lo hizo con Wadjet).
En este punto Brigit comenzó a creer que estaba en un sueño celestial, del cual temía despertar. Pero se consolaba al sentir el cuerpo de su amado ángel; le demostraba cuan real era el momento actual. Y por ello empezó a llorar de la enorme felicidad que le daba el momento.
—¡Oigan tortolitos sepárense de una vez! ¡Es hora de que la reina tenga su turno!
La alegría juvenil de Brigit se convirtió en furia al escuchar las quejas de la reina fantasma, porque tal como si despertara de un hermoso sueño la hicieron volver a la realidad, y entonces corta el beso para dirigir su mirada molesta a Morrigan, quien yacía sentada en la misma posición, observándolos con un fuerte sonrojo, mientras se mordía el labio inferior, se apretaba un pecho y se acariciaba la entrepierna, además de tener los ojos de color azul y llenos de una lujuria desesperada.
—Está bien Brigit —dijo San Gabriel con un poco de vergüenza, ganándose una tierna expresión confundida de la druida pelirroja—. Puedes descansar mientras tanto. Más tarde podemos tener otra sección de apareamiento —dicho esto, San Gabriel con la mano derecha seca el sudor de la frente de Brigit—. Al igual que a Wadjet, a ti también te lo compensare cuantas veces quieras. Es lo menos que puedo hacer, para compensar el amor que no puedo corresponder.
Aquel comentario hizo que Brigit le mirara con los ojos amplios y en silencio. Luego parpadea y esboza una hermosa sonrisa de radiante felicidad, para cortar el silencio.
—Esperare ansiosa nuestra siguiente oportunidad para volver hacer el amor, amado mío —respondió Brigit con una voz quebrada, para después darle a su amado ángel un pequeño y tierno beso.
La druida pelirroja procede a separarse con cuidado del arcángel, y se acuesta en el lado izquierdo de la cama, con el fin de descansar y esperar con ansias su siguiente ronda. Mientras el arcángel volteaba su mirada para ver a la última compañera suya que debía complacer, y que al haber visto a las otras dos diosas tener su momento íntimo con el arcángel, tenía una ansiedad inigualable por apaciguar la excitación que ahora la enloquecían.
—No te preocupes angelito. Esta vez seré gentil —dijo Morrigan con una sonrisa y tocándose el labio inferior con el dedo índice.
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