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Capítulo XIX: Maestro vs Berserker

https://youtu.be/O1w1i6LD7mU

Después de que Odín conjurara el mítico hechizo respetado y temido por los mortales e inmortales nórdicos, su cuerpo liberó una descomunal y caótica energía azulada, con tonalidades violetas; además su único ojo se había tornado azul por completo, y las venas en su rostro se tensaron. Su musculatura se amplifico a tal grado, que la armadura en su cuerpo daba la impresión que iba a romperse y salir volando por los aires. Y como detalle final, su respiración se tornó rápida y agitada, al mismo tiempo en que gruñía igual a un perro salvaje.

—Veo que sigues sin aprender —dijo San Gabriel bajando la mirada y cerrando los ojos, bastante decepcionado—. Eres como un niño malcriado creyéndose un adulto.

Con tan solo decir esas palabras, parecidas a las dichas por el propio Odín al arcángel con anterioridad, en un simple parpadeo el primero apareció frente a él, no con la intención de cortarlo con la lanza, sino de golpearlo con el puño izquierdo. No obstante la cercanía entre ambos fue suficiente para que San Gabriel saltara y conectara un potente rodillazo en el rostro de Odín. Sin embargo tuvo que alejarse flotando y aterrizar en el suelo, en posición de lucha, porque de no haberse movido, el Rey de Asgard podría haberlo atrapado por medio de un agarre rompe-espaldas.

Y eso no era todo; al instante Odín piso la tierra y cual rayo volvió a estar frente al arcángel. Luego atacó con una lluvia de estoques y cortés con su lanza, los cuales San Gabriel evadió a una velocidad solo un poco, para después bloquear con su codo un potente corte horizontal de la lanza, con el fin de acercarse y atacar con un codazo. 

Pero de inmediato Odín conectó un devastador puñetazo en el estómago de su enemigo angelical, obligándolo a retroceder diez pasos, y aun cuando éste último intento bloquearlo con su antebrazo izquierda, igual el impacto lo lastimo bastante, e incluso destrozó la armadura de su antebrazo; por primera vez en el combate recibió verdadero daño. Y fue entonces que Freyja se percató de algo.

"De repente tanto su poder mágico como su energía Chi, han disminuido al mismo tiempo en que recibió aquel ataque... ¿será que...?", pensaba Freyja bastante sorprendida de ese detalle.

Volviendo con el combate el arcángel, ahora serio, se preparó para otro ataque, el cual, para su sorpresa, vino desde atrás; a una velocidad por lejos mayor a antes, Odín se posiciono detrás de él para atacarlo. De inmediato San Gabriel se giró, y usando su codo izquierdo redirecciono a un lado un tajo en descenso de la lanza Gungnir. Pero no fue lo bastante rápido para bloquear un puñetazo, que fue directo a su rostro, seguido de una brutal patada en el estómago, que le hizo retroceder y, por primera vez, escupir un poco de sangre. 

No obstante él pisó la tierra con fuerza y se mantuvo firme. Y con la fortaleza de una montaña, tensó sus músculos y se cubrió, justo antes de recibir una lluvia ataques que consistían en tajos y estocadas, junto con puñetazos y patadas, cada una por parte de Odín; pesar de que el arcángel bloqueaba, redireccionaba y evadía varios de esos ataques, algunos lograban rozar su piel, e incluso la lanza llegaba a dar cortes profundos en sus brazos, piernas, estómago, y los puños y pies del propio Odín lograban dar con su objetivo, quien a pesar de lograr bloquear la mayoría, aun así el impacto de los golpes le causaba daño.

La fuerza del Rey de Asgard se había amplificado junto con su velocidad, la cual a su vez aumentaba la potencia de los golpes al impactar.

Ya estando harto de la situación, San Gabriel decidió intentar tomar distancia, conectando con éxito un brutal cabezazo en el rostro de Odín; aquel golpe si logro tener cierto efecto, puesto que lo desoriento el tiempo suficiente, como para que el arcángel extendiera las alas y comenzara a retroceder. Pero en cuanto lo hizo, recibió de lleno una lluvia de lanzas azules, disparadas por la lanza Gungnir de Odín, quien conjuró su hechizo rúnico en cuanto volvió a orientarse.

Mientras tanto los demás dioses nórdicos volvieron a quedar sorprendidos, en esta ocasión por el hecho de que, por primera vez desde que inició el combate, el arcángel parecía estar contra las cuerdas. Incluso Brigit, Morrigan y Wadjet una vez más tuvieron una creciente y mortal preocupación interna, siendo mucho más notable en la primera que en las otras dos.

"El poder de ese ángel comenzó a disminuir de forma exponencial. Es cierto que los ataques debilitan a quien lo recibe. Pero en este caso, con cada golpe, todo su poder fue disminuyendo demasiado. ¿Es por recibir golpes directos o daño? Tal vez sea ambos, porque en toda la batalla, jamás se debilitó, ni recibió un ataque directo o golpe que le causara cierto daño", analizaba Freyja con detalle y frunciendo el ceño; por fin comprendió, al igual que Odín, cual era la debilidad del poder del arcángel.

De vuelta al combate, la tierra en el campo estaba siendo sacudida por la fuerza de las explosiones, que provocaban las lanzas mágicas, disparadas por la lanza Gungnir, al impactar contra su objetivo. Odín continuaba disparando aquella lluvia mortal igual que un maniático asesino, sin detenerse ni un poco. Sin embargo, de repente una lanza cayó cerca de él y otra le rozó la mejilla izquierda.

La sorpresa no tardó en invadir una vez más en todos los presentes, al contemplar que varias de las lanzas mágicas estaban siendo dispersadas en diferentes direcciones, hasta que, a paso lento, las explosiones empezaron a césar, y pudo verse a San Gabriel; éste tenía grietas en su armadura, la coraza del otro antebrazo también fue destruida, y en las partes visibles de su cuerpo podía verse algún que otro rasguño profundo y pequeño moretón, e incluso sangre.

https://youtu.be/jekbOlKlesg

No obstante la capacidad de sanación extrema del arcángel, característica de todo ser inmortal, había iniciado el proceso de curar cada herida; de modo que, poco a poco, los cortes y moretones comenzaban a desaparecer en pequeños resplandores dorados uno a uno. Pero lo que si era sorprendente, era que él tenía los brazos cubiertos de brillante energía Chi dorada, y con las mismas hacía movimientos circulares, que simulaban los patrones de un remolino de viento, el cual atrapaba las lanzas y las concentraba en el centro del vórtice, para ir desviando cada una con las manos y antebrazos en distintas direcciones.

—¡¡¡¿Acaso este malnacido no piensa morirse?!!! —exclamó Odín, con un pequeño fragmento de conciencia, y aumentando todavía más su furia infinita—. ¡¡¡ Arte Vanir: Luz del Alfheim!!!

Al instante la lanza Gungnir dejó de disparar lanzas mágicas, y en vez de ello acumulo una feroz energía celeste, al grado en que orbes blancos se acumulaban en el filo, para después disparar un poderoso destello azul, que arrasó con parte del campo y el bosque ubicado en frente, más no a su enemigo; justo antes de recibir de lleno el mortal ataque, el arcángel salto hacia adelante, dio un pequeño giro en el aire y cayó de pie en el destello de luz. 

Entonces, como todo un surfista profesional, fue deslizándose por todo el destello mágico, para luego dar otro salto, volver girar en el aire y finalizar con un majestuoso puñetazo derecho, que conectó con éxito en el rostro de Odín; haciendo estampar contra el suelo a éste último y levantando una cortina de nieve. Y después de aquel exitoso golpe, San Gabriel dio otro giro hacia adelante y fue deslizándose en la nieve hasta detenerse a varios pasos lejos.

—Tal como dije antes: eres como un niño malcriado creyéndose un adulto —dijo San Gabriel, parándose firme y tomando una de las hojas que volaban por la zona, al haberse destruido gran parte de los árboles por el destello mágico anterior. Luego el arcángel echa un vistazo a la hoja y prosigue diciendo: —Deberías calmarte, despejar tu mente, y dejarte llevar por el momento.

Dicho eso, con una increíble paz y sabiduría que suelen tener los maestros, San Gabriel suelta la hoja, y sonríe mientras la ve volar libre al cielo azul. Después se gira a la izquierda, esquivando una estocada de la lanza de Odín, e impactando en el rostro de éste un codazo izquierdo vertical invertido. Luego se separó de él, y tan pronto como lo hizo, la lanza de éste desprendió un descomunal brillo azulado.

¡Arte Æsir: Embestida del Jabalí! —conjuro Odín y de inmediato avanzó cual cometa en un poderoso destello de luz azul, mientras efectuaba una estocada con su lanza.

El poder del ataque fue tan grande, que causó un estallido de viento por todo el campo y destrozó gran parte del terreno, cuando la punta de la lanza impacto contra el suelo, al ser desviada por el codo izquierdo del arcángel, quien luego prosiguió a ejecutar un codazo derecho, que conectó de lleno en el rostro de Odín, aprovechando su punto ciego —ya que Odín carecía de ojo izquierdo. 

Acto seguido San Gabriel extiende sus alas y se aleja volando. No obstante su oponente no le deja escapar, puesto que al instante comenzó a perseguirlo. Entonces el Ángel de la Divinidad y el Rey de Asgard sobrevuelan el campo de batalla, en forma de luz naranja y azul respectivamente, mientras el viento y la tierra retumban cuando ambos chocaban para continuar peleando. 

En un choque Odín logró asestar un puñetazo en el rostro de San Gabriel. Pero éste último sujeto el brazo del primero y al instante contraataco con un rodillazo, que impactó debajo de la mandíbula del Rey de Asgard, seguido de un codazo diagonal en rostro de éste que lo separó del Ángel de la Divinidad. Sin embargo ambos continúan el vuelo y vuelven a chocar en un feroz ataque mutuo.

Esta vez fue el turno de San Gabriel de atacar primero: se acercó, redirecciono un tajo de la lanza por medio de las manos e impactó un potente puñetazo corto en el pecho de Odín, que incluso abollo su pechera y le quitó un poco de aire. Aun así el Rey de Asgard intentó contraatacar otra vez con su lanza, y por un momento estuvo cerca de decapitar al Ángel de la Divinidad, pero sólo consiguió hacerle un pequeño corte en el cuello, debido a que éste último se dejó caer hacia atrás, para después atacar al mismo tiempo con una patada en el cuello de Odín.

No obstante el dios nórdico supremo no cedió; tomó distancia y mientras lo hacía, cargo con magia el filo de su lanza y ejecutó varios cortes en el aire, los cuales crearon rafagas celestes delgadas y filosas que se dirigían hacia el arcángel. Éste no lo pensó dos veces y voló directo hacia esas rafagas, y luego evadió cada una por poco, haciendo distintas maniobras en el aire, hasta llegar a su oponente. 

Acto seguido ambos inmortales preparan sus respectivos puños y se atacan al mismo tiempo, en cuanto la cercanía entre los dos fue lo suficiente como para ello. Sin embargo mientras que el puño de Odín paso al lado del rostro de San Gabriel, el puño de éste último logró impactar en el rostro del primero. Luego ambos se separan y prosiguen la persecución, junto con brutales choques continuos entre ambos.

En cada choque San Gabriel bloqueaba y redireccionaba un golpe o tajo de la lanza Gungnir, para después devolver los ataques el doble y triple de veces. Y en otros choques, Odín lograba conectar un golpe o pequeño corte, aunque no los suficientes, como para causar una gran disminución de poder del arcángel. Además ahora éste último parecía estar sobrepasándole en reacción, velocidad y fuerza, de modo que ahora cada vez le era más difícil al Rey de Asgard atacarlo con éxito y defenderse de sus ataques.

—Odín cometió otro error: debió derrotarlo con los primeros golpes que logró dar —dijo Freyja seriamente, mientras se cruzaba de brazos.

—En algo estamos de acuerdo bruja con alas: el vikingo-pirata cometió otro terrible error ¡Ja, ja, ja! —respondió Wadjet bastante divertida y orgullosa—. Aunque esta es la primera vez que lo vemos usar ese extraño estilo de lucha al completo en un combate, conocemos muy bien sus cualidades. Compañeras, hagan los honores de explicarle a esta ignorante. 

—De acuerdo Wadjet —respondió Brigit con animo y emoción—. El estilo Godfist de San Gabriel no solo es efectivo contra oponentes enormes; también es mortal contra oponentes armados. Varias de sus técnicas están hechas para desviar armas, contraatacar y desarmar. Básicamente tiene más ventajas que antes. Además, mientras avanzaba el combate, fue memorizando el patrón de ataque de su enemigo, de modo que fue adaptándose de inmediato.

—Exacto. Y como resultado, ahora el angelito responde mejor a los ataques del viejo, esto a su vez, hace que pueda devolver más golpes que los que recibe. Y con cada golpe que él conecta con éxito su poder aumenta gracias a su habilidad —agregó Morrigan cruzada de brazos, con una sonrisa divertida—. Él no es solo una cara tallada por los mismos ángeles: es analítico e inteligente en batalla. Es el ángel más fuerte en combate mano a mano. Incluso el mismo Dios Rudra reconoció que le sería difícil vencerlo en un combate sin armas ni poderes.

—¡¡¿Rudra?!! ¡¿Esa ninfa masculina de verdad conoce al todopoderoso dios Rudra?! —exclamó Freyja, no pudiendo ocultar su gigantesco asombro al conocer ese detalle.

—¿Conocerlo? Ambos han entrenado juntos en más de una ocasión: hasta intercambiaron algunas técnicas, para complementar sus respectivos estilos de lucha —reveló Wadjet como si no fuera la gran cosa—. Incluso, poco después de que ese tigre gruñón le diera una brutal violación al patético y miserable de Zeus, fue al hogar de San Gabriel para otra rutina de ejercicio y entrenamiento.

—Algunas veces, ese dios-tigre visitaba el Paraíso para ver a sus viejos amigos, esa pareja humana llamada Adán y Eva. Y San Gabriel, al ser el mediador entre los mortales y los inmortales, debía ser quien lo guiará hasta esa pareja humana —explicó Morrigan todavía con su sonrisa cínica.

—Entonces un día, el padre de San Gabriel, le pidió a Rudra que por favor entrenará a su hijo, y él aceptó. Y desde entonces Rudra ha sido el maestro de San Gabriel —agregó Brigit—. ¡Je, je! Aunque no lo demuestre, con el tiempo el Señor Rudra fue considerando a San Gabriel como un gran discípulo, y un buen amigo. 

"No puede ser... ¿De verdad conoce a Rudra? ¿Sera cierto? ¡¿Sera cierto?!", pensaba Freyja, bastante nerviosa, y luchando por contener su emoción y felicidad casi infantil, al recordar a aquel salvaje dios pelirrojo, del que tanto le habló su hermano Frey, y del que hablan los elfos en el Alfheim.

De vuelta al combate, en un choque Odín logró conectar un puñetazo izquierdo en el estómago de San Gabriel. Y éste, ahora sin inmutarse, aprovechó la cercanía para atacar: agarro la cabeza de su oponente con ambas manos y conectó un devastador cabezazo. 

Acto seguido el arcángel se separa de él, oculta las alas y da un breve giro, para después enviar al Rey de Asgard lejos con una patada vertical en las costillas. Y luego de que ambos tomaran distancia por varios metros, Odín dibujo runas a una velocidad mayor que antes, e invocó su hechizo Arte Rúnico: Ataque de la Cacería Salvaje. Entonces San Gabriel extendió las alas y contraatacó con su propio ataque.

Poder de Dios: Lágrimas de los Astros —canto San Gabriel, dando un fuerte aplauso y luego separó las manos, creando una gran esfera de fuego blanco, que al poco exploto y se dispersó en miles de pequeñas luces, las cuales avanzaron cual lluvia de cometas a las lanzas; provocando incontables explosiones por la colisión entre ambos ataques.

De repente, en medio del bombardeo y las explosiones, surgió un proyectil azul, que erradicó los cometas en su camino y llegó hasta San Gabriel, causando una increíble onda de choque por el golpe inesperado que recibió Odín, al acercarse para atacar a su oponente; en un solo segundo, el Rey de Asgard voló y atravesó las explosiones, con el fin de apuñalar al arcángel. Pero éste último logró atrapar la punta de la lanza con ambas manos y la desvió al lado izquierdo, para ejecutar un puñetazo directo en el rostro de Odín.

No obstante el Rey de Asgard predijo esta acción por parte del arcángel, de modo que se protegió el rostro con el brazo izquierdo. Luego apartó el brazo de San Gabriel y se dispuso a atacarlo con un potente izquierdazo. Sin embargo terminó viendo el cielo, cuando recibió una inesperada patada debajo de la barbilla, por parte de su oponente angelical.

Entonces San Gabriel se acercó, aprovechando el aturdimiento momentáneo de Odín, y aceleró la circulación sanguínea de los brazos a tal magnitud, que empezaron a liberar humo, y al instante desencadeno una serie de puñetazos directos que viajaban más allá de la velocidad de la luz. Cada golpe impactado generaba ondas de choque que viajaban más allá de la mitad del planeta, hasta que en el golpe número mil prosiguió con una patada que mandó a Odín lejos. Y como golpe final, San Gabriel voló directo hacia él, posicionándose encima, y lo remató con un codazo diagonal, aplicando tal fuerza que volvió a enviarlo directo al suelo.

https://youtu.be/tEFbj1rTyHk

Pero el Rey de Asgard dio varios giros en el aire y aterrizó de pie. Aunque de todos modos acabó arrodillándose y empezó a escupir chorros de sangre. Su pechera tenía tantas abolladuras y marcas de golpes, que  estaba al borde de romperse dañada. Incluso podía sentir alguna que otra costilla rota, hueso agrietado y órgano dañado; si no fuera por las capacidades de su cuerpo de dios, tales como la increíble resistencia y sanación extrema, ya habría muerto desde hace poco.

Aparte su habilidad Berserker se había desactivado con el último golpe recibido, por lo que ahora estaba sintiendo todo el dolor y cansancio de la pelea. Pero eso solo lo motivó aún más a ponerse de pie; no había duda de que su voluntad era fuerte. Por lo tanto, usando su lanza como apoyo, se puso de pie, aunque con cierta dificultad. Levantó la mirada y vio al arcángel aterrizar en la tierra, aun con energía para seguir peleando por mucho más tiempo.

"Por un momento tuve ventaja... Pero cuando avanzó la pelea, él se adaptó y supo cómo defenderse... Este maldito, pese a ser un miserable pacifista, tiene un gran talento para pelear", decía Odín en su mente, furioso y frustrado. Sabía que debía cambiar de táctica, o terminaría siendo derrotado, por lo que continuó su análisis mental, para hallar una rápida solución.

Para Odín, aquello ya no era una batalla para decidir si castigar o no a alguien por el daño causado en el Territorio Nórdico: ahora se había convertido en una batalla para preservar su orgullo como Dios Supremo de su Panteón, y por ello, no podía permitirse de ningún modo perder contra un inmortal de otra tierra, ni mucho menos contra uno que no era siquiera un Dios Supremo como él.

Además, lo más humillante para él, era que esa pelea era la prueba viviente del ideal de las artes marciales, junto con la razón de su existencia: "la técnica correcta en el momento correcto, supera a la fuerza". Por lo tanto, Odín debía atacar con astucia.

"Su estilo de lucha tiene bases similares a la filosofía de los mortales e inmortales asiáticos, e incluso domina el Chi, gracias a la paz que le ofrece esa filoso... Paz... Ya veo...", seguía analizando Odín en sus pensamientos, hasta que tuvo una idea, que le dibujó una confiada sonrisa en el rostro.

—Sabes viejo, rendirse no puede ser más vergonzoso, que recibir una paliza celestial en público —dijo San Gabriel, denotando verdadera lastima, y tratando una vez más de terminar con la pelea sin tener que seguir recurriendo a la violencia.

—Je, sin duda eres muy terco para morir. Pero no pienso rendirme tan fácilmente —contesto Odín, ahora sonriendo con confianza renovada—. A diferencia de ti, yo no acepto los fracasos.

—Fracasar es parte del crecimiento. Si no aprendes de ello, no creces como persona; solo te quedas estancado, sin posibilidad de tener un buen futuro —contestó San Gabriel, otra vez con su actitud de sabio.

—Entonces debiste aprender mucho de tus fracasos. ¿No es así? Después de todo, tú más que nadie sabe lo que es fracasar y cometer errores. Y ahora que lo pienso, ¿no será esos errores pasados, la razón principal por la que estás tan decidido a proteger a ese trio de diosas extranjeras?

https://youtu.be/pxKqn5UzEdo

De pronto surgió una nueva tensión en el aire. El extraño rumbo que tomaba la conversación, además de producir un nuevo ambiente tenso, también lleno de confusión a varios de los presentes en el lugar. Ni siquiera Brigit, Morrigan y Wadjet entendían con exactitud a qué se referían, puesto que San Gabriel, muy rara vez, hablaba de su pasado, y ellas jamás le prestaron atención a eso; aunque Wadjet si tenía alguna idea, ya que ella leyó un poco del pasado del Ángel de la Divinidad, más no continuó con esa lectura, puesto que le pareció innecesario conocer el pasado de su compañero.

Pero ahora, después de todo lo ocurrido, en especial luego de la reconciliación entre ellas con él, la chispa de la duda comenzó a avivarse en cada diosa. Y no tenían un buen presentimiento; por una razón, el arcángel casi nunca hablaba de su pasado y de su vida antes de ser un simple mensajero.

—Y es irónico, porque ahora tienes otro fracaso en tu lista: fracasaste como esposo. Por tú culpa ocurrió todo este caos —proseguía Odín, aun con su sonrisa confiada—. Al igual que es parte culpa tuya, que Lucifer cayera. Es por ti que hay más ángeles caídos. Y peor aún: ¡eres responsable de que ocurriera el Diluvio Mundial!

Cada palabra confundía más a los ajenos de la historia, preocupaba a Brigit Morrigan y Wadjet, y hacía decaer la mirada del arcángel, junto con su aura pacífica y tranquila; ahora solo transmitía esa melancolía y tristeza, que siempre le causaba recordar esa parte caótica de su pasado. 

Y al salir a a la luz las dos revelación, causó cierta impresión en todos los que no tenían conocimiento completo sobre esos sucesos; en especial al trío de diosas, quienes no se esperaban para nada esos detalles del pasado de su compañero angelical. Mientras, Odín sonreía aún más, al ver que lo que planeaba, estaba funcionando. Pero no se dejó llevar por la emoción, y continuó revelando todo lo que sabía.

—Lo explicaré más sencillo. Siglos atrás tú, por pura curiosidad, saliste del Panteón Israelita y fuiste al Panteón Griego. Luego tus tres hermanos San Miguel, San Rafael y Luzbel, fueron a buscarte; allí fue cuando Luzbel tuvo esa conversación con Hades, donde surgió la chispa de la duda y del deseo de querer más, como el primogénito que era. La idea que comenzó todo, y que con la muerte de tu monstruosa madre termino con su caída en desgracia, como Lucifer. Pero lo peor vino después. Luego de que Lucifer cayera, tus hermanos menores iban a ir a su primera excursión en Midgard. 

»Y tú, como el hermano más cercano al Mundo Mortal, era tu deber ir con ellos y guiarlos. Pero como seguías llorando y culpándote por la caída de tu hermano Lucifer, decidiste no acompañarlos. Y ellos al llegar a Midgard, conocieron a sus hermanas demonio y a las humanas mortales. Entonces, llenos de curiosidad, descubrieron lo que era el placer, y engendraron al clan de gigantes Nephilim. Por tu culpa, se originaron más ángeles caídos y monstruos que acabarían con el Mundo Mortal. Sin embargo, se te concedió una oportunidad para reparar el daño que causaste: se te dio la orden de masacrar a los Nephilim. 

»Una tarea sencilla: un simple trabajo tuviste, y aun así, no lo cumpliste. Aunque matabas a los Nephilim tal como se te ordeno, dejaste vivir a los niños. Y como no fuiste capaz de matarlos, esas crías crecieron y les enseñaron a los humanos sus costumbres primitivas, causando aún más caos en Midgard. Por ello, para eliminar definitivamente a todos los Nephilim y humanos primitivos, todos los Panteones nos vimos obligados a comenzar diluvios en nuestras respectivas tierras, ¡solo para resolver tu ultimo fracaso! ¡Tuvimos que destruir la mayor parte de Midgard y volverla a rehacer, a causa de tu debilidad!

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