Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo X: Problemas Familiares

https://youtu.be/n-Dh3ftkRAs

Había transcurrido solo un día, desde que el arcángel mensajero fue unido una vez más a otra diosa, y la vida pacífica como la conocía se convirtió en una serie de catástrofes desdichas. Si ya de por si le era problemático resolver los conflictos entre Brigit y Morrigan, ahora con una nueva integrante en la casa, era un verdadero milagro que él no tuviese que reconstruir el pequeño planeta en donde vivía.

Sin embargo todavía quedaban momentos en los que San Gabriel podía tener paz y respirar tranquilo (al menos para descansar), incluso ahora con una tercera compañera. Un ejemplo de ese corto tiempo de descanso eran las horas de trabajo; de vez en cuando él debía encargarse de la red de comunicaciones dentro del Panteón, además de entregar mensajes en el Mundo Mortal y en otros Panteones, en nombre de su padre y hermanos, y a veces debía ir al mismo Mundo Mortal para predecir nacimientos.

Y justo ahora el arcángel terminaba de trabajar, y se encontraba en la oficina de su casa organizando el papeleo. La habitación dedicada a su trabajo era un cuarto enorme, con un estante en una pared lleno de pergaminos y libros. En otra pared se hallaba un closet antiguo de madera, y en la pared había una mesa cuadrada de madera tallada, con una fila de cinco pergaminos reunidos encima, y cerca de la mesa se encontraba el arcángel sentado en una banca de madera, leyendo uno de los pergaminos de la mesa.

A pesar de que San Gabriel no necesitaba luz para leer, dado a los sentidos súper desarrollados de su cuerpo físico, de todos modos en la habitación había cuatro de candelabros colgando de tornillos clavados en las paredes, en los que flotaba una pequeña luz blanca similar a una mini estrella, pero con suficiente potencia como para iluminar toda la habitación; en el resto de la casa había más candelabros así, de modo que toda la casa siempre estaba iluminada por las noches de ese pequeño planeta, el cual gravitaba alrededor de un pequeño sol, e incluso poseía su propia luna (aunque de una escala muy pequeña).

De momento el arcángel leía uno de los informes acerca de un problema ocurrido en el Panteón Griego, que involucraba a su rebelde hermana menor, la Titanide de la Noche, Nyx. Según el informe su hermana destruyó cinco planetas en la galaxia cercana a la Vía Láctea, en un arrebato de furia extrema.

Por ahora nadie sabía la causa, y de repetirse él tendría que intervenir y calmar a su hermana menor, antes de que su locura crease un desequilibrio en el universo, y el Dios Hindú de la Destrucción, Shiva, por obligación tendría que intervenir en su lugar, para "eliminar el problema". Y eso San Gabriel no podía permitirlo, porque estaba fuera de su alcance.

Shiva era el dios que se encarga de mantener el orden en toda la existencia, y evita que los demás inmortales, incluido los de otros Panteones, perjudiquen el balance natural en el Mundo Mortal y de los universos. Y de entre los dioses más fuertes, él estaba en la cima; tal era su incalculable poder, que con tan solo un chasquido de sus dedos, era capaz de eliminar por completo el Panteón Griego o el Nórdico.

No por nada todos los inmortales, sobretodo Zeus, Odín, Ra, Quetzalcóatl e Izanagi, le tenían increíble miedo.

Pero de momento no había de qué preocuparse, porque Nyx —al parecer— se ha calmado y no ha vuelto a destruir otro planeta, al menos no uno importante. Así que San Gabriel podía respirar tranquilo por ahora, al saber que su querida hermana menor no se metería en un grave problema, en el que él tuviese que intervenir, otra vez. Y es que resolver los problemas de su hermana titánide ya era casi una costumbre; a veces hasta el arcángel llegó a pensar que ella solo lo hacía a propósito por algún fin desconocido para él.

Ni siquiera el marido de Nyx (y también hermano gemelo), el Titán de la Oscuridad Érebo, era capaz de entenderla, o tan siquiera calmarla cuando se enojaba. Los únicos a los que Nyx llegaba a hacer un poco de caso (además de sus padres) eran su hermano mayor arcángel mensajero y su hermana mayor titánide Gaia.

Pero San Gabriel, aunque se pasara siglos tratando de comprenderla, lo cierto es que le costaba entender a algunas criaturas con género, sobretodo las hembras. Por eso era un verdadero milagro que él llegase a comprender un poco a Brigit y Morrigan. Sin embargo aún no podía decir lo mismo de Wadjet. Y como si invocara a una de las tres con la mente, el arcángel peliplateado escucho la puerta de su oficina abrirse, y era muy obvio que no podía ser nadie más que sus tres compañeras.

https://youtu.be/sIizxKRKc8g

—¿Y ahora qué? —se quejó San Gabriel en voz baja, dejando el pergamino en la mesa y girándose sobre la banca para ver en dirección a la puerta. No se sorprendió para nada al ver que era Wadjet quien entraba a la oficina, pero si le dio una ligera sorpresa algo más.

La doncella egipcia ahora llevaba solo un conjunto de telas blancas, similar a una momia, pero apenas cubriendo parte de su cuerpo, sobretodo en el área de los pechos y la entrepierna; solo faltaba retirar algunas telas para que su cuerpo quedase expuesta en su totalidad, y pese a eso, ella no mostraba ni un signo de pudor. Pero a pesar de esto, y aunque Wadjet hacía una pose seductora en la puerta, solo conseguía verse adorable para los ojos del arcángel, quien solo la veía, en un principio sorprendido, para después tener una expresión indiferente, sin ánimos para bromear o algo parecido.

—¿Que... estas... haciendo? —preguntó San Gabriel de forma lenta, entrecerrando los ojos y sin ni una pizca de humor para juegos, ni menos para complacer el gusto enfermo de una diosa.

—¿Acaso una mujer no puede lucir bella para su pareja? —contra pregunto Wadjet con una sonrisa pícara, aunque lo único que hacía era lucir aún más adorable.

—No puedes responder una pregunta con otra pregunta.

—Y tú en vez de quejarte y preguntar, deberías pedirme que me acerque para gozar.

—Wadjet, ya te dije que, aunque mi cuerpo físico sea el de un hombre, mi verdadero cuerpo no tiene forma ni género. Por lo tanto, no siento atracción por ningún género. Y las reacciones de mi cuerpo físico, son reacciones instintivas naturales que no siento. Por ejemplo, el órgano reproductor de mi cuerpo físico responde, por instinto reproductivo, a ciertas señales de su contraparte, en este caso las hembras similares a mi cuerpo físico, con el propósito de reproducirse; no para sentir placer. Por lo que jamás en mi eternidad sentiré algo semejante al deseo carnal.

—¡Naaaahhh! ¡No me des clases de biología! ¡Me case con un joven y divertido ángel con cuerpo masculino! ¡No con un estúpido, viejo y aburrido profesor! —se quejó Wadjet en absoluto disgustada de las explicaciones biológicas del arcángel.

Acto seguido la doncella egipcia cerró la puerta de forma brusca, y comienza acercarse al arcángel, con las manos en la cintura y moviendo las caderas igual que una modelo; sin duda la forma en cómo estaba vestida, sumado con sus acciones seductoras, podría volver loco a muchos hombres. Pero su compañero angelical seguía sin inmutarse, y mirándola de un modo indiferente, e incluso molesto.

—Y no puedo creer que no sientas, lo que tu cuerpo siente —prosiguió Wadjet ahora sonriendo de forma burlona—. Te recuerdo que anoche sembraste tu "semilla" dentro de mí, y de Brigit y Morrigan; tres veces. Aunque Morrigan todavía tenía energía para una ronda más.

—Ya te lo dije. Mi cuerpo físico reaccionó por puro instinto reproductor —seguía explicando San Gabriel, con la fe de poder hacerle entender, sobre que la naturaleza de los ángeles era muy distinta al de las criaturas con género y forma física—. Y en el apareamiento, por instinto, mi cuerpo libera las "semillas". Es algo difícil de explicar. Básicamente es como si mi cuerpo pensara por sí solo. Pero yo no siento ese tipo de emociones y sensaciones, aparte del agotamiento, un leve cosquilleo, y el dolor por la "acción" y vuestros... besos, lamidas, rasguños y mordidas.

—Lo dices como si te incomodara —Wadjet se detiene frente a San Gabriel y se inclina un poco, haciendo que el rostro de ambos estuviera a escasos centímetros cerca del uno y el otro.

—Por supuesto que me incomoda. Parece como si me estuvieran probando para comer.

—Pues, no estás del todo equivocado. Te probamos y saboreamos para "comerte" en otro sentido. Vaya que eres demasiado inocente. Pero eso solo te hace ser más... "comestible".

—Estás hablando como Morrigan, lo cual me está empezando a asustar —San Gabriel, ahora teniendo intensos nervios, intenta arrastrar la banca con los pies lejos de la doncella egipcia. No obstante tuvo que detenerse en seco al chocar su espalda contra la mesa; parecía un pequeño animal acorralado por un enorme depredador.

—¡Je, je, je! No te pongas nervioso. Y no me compares con esa arpía de malagüero —Wadjet vuelve a erguirse, todavía sonriendo de un modo pícaro—. Cada una de nosotras tiene algo único. Brigit es inocente y tiene buen calor, junto con unos buenos glúteos. Morrigan es pervertida y dominante, y también posee un cuerpo maduro y bien ejercitado. En cuanto a mí, además de mi hermoso, saludable, bronceado y atlético cuerpo juvenil y belleza exótica del Nilo, tengo otras especialidades. ¿Te las muestro?

"De hecho, me he identificado, de alguna forma y en diferente aspecto, con Brigit y Morrigan. Contigo no sé si pasará lo mismo. Aparte, me parece muy raro que de pronto estés aquí y comportándote de este modo, como si... espera un momento...", decía San Gabriel en su mente, un poco perturbado de la situación actual. Y entonces empieza a tener una idea, respecto al repentino comportamiento seductor de la diosa egipcia; por lo que decidió hacer el intento de preguntar. —Wadjet, ¿estás tratando de seducirme para lograr algo?

https://youtu.be/5vTEHnfvUQs

—¡Ja, ja, ja! ¡Oh vamos! ¡En serio eres bastante inocente! —respondió Wadjet tan divertida por lo que dijo su compañero angelical, para después, de modo inesperado, avanzar y sentarse sobre el regazo de él, y luego rodear los brazos alrededor del cuello de éste, quien seguía mirándola con total indiferencia—. Y de todos modos, ¿Que podría lograr encantándote estrellita de ojos naranja? No seas aburrido y diviértete un poco.

—Wadjet... —dijo San Gabriel con una increíble severidad, pero no como lo haría un esposo o padre, sino más bien como un hermano mayor, que reprende a un hermano menor revoltoso y maleducado—. Conozco a las hembras de raza racional que son como tú, y siempre que quieren lograr algo, recurren a lo más fácil para ellas: usar su encanto femenino.

—Me halagas. ¿Eso quiere decir que me consideras encantadora?

Wadjet se alegra y ruboriza un poco por el comentario. Pero cuando ella vio la mirada severa del arcángel, la cual no tenía ni un solo rastro de deseo carnal, ni menos de haber caído un poco bajo sus encantos y acciones seductoras, mostró una expresión gruñona e histérica.

—¡Está bien, está bien tienes razón! ¡Lo que sucede es que, cuando dijiste que no se permiten tener esclavos aquí, decidí tratar de convencerte, para que me dejaras tener, al menos, un esclavo o dos! ¡No me importa la raza o si es un ser viviente o no! ¡No quiero tener que hacer todos los malditos y sucios trabajos domésticos —de forma repentina y angustiosa Wadjet abraza al arcángel peliplateado, haciendo que este se sobresaltase un poco—, no quiero ser la pobre mujer doméstica!

—¡Pero si yo no te obligare ni pediré hacer nada! —trataba de explicar San Gabriel, mientras trataba de despegarse de la angustiada diosa egipcia, consiguiendolo con un poco de esfuerzo, y haciendo que ella lo mirase con confusión por la respuesta, que para ella fue extraña—. En realidad, por si no te lo explicaron, yo mismo me preparo mi comida, lavo mi ropa y ordeno mi parte de la casa.

»Lo mismo es con Brigit y Morrigan, ellas preparan su propia comida, lavan su propia ropa, y arreglan sus propias zonas de la casa. Respecto a la limpieza general de la casa, eso lo arreglamos tiempo atrás; cada quien se turna para limpiar las zonas neutras. Cada quien hace sus propios quehaceres domésticos, igual que una persona que vive sola, o comparte la casa con un familiar o amigo.

—Esto parece más la típica vida en un hotel que una vida matrimonial —contesto Wadjet mirando al arcángel bastante estupefacta de lo que oía—. Pero un hotel de la clase más vaga, por no tener ni sirvientes.

—Lo mismo es con mis demás hermanos, que también se casaron. Una boda es la unión entre dos criaturas con género que se aman. Nuestras bodas, técnicamente, son más como una "creación de vínculos amistosos entre diferentes seres", debido a que nosotros, los ángeles, y te lo vuelvo a recalcar, no tenemos género. Por lo tanto, no nos casamos por amor, sino para mantener un vínculo de paz entre Panteones.

—Pero por lo que he visto, y sé, aquellas diosas terminaron enamorándose de tus hermanos.

—Para ser sincero, no sé cómo ni por qué sucedió eso. Y no creo que llegue a entender este tipo de cosas, respecto al amor romántico —por un momento, San Gabriel cierra los ojos y baja la cabeza mientras se rascaba un poco la nuca, estando confundido al no ser capaz de comprender el tema, para después volver a mirar a la doncella egipcia—. ¿Acaso tus padres nunca te enseñaron nada respecto al amor?

https://youtu.be/yntDx4Y4baw

—Pues fíjate que no —Wadjet se cruza de brazos y desvía la mirada a un rincón de la habitación, con cierta molestia, aunque sin mostrar debilidad emocional alguna—. Papá y mamá casi siempre estaban ocupados en su trabajo, de ser guías de los muertos y evaluar a quienes mueren en el Territorio Egipcio. Así que mi hermana y yo fuimos criadas prácticamente por muertos-vivientes y algunas esclavas. Pero claro, como todo buenos padres que les importa más el trabajo que a sus hijos, los nuestros trataron de compensar su ausencia, trayéndonos a mi hermana y a mí regalos semanales, o cumpliendo cada uno de nuestros deseos, menos el de pasar más tiempo con nosotras.

»Y en sus muy escasos tiempos libres, hacíamos viajes por todo el Panteón Egipcio, o visitábamos al resto de la familia, como la abuela Neftis. Aunque a mí muy buena y ejemplar hermana mayor no le importaba, que nuestros padres casi nunca estuvieran allí para nosotros, ¡yo sí que no lo toleraba! —Wadjet frunce el ceño aún más, denotando su enorme rencor interior—. Reconozco que al principio yo hacía alguna que otra maldita estupidez, solo para llamar la atención de nuestros padres. Pero al poco tiempo aprendí a vivir sin ellos. Y como prueba de eso, fui una gran madre sustituta para el dios Horus; mucho mejor de lo que fue mi madre.

Era poco decir que San Gabriel quedó sorprendido ante la historia de fondo de la joven diosa egipcia; en realidad no se esperaba algo así. Y aunque Wadjet no denotaba ni tan siquiera un pequeño sentimiento triste al contar su historia, sino al contrario, solo mostraba enojo y el característico ego, el arcángel no pudo evitar sentir un poco de pena por ella, e incluso —quizás por el reciente informe—, San Gabriel comenzó a tener un deja vu; ese momento y la historia de Wadjet, hicieron que él viese a Nyx reflejada en ella.

A menudo Nyx hacía alguna que otra travesura para llamar la atención de sus padres, o de sus hermanos mayores. Y al cabo de un tiempo, dejó de hacerlo, para después empezar a distanciarse de toda la familia; ocasionando conflictos con sus demás hermanos titanes y otros inmortales. Y debido a que San Gabriel era el hermano ángel encargado de cuidarla, en ausencia de Gaia y Khaos, casi siempre era él quien la tenía que sermonear y arreglar los problemas en que se metía o creaba.

Pero no solo era la historia; también la forma de ser de Wadjet era muy similar a la Titánide de la Noche. Y esto, aparte de aumentar la pena en el arcángel, también le hizo sentir gran nostalgia. Sin embargo, a pesar de que Wadjet no denotaba ni una sola señal de debilidad, o siquiera melancolía, al relatar su historia —obvio por su excesivo orgullo—, y hacía entender en que no necesita de sus padres, San Gabriel no pensaba lo mismo.

Se podría decir que, muy en el fondo, tal vez la doncella egipcia deseaba tener la verdadera felicidad, que solo una familia podría darle. Y por otro lado, el haber crecido sin tener figuras autoritarias, sumado a la costumbre de tener lo que desea, influyeron en que ella fuera una niña caprichosa e infantil en el cuerpo de una adulta; otro detalle que reforzó el parecido entre ella y Nyx.

Aparte San Gabriel se sintió un poco identificado con el hecho de que Wadjet tuvo que actuar como madre sustituta una vez, y pese a sus defectos, logró dar una buena educación al dios egipcio Horus; del mismo modo, en el que el arcángel mensajero fue aquella figura familiar, que siempre estuvo allí para Nyx.

Toda esta reflexión lo llenó de tanta pena y comprensión, que, dejándose llevar por el momento, puso su mano encima de la cabeza de Wadjet, con el fin de acariciarla un poco y darle algunas palmaditas, como lo hacía con Nyx; una acción dulce, que la doncella egipcia encontró desagradable a tal grado, que al instante apartó la mano de San Gabriel con brusquedad infantil.

https://youtu.be/ISDqBm37zos

—¡No quiero tu maldita lástima! —exclamó Wadjet bastante indignada y ofendida por la muestra de cariño por parte de su compañero angelical.

—Oye solo trato de ser amable —respondió San Gabriel elevando el tono de voz, ahora empezando a molestarse de verdad por la actitud de la joven diosa egipcia.

—¡¿Quieres ser amable?! ¡Entonces deja que tenga aunque sea un sirviente, o al menos sé mi sirviente! ¡Eso me haría muy feliz! —pidió Wadjet, pasando de parecer molesta a triste en un instante de forma dramática y exagerada.

—¡De ninguna manera! ¡¿Hasta cuándo seguirás con tu tonto orgullo?!

—¡Una maldita estrella parlante asexual como tu no lo entendería! ¡No tienes idea de cuánto me duele tener que pedirte esto de esta forma! ¡Todo esto no es bueno para mi buena imagen!

—¡Pero si "buena imagen" no tienes nada!

—¡Mal fabricado pajarraco-estrella parlante insolente!

—Oigan ¿Por qué tanto escándalo?

La voz cínica e inconfundible de la reina fantasma llamo la atención del arcángel mensajero y la doncella egipcia, quienes de inmediato detuvieron su discusión, y echaron un vistazo a la puerta; vieron que allí se encontraban mirándolos la mencionada diosa celta, con una sonrisa divertida y la mano izquierda en la cintura, en compañía de Brigit, quien estaba cruzada de brazos, con una expresión de disgusto al ver la escena dentro de la oficina.

—Antes de que empiecen a insinuar lo que no es... —decía San Gabriel, pero fue callado por la repentina risa de Morrigan.

—¡Je, je, je! Sabemos más o menos lo que pasó —respondió Morrigan tratando de aguantar las risas—. Las quejas de Wadjet se oyeron hasta el jardín. Ella creyó que podría seducir a una entidad sin género para conseguir sirvientes, y no tener que hacer sus propios quehaceres por su propia cuenta. Qué triste y humillante. ¡Ja, ja, ja!

—¡Cállate arpía de malagüero! —chillo Wadjet en extremo disgustada y cruzándose de brazos.

—Pero no esperaba que ambos terminaran armando tanto jaleo. Así que Brigit y yo vinimos a husmear un poco —termino de explicar Morrigan, levantando la mano derecha por un momento, a modo de dar a entender lo que decía.

—Y no deberías hacer estas cosas con él Wadjet. Ya tiene suficiente con una desesperante "Morrigan" —dijo Brigit con molestia, y poniendo de mal humor a la mencionada reina fantasma por el último comentario.

"Al menos una me entiende", se dijo San Gabriel en su mente con indescriptible alivio.

https://youtu.be/k70NxLgoRdo

—Como siempre amargándome el día, fosforito parlanchín —se quejó Morrigan, ahora dejando de sonreír a causa del mal humor. Pero entonces dirige la mirada al arcángel, y muestra su temida sonrisa sádica. —Lo bueno, es que ya tengo algo que me sube el ánimo. ¡Apártate Wadjet, quiero "divertirme" un rato!

—¡¿Qué?! ¡¿Acaso no ves que estamos en mi oficina?! —exclamó San Gabriel sorprendido, nervioso y preocupado a un mega nivel, ya que entendió la referencia a la perfección.

—¿Y eso qué? Los animales lo hacen hasta en la incomodidad de una madriguera. Y de todos modos ya nos hemos "divertido" muchas veces cuando nos bañamos juntos. Además, se me ocurren nuevas formas de "divertirnos" aquí —decía Morrigan con su tono siniestro, y luego inspecciona distintos puntos en la habitación, sobretodo las paredes y el escritorio.

—¿Pues sabes qué? Yo no estoy de ánimos para complacer tu lujuria y sadismo enfermo. Por hoy no. Me niego —declaro San Gabriel, tratando de sonar lo más severo y decidido que podía frente a la diosa de sus pesadillas, a pesar de que aún le tenía tanto miedo, que ahora parecía más un niño quejándose. Pero la risa repentina de Morrigan le dio un muy mal presentimiento.

—¡Ja, ja, ja! ¡¿Pues sabes qué?! Lamento decirte que no puedes oponerte a eso. Está en el contrato del Sello de Paz entre nuestros Panteones —respondió Morrigan de modo burlón, para después juntar sus manos y separarlas al instante, creando en medio fuego fantasmal, e invocando entre sus manos un pergamino flotante de letras doradas, que parecía un contrato.

»Acepte vuestra solicitud, bajo dos condiciones principales: que el ángel con el que me emparejara tuviera un joven cuerpo masculino bien ejercitado, y atendiera todas mis necesidades, referentes al ámbito sexual —explicó Morrigan, sonriendo de forma cínica y divertida, al mismo en que enseñaba con una de sus uñas la parte en el contrato que ella se refería—. Lo siento mucho angelito. ¡Nah! No lo siento en realidad, ¡Ja, ja, ja!

"¡¿Por qué mis hermanos no me dijeron eso...?! Oh, claro, iba a ser una razón más, para oponerme a estar pegado con esta enferma mental", pensaba San Gabriel con gran decaída de ánimo.

—¡¿Por qué no me dijeron que podían agregar condiciones a las solicitudes?! —exclamo Wadjet ahora en extremo furiosa.

—Lo lamento Wadjet. Pero las condiciones que se agregan, no pueden chocar con las leyes principales de los Panteones. Eso incluye la ley de no tener esclavos ni sirvientes aquí —explico Brigit, desilusionando bastante a la diosa egipcia, además de enojarla todavía más.

"¡Maldición!", pensó Wadjet iracunda. Luego se levanta del arcángel, e invoca entre flamas azules el contrato sobre el Acuerdo de Paz de su Panteón, para ver si también tenía solicitudes que le favorecían.

—Pero ya que piensan procrear aquí, entonces yo también me uniré —decreto Brigit de modo firme y estricto.

—¡¿Qué?! ¡Pero si hace un rato regañabas a Wadjet por...!

—Lo siento, pero es obligatorio —interrumpió Brigit a un impactado arcángel—. Mi padre acondicionó en el contrato que el ángel con quien yo me emparejara, obligatoriamente, debía darme, al menos, dos hijos para continuar el legado familiar. Y aunque todavía no estamos listos para tenerlos, es tu deber como pareja el complacerme, por ejemplo haciendo actividades conmigo. Y la más grande actividad que podemos hacer juntos como pareja, es hacer el amor —explicaba ella, jugando con un flequillo de su cabello con tanta vergüenza, que sus mejillas volvían a ponerse rosadas—. ¡Pero descuida! ¡Prometo que tratare de controlar mi poder para no lastimarte tanto como las últimas veces!

—Je, y no eres la única obligada a eso.

Agregó Wadjet, ahora estando sorprendida, por ver un detalle curioso en su contrato, para después desaparecerlo del mismo modo en que lo invoco. Después pone ambas manos en las caderas y mira a sus compañeras célticas, mostrando una sonrisa similar al de la reina fantasma. 

—Mi madre agregó que, aunque mi marido angelical no pueda traer esclavos, ni atender mis necesidades como uno, al menos, debía complacerme como lo haría una pareja, y continuar el legado de nuestra familia, dándome descendencia. Bueno, algo es algo. Esto al menos me levantara el ánimo como a Morrigan —explicaba Wadjet un poco cabizbaja, pero al instante comienza a recuperar su buen humor, e incluso con mucho entusiasmo—. ¡Empezaré yo!

—Está bien niñita. Pero rápido —respondió Morrigan disgustada, mientras desaparecía de igual forma su pergamino.

—Digo lo mismo —dijo Brigit cruzándose de brazos, igualmente disgustada. Y el arcángel solo pudo suspirar derrotado.

—De acuerdo par de gruñonas. Pero recuerden que dentro de poco será la hora del baño con nuestra estrella parlante, lo que significa... ¡el triple de "diversión" por hoy! —contestó Wadjet cada vez más emocionada, al grado de juntar las manos en un fuerte aplauso, por el resto de "diversión" que tendrá con el arcángel mensajero, aunque éste no pensaba igual que ella.

"¿Es que acaso mi opinión no cuenta"?", pensó San Gabriel con un ánimo tan bajo como el abismo, y sin duda deseando el no haber hecho caso a los deseos de su madre, sobre hacerse un cuerpo físico masculino similar al de su padre.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro