Capítulo XXXIV: Tercer Príncipe vs Tercer Rey (III)
https://youtu.be/kZrV_QpwjJ0
[Siglos Atrás. Territorio Chino: Pueblo de Chentang]
Si algo era bien sabido, es que Nezha nació de padres humanos; era el tercer hijo de los comandantes Li Jing y Lady Yin, que dirigían la Fortaleza Chentang.
Pero a pesar de tener padres humanos, en el alma de Nezha reencarno el poder de un Demonio Primordial del Panteón Chino. Esto condujo que su desarrollo fuese mucho más lento que el de cualquier humano; duró 3 años y seis meses gestándose en el vientre de su madre, y cuando nació, al principio parecía una bola de carne. Esto aterrorizó a los habitantes del pueblo, al creer que Lady Yin había dado luz a un demonio, y por incitación de ellos, Li Jing estuvo por matar a su propio hijo recién nacido.
Sin embargo, antes de hacerlo, la bola de carne terminó de desarrollarse de forma extraordinaria, dando lugar a un Nezha que parecía de tres años y seis meses. Aunque esto no alivió las preocupaciones de la gente; todos exigían que el "Niño Demonio" muriese. Pero la madre de Nezha impidió que lo asesinaran, y por ella el comandante Li Jing también decidió dejarlo vivir, en contra de los deseos de los humanos del pueblo.
Por precaución Nezha empezó a ser educado y entrenado en casa; de modo que se le tenía prohibido salir. Y aunque estaba todo el día en casa, su familia no estaba con él; su padre pasaba la mayor parte del tiempo afuera, llevando a cabo sus responsabilidades como el mejor comandante de su rey, gobernante del pueblo y cazador de demonios, mientras que su madre apenas tenía tiempo para él, ya que también debía salir a cazar demonios que invadían el pueblo en ausencia de su marido.
Y cuando ambos estaban en casa, la madre de Nezha era la única de la que recibía el cariño maternal, porque su padre lo educaba y trataba de la única forma en como sabía hacerlo; igual que un soldado. Así que Nezha creció entre las obligaciones y disciplinas extremadamente estrictas de un soldado, en una edad en la que más necesitaba de sus padres.
—¡Quiero salir! ¡Por favor déjenme salir, ya no quiero estar aquí!
Eran a menudo las súplicas del pequeño Nezha, mientras lloraba y se inclinaba a los pies de sus padres, pidiéndoles que lo dejaran salir. Y a menudo recibía casi siempre la misma respuesta de su padre:
—Tienes que quedarte aquí y concentrarte en tus estudios. ¡Como príncipe debes estar a la altura de tu título, como hicieron tus hermanos mayores!
Códigos, deber, disciplina, estudios, entrenamiento, todo eso día y noche sin oportunidad de vivir su infancia. A tan temprana edad, Nezha no estaba siendo criado como un hijo, sino como un soldado. Contaba con el apoyo de una de las criadas, Ming, quien se ocupaba de atenderlo cuando no estaban sus padres, y se había ganado un gran cariño por parte de Nezha. Pero no era lo mismo.
Así que, en contra de los deseos de sus padres, Nezha rompió la pared de su casa con sus propias manos y huyó al pueblo. Al principio tuvo la felicidad inocente de todo niño cuando se aventura en un parque de diversiones; caminaba en los rincones del pueblo, saltaba entre los tejados de las casas, y se divertía escapando de los guardias que intentaban encontrarlo.
Luego en una calle encontró a otros niños de su edad, con los que se animó a conocer y jugar; fue entonces que conoció por primera vez lo que era el prejuicio y el desprecio. A algunos de esos niños no les importaba jugar con él, pero el resto que eran un poco más mayores, y conocían de parte de sus propios padres el sobrenatural nacimiento de Nezha, rechazaron el acercamiento de éste último.
—¡Fuera de aquí demonio!
Empezaban a gritar los demás niños, mientras tomaban comida, barro, piedras y cualquier otro objeto del lugar, y se las arrojaban al pequeño Nezha. Los adultos que se encontraban cerca, en vez de detener lo sucedido, solo se alejaron por terror a Nezha, mientras repetían las mismas palabras que los niños:
—¡Largo demonio!
—¡Regresa a tu prisión!
—¡No te queremos aquí, vete!
No fue el único evento; cada vez que Nezha salía de casa, le ocurrían ese mismo tipo de evento, e incluso en unas ocasiones algunos adultos intentaron golpearlo con algún bastón, nada más para que se alejara. Y a raíz de estos sucesos, Nezha empezó a defenderse de formas bastante destructivas, llegando a destruir casas con sus puños en actos de furia.
La rabia cultivada en el interior de Nezha pronto comenzó a traer sus consecuencias. Fue por esto que uno de los inmortales taoístas en persona, Taiyi Zhenren, decidió adoptarlo como discípulo. Los padres de Nezha accedieron, con tal de que el inmortal le enseñara al pequeño a controlarse y usar su poder para el bien.
Muy poco logró hacer el inmortal en realidad. Ya que Nezha, aunque se graduó de su entrenamiento en el arte del Chi y la magia taoísta, obtuvo los Astras más poderosos de entre los generales del Reino Celestial, y se le concedió la oportunidad de ser un dios completo en cuanto muriese, no estaba nada motivado a ser un héroe.
A Nezha muy poco le importaba salvar a la gente; solo quería divertirse y explorar el exterior. De vez en cuando Nezha aprovechaba sus Ruedas de Fuego y Viento para escapar de casa, y explorar otras regiones cercanas a su pueblo, llegando a ir más allá del mar oriental y visitar los Territorios Japonés y Polinesio.
En el Territorio Japonés fue despreciado y rechazado, por un lado debido a que era nativo de China, y por otro al ser considerado también un demonio por los humanos japoneses. Y en el Territorio Polinesio, por primera vez en su vida, encontró la notoriedad y la aceptación por parte de seres que no eran bestias.
https://youtu.be/Awk_1S5L5ZY
Durante sus aventuras fuera de China conoció a un singular grupo de inmortales aventureros, conformado por el semidios polinesio Maui, el dios yoruba Eleggua, el recién nombrado dios chino Zhu Rong y el arcángel San Remiel, quienes al igual que Nezha eran almas libres en busca de aventuras, de manera que el príncipe taoísta no tardó en llevarse bien con ellos, y ser uno más de su grupo.
Juntos se embarcaban en todo tipo de aventuras alrededor del océano pacífico, y los territorios mortales al otro lado del mar, siendo una isla del Territorio Polinesio su punto de reunión. Y fue en esa isla en particular, donde por primera vez Nezha tuvo reconocimiento y buen trato por parte de los humanos...
—¡Es el pequeño Nezha! ¡Hola!
—¡Hola Nezha!
—¡Bienvenido jovencito!
—Un amigo de Maui, es un amigo nuestro. Puedes quedarte todo el tiempo que quieras y comer lo que te apetezca.
—¿No sabes pescar? ¡Descuida jovencito, aquí te enseñaremos a navegar, explorar los mares y pescar peces tan grandes como casas!
—¡Hoy daremos una fiesta para celebrar tu primera pesca exitosa!
Los humanos de esa isla, y también las criaturas marinas, no tuvieron miedo de Nezha ni tampoco lo rechazaron por ser distinto a ellos; le dieron una gran bienvenida con música, danzas y canciones, como muestra de cortesía y cobijo familiar. Según Maui era una de las pocas tribus isleñas que de verdad era pacífica y respetuosa, porque también había islas con tribus más violentas y hasta temerosas de los desconocidos.
Por otro lado, sus aventuras en el mar hicieron que el pequeño dios taoísta conociera a quien sería su primer más grande rival, y también la que mejor lo comprendía; mientras volaba por encima del mar del pacífico central, conoció a una mujer demonio de agua tan peculiar como él...
—Te dicen "Niño Demonio", pero para mí pareces la descripción gráfica de un dios. Uno de apariencia muy afeminada para tu típica mentalidad de niño rebelde. ¡Je, je, je!
—Serías la primera que me lo dice. Aunque tú no eres quien para hablar de "apariencias", cuando te ves demasiado adorable para ser una Reina Demonio.
—¡Hey, para tu información, yo soy una de las más aterradoras demonios de este mundo! ¡Soy la Reina Demonio Leviathan, capaz de hundir toda la superficie de este mundo bajo el mar con un simple pensamiento!
—Y además tienes mucha arrogancia, para ser tan enana. ¡Ja, ja, ja!
—¡Mira quién lo dice, el enano que lleva por título "Tercer Príncipe del Loto", y se atribuye el logro de ser el único que maneja cuatro Astras! ¡A mi parecer tú pareces un tonto principito arrogante!
—¡Ya deja de llamarme así! ¡Me llamo Nezha, y yo por lo menos no soy tan arrogante como para tener el nombre de un monstruo gigante!
—¡Yo en realidad soy gigante, lo que pasa es que este mundo es demasiado pequeño para que yo pueda nadar en mi verdadera forma!
En una hilarante discusión en una isla desierta en medio del mar, surgió una de las amistades más extrañas entre un príncipe celestial del cielo y una reina demoníaca del océano. Y desde entonces Leviathan nadaría hasta el otro extremo del Mundo Mortal solo para ver al singular príncipe, que tanta diversión y emoción le traía a su oscura nueva vida como demonio.
Fue gracias a esa aceptación y a sus nuevas amistades, que poco a poco Nezha al fin sintió que pertenecía a un lugar; que de verdad era reconocido como un igual, e incluso como alguien genial y grandioso. Es por esto que empezó a cambiar su forma de ser; escuchaba más a su cuidadora y a su madre en que debía usar sus poderes para ayudar a otros.
Y por eso comenzaba a intentar prestar su ayuda incondicional a los habitantes del pueblo, sobre todo ahora que padecía de una terrible sequía, que empezaba a cobrar cientos de víctimas.
https://youtu.be/ibgdromr_jQ
Sin embargo su padre seguía indiferente a eso; seguía exigiéndole a Nezha que se concentrara nada más en sus obligaciones como príncipe, tal como hicieron sus hermanos mayores. Y debido al historial rebelde de Nezha, su padre creía que éste se escapaba de casa para no tener que estudiar, cuando en realidad salía de casa para intentar ayudar a la gente. Esto a menudo creaba discusiones entre padre e hijo, que lastimaban el corazón de Lady Yin.
—¡Ya basta Nezha, no puedes continuar evadiendo tus obligaciones!
—¡Te estas equivocando idiota! ¡Yo no quiero dejar de estudiar, pero tampoco quiero dejar divertirme, salir en busca de aventuras, ver el mundo más allá de estás paredes ¡Yo no soy otro estúpido soldado más a tu mando, al que puedes disciplinar con tu maldito reglamento militar, viejo patético!
—¡Eso no te lo paso; discúlpate ahora mismo niño insolente!
—¡Hijo, por favor no discutas más y discúlpate!
Suplico Lady Yin, intentando tomar la mano derecha de Nezha, pero éste la aparto de forma brusca y señaló al comandante Li Jing.
—¡No lo haré madre, es él quien debe disculparse conmigo!
Esas discusiones hacían crecer las llamas del rencor en Nezha, sobre todo hacia su padre. Y también hacía que cada vez fuese más notorio el terror que sus padres le tenían a él, lo cual solo empeoraba el rencor en Nezha. El haber visto aquel distintivo miedo en los ojos de sus propios padres, el mismo miedo que demostraban los humanos del pueblo al verlo, fue algo que le afectó en lo más hondo de su corazón.
Sin embargo la niñera Ming lo convenció de tratar de ser mejor; demostrar que puede ser más de lo que la gente del pueblo creé, y que es digno de ser tan honrado como sus hermanos a su manera...
—Joven amo usted tiene un gran poder, capaz de traer bienestar y proteger a quienes no tienen a nadie que pueda salvarlos. Si usa sus poderes para el bien, podrá hacer que todos vean al fin que usted es bueno; que no es un terrible demonio como piensan que es... Por favor perdone la ignorancia y el temor de los humanos, y sea el protector que necesitan...
Nezha pasó los siguientes días pensándolo, y al final solo por Ming decidió tratar de ser un héroe, para enseñarles a todos lo genial que era, y también demostrar que no era un demonio como creían. Su oportunidad llegó cuando los humanos del pueblo, desesperados por la sequía que asolaba la región, decidieron acudir al Rey Dragón del Mar del Este, Ao Guang.
Una vez cada año, durante las épocas de sequía, los humanos entregaban a uno de los suyos como alimento a los Reyes Dragón, para apaciguar su hambre y motivarlos a hacer llover sobre la región. Esta vez, al estar el pueblo establecido cerca del Mar del Este, los humanos tenían que ofrecer tributo al Rey Dragón Ao Guang. Y como tributo, le ofrecieron un niño y una niña.
Es cierto que los ciudadanos trataban muy mal a Nezha, y nada le haría más feliz a éste último que verlos sufrir. Pero sin importar cuánto odio albergara en su corazón, o incluso si su alma tuviese el poder de un demonio, no pudo hacer la vista gorda ante lo que iban a hacer los humanos. No podía dejar morir a dos niños, que además ni siquiera formaban parte del grupo que siempre lo acosaba o denigraba.
Por eso, por primera vez en su vida, decidió salvar a dos habitantes de su pueblo por empatía. Luego de salvarlos y recibir la gratitud de los padres de ambos niños, Nezha se motivó todavía más a resolver el problema de la sequía, pero de la forma en como él mejor sabía hacer; optó por obligar al Rey Dragón del Mar del Este a traer la lluvia, además de darle una golpiza por su costumbre de recibir sacrificios humanos.
Con solo agitar el Anillo Cósmico, creó un terremoto en las profundidades del océano, que casi destruye el Palacio de Cristal de Ao Guang. Esto por supuesto no iba a quedarse impune; el Rey Dragón envió a un ejército liderado por su más poderoso general, Li Gen, acompañado del hijo más poderoso de Ao Guang, el tercer príncipe Ao Bing, a capturar al responsable de tal ataque.
https://youtu.be/NEUGlTQ_ZLA
No obstante Nezha los venció a todos; derroto al ejército del Mar del Este, mató al comandante marino Li Gen e incluso asesinó a Ao Bing en una encarnizada batalla que duró hasta el amanecer. Estos sucesos, aparte de originar la famosa leyenda de "Nezha Conquista el Océano", también provocó la furia de Ao Guang.
Tanto que él convocó una reunión importante con sus hermanos, los otros tres Reyes Dragon de los mares, para que los cuatro juntos hicieran pagar al responsable de los daños a su palacio y la muerte de su querido tercer hijo.
Primero fue Ao Guang en persona al pueblo Chentang; tras contar lo sucedido a los padres de Nezha, amenazó con inundar todo el pueblo de Chentang, y notificarle al Reino Celestial lo sucedido para que lleven a juicio a la familia de Nezha. Sin embargo el joven príncipe taoísta lo detuvo, enviándolo a la tierra a base de golpes, y lo sometió con los Astras.
Fue una batalla muy difícil, que al final Nezha ganó por poco. No obstante, aunque ganó la batalla, perdió la guerra; a la escena llegaron los hermanos de Ao Guang, y lo ayudaron en su batalla contra Nezha, quien a duras penas pudo vencer a un solo Rey Dragón.
El joven príncipe taoísta consiguió herir a los otros tres de gravedad. Pero de todos modos acabó perdiendo la batalla, y su familia fue tomada como rehenes por ellos, para ser llevados a juicio ante el Reino Celestial.
Entonces el propio Ao Guang aclaró el malentendido respecto a los sacrificios: resulta que los Cuatro Reyes Dragón no aceptaban sacrificios, sino que en realidad era solo una superstición humana, nacida de una asociación errónea entre las lluvias y las veces que los dragones de Asia salían del mar a cazar especies humanas. Así que Ao Guang podría haber traído la lluvia si se lo hubieran pedido.
Todo ese caos se originó a raíz de un malentendido de la desesperación de los humanos supersticiosos, y de la propia desesperación de Nezha por ganarse el respeto de su gente y disipar el miedo que sus padres le tenían a él.
Después de aclarar el malentendido, Nezha decidió enmendar sus acciones impulsivas, y salvar tanto a sus padres como a su pueblo, pagando por lo que hizo: con su propia lanza se atravesó el corazón y ofreció su carne al Rey Dragón Ao Guang.
El sacrificio de Nezha conmovió el corazón de los cuatro Reyes Dragón. Y como muestra de respeto, ellos hicieron llover sobre la región para que todos pudieran recuperarse de la sequía. Luego llevaron el cuerpo de Nezha al cielo para entregarlo al maestro de éste, Taiyi Zhenren.
Mientras tanto la familia de Nezha, e incluso los demás habitantes del pueblo, honraron su sacrificio con un funeral digno de un verdadero héroe. Pero la madre de Nezha sufrió una depresión tan terrible, que la hizo ver ilusiones de su hijo en la casa. Esto llevó a que los habitantes de Chentang construyeran un templo en honor a su hijo, donde ella podría orar por él, y con el tiempo aceptaría su muerte.
Pero ese no sería el final para el Tercer Príncipe del Loto que conquistó el océano.
https://youtu.be/uhG-lH4Pht8
Después de la muerte de Nezha, su maestro Taiyi Zhenren llevó su alma al Reino Celestial, donde creó un cuerpo inmortal, mediante el divino Loto Rojo de la Creación que usan los inmortales taoístas para crear nuevos cuerpos físicos. Siguiendo este proceso, Taiyi Zhenren depósito el alma de Nezha en ese nuevo cuerpo, uno inmortal y de edad un poco más adulta, logrando así traerlo de nuevo a la vida.
Tras regresar como un inmortal completo, Nezha tuvo que esperar un largo tiempo para que su nuevo cuerpo terminase de asimilar todos los recuerdos de su vida pasada, guardados en su alma. Mientras tanto, él pasó los siguientes años divirtiéndose con su nuevo cuerpo inmortal, y no solo haciéndoles bromas pesadas a otros inmortales taoístas.
Debido a que en su subconsciente albergaba resentimiento hacia los gobernantes del mar, por haber perdido contra los Reyes Dragón del Océano, descargo esa furia interna burlándose y humillando a otras entidades que gobernaban los mares, empezando con la esposa de Poseidón en la isla de Atlantis, donde además tuvo su primer enfrentamiento con el mencionado dios griego.
Después de un año de burlas, jugarretas pesadas y conflictos violentos contra dioses, demonios y otros entes relacionados con las lluvias, los ríos y los mares, tuvo como siguiente objetivo la Reina Demonio Leviathan, con quien tuvo una de sus más grandes batallas, en la cual por fin recuperó todos sus recuerdos.
Una vez recordado el vínculo amistoso que tenía con ella, ambos tuvieron una charla, en la que Leviathan le hizo recordar todo; incluyendo los viajes que él hacía al Territorio Polinesio. Pero además también le reveló una amarga noticia: la isla donde Nezha solía reunirse con Maui y los demás inmortales aventureros, ya no existía.
Leviathan explicó que, en la región marítima que componía el océano atlántico, se desató una cadena de terremotos bajo el mar, que atravesó los Territorios Mexica y Maya, y siguió hasta el mar del este de Asia (océano pacífico). Fue uno de los cataclismos oceánicos más grandes registrados, y uno que afectó los mares de casi todo el Mundo Mortal. De manera que se desató una reacción en cadena, que generó eventos de escalas catastróficas, desde grandes inundaciones hasta la reactivación de volcanes. Y como consecuencia, muchas islas se hundieron al fondo del océano, incluyendo algunas islas polinesias.
Según Leviathan, un evento natural no podría haber provocado algo así, como pasar de un mar a otro sin causar tantos efectos colaterales en los continentes que estaban en el medio, en este caso los continentes americanos y europeos; aquel maremoto que desencadenó los desastres en otros mares del Mundo Mortal, tuvo que ser provocado por una entidad inmortal con dominio sobre los mares.
Una entidad, a la que no debía importarle en lo más mínimo la medición de su poder catastrófico, ni las consecuencias que generaría al usarlo sin cuidado sobre un planeta tan "pequeño" como el Mundo Mortal.
Ella no podía decir con certeza quién podría haber sido, ya que al ser un evento que se originó fuera de los límites del Territorio Israelita, todavía no tenía toda la información. Así que Nezha, todo lo que pudo hacer, fue regresar a su casa en Chentang con un profundo sentimiento de tristeza y furia. Pero su desolación no acabó con esa amarga noticia.
Gracias a Leviathan, supo todo lo que aconteció en el pueblo de Chentang desde que se sacrificó, incluyendo la información de que la gente construyó un templo en su nombre. Así que Nezha regreso al hogar de su vida mortal, esperando un cálido recibimiento por parte de su familia y pueblo.
Pero lo que encontró lo dejó aún más devastado; descubrió que el templo, los memoriales y cualquier otro indicio sobre su sacrificio y vida, fueron destruidos por orden de su propio padre.
https://youtu.be/NEUGlTQ_ZLA
Nezha no podía creer que, a pesar de todo lo bueno que intento hacer, e incluso dar su propia vida por ellos, aun así su padre y los habitantes del pueblo hayan hecho tal cosa, como si intentaran pretender que él jamás existió. Esto volvió a encender las llamas del odio en el corazón de Nezha, esta vez al punto en que su deseo de ser respetado y reconocido, fuese reemplazado por un intenso deseo de venganza.
Y entonces Nezha dejó caer su furia impulsiva primero sobre su propio padre; sin mediar palabra descendió sobre el pueblo Chentang, avanzó hacia su antiguo hogar, derrotando a un sin número de guardias en el camino, y atacó a su propio padre.
Li Jing, pese a ser uno de los guerreros más fuertes que ha tenido la historia de China, no podía contra la fuerza de su hijo, ni mucho menos ahora que éste era inmortal. Por eso tuvieron que ayudarlo sus otros dos hijos: el primer hijo Jinzha y el segundo hijo Muzha, quienes también recibieron entrenamiento de parte de maestros inmortales.
Pero ellos tampoco fueron rivales para su hermano menor. El palacio fue destruido en medio de la batalla. Nezha estaba más que nunca descontrolado y consumido por la furia. Solo la muerte de su padre lo iba a apaciguar. Pero antes de dar el golpe final, en la escena llego Lady Yin, cuyas súplicas lograron tranquilizar el corazón de Nezha lo suficiente, para que llegaran desde el Reino Celestial a salvarlos dos dioses; uno de los Tres Altos Dioses y maestro de Jinzha, Wenshu Guangfa Tianzun, junto al dios guardián Randeng Daoren.
Ambos dioses lograron someter a Nezha sin problemas; luego el dios Wenshu Guangfa Tianzun lo retuvo con el Astra Loto Dorado de los Siete Tesoros, permitiéndole al dios Randeng Daoren conjurar la Pagoda Dorada de Llamas, que encerraría a Nezha de una vez por todas. Y comenzaría el Juicio Divino de Nezha, en el que se le daría la oportunidad de enmendar sus actos rebeldes e impulsivos, sirviendo a la familia del Emperador de Jade.
Así fue como Nezha pasó los siguientes siglos sirviendo en el ejército celestial, como el Mariscal del Altar Central. Aunque debido a sus más grandes derrotas a manos de los Cuatro Reyes Dragón del Océano, los dioses Randeng Daoren y Wenshu Guangfa Tianzun, y luego el mismísimo Sun Wukong cuando éste atacó el Reino Celestial, Nezha tendría fama de ser el "Perdedor más Fuerte" de toda la historia humana.
Y de las mayores victorias que ha tenido fue en compañía de Erlang Shen, el maestro inmortal Jiang Ziya, el maestro Taiyi Zhenren, un avatar de Rudra, el inmortal alado Leizhenzi y otros inmortales taoístas más, en una guerra contra el perverso rey Zhou y la avatar descontrolada de la demonio-zorro Su Daji. Una guerra que sería recordada en China a través de los siglos por el texto conocido como la Investidura de los Dioses.
[Fin del Recuerdo]
https://youtu.be/fePu5JexdqI
"Que recuerdos tan deprimentes...", pensó Nezha con sarcasmo, terminando de regresar su mente al presente, tras haber quedado sumergido en una secuencia de recuerdos que, aunque para él duró como una hora, en realidad solo pasaron dos segundos.
—¡4... 5... 6...!
Volviendo a tener la mente centrada en el combate, Nezha escucho la voz de Afrodita, quien estaba dictando una cuenta. Supo que se trataba de la cuenta que determinaría el ganador del combate. Así que procedió a levantarse, para la absoluta sorpresa tanto de Poseidón como el resto del público que veía el combate. Antes de que la cuenta llegara a "10", Nezha consiguió ponerse de pie dentro del lago, mostrando que todavía no se había rendido.
Pese a las heridas profundas de las que perdía una cantidad de sangre, que ya habría matado desde hace mucho a un humano mortal, podía mantenerse los pies en la tierra bajo el agua. Era sorprendente, porque el agua era muy poco profunda. Pero todo lo que pudo hacer ahora fue avanzar con sus propios pies, sin sus Ruedas de Fuego y Viento, y su andar no parecía cansado ni menos adolorido.
Por otro lado, mientras Nezha estaba viendo su vida pasar frente a sus ojos, habían aparecido flotando alrededor del planeta un incontable número de Círculos Mágicos colosales de todos los colores, los cuales visualizaban diferentes rostros del público en el Torneo Parabellum.
La mayoría eran de los inmortales griegos, nórdicos, mexicas y japoneses, incluyendo también Zeus, Odín, Hermes y los tres humanos japoneses. Todos ellos gritaban el nombre de Poseidón, exigiéndole que rematara de una vez al "Niño Demonio".
Y los pocos Círculos Mágicos mostraban los rostros del Equipo Cuzco, apoyando a Nezha y motivándolo a levantarse. También había un Círculo Mágico dedicado solo a Afrodita, quien comentaba el combate con intensa emoción y, antes de que Nezha se levantara, había comenzado una cuenta del 1 al 10. Pero al gritar el número "9", detuvo la cuenta al ver que Nezha consiguió ponerse de pie.
—Es... ¡Es increíble, es asombroso, esto va más allá de cualquier palabra, mantra, himno, prosa o versículo! ¡El Mariscal del Altar Central se ha puesto de pie! ¡Señoras y señores, contra todo pronóstico, el combate todavía puede continuar, y es algo más allá de lo increíble! ¡Esto merece ser cantado por Homero en himnos y estrofas!
Decía Afrodita desde el Círculo Mágico, tan conmocionada como el público, además de entusiasmada y cautivada por la determinación del Tercer Príncipe del Loto, muy propias de un dios de Asia. Estaba tan cautivada, que no podía saber cuál de los dioses asiáticos mostrados hasta ahora era su favorito: si Karttikeya, Rudra o Nezha. Para Afrodita todos ellos tenían un encanto, que los dioses griegos y nórdicos carecían por completo.
—Sin magia... Sin posibilidad de usar tu molesto Chi... Ni tampoco sin oportunidad de usar tus malditos Astras... Y aun así... sigues caminando con esa burda sonrisa arrogante, maldito niño demonio —decía Poseidón descendiendo un poco, pero manteniendo una distancia segura de su oponente.
—Vas necesitar más que todo eso... para vencerme... Todo esto no es nada, comparado con los golpes del tigre gruñón... —dijo Nezha con un buen humor, pese a las terribles heridas que tenía, las cuales tardaban tanto en sanar que ni siquiera se notaba que estaba regenerándose.
Poseidón comenzó a gruñir de furia; quería cortarlo en pedazos. Pero matar a Nezha ahora, mientras seguía sonriente y orgulloso, no dejaría satisfecho a Poseidón.
"Matarlo mientras sonríe así, tan arrogante y despreocupado, como si yo no fuera nada, me dejaría un mal sabor de boca... En ese caso, es hora de descubrir que tan importante eran esos pueblos para él", pensaba Poseidón, teniendo una idea para al fin romper la voluntad de Nezha, y borrarle esa sonrisa del rostro que tanto le disgustaba al dios griego.
—Hagas lo que hagas, no será nada. Comparado con otros dioses y reyes marinos que he enfrentado, tú no eres nada —decía Nezha con diversión burlona.
—Aun cuando se acerque tu último aliento, seguirás demostrando toda esa burda arrogancia —decía Poseidón con odio puro en sus palabras, y entonces esboza una sonrisa divertida—. Ni siquiera te importa lo que tus propias acciones infantiles provoquen.
—Si te refieres a los humanos de la isla de Atlantis... pues lamento decirte que ni siquiera los conocí como para sentirme tan mal por ellos. Me da lástima su situación, pero no tanto como para sentirme tan mal que no podría dormir por las noches.
—Entonces me pregunto si podrías dormir tan tranquilo como un bebé, sabiendo que no solo fue Atlantis la que sufrió por tus travesuras —decía Poseidón con una diversión cínica—. ¿Sabías que la ciudad de esa isla tenía tratos comerciales con otras islas?
—No, y eso ¿qué me importa?
—Debería importarte, porque algunas de esas islas estaban familiarizadas contigo y tu grupo de perdedores. Una isla cerca del Territorio Africano, otra cerca del Territorio Israelita, y también otra justo en las afueras del Territorio Chino, cerca del Polinesio. Eran islas tan insignificantes, que en sus inicios estaban deshabitadas casi por completo. Así que, se puede decir que les hice un favor a las islas de mayor importancia, hundiendo a la competencia, nunca mejor dicho.
Al escuchar eso, Nezha recordó la isla a la que solía reunirse con Maui, Zhu Rong, Eleggua y San Remiel. La isla donde conoció por primera vez lo que era ser querido y aceptado por otros humanos. El lugar donde, por una vez en su vida mortal, se sintió de verdad como "humano", y además el sitio que originó la aventura en la que él conoció a la diablesa Leviathan.
Por todo eso, esa isla significaba mucho para el joven dios taoísta.
—¿Acaso tú...? —decía Nezha comenzando a dejar de sonreír, por primera vez desde que el inicio el combate.
—En esa época las Leyes Universales que regulaban las de todos los Panteones, no eran tan estrictas como ahora, ni limitaban tanto nuestras intervenciones en el Mundo Mortal. Por eso yo tuve la libertad de hacer lo que quisiera con mi culto, y con los traidores que eligieron dejar de seguir mi imagen. Por ejemplo, los traidores que decidieron establecerse en esas islas extranjeras, y abandonar mi culto para seguir otro...
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