Capítulo XXIV: Moksha y Nirvana (III)
https://youtu.be/oK2SE7LKmS4
[Universo Keterloka]
Muchos textos que han logrado ser preservados hasta llegar al siglo 21 de la Era del Séptimo Buda, han descrito el arma definitiva del Panteón Hinduista.
Un arma que al ser invocada, libera una bola de fuego e innumerables destellos de truenos. Y cuando es usada, toda la naturaleza tiembla; los cielos se incendian, los glaciares se derriten y las montañas se rompen. Y se recomendaba que sólo se usará contra oponentes débiles, porque si el golpe erraba, podría destruir toda la creación, o en el menor de los casos, dejaría un atroz radio de destrucción en el que las condiciones climáticas empeorarían, y no crecería vida hasta pasado billones de años.
Fue el arma creada y utilizada por el Primordial Hindú; un Astra bautizado como el Brahmastra, una de las tres primeras armas celestiales en ser forjadas.
Y también se ha descrito el arma distintiva del dios más antiguo que ha pisado el Mundo Mortal, durante la Era de los Primeros Mamíferos. Un arma que, según los textos del Rigveda, es la que descarga los rayos en las tormentas. Es el Astra que simboliza el cargo del feroz dios pelirrojo como un Señor de la Caza. Y además era su arma distintiva como lo era el arma de otros dioses: un arma que, al igual que su dueño, evolucionaba con el paso de las épocas, adaptándose al poder de su portador y al de los enemigos de corazón maligno que combatía.
Y tras siglos de constantes peleas, el arco adquirió un poder propio que superaba al de cualquier arma semejante; tales como el Mjolnir de Thor, el Rayo de Zeus, el Vajra de Indra, o el Hacha de Perun.
Cuando el poder de ambos Astras fue usada por su actual portador, serían conocidas desde entonces como el Trishula Samsara y el Dhanush Hara. El Astra de fuego capaz de extinguir la vida y a cualquier ser sin importar su nivel de poder, y el Astra de rayo capaz de erradicar a cualquier tipo de mal sobre las tierras, los cielos y los océanos.
Siendo armas de tal inmenso calibre, Rudra solo usaba sus sombras para pelear contra un oponente armado. Y solo usaba las reales cuando tenía que luchar contra seres de categoría universal, como lo era en este caso con Buda.
—Rupadhatu: Lokanam Chakram —recito Buda, una vez más alzando el dedo índice izquierdo hacia arriba. Y entonces de su espalda se formaron otros dos pares de brazos hechos de energía Prana blanca, las cuales tenían el dedo índice apuntando en diferentes direcciones.
Al rato, en cada dedo índice levantado, a una considerable distancia encima, apareció una galaxia traída desde las cercanías del universo. Y cada una de esas galaxias, como la anterior, obtuvo bordes filosos de color blanco.
—¡Transformación Gigante! —recito Rudra, manifestando un resplandor blanquecino por todo su cuerpo, producto de una alta concentración de energía Maná.
Entonces el dios-tigre, junto con sus armas, empezó a crecer de forma exponencial, hasta tener un tamaño mayor que el de un planeta. Lo siguiente que hizo fue arrojar su tridente, el cual voló por voluntad propia alrededor suyo, mientras crecía todavía más. Su tamaño dejó de crecer cuando paso volando por debajo del dios-tigre; momento en que éste descendió, y por el nuevo tamaño del tridente se sujetó del mismo usando las patas.
Acto seguido el dios-tigre voló a través del espacio, parado sobre su propio tridente volcánico con un equilibrio prodigioso, usándolo como una tabla de surf, mientras preparaba el arco para disparar. Hizo la acción de preparar el disparo, y de ambas puntas del arco se manifestó una línea dorada eléctrica, la cual genero una flecha de relámpago.
—Permite que te felicite: superaste a Sun Wukong en ser el animal más fastidioso. Si no fuera por esas molestas altas temperaturas de tu Manto de Prana, mi magia te hubiera mantenido en la palma de mi mano, sin escapatoria alguna —decía Buda, mientras levantaba la mano derecha principal, y hacía el gesto de disparar algo con el dedo índice.
Y de las galaxias que flotaban encima de sus otros dedos índices, empezaron a salir disparados cual canicas todo tipo de planetas, estrellas y asteroides planetarios, en dirección al dios-tigre, dando lugar a un espectáculo que podría considerarse "terror cósmico".
—¡Ja! ¡Me alegra escucharlo! ¡Lo añadiré a mi lista de logros personales! —respondió Rudra, mientras se dedicaba a disparar flechas de rayo contra todos los objetos espaciales que le venían encima, destruyéndolos con un solo disparo, como si no fuesen más que simples rocas siendo pulverizadas por una bala de cañón.
Tal como un surfista profesional se deslizaría por una ola o un río en descenso, Rudra se deslizaba por el espacio con su tridente, mientras disparaba tres flechas de rayo al mismo tiempo a cada uno de los objetos espaciales en su camino, a la vez que evadía las explosiones que generaban al ser destruidas. Aunque no le importó pasar por algunas explosiones que ni rasguños le hicieron.
"Cuanta nostalgia. Es igual a aquella vez en que decidí detenerte de cometer el más grande error de tu vida, Fenrir. ¿También sentirás nostalgia al ver esto? Tal vez sí; quizás estás viendo esta locura de combate en tu cabaña, acostado en tu cama con tus esposas Artio y Scylla, criticando cada decisión mía en este combate", pensó Rudra con ironía y nostalgia, mientras destruía los planetas y las estrellas en su camino, con una feroz lluvia de flechas de rayo disparadas desde su arco.
Tras haber sido destruidos casi todos los objetos espaciales, Buda cambio de táctica; con el dedo índice derecho, hizo el gesto de hacer girar algo tres veces, y luego apunto al dios-tigre. Como respuesta a esto, tres galaxias avanzaron cuál discos hacia el objetivo señalado.
Al ver el nuevo ataque que se acercaba, Rudra arrojó el arco a un lado, y pateó el tridente bajo sus patas, haciendo que éste diera varios giros para volver a sus manos; debido a que el tridente tenía un grosor mayor, Rudra tuvo que usar ambas manos para manejarla mejor. Luego, como si fuese un bate con peso de pluma, ejecutó cuatro cortes, liberando con cada uno una ráfaga ardiente, que dividió por completo las tres galaxias y las redujo a cenizas y escombros carbonizados.
La cuarta ráfaga logró alcanzar a Buda, quien intentó bloquearla con la mano derecha. Y aunque lo logró, obtuvo como resultado un profundo corte del que pudo haber brotado océanos de sangre, si la herida no se hubiera cauterizado al instante por el calor de la ráfaga.
Buda se inspeccionó la mano, y solo frunció el ceño con molestia; entendió que eran ciertas las historias sobre que el Brahmastra, sin importar el nivel de poder del enemigo contra el que fuese usado, lo dañaría igualmente. No por nada era un arma temida incluso por el mismísimo Rey de los Monstruos del Vacío.
—Ahora no tengo dudas. Si no fuera por tu honor de peleador, me habrías eliminado desde un inicio con esa arma. Pero no sirve de nada usarla ahora, porque es inútil —decía Buda con lastima—. Tampoco sirve de nada tu arco, porque no tendrá ningún efecto en mí. Ese arco solo puede dañar a entidades de corazón maligno.
—¡Tienes razón! ¡Y aunque eres un pobre tipo con delirios de grandeza, al fin y al cabo no eres una mala persona en realidad, a diferencia de malditos locos como Zeus y Odín! —decía Rudra, mientras volvía a reducir el tamaño de su tridente a uno acorde al tamaño de él—. ¡Por eso voy a tener que bajarte de esas nubes dándote una paliza, igual a como hice con Siddhartha Gautama!
Dicho eso, Rudra sujeto el tridente con la mano derecha. Después alzó la mano izquierda, atrapando en el acto su arco, la cual volaba alrededor suyo por voluntad propia.
—¡Animal insolente! ¡No voy a seguir escuchando tus insolencias! —exclamó Buda, cambiando su voz a una funesta que hizo eco en todo el espacio.
https://youtu.be/tov1dKOXeJQ
De repente las galaxias restantes se elevaron muy por encima de Buda, para realizar algo inimaginable: por medio de la energía Maná empezaron a fusionarse en una sola hiper galaxia multicolor. Acto seguido volvieron a manifestarse los orbes de Maná, solo que esta vez eran tan grandes como los ojos de Buda.
Aquellos orbes gigantes se alinearon alrededor de la galaxia masiva, y las corrientes eléctricas que conectaron cada una dieron la forma de una esfera, para entonces encoger la galaxia masiva al tamaño actual de Buda. Posterior a eso, la esfera de Maná se posiciono delante de Buda, mientras se manifestaban alrededor de la esfera siete aros hechos de energía Chi dorada, que parecían anillos de origen budistas.
Era el hechizo Rupadhatu: Shadlokanam Munih [Reino de la Forma: Sabio de los Seis Mundos]. La cual fue combinada con la técnica Shaolin Wushu: Qi Jiezhi [Arte Marcial Shaolin: Anillo de Chi]. Todo esto, para ejecutar una técnica definitiva.
—¡Chakravartin: Dasa Dhatavah Buddha! (Diez Reinos de Buda) —recito Buda, poniendo sus seis manos cerca de la esfera, mientras concentraba energía Prana blanquecina en el centro de la galaxia masiva, creando así una luminiscente bola de luz blanca.
Al mismo tiempo, Rudra también se preparaba para realizar un ataque definitivo; el arco era un arma de largo alcance, pero no podía dañar a Buda, mientras que el tridente si podía dañarlo, pero era de corto alcance. Así que Rudra conocía un truco, para complementar esta diferencia entre sus Astras.
Con una sonrisa que denotaba emoción, Rudra sujeto el tridente de tal forma, que la usó como una flecha para cargar el arco: la combinación dio lugar a que el tridente emanara flamas, mientras era cubierto por las descargas eléctricas del arco.
—Atmokinesis: Oko Burza (Ojo de la Tormenta) —recito Rudra en un antiguo dialecto polaco—. Pashu Kalari: Rud Pushpam (Flor Roja).
Al recitar el hechizo y la técnica, frente a la punta del tridente empezaron a formarse partículas de Maná de color blanco, hasta dar forma a un Círculo Mágico de origen eslavo. Luego, delante de este círculo, se manifestó una llamarada de Chi rojiza, la cual tomó forma de un grupo de flores de cuatro puntas de origen chino.
Un detalle curioso sobre el Maná, el Chi y el Prana, es que al usarse se pueden llegar a crear lo que se conoce como Geometrías del Universo. Los cuales pueden resultar "similares" a simple vista para cualquiera. No obstante, esos tres tipos de formas tenían sus diferencias distintivas.
Los bordes de los Círculos de Magia son perfectamente lineales, mientras que dentro siempre tienen una serie de letras y/o números, que representaban el nombre del hechizo, y muchas veces también incluían complejos diseños geométricos, o símbolos relacionados con la cultura del hechizo. Este contenido funcionaba como un "código de identificación" para el Círculo Mágico, con el fin de distinguir el hechizo de otros de función parecido; de manera que, aun cuando varios hechizos sean de un mismo Arte Mágico, cada hechizo tiene una secuencia de letras, números y símbolos único.
Las Formas de Chi, en contraste con los Círculos Mágicos, tienen una serie de trazados en los bordes que al juntarse dan una forma circular; aunque en la mayoría de los casos, se puede ver una notable separación de esos trazados. Sin embargo no siempre es así; el diseño de los bordes puede variar desde la forma de un trigrama de ocho lados (Pa Kua), hasta tener intrincados diseños circulares no-lineales. Y su contenido no es tan variado ni complejo como los Círculos Mágicos, ya que suelen ser diseños simples que representaban la inclinación karmica, el poder del alma o el Arte Marcial del usuario.
Por último el Prana, en contraste con los dos anteriores, las formas de sus diseños internos no se diferenciaban mucho, ya que todos parecían mándalas que representaban la cosmología a la que pertenecía el poder Pranayama. Había casos donde la línea de los bordes era perfecta, mientras que en otros ni siquiera era un círculo, sino más bien llegaban incluso a tener diferentes diseños, siendo una flor de loto el más común. Y otras veces ni siquiera era un círculo completo. Además, en algunos casos, estos mándalas llegaban a parecer reales, al punto de lucir como si estuvieran hechas de algún metal.
Siguiendo esas reglas, el Círculo Mágico del Atmokinesis tenía una serie de letras en idioma sánscrito en los bordes, junto con trazados geométricos que formaban un hexágono de intrincado diseño, muy parecido al símbolo del relámpago esférico Gromoviti Znaci, que representaba al Dios del Cielo, Perún, líder de la tribu de dioses neutrales que fueron exiliados de los Panteones Griego y Nórdico, y ahora conformaban juntos el denominado "Panteón Eslavo".
En cuanto a la Forma de Chi, era el diseño de una flor de loto de cuatro pétalos, cuyas puntas eran conectadas por una línea uniforme con apariencia llameante. Y en el centro tenía la palabra "Rud Pushpam" de color dorado. Era una representación de la visión que tenían los animales respecto al fuego: para ellos, el elemento era conocido como la "Flor Roja".
Con un Círculo Mágico de elemento rayo, y una Flor de Chi de elemento fuego, Rudra ya podía ejecutar el ataque más poderoso de todo su arsenal: el ataque combinado de los dos lados de su poder Pranayama, cuyo nombre original era Jangala Khan (Rey de la Selva).
—¡Deva Merupu + Asura Agni: Pashupatastra! (Astra del Señor de las Bestias) —recito Rudra, haciendo que el color dorado de los rayos y el rojo del fuego de sus dos Astras, se fundiese en un resplandor naranja casi tan intenso como un Cuasar.
Ambos peleadores prepararon sus ataques al mismo tiempo. Y por ello, atacaron a la vez.
Rudra disparó el tridente, el cual pasó por el Círculo Mágico y la Flor de Chi, obteniendo así una amplificación de poder con las propiedades mágicas del Eye of the Storm, y las propiedades espirituales del Rud Pushpam. De esta forma, el tridente fue envuelto en una masiva tormenta de fuego y rayo, como si hubiera salido de un cuento de terror cósmico.
Buda, por su parte, con solo el dedo índice medio golpeó la colosal esfera en la que estaba comprimida la galaxia masiva. Y ésta, tal como si fuese una simple canica, voló en dirección al dios-tigre. Por ende, acabó chocando contra el tridente, creando en el acto una onda de choque tan poderosa, que incluso destruyó las galaxias que se encontraban a millones de años luz de allí.
Era difícil ver cuál ataque estaba dominando, ya que la luz que desprendían al estar tan cerca dificultaba demasiado eso, incluso para los inmortales de más alto nivel. Y con cada segundo que pasaba en el Torneo Parabellum, todo el público tenía la ansiedad a flor de piel. Entonces todos quedaron boquiabiertos por la sorpresa de presenciar lo que sucedió.
Como si se tratara de un taladro, el tridente acabó perforando la colosal esfera, hasta atravesarla por completo y continuar su rumbo hacia un sorprendido Buda. No obstante, la esfera colosal también siguió su rumbo hacia un sorprendido Rudra. Esto dio como resultado una doble explosión cósmica, comparable a una hipotética "hipernova" de 100 masas solares.
https://youtu.be/JvlMYWBIb14
[Torneo Parabellum: Habitación del Equipo Cuzco]
En el torneo la tensión estaba en su punto más alto; no solo había asombro por ver que ya en la segunda ronda, se libraba una batalla de semejante escala, sino también estaba la incertidumbre de saber quién ganaría ahora.
Pero nada de eso se comparaba a la incertidumbre que reinaba en el equipo Cuzco. Aun cuando la imagen holográfica en la Arena de Duelo pasará a mostrar un asteroide masivo, donde había caído Rudra tras la explosión, no los hizo sentir muy aliviados. Si estaban felices de saber que el dios-tigre había sobrevivido. Pero eso no desapareció sus preocupaciones, por el impensable estado en el que él se encontraba.
Rudra estaba parado sobre un asteroide tan grande que él podía estar de pie sin problemas. No obstante, el solo hecho de estar de pie era algo asombroso, porque a estas alturas no debería poder estarlo: toda su armadura había sido destrozada, quedando solo las rodilleras, el pantalón, la correa, la tela y los brazaletes, los cuales tenían rupturas bastante claras.
Además, hasta donde podía verse, tenía tantas heridas en la mayor parte de su cuerpo, sobre todo el frente, que casi estaba bañado en su propia sangre. Todavía tenía en su mano izquierda su arco, y al rato levantó la mano derecha para atrapar su tridente, la cual había regresado a él dando vueltas.
Pese a tener su tridente en mano, no lo uso como soporte para mantenerse en pie, ni siquiera cuando sus heridas no parecían regenerarse, ya que su cuerpo seguía desangrándose. Esto era notable debido a que los chorros de sangre empezaban a flotar a causa de la carencia de gravedad.
—Ufff... Aún está vivo... —dijo Gotouge sujetándose el pecho con una mano, dando un largo suspiro de inmenso alivio, tras casi tener un infarto del terror que sentía.
—Sí... Creí que todo se acabó cuando el ataque de Buda impacto contra él —dijo Cuzco también sintiendo un golpe de alivio casi celestial.
—Y por poco —decía Naamah todavía sorprendida y preocupada por lo sucedido—. El ataque del dios-tigre desestabilizo la estructura interna del ataque de Buda, causando con ello que la esfera galáctica perdiese bastante poder de ataque.
—Pero aun así, de no ser por la armadura Mahakala, el señor Rudra no habría sobrevivido. O incluso si lo hiciera no podría seguir en pie como ahora —decía Israel, tanto sorprendido por lo sucedido, como aliviado de que el dios-tigre sobreviviese—. El daño que recibió y la energía que gasto fueron tan altos, que ahora sus heridas ni siquiera parecen sanar.
Si el saber ese último detalle volvió a inquietar al resto de los presentes, lo siguiente causo que a reinase una vez más el miedo en ellos: la imagen volvió a mostrar la silueta de Buda, que se encontraba a una distancia lo bastante alejada, como para que fuese visible su cuerpo entero. Todavía seguía en posición de meditación, como intentando parecer que el ataque que recibió no fue nada. No obstante, su apariencia demostraba todo lo contrario.
Hasta donde podía verse, su piel de piedra estaba llena de grietas de las que la mayoría se filtraba sangre, y su pantalón tenía quemaduras en varias partes. Pero el mayor daño se encontraba en su pecho derecho; él mismo, con la mano izquierda principal, se tapaba el pecho derecho, donde se concentraban la mayor parte de las grietas del torso, y también donde se filtraba la mayor cantidad de sangre.
De hecho, en el lado derecho de la espalda tenía una grieta enorme, de la que salían océanos de sangre. Esto dio a entender que el tridente le alcanzó, e inclusive le atravesó el pecho, causándole todas esas heridas en el cuerpo.
—Al parecer Buda también recibió un golpe directo del Brahmastra. ¿Verdad? Él también debería estar muy herido —decía Geir, intentando tener una idea optimista.
—Sí. Aunque no lo parezca, está claro que el daño que recibió fue demasiado —dijo Israel, frunciendo el ceño—. De no ser así, ya habría vuelto a atacar. En vez de ir directo a rematar al señor Rudra, permanece alejado sin mover ni un dedo. Y si te fijas bien, muchas de las grietas en su piel no están sanando. Debe estar esperando para recuperarse un poco antes de seguir atacando, por miedo a que Rudra esté guardando algo más, o esté preparando otro ataque con el Brahmastra.
—Pero la balanza sigue estando en contra del Rey Tigre. En ese estado, no podrá seguir peleando contra él —decía Brynhildr, mientras que con los dedos envueltos en energía Maná celeste, dibujaba frente a ella un Círculo Mágico con una secuencia de runas, relacionadas con la comunicación y la transmisión de información—. Por eso será necesario el plan de la señora Freyja. ¡Deprisa joven Adonai, enlace su Audiokinesis a este Círculo Mágico!
—¡De acuerdo! —respondió Israel, y entonces levanta la mano derecha a la altura del rostro, con los dedos índice y medio apuntando arriba, mientras cerraba los ojos y su cuerpo desprendía una luz blanquecina.
[Universo Keterloka]
https://youtu.be/vKgjSoqPpcI
—Je... ¿A que estas esperando? ¿Temes que al acercarte, salte y te muerda la yugular? —preguntaba Rudra con una sonrisa humorística, pese a que tenía un tono débil.
—En realidad ni siquiera tengo que acercarme. A juzgar por la alta concentración de mi Territorio de Maná alrededor tuyo, ya no puedes seguir manteniendo el nivel de calor de tu energía Prana para quemar los Orbes de Maná: ahora eres vulnerable a mi magia espacial. Lo único que tengo que hacer, es pensar en trasladarte a la palma de mi mano. Y luego solo te aplastaría como a un insecto.
—¿Y por qué no lo haces?
—Porque antes me gustaría tomarme un momento de descanso, viendo una escena como esta, que jamás pensé que vería. Además, iría en contra de mis propias enseñanzas, no ofrecerte una última oportunidad de redención: has sido un poderoso y digno contrincante, y por eso sería una verdadera lástima matarte, considerando los grandes beneficios que traerías al Dharma del budismo. Solo tienes que arrodillarte, decir la frase, y reconocer el Dharma de Buda.
—Pues tendrás que matarme. A los únicos seres que yo mostraría respeto arrodillándome, sería a mis padres. El resto, sean Reyes Demonios, Dioses Supremos o incluso un Buda, pueden irse a la mierda demoníaca del Naraka.
—Aunque debía intentarlo, ya imaginaba una respuesta así. Alguien como tú jamás aceptaría la supremacía del budismo y la fuerza de la raza humana.
—Una vez más te equivocas. Si yo no reconociese la fuerza de la raza humana, entonces no le vería sentido que fuesen las presas naturales de las bestias. Cualquier depredador, por muy fuerte y orgulloso que sea, debe reconocer la fuerza de sus presas y respetarlas. O de lo contrario falla como depredador. Además es lógico que las bestias seamos una poderosa raza guerrera, si tenemos como presas naturales a la raza semejante a los primeros dioses. ¿Pero qué va a saber de esto un fanático de un culto tan hipócrita como el budismo?
—Sigues blasfemando contra el camino hacia la paz de la raza humana... Animal blasfemo...
—¡Ja! ¡"Camino hacia la paz" mis cojones! ¡Yo jamás recite un estúpido sutra budista, no le rece a ningún maldito buda, ni tampoco seguí ningún culto humano! Te diré algo curioso: los Siete Chakras, el Tao, la sabiduría universal. Todo lo que me ayudó a alcanzar el Moksha (Liberación Espiritual), y trascender al Nirvana, lo aprendí de un leopardo negro criado entre Asuras, un oso viajero del norte, una serpiente de más de cien años, una zorro-demonio prejuzgada como "maligna", y una loba matriarca más sabia que miles de budistas. Todo lo que aprendí, no vino de un montón de patéticos sutras ni un estúpido Buda idealizado. Sino de la propia selva, de criaturas acusadas de ser "irracionales", y de una familia humana ajena al budismo.
»Encontré la paz por mí mismo, con ayuda de animales y seres provenientes de diferentes tierras. Escucha esto: algo que no entienden ustedes los budistas, en especial fanáticos como los humanos japoneses que te eligieron para enfrentarme, es que la Trinidad de mi tierra natal no enseña a adorar dioses: enseña a cada uno a ser su propio dios, eligiendo su propio camino para alcanzar la paz. ¿Sutras budistas? ¿Rezarle a Buda? ¿Seguir y adorar a Buda solo porque es humano y por eso él es el "bien"? ¡Ja! ¡A la mierda con toda esa hipocresía! ¡Todos son libres de elegir su propio camino para alcanzar la paz, y ser los "dioses" o "budas" de su propia vida! ¡Eso es lo que significa el Moksha y el Nirvana!
»Es por eso que yo pude alcanzar la paz, sin necesidad de tus estúpidas enseñanzas o seguir tu maldito ejemplo. Y también es por eso que muchos de los dioses de mi tierra natal recitan sus propios mantras: porque ellos una vez también tuvieron vidas mortales, y ahora son sus propios dioses. Al igual que ellos, yo soy un dios no por tener a alguien que me rece, ni tampoco por tener malditos cultos, como tú y el resto de los estúpidos budistas suelen decir para quedar como los "moralmente superiores". ¡Yo soy un dios porque soy mi propio dios! ¡¡Yo soy el único que decide mi destino y el camino hacia mi propia paz!! ¡¡Esa es mi Verdad!!
—Para ser alguien que odia el dramatismo, fue un buen discurso. Pero no importa cuánto hables de que encontraste la paz. Esa "paz" a la que tanto te aferras, consiste en preservar los lazos con los demás. Lazos que, al igual que cualquier otro lazo terrenal, no es más que un grillete de sufrimiento. Aferrarse a tales lazos solo conduce al sufrimiento, y a su vez a la infelicidad. Por lo tanto, para ser verdaderamente feliz, hay que cortarlos.
—No importa como lo llames. Es simple egoísmo, y una felicidad más vacía que el negro corazón de Caín. ¡No sirve de nada ser feliz, si al final no tienes a nadie con quién compartir esa felicidad!
—Es bastante irónico que hables sobre lazos de familia y hermandad. Después de todo, eres un peleador solitario que pasó los primeros siglos de su existencia, en soledad. Hablas de familia y lazos de hermandad, pero pasaste la mayor parte de tu vida solo, vives peleando en soledad, y aún hoy sigues luchando solo.
—Sí. He vivido y muerto solo muchas veces. Como tigre acostumbro a pelear solo. Y también estoy acostumbrado a enfrentar las adversidades, en soledad. Sin embargo, no soy un individualista total como tú. Y eso es por una simple y única razón.
—¿A sí? ¿Y cuál es? Si de verdad crees en una ilusión como la familia y la hermandad, ¿Dónde están ellos ahora?
Justo cuando Buda hizo esa pregunta, como si el propio universo le respondiera empezó a formarse un colosal Círculo Mágico en la lejanía del vasto espacio, pero lo bastante cerca como para que pudiese ser visto tanto por Rudra como Buda. Aquel Círculo Mágico era el mismo que escribía Brynhildr, solo que ahora era de un tamaño galáctico.
Y en el centro del Círculo Mágico, las figuras geométricas empezaron a dividirse en diferentes círculos, de las cuales comenzaba a manifestarse una imagen.
—¡¡Vamos Rey Tigre!!
—¡¡Pelea Rudra!!
"Esas voces...", pensaron Rudra y Buda al mismo tiempo, ampliando los ojos por la sorpresa que sentían, mientras veían el colosal Círculo Mágico.
Es entonces que los pequeños círculos, dentro del Círculo Mágico, mostraron la silueta de varios ángulos del público en las gradas y habitaciones del Torneo Parabellum. Pero aparte de esto, también estaba enviando las voces del público directo a los oídos de los seres vivos presentes en ese universo, siendo estos Rudra y Buda los únicos. Por lo que ellos podían escuchar la voz de todo el público que veía el combate, y también podían ver sus caras.
—¡Vamos! ¡No te rindas Rudra!
—¡Adelante tú puedes Rudra!
—¡Pelea y gana por todos nosotros, Rey Tigre!
https://youtu.be/V17ij5Ap1pA
Gritaban nada más ni menos que Jesús, Siddhartha y Cundi al borde de sus respectivos asientos, con expresiones de preocupación y nerviosismo total. Y no eran los únicos en ese estado.
—¡Rey Tigre no te rindas!
—¡Ni se te ocurra perder amor mío!
—¡Pelea Khan, pelea y sobrevive por favor!
Gritaban Daji, Shakti y Raksha igual de preocupadas y temerosas, junto con el resto de las concubinas del dios-tigre. Todas lo animaban a no rendirse, para que pudiera volver sano y a salvo con ellas. Aunque tampoco eran las únicas que lo apoyaban.
—¡Animo maestro Rudra!
—¡Maldito tigre parlante si pierdes aquí no te lo perdonaré jamás!
—¡Adelante, Señor Rudra, yo tengo fe en su victoria!
—¡Puede ganar shifu Khan! ¡Adelante!
Decían Skanda, Nezha, San Gabriel y Zhu Rong respectivamente, los primeros discípulos del Rey Tigre. Y también había otros conocidos, pidiendo por su victoria y supervivencia.
—¡Vamos, Señor Rudra!
—¡Maldito tigre no pierdas!
—¡Gane la batalla por favor Rey Tigre!
—¡Idiota no decepciones a mi marido y gana la pelea!
—¡Tú puedes ganarle vecino! ¡Gana de mi parte y de todos los Reyes Bestias!
—¡Amigo felino deja de jugar y gánale de una vez!
Gritaban Karttikeya, Lilith, Devasena y Valli, mientras que desde las gradas también lo animaban el Rey Mono Sun Wukong y el semidiós héroe polinesio Maui.
—¡Confió en ti, abuelo Rudra!
—¡Gánale de una vez tatarabuelo de Israel!
—¡Gana la pelea señor Tunupa, hágalo por mi pueblo!
También lo animaban Israel, Naamah y el propio Cuzco respectivamente al borde de sus asientos. Ellos, junto con el público y también aquellos cercanos a Rudra, sus amigos, familia y discípulos, lo estaban apoyando. Pero no solo inmortales; también los Padres Fundadores de la Raza Humana lo estaban animando. Y entre ellos, una pareja conocida lo animaba con fervor.
—¡Puedes ganarle hermano mayor! ¡Ánimo!
—¡Gana la pelea y regresa a salvo, hermano mayor!
Decía la pareja humana Adán y Eva. Ambos vestían un traje de piel de animal, siendo el del hombre un simple pantalón, mientras que la mujer llevaba un vestido tribal adornado con hojas. Eva era delgada y voluptuosa, de piel bastante clara con largo cabello dorado y ojos azules. Adán por su parte, era similar hasta cierto punto a la forma humanizada de Rudra, solo que un poco menos fornido, su tono de piel era más claro, su cabello era rojo al completo y sus ojos eran azules.
El dios-tigre podía escuchar las voces de todos, apoyándolo y animándolo a jamás rendirse. El escuchar tantas voces animándolo, le produjo un sentimiento que no había sentido en mucho tiempo, y que le hacía sentir una felicidad casi incomparable a la mayoría de momentos alegres de su existencia.
—Ahí tienes tu respuesta, Buda —decía Rudra con una sonrisa que denotaba una felicidad genuina, carente de burla o sarcasmo—. Para ti pueden ser lazos mundanos, que deben ser "cortados". Pero para mí, es el más valioso regalo que la vida me pudo haber dado. Y no me arrepiento de haber conservado mis lazos con ellos.
—Entonces tendrás otra muerte sin lamentos —decía Buda, mientras levantaba la mano derecha principal a la altura del pecho—. Las reglas de esta ronda son claras. Si no aceptas la derrota o permaneces consciente, voy a tener que seguir atacando. Y sabes bien que en este estado, es imposible contenerse. Vas a terminar muriendo, otra vez.
—En ese caso tendrás que matarme, porque incluso inconsciente seguiré peleando. Además he abrazado la muerte tantas veces, que ahora es la muerte la que me tiene miedo —decía Rudra poniéndose el tridente en el hombro, para entonces esbozar una sonrisa burlona—. Y de todos modos no puedo perder ahora, porque tengo a Siddhartha Gautama y a Jesús de Nazaret de mi lado, nunca mejor dicho. ¡Je, je!
Ambos empezaron a prepararse otra vez para pelear; Buda comenzó a concentrar los Orbes de Maná en el centro de la mano derecha y alrededor de Rudra, quien reforzó el agarre en el tridente y el arco, listo para atacar en cuanto apareciese en la palma de Buda de nuevo.
Por otro lado, al mismo tiempo el Círculo Mágico galáctico seguía transmitiendo las voces del público. Y entre esas voces, el grito de Danu captó la atención del dios-tigre, al decir algo más.
—¡Amor mío, nuestros hijos están sufriendo!
—¡¿Qué?! —exclamó Rudra girando la mirada para ver otra vez el galáctico Círculo Mágico.
—¡Ahora mismo tus hijos e hijas también están viendo el combate! ¡Y están sufriendo por eso! —decía Freyja con una terrible angustia, tanto en su tono como en su mirada.
—¡Todas nosotras estamos sufriendo el verte así! ¡Pero los que peor lo están pasando son todos nuestros hijos e hijas! —decía Waresa tan angustiada que estaba al borde de las lágrimas.
—¡Tus discípulos, tus amigos, toda tu familia está llorando de la angustia! —dijo Lailah, tan preocupada que estaba llorando.
Gracias al Círculo Mágico, Rudra podía ver como la mayoría del clan de hembras unidas a él lloraban de preocupación y temor, mientras que el resto estaba a punto de romper en llanto o reflejaban preocupación mortal, incluyendo las de fortaleza mental más fuerte entre todas ellas.
Además, también empezó a oír otras voces, que hasta ahora no había notado.
—¡Papaaá!
"Byakko... hijo mío...", pensó Rudra, por primera vez mostrando una expresión de preocupación.
—¡No mueras padre idiota!
—¡Padre!
—¡Papá!
Rudra empezó a escuchar las voces de sus hijos e hijas, llamándolo con tanta preocupación que en sus voces se notaba que estaban llorando. De hecho, entre las imágenes de quienes veían el combate, Rudra pudo divisar a algunos de sus hijos, quienes lloraban de preocupación terrible.
"Mis compañeras... mis hijos e hijas... Todos están llorando...", pensaba Rudra con una expresión que reflejaba horror. Estaba conmocionado, porque a causa de esa pelea, sus amadas compañeras y sus queridos hijos, estaban llorando.
Por culpa de estar peleando contra Buda, su familia lloraba. Esto lo hizo sentir enojado, aunque él estaba feliz de saber que lo apoyaban. Por un lado sentía felicidad por el apoyo de su familia, y por otro lado furia a causa del enojo que sentía por haberlos hecho llorar.
Rudra estaba muy feliz, y a la vez muy furioso.
Deva: 100% = 98%, 91%, 83%, 71%, 65%, 50%.
Asura: 02% = 04%, 09%, 15%, 24%, 42%, 50%.
Deva 50% + Asura 50% = 100% Estado Absoluto: Moksha.
—Buda... Te voy a decir algo, y espero que lo escuches bien. Puedo aceptar cualquier insulto hacia mí... Pero lo que jamás aceptaré... es que alguien haga llorar a mi familia... en especial a mis hijos... Porque jure ante la tierra donde nací, y el día en que volví a renacer después de tanto tiempo, que ellos jamás llorarían de nuevo...
Decía Rudra, mientras mostraba los dientes de forma feroz, y su cuerpo empezaba a emanar humo de color negro, como si estuviera ardiendo. Además, de repente las rayas negras de su cuerpo comenzaron a desprender chispas flameantes de color celeste, mientras el resto de su cuerpo era envuelto por fuego normal.
—Por tu culpa mi familia está llorando... Y algo que no perdona un compañero y un padre, es que sus compañeras e hijos lloren...
Forma 4: Yamantaka (Destructor de la Muerte).
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