Capítulo VIII: Ángel y Diablesa vs Dioses (II)
https://youtu.be/bkHm13tXMlY
Había pasado casi un minuto de silencio total, después de que Israel se enterara de que Naamah estuvo por atacar y comer humanos de una aldea cercana. El haber escuchado eso causo en él un conflicto interno. Un lado suyo intentaba mantenerse escéptico ante esa terrible revelación. Pero el otro lado le hacía recordar que hace poco ella había preguntado de si él podía darle de comer carne humana.
—Entonces Israel, ¿no vas a decir nada más? —pregunto Karttikeya, de forma indiferente, para saber que pensaba ahora el ángel pelirrojo tras saber lo sucedido.
—Una parte de mí, quizás mi lado como primo, me hace cuestionar lo que dices. Pero otra parte de mí, muy tal vez la racional, intenta convencerme de que tienes razón —decía Israel con seriedad, para luego volver a posicionarse en la postura de su Arte Marcial—. No obstante, eso es algo que discutiré con ella después. Quiero escucharlo de sus propias palabras.
—Tendrás tiempo de sobra para discutirlo, cuando estén lejos de este territorio —dijo Karttikeya adoptando otra vez su semblante serio y severo.
—Lo siento mucho, pero no podemos hacer eso —dijo Israel—. Es... muy complicado y largo de explicar nuestra situación, si es que todavía no te has enterado de lo sucedido. Pero la verdad es que no podemos irnos. Y si no quieres hablarlo con palabras, entonces tendrás que hacerlo con los puños.
—En ese caso, que la decisión de este conflicto sea del ganador —dijo Karttikeya, volviendo a ponerse en guardia con su lanza, y su hermano Murugan también hace lo mismo.
Tras terminar la discusión, Karttikeya y Murugan avanzaron al mismo tiempo, listos para atacar como equipo. Israel por su parte se preparó también para atacar, y en cuanto los tuvo de frente, primero uso la mano derecha para redireccionar a la izquierda un golpe diagonal de la lanza de Karttikeya, para luego desaparecer las alas mientras se daba la vuelta, y contraatacaba con un codazo izquierdo invertido.
Karttikeya consiguió protegerse el rostro, al cubrirse con el antebrazo izquierdo. Y antes de recibir otro ataque, retrocedió dando un salto hacia atrás, dejándose llevar por la fuerza del golpe que bloqueo, para que así desde atrás suyo atacara por sorpresa Murugan, mediante un ataque horizontal de los látigos de su mano derecha.
No obstante Israel volvió a manifestar las alas y se elevó en el aire, para luego comenzar a retroceder mientras era perseguido por Murugan, quien tras dar diez fuertes pasos salto y también empezó a volar. A medida que iban volando en el aire, Murugan agitaba adelante los látigos que llevaba en ambas manos, a la vez que extendía sus longitudes, con el fin de llegar a golpear al ángel pelirrojo.
Pero al darles más longitud a los látigos, también amplio el rango de los espacios que dejaban unos debajo de otros al entrecruzarse, por lo que Israel evadía los ataques pasando por esos espacios de forma calculada. Entonces Israel cambio de táctica: durante una evasión atrapo con cada mano un látigo, a pesar de que el fuego en ellos comenzaba a quemar sus manos. Esto sorprendió tanto a Murugan, que paro de atacar por un instante, el cual Israel aprovecho sin dudar.
Con simple fuerza, Israel se dio la vuelta y arrojo a Murugan lejos; haciéndolo atravesar una colina rocosa, para después caer de espalda en la tierra. Acto seguido Israel otra vez para bloquear con ambos brazos un golpe de la lanza de Karttikeya, que lo envió hacia atrás. Una vez más Israel volvía a retroceder, mientras esquivaba y redireccionaba los golpes de la lanza de Karttikeya, generando en el acto ondas de choque que hacían temblar toda la región.
"Algo está planeando; de repente solo se dedica a defenderse y retroceder", pensaba Karttikeya, notando el cambio en la manera de pelear del ángel pelirrojo, por lo que tuvo un mal presentimiento. Y por eso hizo caso a su instinto.
De repente Kartitkeya paro de atacar, retrocedió unos metros y comenzó a concentrar su energía Prana en su Astra. Al mismo tiempo desde lejos, Murugan salió de entre las rocas donde cayó, miro a los lados y en cuanto localizo a donde estaba su hermano luchando, voló en dirección hacia él para ayudarlo, mientras combinaba los tres látigos de ambos aros en uno solo.
Ambos hermanos, como si estuvieran sincronizados, estaban preparándose para desatar un ataque especial con sus respectivas armas. Pero entonces se dieron cuenta de algo: a medida que seguían persiguiendo a Israel en el aire, notaron que estaban llegando a las montañas nevadas, donde se estaba librando otra batalla.
"Esos de allá son...", pensaron Karttikeya y Murugan, también dándose cuenta de que regresaron al lugar donde habían empezado a pelear.
A varios metros de distancia estaba Ganesha, caminando a paso lento mientras atacaba con sus cuatro brazos a Naamah, mediante golpes simples y puñetazos directos semejantes a los de un boxeador. Era una combinación entre fuerza entrenada y fuerza bruta. Pero aun así Naamah los evadía maniobrando en el aire, y también bloqueaba golpeándolo con simples puñetazos y patadas.
"Ha aprendido y memorizado mi patrón de ataques, y también ha empezado a liberar más fuerza en sus puños hasta hallar la necesaria para repeler mis golpes... Podría ser una prodigio del combate. De ser así, entonces es una luchadora increíble", pensaba Ganesha, reconociendo y admirando el asombroso talento para pelear de Naamah.
Siendo alguien que se consideraba no capacitado para pelear, Ganesha sabía respetar y admirar la fuerza de quienes si tenían talento para el combate, sin importar lo que fuesen.
—¡Ja, ja, ja! ¡Esto es muy divertido! ¡No me había divertido tanto desde que pelee con mi hermanito Astaroth! —decía Naamah sonriendo como una lunática, mientras bloqueaba con ambas manos un puñetazo izquierdo secundario de Ganesha, para luego hacerlo retroceder con un puñetazo propio—. ¡Si hay inmortales tan fuertes como tú en tu Panteón, entonces disfrutare vivir aquí!
Dicho eso, Naamah voló directo hacia Ganesha y, con ambos pies, le golpeó el pecho con tanta fuerza, que le inclinó el torso hacia atrás. Pero aunque no logró tumbarlo, lo uso como soporte para saltar y alejarse volando, justo a tiempo para evitar ser atrapada por las dos manos principales de Ganesha. Fue entonces que éste último, tras volver a erguirse, se sorprendió al ver que se acercaban sus dos hermanos y el ángel pelirrojo.
Entonces Israel y Naamah se miraron de reojo, mientras se acercaban al otro volando de espaldas. Y con solo la mirada se comunicaron lo que debía hacer el otro. Por lo que cuando la espalda de la diablesa estaban pocos centímetros cerca de la espalda del ángel, ambos iniciaron su ataque conjunto mezclado de destrucción y creación, Yin y Yang, muerte y vida, oscuridad y luz.
https://youtu.be/3HYD8pgJTwY
Primero Naamah comenzó a hacer movimientos circulares con las manos, mientras concentraba en ellas su oscura energía Chi violeta, la cual empezó a adoptar la apariencia de un vendaval negro.
—¡Ventus Infernum: Di Yu Hou! (Rugido del Di Yu) —exclamó Naamah separando los brazos, para luego juntar las manos al frente, conectando cada uno de sus dedos y dejando un espacio entre sus palmas.
La acción hizo que toda su energía Chi, concentrada en un vendaval giratorio negro, fuese liberado de forma tormentosa, convirtiéndose al instante en un remolino circular de agresivos y poderosos vientos negros, que la cubrió a ella y a Israel.
Era una versión mucho más poderosa y mejorada de la técnica Da Feing Hei. Además se hizo tan grande que llego al suelo, y comenzó a destrozar la tierra y los alrededores, de manera que grandes trozos de rocas y tierra se elevaban y daban círculos alrededor. Fue entonces que el ángel pelirrojo hizo su parte del ataque.
—Eshbara: Made in Heaven —recito Israel, poniendo ambas manos juntas, teniendo los dedos meñique y angular cerrados, los dedos medio e índice levantados y los pulgares entrecruzados, de manera que hacía una forma triangular con ambas manos.
Entonces, frente a sus manos, manifestó un círculo de energía dorada con fórmulas matemáticas por el borde exterior, en el que comenzó a concentrar su energía Chi dorada poco a poco, hasta que estalló en un majestuoso resplandor dorado esférico, que expandió el torbellino negro.
Además parte de la energía Chi dorada, al llegar a las rocas y trozos de tierra de mayor tamaño, empezó a controlarlas de tal forma que las fue juntando en distintos puntos y moldeando, hasta convertirlas en perfectas rocas esféricas, tan grandes como una casa de dos pisos, que se asemejaban a planetas en miniatura.
No sabiendo con certeza el objetivo de ese extraño ataque, los tres dioses hinduistas no estaban dispuestos a averiguarlo. Por eso cada uno ataco al torbellino negro; Karttikeya lanzo una ráfaga de energía Prana dorada mediante un corte vertical de su lanza, Murugan ataco con sus látigos fusionados en una poderosa llamarada, y Ganesha ataco mediante un doble golpe de palma con sus brazos derechos.
Los ataques de los tres dioses hermanos destrozaron algunas rocas, destruyeron el torbellino negro y desvanecer la divina luz dorada. No obstante al hacerlo, los diminutos planetas y grandes rocas salieron volando en todas direcciones, pasando cerca de ellos. Y además los tres dioses vieron que el ángel y la diablesa preparaban otro ataque.
—Eshbara: Abio Genesis (Origen de la Vida en la Nada) —recito Israel, cambiando su luminiscente energía Chi por su llameante y viva energía Prana rojiza, la cual fue concentrándola entre las palmas de sus manos, para después extender ambos brazos a los lados en señas mudras.
Con esa acción liberó su energía Prana en pequeños cometas de color carmesí, que impactaban en las distintas rocas que fueron moldeadas hace un momento por la energía Chi del mismo Israel. Es entonces que en cada una de esas rocas se originaron un crecimiento abrupto de vegetación, pasando de ser simple yerbas a árboles con numerosas lianas en tan solo un segundo.
"La diablesa uso ese tornado como distracción y para levantar rocas, con las que Israel formaría planetas a pequeña escala mediante el control de su energía Chi... para que cuando nosotros destruyéramos el torbellino, las rocas fueran arrojadas cerca de nosotros...", pensaba Ganesha, analizando la extraña estrategia que preparaba el dúo ángel y diablesa.
"Hicieron todo eso para que Israel diera origen a un bosque en esas rocas circulares", pensaba Karttikeya, también llegando a la misma conclusión que su hermano adoptivo, y también sin saber todavía lo que planeaba el dúo ángel y diablesa, hasta que se dio cuenta de algo.
Las rocas que habían sido usadas para formarse los pequeños planetas, estaban bañadas de la energía Chi del ángel pelirrojo. Y ahora tenían vegetación, por obra de la energía Prana; ahora tenían formas de vida sin conciencia, que estaban vinculadas a Israel por esa misma energía Chi.
Acto seguido Israel comenzó a hacer señas con ambas manos, y en respuesta las lianas de los bosques recién formados empezaron a crecer sin control, y atraparon a los tres dioses, aprovechando que estos se habían distraídos un momento por el raro combo de técnicas que estaban desencadenando Israel y Naamah.
Los tres dioses intentaron liberarse. Pero Ganesha fue el primero de los tres en lograrlo gracias a su fuerza amplificada, y es por un detalle que también no contaron.
"Las lianas están fortalecidas con la energía Prana de Israel... Está intentando inmovilizarnos...", pensó Karttikeya dándose cuenta de adonde apuntaba todo eso, aunque sin perder la calma como estaba sucediendo con su hermano Murugan, quien intentaba liberarse de manera desesperada.
—¡Ventos Infernum... —recitaba Naamah, cambiando su oscura energía Chi por su fantasmal energía Kenoplasma de color verde negruzco, mientras hacía señas mudras con las manos—. Corruptiom Genesis! (Origen de la Corrupción).
Con la recitación del canto, la neblina fantasmal que rodeaba los brazos de Naamah se extendió en distintas direcciones, simulando raíces, hasta llegar a los árboles originados por la energía Prana de Israel. Y como una reacción en cadena, toda la vegetación creada se tornó negra en un instante, con resplandecientes venas fantasmales de color verde oscuro.
Luego Naamah, esbozando una fría sonrisa, cerró las manos, y en respuesta las lianas que aprisionaron a Karrtikeya y Murugan se hicieron más gruesas y fuertes. Mientras que en donde se encontraba Ganesha surgieron grandes raíces, que lo envolvieron antes de que pudiera reaccionar. Los tres dioses intentaron otra vez romper las lianas, solo para descubrir que no podían.
Toda esa vegetación corrupta, aparte de estar absorbiendo sus energías, ahora era mucho más fuerte y resistente que antes, en mayor parte porque estaban imbuidas en esa energía oscura, conocida como Kenoplasma, la cual era lo contrario a la energía Prana. Y por lo tanto, tenía ventaja contra ésta última.
https://youtu.be/yGeHfbhbtdA
—Hicieron un llamativo combo, para aprisionarnos por completo sin necesidad de herirnos de gravedad —dijo Karttikeya con total calma, y hasta teniendo un tono curioso—. Me esperaría una táctica así de ti, Israel. Pero lo que no entiendo, es cómo pudiste llevarla a cabo, a tal velocidad y carencia total de algún tipo de falla, sin decirle ni una palabra clave a tu prima demonio.
—La respuesta es sencilla, Karttikeya: improvisamos confiando plenamente en las habilidades del otro —respondió Israel enfocando la mirada en el Dios Hindú de la Guerra.
—Conozco la gran mayoría de las técnicas de Israel, y él conoce la gran mayoría de las mías. Sumado con el conocimiento personal que hemos tenido en los últimos días, entendernos durante el combate es un simple juego de niños para nosotros —dijo Naamah cerrando los ojos, sonriendo con orgullo, poniéndose una mano en la cadera y levantando la otra mano—. Nuestro vínculo es más fuerte y profundo que el de simples primos o hermanos, aunque no en el sentido sexual... todavía ¡Je, je, je!
—¡Naamah! —exclamó Israel dándose la vuelta, enfadado por el último comentario inapropiado e innecesario de su prima diablesa. Y como respuesta ésta solo saca la lengua de forma burlona.
—La verdad no es tan extraño escuchar eso de ustedes. Su familia, aparte de ser la más disfuncional del multiverso, también es la más incestuosa de todas —comentó Murugan bajando la cabeza y dando un suspiro de pena.
—No tienes que recordárnoslo —susurro Israel rascándose la nuca, y sintiéndose más avergonzado.
—Hicieron todo un espectáculo para vencernos mediante la inmovilización, y también para demostrar lo que pueden hacer cuando se combinan poderes tan opuestos, como los de ustedes —decía Ganesha, denotando un poco de admiración en su tono—. Reconozco que fue algo grandioso. Hicieron ver cuán poderoso son la luz y la oscuridad, cuando trabajan juntos para vencer a un enemigo en común. Por eso son dignos de respeto y admiración... Pero aun así, necesitan mucho más para "inmovilizar" a seres como nosotros.
—Mi Astra, llamada "Vel", a costa de no cortar nada orgánico, tiene la singular capacidad de cortarlo todo lo demás; en especial todo lo relacionado con los fantasmas, como el Kenoplasma —explicó Karttikeya, para luego soltar su lanza, la cual fue rodeada por un aura de color blanquecina.
Entonces la lanza, como si tuviera vida propia, empezó a volar cual rayo alrededor de Karttikeya y Murugan, atravesando y cortando las lianas corruptas. Acto seguido ambos dioses, con solo flexionar los músculos, se liberaron destrozando las pocas lianas que todavía los sostenían. Y al terminar su labor, la lanza voló de regreso a la mano derecha de su dueño.
"Karttikeya ahora puede usar la energía Chi... Y también aprendió a concentrarla en la lanza, para controlarla desde lejos", pensó Israel, sorprendiéndose de las habilidades que hasta ahora desconocía del Dios Hindú de la Guerra.
—Además, es cierto que el Kenoplasma tiene ventaja contra la energía Prana. Pero es débil contra la energía Mana, que infunde toda la magia —explicó Ganesha con total serenidad.
Entonces detrás del dios-elefante se elevaron flotando sus brazos secundarios hechos de energía Prana, revelando que él mismo los había separado de su cuerpo. Y ahora estaban levitando en el aire, haciendo señas mudras con las manos.
—Om Ganapataye Mantra: Samrddhi Bhoomi ♪ (Tierra de la Prosperidad) —canto Ganesha con voz solemne.
Acto seguido aparecieron cuatro muros en diferentes puntos, de una forma geométrica que dejaba en el interior toda la zona de vegetación corrupta. Después en los muros se manifestaron el símbolo "Om" en un reluciente color dorado. Y como reacción, toda la zona fue rodeada por un Círculo Mágico de color azul, con más grabados en sánscrito en los bordes, que hacían referencia a mantras dedicados a la fortuna y la prosperidad.
Y como los mismos mantras lo dictaban, toda la vegetación corrupta creada por la diablesa, empezó a desintegrarse de forma sombría, regresando toda la vegetación a su color verde normal, y con tanta vida que hasta brillaba. Es entonces que Ganesha, con un simple movimiento, rompe todas las raíces que lo ataban, para luego volver a ponerse los brazos de Prana detrás de sus hombros.
"Su magia es poderosa... Y no es solo porque fortalece su energía Mana con la energía Prana... Su capacidad intelectual es tan absurdamente alta, que lo refleja en un bestial poder mágico... Podría ser tan fuerte como el miserable Odín en términos de magia", pensaba Naamah atónita, tras ver cómo un simple hechizo del dios-elefante, deshizo toda la corrupción de Kenoplasma como si nada.
—Una lección importante que deben recordar, es que las bestias elefante, aparte de un desarrollo muscular prodigioso incluso para los estándares de una bestia promedio, también contamos con una mente igual de prodigiosa —explico Ganesha, mientras que con la mano derecha se quitaba las pocas ramas que todavía tenía encima.
—Otra lección importante que jamás deben olvidar, es tener en cuenta las debilidades y fortalezas de las energías que manejan, y los tipos de armas que usan sus oponentes —dijo Karttikeya, poniéndose la lanza encima de su hombro derecho.
—¡Y también ser conscientes del tipo de Sistema de Combate en el que se especializa su oponente! —dijo Murugan de forma alegre y jovial, mientras agitaba sus látigos llameantes, preparándose para la siguiente ronda del combate.
Una vez más Israel y Naamah vuelven a acercarse, chocando espalda con espalda y alas con alas, mientras se preparaban para volver a pelear. En este preciso instante Israel empezó a considerar el tener que liberar más de la mitad de su poder, aun cuando temía que al hacerlo se liberaría tanto que no solo el planeta, sino el sistema solar entero, corriera peligro por cualquier simple movimiento suyo. Es por eso que necesitaba pensar en qué lugar sería apropiado, para llevar a cabo la lucha sin dañar a ningún ser vivo en el proceso.
—Deténganse ahora mismo...
https://youtu.be/ImO-on3tLj8
Pero entonces se oyó una voz femenina suave como el de una joven amable, pero a la vez imponente y severa como la de una madre estricta y protectora.
"Esa voz es de...", pensaron Karttikeya, Murugan y Ganesha al mismo tiempo, sorprendidos por completo por reconocer al instante esa voz.
Fue entonces que todos notaron que alguien más estaba allí presente; como si hubiera venido del cielo, estaba descendiendo a la tierra una mujer india que debía medir al menos 1, 85 mts. Tenía la piel de un tono oscuro y su complexión era atlética y esbelta. Su cabello era negro, liso y largo hasta las caderas. Tenía los ojos de un color ámbar, los labios pintados de rojo oscuro, y tenía tatuado un punto rojo en la frente. Y como vestimenta llevaba puesto un sencillo vestido rojo, además de tener como adornos aretes, pulseras, un cinturón y un collar, siendo todo hecho de oro puro.
Era la diosa que una vez fue la gran Mahadevi, conocida en su momento como Adi Parashakti, quien luego encarnó como una humana mortal llamada Sita, y después reencarno como otra humana mortal de nombre Parvati. Y entonces renació como una nueva diosa; era la Diosa Madre Hindú de los Universos y esposa de Shiva, Durga.
—Señora Durga —dijo Israel sorprendido, mientras que Naamah estaba boquiabierta de la sorpresa.
—¡¡Madre!! —gritaron Karttikeya, Ganesha y Murugan a la vez, aún más sorprendidos que el ángel y la diablesa, e incluso mostrando un notable temor.
Entonces Ganesha regreso a su aspecto normal desactivando su técnica de fortalecimiento, y Murugan desapareció los aros con látigos. Luego los tres se acercaron a su madre, y se arrodillaron ante ella con sumo respeto y devoción. Mientras tanto Israel también decidió acercarse un poco, con Naamah ocultándose detrás de él por temor.
Siendo Naamah una diablesa, era más que consciente de las historias de terror que relataban los demonios, sobre cómo una vez Durga fue una temible demonio capaz de destruir todo el universo. Y cuando su forma mortal Parvati falleció, y renació como Durga, mato a un poderoso Rey Demonio que solo podría morir a manos de una mujer.
La Diosa Madre detuvo su descenso, a solo un metro de llegar al suelo, por lo que se mantuvo flotando en el aire, mirando a los presentes con un semblante severo, en total silencio, hasta que por fin empezó a hablar.
—Niños, ya no es necesario que sigan peleando —dijo Durga cambiando su semblante severo por uno amable y su tono de voz por uno más cariñoso.
—Madre, lo viste todo ¿verdad? —pregunto Karttikeya alzando la mirada, con más seguridad y calma en comparación a sus dos hermanos, que todavía denotaban temor por la reciente severidad que mostraba su madre.
—Así es. Hijos míos, he visto todo lo que sucedió. Pero decidí resolver esto yo misma, cuando me llego un mensaje muy interesante —respondió Durga sin dejar de mostrarse amable, aunque su tono seguía siendo firme y de cierta manera imponente, y luego dirige la mirada hacia el dúo ángel y diablesa—. No se preocupen niños. También estoy al tanto de lo que les sucedió a ustedes. La empleada del Servicio de Mensajes del Reino de los Devas, hizo un muy buen trabajo al enviarme tu solicitud de ayuda, Israel Yahweh.
Dicho eso ella levanta la mano derecha, y en la misma apareció por medio de un resplandor dorado un pergamino abierto, que Israel reconoció como el mensaje que él había enviado al Reino de los Devas.
—Ya veo. Con que a esto se refería el formulario con "Respuesta Directa" —dijo Israel rascándose la nuca, desviando la mirada un momento, para luego volver a enderezarse y mirar de frente a la imponente diosa—. Si es así, entonces también conoce el motivo por el que Naamah y yo estamos aquí.
—No hace falta responder que sí. Aunque también comprendo a mis hijos; lo que hizo tu prima demonio hace un momento, pone su situación muy delicada. Y si aún no lo crees, esta es la oportunidad para que lo aclares —dijo Durga desapareciendo la carta en un resplandor blanco, y cambiando su expresión por una seria, que dejaba en claro la situación tensa que se presentaría.
—Si... Usted tiene razón... —dijo Israel bajando un poco la mirada, para después darse la vuelta y ver de frente a su prima diablesa.
Naamah permanecía en silencio, en mayor parte por temor a la diosa Durga. Pero al escuchar esa parte de la conversación entre ella (Durga) e Israel, supuso que tenía que ver con el origen de toda esa confrontación con los tres hijos de Shiva y Durga.
Supo que había llegado el momento que más temía: el momento de hablar sobre su hambre por carne humana, con Israel.
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