Capítulo LXXXI: Bendito vs Maldito (I)
https://youtu.be/bkofRnfGh2A
[Habitación del Equipo Cuzco].
—¡Santos diablos! ¡¿Qué clase de giro de trama es éste?! ¡¿Ahora en la sexta ronda el equipo contrario va a pasar de tener un dios a un demonio como representante?! —decía Naamah sujetándose los cuernos con sorpresa.
—Supongo que ocurrió lo que ya se veía venir: Heracles volvió a ser dominado por su otra personalidad —dijo Israel no tan sorprendido como los demás.
—¡¿Cómo que "otra personalidad"?! —preguntaba Gotouge asustada y confundida.
—Es un defecto que él tiene de nacimiento, o mejor dicho, un residuo de quién fue en una vida pasada —dijo Israel con un suspiro triste.
—¡¿Qué vida pasada?! ¡¿Qué le ocurre a Heracles?! —decía Geir tan sorprendida y confundida que su máscara de seriedad y disciplina había caído.
—Para empezar, por herencia de Cronos, Heracles heredó la locura y los males de la naturaleza demoníaca, y eso sumado a que es parte del linaje de YHWH y Khaos, lo convirtió en el perfecto recipiente para la resurrección de una de las creaciones favoritas del tío Lucifer. Heracles es la reencarnación de Maweth, un Dios Demonio de la Muerte.
—¡¿Por qué nunca me enteré de eso?! —exclamó Naamah aún más atónita.
—Tal vez porque estabas demasiado distraída con tus juegos, novelas y concursos como para prestar atención a lo que hizo nuestro padre en su tiempo libre —dijo Alyssa con los ojos entrecerrados.
—¡Es...! Un buen punto... —dijo Naamah cruzándose de brazos y gruñendo con molestia.
—De todos modos no es un conocimiento muy difundido —continuaba explicando Israel—, porque Zeus se aseguró de que así fuera, para que Heracles jamás supiera de su verdadero origen. Pero de todos modos Heracles acabaría despertando su oscuridad interna, cuando su padrastro intentó matarlo poniendo en su cuna aquellas dos serpientes. Ese evento le causó un trauma al pequeño Heracles que agrieto su mente. Y conforme Heracles crecía, esa grieta también lo hacía, hasta dividir su mente en dos personalidades.
—Trastorno de la mente dividida —dijo Manqu con una mano en su barbilla—. Leí que la mayoría de los casos son consecuencia de eventos traumáticos ocurridos en la infancia. Y otros pueden ser resultado de la necesidad por crear una identidad, con la que el individuo puede satisfacer deseos ocultos que no puede hacer abiertamente.
—Básicamente —respondió Israel—. Una personalidad desarrollaba sentimientos, recuerdos y pensamientos propios, convirtiéndose en el Alcides que pasaría a llamarse Heracles. Y la otra albergaba sus más oscuros deseos reprimidos, vinculados con la naturaleza original de Maweth y el linaje corrupto de Cronos.
»Por un tiempo Heracles fue la personalidad dominante, aunque su linaje como descendiente de Cronos provocaba breves episodios de locura en los que manifestaba señales de la otra personalidad. Y al abandonar la vida militar para tener una vida pacífica con su esposa e hijos, dejó de alimentar con violencia a esa naturaleza reprimida que él todavía desconocía.
—Hasta que estalló en aquel episodio de locura en el que mató a sus hijos —dijo Manqu.
—Sí —contestó Israel con un semblante triste—. Y en lugar de recibir ayuda, Heracles estuvo siendo motivado por la corrupta sociedad griega a sumergirse más en ese abismo, descendiendo hasta un punto en que cuando Zeus lo manipuló para abrazar la violencia, como hizo con Ares en el pasado, Heracles no lo dudo y se dejó consumar por esa oscuridad reprimida.
—Es parecido a lo que describió Lucio Annaeus Séneca en su obra Hércules Furens —dijo Alyssa con una sonrisa cínica—. El autor indica que Heracles en realidad tenía una preferencia por la violencia de la vida heroica, y los fantasmas en su interior se manifestaban en forma de locura. No fue una descripción muy específica, por lo que Zeus no censuró la obra.
—Si en una vida pasada fue un Dios Demonio de la Muerte, explica entonces su dominio del Kenoplasma —dijo Brynhildr con frustración, rompiendo los reposabrazos del sillón con las manos—. Y además justo tiene el tipo de poder que más puede perjudicar a un guerrero de Prana como Sansón. Es casi una ironía. Un humano convertido en ángel ahora debe enfrentar a un dios convertido en demonio.
—Las vueltas que da la vida —dijo Alyssa con sarcasmo.
—Cuando vuelva a ver a papá voy a tener una seria charla con él —dijo Naamah cruzándose de brazos con molestia—. No puedo creer que no me haya informado de algo tan importante e interesante, como que una de sus creaciones renació en el Panteón Griego.
—De todas formas el tío Lucifer les devolvió la jugada, apoderándose de una hija de Zeus y Hera que renació en nuestro Panteón —dijo Israel.
—¡Guao! ¡¿De verdad?! ¿Y quién es? —preguntó Naamah sorprendida y curiosa.
—¿En serio no lo sabes? Es tu hermana adoptiva, Enyo.
—¡¡¿Qué?!! —exclamó Naamah casi saltando del sofá—. ¡¿Cómo que ella es...?! ¡¿Es...?! ¡¿Acaso todas esas historias de los mortales griegos y romanos sobre ella son ciertas?! ¡¿Pero cómo si ella parece más egipcia porque supuestamente su madre fue una diosa egipcia?!!
—El tío Lucifer alteró los rasgos físicos de Enyo para hacerla lucir más egipcia que griega, y mantener esa coartada para que Zeus no descubriera tan pronto quién era Enyo —decía Israel sorprendido de que incluso Naamah desconociera sobre ello—. Pero es solo temporal. Cuando Enyo recupere sus recuerdos también recuperará su apariencia original como Diosa Griega de la Guerra. Pensé que lo sabías y estabas en una típica etapa de negación, porque ella es lo más cercano que has tenido a una hermana menor, así que nunca dije nada.
—¡¿Por qué putas mierdas siempre soy la última en enterarse de toda la mierda que pasa en mi propia familia?! —exclama Naamah en un berrinche muy infantil.
—Al menos Enyo tiene suerte. Yo siempre sueño que tú eres adoptada y te recogieron de un basurero —dijo Alyssa con los ojos entrecerrados, una mueca de desagrado y la barbilla sobre la palma de una mano—. Pero ya me hice una prueba de linaje, y por desgracia confirmó que somos hermanas del mismo padre. Agh, que triste es mi vida. Aparte de tener que soportar compartir a Israel contigo, también debo soportar la humillación de compartir la misma herencia.
—Créeme que a mí tampoco me agrada tener que compartir herencia contigo, hermana —dijo Naamah entre gruñidos de canino y con humo saliendo de sus orejas, mientras Israel suspiraba con más pena.
[Arena de Duelo].
Lejos de estar preocupado, Sansón estaba nada más que confundido y sorprendido por el extraño cambio de Heracles. Pero aquel poder fantasmal que demostró el héroe griego, y el instinto asesino que emanaba de su cuerpo, bastaron para que el juez hebreo mantuviera la guardia alta con los puños listos para contraatacar.
No obstante, en vez de atacar, Heracles extendió los brazos a los lados y el gigantesco sabueso Kerberos comenzó a cruzar el portal sombrío, tomando una forma etérea y espectral antes de convertirse en pura energía sombría, que Heracles fue absorbiendo como una esponja. Luego absorbió también el portal y las sombras lo cubrieron por completo, antes de dispersarse en una espectral luz verde.
Heracles ahora tenía la piel de un tono pálido grisáceo, como si su piel estuviera cubierta de cenizas. Las orejas las tenía ahora puntiagudas, mientras que sus dientes y uñas se transformaron en colmillos y garras. Su cabello rubio se aclaró hasta ser platino y creció hasta llegar por debajo de sus hombros. Y empezaban a crecer tres cuernos negros en su cabeza; uno en su frente y otro en ambos lados de la cabeza.
—Esperaba un cambio más... "drástico" —comentó Sansón entrecerrando los ojos con fingida decepción.
—La apariencia externa no es un factor muy fiable para determinar la fuerza interna. Y con fuerza interna hablamos del poder oculto del cuerpo —dijo Heracles con una actitud más fría—. Pero si hace falta, cambiaremos cuántas veces haga falta para prevalecer.
"Es extraño. Siento que estoy hablando con una persona distinta. Incluso su energía espiritual es casi diferente", pensó Sansón con una sensación de incomodidad. Luego decidió tomar el riesgo de atacar primero, impulsándose hacia adelante como un resplandor dorado.
https://youtu.be/3xE9yBttGRw
Pero a un metro de llegar a Heracles, pisó con fuerza el suelo para cambiar de trayectoria a su derecha, y con un aleteo de sus cuatro alas volvió a impulsarse hacia Heracles, con el puño izquierdo listo para utilizar otra vez la técnica espiritual Fist of the Hundred Starfires.
No se esperó que el ataque fuese en verdad exitoso; logró impactar el puño en la cara de Heracles, y los mil flameantes golpes de Chi que vinieron después le impactaron de lleno en todo el cuerpo. Esto, lejos de ser alentador, fue muy preocupante para Sansón, por lo que tomó la decisión de retroceder.
Todo lo demás sucedió en cámara lenta para Sansón; vio a Heracles extender el brazo izquierdo para señalarlo con el dedo índice, con el cual formó un remolino sombrío del que surgió la forma etérea de la enorme pata espectral de Kerberos. El juez hebreo reaccionó rápido cubriéndose con los brazos, y aun así él sintió que sus huesos se agrietaban con el impacto del ataque.
Sansón maniobró para hacer un par de voltereta hacia atrás y reducir parte del daño, aunque al aterrizar de pie se tambaleó un poco y escupió sangre. El problema no fue solo el inesperado tipo de ataque, sino la extraña fuerza que había detrás.
"Esta sensación... Ese ataque estaba cargado con mi propio Chi. ¿Él... absorbió la fuerza espiritual de mi ataque y me lo regresó combinado con un ataque de Kenoplasma?", pensó Sansón atónito. Había entendido rápido que el poder de Kenoplasma de Heracles era tipo Spectrum, como el secundario de Thor que le permitía hacer saltos instantáneos entre diferentes planos. Pero esto que hizo Heracles fue más que eso.
—Ya no será tan fácil para ti tocarnos —decía Heracles ladeando la cabeza y empezando a sonreír, con esa frialdad en su voz que sonaba sádica—, porque ahora habitamos en el abismo. Y el abismo te devuelve la mirada.
El héroe griego alzó el brazo derecho al cielo y abrió la mano, generando aterradoras ondas en el espacio físico. Entonces Sansón, sin necesidad de mirar, rodó por el suelo a tiempo para esquivar la mordida de una de las cabezas de Kerberos, que surgió de un enorme remolino oscuro que estaba arriba de él.
Pero ese solo fue el primero de varios remolinos que comenzaron a formarse por la zona, tanto en el aire como en el suelo; de esos portales salían formas etéreas de las gigantescas patas y las grandes cabezas de Kerberos, intentando morder y aplastar a Sansón, quien con una velocidad de rayo esquivaba todo y tuvo que guardar las alas para evitar ser atrapado por los dientes de las cabezas.
Antes de que Sansón llegará hasta donde estaba Heracles, éste último dio una voltereta hacia atrás girando el cuerpo a la izquierda, de manera que lanzó de su mano izquierda un portal oscuro como un disco volador, el cual se dividió en dos que pasaron cerca de ambos lados de Sansón. Y en ese momento surgió de ambos portales una pata delantera de Kerberos.
—¡Cuidado hermano! —grito Nashyan con el corazón en la garganta por el susto y la preocupación.
El siguiente estruendo en oírse fue de la onda de choque que causó el impacto de ambas patas, las cuales fueron detenidas por las manos de Sansón; la de la derecha por la izquierda y la izquierda por la de la derecha. No obstante, aquello resultó una distracción, porque el verdadero ataque de Heracles fue una explosiva ráfaga de viento liberada de un portal en su mano derecha.
Aquella ráfaga de viento tenía contornos negros y una coloración rosa fantasmal, que Sansón identificó de inmediato como Kenoplasma cuando le impactó de lleno, mandándolo a volar hacia atrás con un horrible dolor en la piel y los huesos, como si le hubieran arrojado acido corrosivo encima. Sin embargo aguantó el dolor con la misma fortaleza mental que Heracles, y se dio la vuelta en el aire para evitar que lo devorase una de las cabezas de Kerberos.
Poniendo los pies sobre la mandíbula inferior y sujetando la mandíbula superior, Sansón logró frenar la mordida de Kerberos, y de paso lo forzó a abrir las fauces de nuevo con un sólido puñetazo bajo la mandíbula superior. El juez hebreo saltó fuera de las fauces del monstruoso sabueso, y no se sorprendió al descubrir que aquel golpe no daño tanto esa cabeza.
"No es el verdadero cuerpo físico de Kerberos; es Kenoplasma puro imitando una parte de su cuerpo real. Si es así, mis golpes potenciados con Prana no serán muy efectivos", pensaba Sansón mientras se daba la vuelta para mirar a Heracles, y después pensó: "Él usó alguno de sus portales para acumular aire del ambiente, comprimirlo en algún espacio pequeño y después soltarlo de golpe. Además, cuando ese viento emergió del portal, estaba imbuido de Kenoplasma".
El juez hebreo ya comenzaba a entender cómo funciona ese poder de Kenoplasma. Por otro lado, alguien ni siquiera entendía lo que sucedía.
—¡¿Qué carajos está pasando?! ¡¿Qué fue ese portal?! ¡¿Por qué Heracles se ve y actúa más loco de lo normal?! —decía Heimdall, medio tambaleándose luego de haber chocado contra la pared de la arena.
—¿Qué no es obvio? La contienda no ha terminado. Ahora nosotros enfrentaremos al Doceavo Juez de Judea —respondió Heracles moviendo el pequeño portal entre los dedos de su mano como una moneda.
—¡Eso no puede ser! ¡Ya dictamine el resultado y debo cumplirlo para irme de esta maldita ronda! —decía Heimdall con furia y preparándose para soplar su cuerno.
—Una regla general que deben aprender los referís es que el público detesta que detengan los combates —dijo Heracles, sujetando el pequeño portal entre los dedos índice y medio como si fuera una carta—. Espero que no lo tomes personal, cuando renazcas —dicho eso Heracles arrojó el pequeño portal hacia Heimdall como una simple moneda.
—¡Déjate de juegos maldito loco! —dijo Heimdall sin preocupación alguna, levantando la mano izquierda para apartar aquel pequeño e insignificante portal.
El mismo portal que, al entrar en contacto con la mano de Heimdall, explotó al instante en una llamarada verde con contornos negros y violetas, casi pareciendo la explosión de un misil nuclear.
Todo el público estaba en shock, no por el ataque en sí, sino por el hecho de que Heracles atacó directamente a quien tenía el trabajo de presentar y mantener el orden en la pelea. Fue algo que ninguno de los luchadores anteriores se atrevió a hacer.
"Ufff. De la que me salve", pensó Afrodita desde el lado griego de las gradas, con una mano en la frente, atónita como todos por el giro de acontecimientos en el combate.
—¡Hermano, ¿Qué pasa contigo?! ¡¿Por qué actúas como un monstruo infernal?! —decía Laonome molesta, angustiada, confundida y aterrada.
—¿Nosotros, un monstruo infernal? —dijo Heracles arqueando una ceja con fingida sorpresa, antes de retomar a su semblante serio con su contrastante sonrisa cínica—. No, pequeña. Te equivocas. Somos el diablo mismo. ¡Ja, ja, ja, ja!
https://youtu.be/YdcUjRtCJJw
Laonome, al igual que Hebe, sintió un escalofrío por la respuesta de Heracles acompañada de esa risa lunática y carente de empatía. Yolao también temblaba de miedo, y Megara tenía una mirada de desprecio absoluto. Incluso Amphiaraus, Autolycus y Tydeus sentían un poco de temor ante lo que consideraban un diablo poseyendo a Heracles.
Para este punto estaba más que claro para todos que Heracles perdió la cordura. Y el único que lo veía con orgullo era Zeus, mientras que a Odín le recordaba el caso de Siegfried.
—Zeus es un egocéntrico sociópata con una obsesión enfermiza por gobernar todo. Ares es un trastornado que ama la violencia. Poseidón es un acomplejado con serios problemas de autoestima. Artemisa es otra acomplejada con problemas de confianza general. Ahora Heracles es un traumado con desorden de personalidad. Y ni mencionemos a la loca de Alyssa. ¡¿Es que acaso no hay alguien sin problemas mentales en esa familia?!
Decía Kebechet, bastante estupefacta, lo que muchos pensaban al respecto.
—Según escuche, Hestia nació sin ningún problema mental. Aunque siglos más tarde no estuvo en sus cabales por el exagerado miedo que le tenía a los compromisos —explicó Achlys con una preocupación más que notable en su lindo rostro—. ¡Pero eso no importa ahora! ¡¿No ves que Sansón ahora va a tener que enfrentar a ese demonio?!
—¿Y exactamente qué es ese demonio? —preguntó Alvitr también preocupada, confundida y asustada.
—Es la manifestación de los fantasmas y demonios internos de Heracles —dijo Annunitum con un semblante serio, intentando mantenerse serena—. En otras palabras, ahora mismo Sansón se está enfrentando a la encarnación de la locura de Heracles.
—Oh por Ymir... —murmuró Alvitr juntando las manos cerca del pecho, estando por orar al Tao y al propio Primordial YHWH con la esperanza de que eso fortalezca de algún modo a Sansón. Y aun así, el hecho de que ella estuviera por orar ya demostraba cuán preocupada estaba.
En medio de tanta incertidumbre, Sansón mantenía la calma y, con la misma serenidad, caminaba hacia Heracles. De nuevo sacó su primer par de alas de ángel, hizo una inhalación profunda y comenzó a concentrar la flamante energía Prana en sus manos.
—Conociéndote, estoy seguro que aprendiste métodos ingeniosos para aprovechar tu ordinario poder —dijo Heracles con más seriedad, aunque seguía sonriendo un poco—. Eso espero, porque los de tipo Atman son la contraparte del tipo Spectrum.
—No sé quién o qué seas. Pero te doy tres segundos para que devuelvas la mente de Alcides —dijo Sansón con un semblante hostil.
—Alcides, como tú lo llamas, es también nosotros. Nosotros somos Alcides y Heracles, como lo son el castigo y la justicia, la felicidad y la irracionalidad, la furia y el odio, el amor y el dolor —decía el ente de manera poética y sofisticada.
—Entiendo... Entiendo que has perdido por completo la cabeza. Pero descuida, la pondré de vuelta en su sitio y te la reacomodare —dijo Sansón, antes de presionar con fuerza los dedos de los pies sobre el suelo, para después impulsarse hacia adelante como un resplandor.
Heracles deslizó la mano en el aire en un movimiento horizontal, dejando atrás una estela de neblina púrpura de contornos negros, la cual golpeó con la palma de la otra mano y, desde el lado contrario, surgió una lluvia de espadas impregnadas de esa neblina, volando hacia el juez hebreo como flechas. El héroe griego ya se había anticipado a muchas posibles acciones de su oponente, menos a que haría algo tan increíble como lo que pasó a continuación.
Sansón desapareció en una luminiscente y explosiva onda de choque, esquivando la lluvia de espadas imbuidas de Kenoplasma, para luego reaparecer justo al lado de Heracles, con la palma de la mano derecha golpeando el abdomen del héroe griego; el impacto resonó como un estallido sónico y aplastó los órganos internos de Heracles, antes de mandarlo a volar con otra flameante onda de choque.
Era una técnica de su poder de Prana, Gevurah Kadosh: Khalal Kofetz [Fuerza Sagrada: Salto Espacial].
Una vez más el héroe griego estaba por estrellarse contra la pared de las gradas y caer fuera de los límites permitidos. Pero antes de eso, entró a un portal suyo, para después salir de un portal que se abrió a pocos metros arriba del juez hebreo, por lo que el héroe griego salió de allí impulsado por el propio ataque y estrelló la cara de Sansón en el suelo con la mano derecha.
—Muy buen truco —decía Heracles con una sonrisa burlesca, antes de levantar la cabeza del aturdido Sansón y volver a estrellarle la cara contra el suelo—. Usaste la capacidad natural del Prana y de tu poder, para transformarte literalmente en luz y desgarrar el espacio-tiempo. Una forma débil de Omnipresencia, como lo es mi poder para moverme entre los planos.
—Y por lo que veo, funcionó en parte —dijo Sansón con un tono divertido, viendo de reojo que cerca de su cara en el suelo cayó una gota de sangre proveniente de la boca de Heracles.
—Y nosotros vemos que sigues empeñado en ganar según las reglas —dijo Heracles limpiándose la sangre de la boca—. Este basurero es demasiado pequeño para pelear. Pero conocemos un mejor lugar.
Luego de esas palabras, sombras siniestras surgieron del suelo para cubrirlos a ambos y, al dispersarse las sombras, ambos desaparecieron, porque ahora se encontraban en una tierra de ceniza, lava, azufre y carbón, rodeada por tres colosales murallas y pilares. En esa tierra llovía ceniza y se elevaban montañas de carbón con palacios griegos de obsidiana. La mayor fuente de luz eran antorchas, incendios, rayos e inmensos mares de lava, porque en el cielo no había más que nubes rojas con relámpagos.
https://youtu.be/0Dl42S7_Us4
—¡Bienvenido al Reino del Tártaro! —dijo Heracles estrellando a Sansón de cara contra el suelo quemado de ese mundo infernal—. Aún está en reparaciones por la paliza que Rudra Shere Khan le dio a Lucifugus Tartarus. ¡Pero tiene suficiente espacio para jugar!
Con esa exclamación final Heracles soltó la cabeza de Sansón para hundirle la cara en la tierra con el pie, y lo único que consiguió fue crear un cráter de casi medio kilómetro de diámetro, porque el juez hebreo desapareció como un resplandor y apareció arriba de Heracles. Al siguiente segundo el héroe griego se encontraba viendo todo de cabeza, con la espalda arqueada al límite de partirse, debido a que tenía el cuello sujetado por el brazo derecho de Sansón en una llave marcial.
—Como dice un refrán: "Dios aprieta, pero no ahorca" —dijo Sansón en broma, aunque tenía un semblante y tono igual de serios. Entonces procedió a ejercer presión en su agarre, provocando espantosos crujidos del cuello de su oponente.
Por desesperación Heracles intentó liberarse perforando con sus garras los duros músculos del hombro y el brazo de Sansón, e incluso utilizó los colmillos en una brutal mordida. Pero a duras penas lograba reducir la presión del agarre letal, cuyo objetivo no era asfixiarlo, ya que ellos no necesitaban oxígeno para vivir. Literalmente Sansón intentaba romperle el cuello para noquearlo, pues algo así no mataría a seres como ellos.
Viendo que nada conseguía doblegar esa fuerza, Heracles recurrió a otra medida desesperada. Primero utilizó la fuerza de sus piernas para saltar y elevar las piernas. Luego creó un pequeño portal bajo su pie derecho, con el cual expulsó una ráfaga de aire tan fuerte como un huracán, para que como un propulsor impulsará su pierna derecha y descendiera su rodilla sobre la nuca de Sansón.
Todo eso para conectar ese devastador rodillazo resultó un poco efectivo, porque logró hacerle perder el conocimiento por un milisegundo a Sansón. Milisegundo en el que Heracles consiguió soltarse del agarre letal de él, para después sumergirse en las sombras y volver a salir de ellas, pero delante de Sansón, de manera que le propinó un devastador golpe bajo la barbilla con el puño izquierdo.
Los siguientes ataques fueron los puños golpeando la cara de Sansón varias veces, en un intento de extender su aturdimiento. Y habría funcionado en muchos que no hayan pasado por la misma situación, como sí fue el caso de Sansón que, gracias a su experiencia, respondió por instinto bloqueando con el codo izquierdo un golpe del puño derecho de su oponente, destrozando por completo los huesos que componían la mano derecha de Heracles.
Por precaución Heracles intentó retroceder, pero Sansón se lo impidió pisándole el pie izquierdo con tanta fuerza que destrozó el suelo y le rompió los huesos. Después se acercó al instante con un codazo derecho bien conectado en la cara del héroe griego, para luego proseguir con otro golpe en la cara usando el dorso de la misma mano derecha.
Lo que no se esperó Sansón fue que Heracles le golpearía la cara con la mano derecha todavía fracturada, y fue con tanta fuerza que la misma mano se hizo pedazos, bloqueando la vista del juez hebreo con la sangre. Y Heracles aprovechó ese instante para golpear el estómago de Sansón con un pequeño portal formado en la palma de la mano izquierda.
Sansón sintió un horrible dolor en el estómago, como si un arma ardiendo al rojo vivo y con forma de torbellino lo golpeara y empujase hacia atrás. Y después de estrellarse con fuerza en los pies de una montaña de carbón, vio que el portal le había dejado en los abdominales una marca quemada con forma de ciclón.
De inmediato el juez hebreo se apartó de allí, evitando por poco el recibir un golpe del pie derecho de Heracles, cuya fuerza partió por la mitad aquella montaña de carbón que medía casi tanto como un rascacielos. El héroe griego hizo un gesto con la mano derecha recién regenerada, y entonces invocó una cabeza de Kerberos al frente de Sansón, quien esquivó la mordida con una voltereta frontal hacia adelante.
Sin embargo, eso lo había más que previsto Heracles, por lo que se dejó caer hacia atrás para sumergirse en las sombras y aparecer arriba de Sansón, para entonces impactarle detrás de la cabeza un golpe con el codo derecho. Lo que no previó Heracles fue que Sansón se había anticipado a ese movimiento; prueba de ello fue que reaccionó al instante moviendo la cabeza hacia abajo para reducir la fuerza del impacto, girar el cuerpo en otra voltereta y al final contraatacar con un golpe del brazal izquierdo en la cara de Heracles.
Fue inevitable que el estrellado contra el suelo quemado resultase Heracles al final. Pero logró incorporarse a tiempo con una voltereta hacia atrás, evitando ser hundido más en la tierra por un puñetazo derecho de Sansón que generó grietas de medio kilómetro en el suelo.
No obstante Sansón se levantó de inmediato para perseguirlo y continuar atacando. Mientras que Heracles, al aterrizar de pie, se defendió rápido extendiendo el brazo derecho hacia adelante con un portal en la palma, que Sansón evitó moviéndose al lado izquierdo del héroe griego, sin haber previsto que ese portal en realidad fue una distracción para ocultar un sorpresivo golpe de palma con la otra mano, que terminaría impactando de lleno en la cara de Sansón y lo mandaría a atravesar una colina de carbón, antes de estrellarse de espalda contra los pies de un volcán.
"Utilizó un golpe de palma, muy al estilo de las Artes Marciales orientales...", pensó Sansón, limpiándose la sangre de la nariz con una mano, sorprendido de recibir un movimiento impropio de un luchador como Heracles, quien con un salto llegó cerca de donde se encontraba Sansón, manteniendo una distancia segura.
https://youtu.be/9a4Rx7T_lwc
—Definitivamente... eres el sujeto más terco de morir que hemos conocido —dijo Heracles con sangre en la boca y la respiración agitada—. Creímos que con la fuerza de Kerberos bastaría. Pero tal parece que necesitaré más.
—¿Y qué vas a hacer? ¿Absorber a todos los soldados, monstruos y demonios inferiores del Tártaro? —dijo Sansón con algo de sarcasmo.
—No es mala idea —dijo Heracles esbozando una desquiciante sonrisa, y entonces extendió los brazos a los lados para liberar su Kenoplasma en un torrente de sombras y fantasmal luz violeta—. Kratos Phasma: Ladonos, Grypus, Geryon, Chimaira, Leo, Hydra, Orthus, Gorganz, Harpyia, Tartaruchus (Fuerza Fantasma: Ladón, Grifón, Gerión, Quimera, León, Hydra, Orthus, Gorgona, Harpía, Guardianes del Tártaro).
Cada nombre pronunciado por Heracles hacía aparecer un portal cerca de él. Y pasado medio segundo, invocó otro portal con pronunciar un nombre que él no había pensado al principio.
—Y Kharon (Caronte) también —agregó Heracles con una sonrisa divertida—. No es del Tártaro y técnicamente no cuenta como luchador ni como monstruo, pero lo añadiré a la colección por las risas.
Acto seguido, de cada portal, surgió una columna de sombras y espectral luz de variados colores (verde, azul, morado, rosa). Cada columna de Kenoplasma impacto a Heracles, rodeándolo en una esfera de oscuridad, como un cascarón maligno del que nacería un diablo oriental.
"¿Realmente tiene pensado absorberlos a todos?" pensó Sansón con sorpresa en su mirada, no pudiendo imaginarse si Heracles sería capaz de aguantar todo eso, o incluso si lo lograse en qué terminaría convirtiéndose.
Por otro lado, mientras Heracles era rodeado por la oscuridad y absorbía en su abismo interno a todas esas entidades que él llamó, la nostalgia le invadió como una agradable recopilación de su vida mortal, empezando por el primer momento en que se sintió libre; aquel día en que regresó triunfante al reino de Tirinto con el jabalí gigante sobre su hombro.
Recordaba bien que al rey Eurystheus ya no le agradaba que a Heracles lo alabasen tanto, y por eso Eurystheus le encomendó como quinta misión viajar al reino de Elis para limpiar, sin ayuda de nadie, un establo gigante lleno de tres mil animales de ganado inmortales. Era una tarea sencilla sin límites de tiempo, pero el propósito de la misión era que fuese humillante y nada impresionante en comparación a las anteriores misiones.
Heracles por supuesto que sabía cómo cumplir la misión de manera "llamativa", pero le invadió otra vez la avaricia y desafío al dueño del establo, el rey Augias, a una apuesta en la que Heracles, si limpiaba el establo en menos de un día, se llevaría consigo parte del ganado inmortal.
El rey Augias aceptó, creyendo que sería imposible de cumplir, y Heracles le demostró lo contrario al crear con sus puños una nueva ruta por la que pasaría el agua de un río cercano, hasta donde se encontraba el establo de Augias, logrando limpiar toda la suciedad y el excremento en menos de un día.
No obstante, el rey Augías se negó a cumplir con el trato; el motivo no era por ser mal perdedor o algo semejante, sino por el bien de todos. Augias temía que esos animales inmortales cayeran en malas manos y, en el peor de los casos, su carne fuera utilizada en rituales para fortalecer a los soldados humanos y desatar más guerras entre los reinos de Grecia, tanto entre los propios humanos como en contra de los no-humanos.
Augias trató de explicárselo a Heracles, y éste último lo entendió como un acto de traición contra la raza humana; por esa razón Heracles se marcharía con la promesa de recuperar por la fuerza la parte del ganado inmortal.
Y tal como lo juró, lo cumplió.
Años después Heracles regresó, acompañado de su hermano Iphicles y muchos otros guerreros. Asediaron el reino de Augias, matando a muchos civiles en el acto. Asesinaron Augias y se llevaron una parte del ganado inmortal, que repartirían entre diferentes reinos de Grecia, ocasionando el surgimiento de más conflictos con incontables muertes tanto de humanos como de no-humanos.
Para ese entonces Heracles ya sería el causante de otros desastres y males que, por su persistente terquedad, él se rehusaba a aceptar como responsabilidad suya.
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