Capítulo LXXX: Juez vs Héroe (IV)
https://youtu.be/HUT0uwSLQ3I
[Torneo Parabellum: Arena de Duelo].
—¡¿Heracles ha perdido la poca razón que le quedaba?! ¡¿Cómo se le ocurre utilizar el poder de Atlas Prime aquí?! ¡¿Los golpes del hebreo le afectaron el cerebro?! —decía Autolycus sobresaltado.
—Más que los golpes, yo diría que la rabia de ser humillado, la frustración de no lograr dar un golpe crítico a su oponente, y la confusión de si estuvo o no en el sendero de la justicia, están rompiendo su estabilidad mental —decía Amphiaraus con un semblante serio, porque ya sabía lo que estaba por ocurrir.
—En esencia podría decirse que es lo mismo que le sucede a los inmortales Æsir con el estado Berserker. Pero en el caso de Heracles, es algo mucho más oscuro —dijo Tydeus con un aire preocupado en sus ojos.
—Sí, es lo mismo que le sucedía a veces en combate y... cuando mató a sus hijos —dijo Yolao con claro temor en su rostro, y Megara frunció el ceño con molestia—. Ha pasado mucho desde que le volvió a ocurrir. Pero la suma de todas las emociones que está teniendo en este combate, se están transformando en locura.
—Y al igual que su padre Zeus, su abuelo Cronos, su bisabuela Gaia y finalmente la gran abuela Khaos, la locura es la mayor fuente de su poder. Es la maldición de la herencia que Heracles recibió del cielo —dijo Iphicles con nada más que pesar y lastima, sobre todo ahora que conocía la maldición del linaje de Cronos.
El linaje de un titán que estaba tan inclinado a su parte demonio, que su parte ángel acabó corrompiéndose como un ángel caído, igual que Lucifer.
"Hermano...", pensaron Hebe y Laonome igual de preocupadas por Heracles, pues a pesar de todo lo seguían amando.
Ambas recordaron la última charla que tuvieron con él, poco antes de que se dirigiera a la entrada del Equipo Buda.
—Hermano, ¿Por qué insistes tanto en luchar aquí?
Preguntó Laonome angustiada, mientras Hebe estaba parada a su lado, ambas delante de Heracles, quienes las miraba con nada más que respeto y amor genuino.
—No podrías entenderlo ni aunque lo explicase. Si gano este combate podré pedir protección extra hacia los humanos griegos contra los monstruos e invasores extranjeros. Pero más allá de la recompensa por ganar, también quiero demostrarme algo a mí mismo.
Dijo Heracles con una sonrisa alegré y despreocupada, que contrastaba con la angustia en su mirada.
—¿Demostrarte algo? ¿Qué quieres demostrarte a ti mismo? ¡¿Qué eres el más fuerte, el hijo más poderoso de Zeus, el héroe más grande de Grecia?!
Decía Hebe con tanta preocupación que sonaba casi histérica. Y el semblante serio que mostró Heracles después la sorprendió.
—Quiero probarme a mí mismo si estuve en el sendero correcto, para derrotar al único monstruo que no puedo vencer con mis manos o mi intelecto.
Explicó Heracles mientras se llevaba la mano a la cara, ocultando el espeluznante cambio en el lado izquierdo de su rostro, como si tuviese dos caras: una cara que reflejaba seriedad, temple y disciplina guerrera, y otra cara que reflejaba solo demencia total.
Hebe y Laonome estaban sorprendidas y a la vez confundidas, pero antes de que alguna de las dos le hiciera otra pregunta Heracles ya estaba dándose la vuelta para salir a la Arena de Duelo, sin dar más explicaciones.
Esas palabras dieron a entender que Heracles, muy en el fondo, era consciente de que había algo siniestro habitando en su mente, pero su orgullo le impedía reconocerlo de manera abierta. Y la pelea contra Sansón lo estaba llevando a un severo conflicto mental, que estaba desestabilizando su mente y, en consecuencia, cediendo el control al diablo que habitaba en su alma.
https://youtu.be/FuWHRJTWAsg
[Sala Médica].
Desde que inició la pelea, tanto Hades como los otros dioses griegos allí presentes les sorprendió que al final el combate si se llevara a cabo como estaba programado. Y ahora, siendo honestos, ya no tenían muchas esperanzas de que Heracles se llevara la victoria.
—Es increíble que siga insistiendo en continuar —dijo Selene con su típica expresión indiferente—. Literalmente ha usado diez de sus doce tesoros, mientras que Sansón no ha usado ni siquiera la mitad de lo que sabe ni su transformación.
—El Heracles de antes habría reconocido la derrota, pero el de ahora se rehúsa a hacerlo por todo ese drama absurdo sobre la carga de ser el más grande héroe de Grecia, el hijo de Zeus y el Dios Griego de la Fortaleza —dijo Helios con una expresión pensativa, recordando la amplia diferencia entre el hombre que antes era llamado Alcides, y el hombre Heracles en que terminó convirtiéndose.
Al principio Heracles era un hombre sencillo que solo cumplía su deber como soldado, y que cuando tuvo la oportunidad abandonó la guerra para dedicarse por completo a estar con su esposa e hijos. Además sabía reconocer cuándo era mejor aceptar la derrota y retirarse, como sucedió en su primera misión que se retiró varias veces.
Pero a partir de esa misión la mentalidad de Heracles empezó a cambiar, lo cual se hizo más evidente a partir de la cuarta misión; luego de lo ocurrido con los centauros y la llegada de Hermes con un mensaje de Zeus.
—Es una ironía, ¿No? —dijo Loki con una pequeña sonrisa burlona, aunque su mirada denotaba seriedad y lástima, ganándose la atención de sus dos esposas y los otros dioses griegos—. Sansón y Heracles, ambos recibieron fuerza y responsabilidades sin desearlo, pero cada uno tomó un camino de justicia diferente, si saben a lo que me refiero.
—Yo sí lo sé, y bastante bien...—dijo Hades con un suspiro deprimente—. Sansón se convirtió en un héroe porque se esforzaba en hacer lo correcto, incluso si sus ideales chocaban contra las costumbres e ideales de su propio pueblo. Buscaba verdadera justicia y paz para todos por igual, aun cuando muchos de sus enemigos eran verdaderos monstruos irredimibles y casi todos eran humanos.
»Heracles, por otro lado, se convirtió en un héroe para ser aceptado por la sociedad de su pueblo y no ser considerado un "monstruo", sin importarle que sus actos "heroicos" perjudicasen a otros o en realidad no fueran los correctos. Buscaba justicia solo para los humanos y su propio pueblo, aun cuando la "justicia" de su sociedad era corrupta e injusta, y los supuestos "monstruos" que combatía eran los verdaderos inocentes.
—Ambos son como dos arquetipos de héroes, que representan dos tipos de justicia, y dos posibles finales para un héroe —simplifico Ares con un semblante serio—: el final de morir como un héroe, y el final de vivir lo suficiente para convertirse en villano.
[Arena de Duelo].
La lucha había tomado un giro drástico ahora que Heracles utilizaba la fuerza del propio planeta para potenciarse a sí mismo; sus golpes llovían sobre Sansón, quien se cubría con los brazos, y cada golpe causaba ondas sísmicas capaces de destruir continentes enteros; aún así el juez hebreo se mantenía firme en su lugar como una montaña inamovible.
"Aunque su fuerza incrementó, su técnica se volvió menos eficiente. Y también parece estar desquiciándose, al grado de actuar más como Zeus, y empieza a emanar un instinto asesino. Sea lo que sea que le esté pasando, lo mejor será terminar de una vez", pensaba Sansón, dándose cuenta que Heracles ya no era el mismo con el que peleaba al inicio del combate.
Entre golpe y golpe que Heracles conectaba, poco a poco fue cargando más potencia en los puños, hasta que su puño derecho resplandecía con descargas eléctricas verdes, y extendió el puño derecho con suficiente potencia como para generar la onda expansiva de una explosión nuclear. Entonces, desde la perspectiva de Heracles y la mayoría, fue como si su puño traspasara una ilusoria figura de Sansón, y después Heracles sintió el golpe de una maza de titanio en su hígado.
A un centímetro de impactar el puño, Sansón lo esquivo moviéndose de lado con calculada precisión, sin moverse demasiado. Y cuando Heracles se dio cuenta, ya era tarde para reaccionar; el héroe griego recibió en el costado un golpe del puño derecho del juez hebreo, que además de dañar los órganos internos a Heracles también le agrietaron los huesos de la caja torácica.
El daño masivo se extendió hasta la columna vertebral de Heracles, provocándole una parálisis de la cintura para abajo por un segundo; un segundo en el que terminó cayendo al suelo, con fracturas considerables en las piernas, por una patada baja izquierda de Sansón hacia la parte opuesta de las rodillas que imitaba el golpe de un látigo de agua.
"Te he dado la oportunidad. Lamento que deba terminar así", pensaba Sansón con nada más que pesar en su mirada, mientras endurecía los músculos de su brazo izquierdo hasta los dedos, para realizar una versión mejorada del golpe espada que en su estilo llamaba Adamantine Sword.
Sin embargo, contra todo pronóstico, Heracles evitó el golpe con la artimaña sucia de arrojarle tierra a la cara de Sansón, para moverse a tiempo rodando como un tronco y esquivar con éxito aquel golpe devastador que incluso partió el suelo. Antes de limpiarse la tierra de la cara, Sansón empezó a retroceder por precaución, sin pensar que Heracles ya se había anticipado a esa acción, de modo que al ponerse de pie corrió hacia él, aguantando el dolor de las decenas de fracturas.
Sansón supo que su oponente se acercaba por el sonido de los pasos y los latidos del corazón, aparte de que podía percibir su creciente sed de sangre. Así que el juez hebreo intentó marcar distancia con un golpe látigo de su brazo derecho, que a pesar de haber golpeado con éxito el brazo izquierdo de Heracles cuando éste intentó bloquearlo, el héroe griego lo soportó junto con el dolor de las nuevas fracturas para sujetar el brazo derecho del juez hebreo, y luego estrellarlo contra el suelo con un movimiento de lucha libre.
https://youtu.be/EwJkC0K3t8I
No obstante, ya cansado de esas técnicas tan básicas, Sansón maniobró para evitar la caída aterrizando los pies en el suelo, logrando contrarrestar la fuerza del lanzamiento. Pero Heracles demostró que ya tenía previsto algo como eso, pues se movilizó de inmediato para ponerse detrás de Sansón y golpearle con el codo izquierdo el omóplato derecho, logrando dislocarle el brazo de dicho lado.
Lo que no anticipó fue que Sansón se dejaría dislocar el brazo a propósito, para endurecer los músculos del brazo izquierdo y golpear con el codo el costado del mismo lado de Heracles, causándole otro daño interno a la lista de heridas que estaban retrasando su proceso de regeneración. Pero lejos de sentir dolor, lo que hizo fue amplificar la furia de Heracles, y a su vez su tolerancia al dolor y su locura asesina.
Mientras se escapaba sangre entre sus dientes, Heracles empezó a cargar toda la energía Prana absorbida junto con la energía del planeta en sus manos, con el fin de arrancarle el brazo a Sansón. No se esperó que el juez hebreo se quitaría las sandalias para moverse a la derecha en una postura agazapada, poniendo la mano izquierda en el suelo para una movilidad más rápida, de manera que el costado derecho del héroe griego fue alcanzado por el puño izquierdo de Sansón.
Aquel golpe sacudió los órganos internos y huesos de Heracles, empeorando las fracturas y las hemorragias internas a tal grado que su fuerza al fin se debilitó, y Sansón pudo liberarse con facilidad de él para tomar distancia. El héroe griego cayó arrodillado, escupiendo sangre y temblando de pies a cabeza.
—¡No perderé! ¡De ninguna manera yo, el héroe más grande de todos, el máximo defensor de la justicia y el más poderoso de los hijos del gran dios Zeus, perderé contra un insignificante mortal como tú!
Exclamó Heracles con ira asesina y levantándose del suelo, pese a tener la mayor parte de sus huesos tan fracturados que apenas sanaban. Su furia y locura alcanzaron tal punto que ya no le importaba siquiera perder extremidades con tal de matar a su oponente, que es lo único que le traería paz ahora.
—No eres ningún héroe, Heracles, ni menos alguien que lucha por la justicia. Solo eres el clásico villano creyendo ser un "héroe" —decía Sansón con lástima, mientras se reacomodaba el brazo dislocado con un simple movimiento, y con el dedo índice de la mano de dicho brazo señala a Heracles—. Y como a cualquier villano, te llegó la hora de pagar por tus crímenes.
Ser llamado "villano" empujó a Heracles más hacia ese abismo, y prueba de eso fue que la energía Prana almacenada en su Copa Solar empezó a contaminarse, pasando de ese hermoso color dorado a un siniestro tono púrpura. Heracles concentró ese Prana corrupto en su brazo izquierdo, a la vez que concentraba la energía planetaria en su brazo derecho.
Por otro lado Sansón procedió a canalizar su energía Prana mediante respiraciones profundas y suaves. Cerró los ojos y juntó las manos en un gesto semejante al de oración. Detrás de él surgió un gran círculo de metal plateado con la inscripción dorada "Geburah" en hebreo. Fue entonces que él mostró sus emplumadas alas doradas en flamas, junto con otro par de alas emplumadas de color plateado que emanaban flamas celestes.
Luego el juez hebreo abrió sus ojos, mostrando que sus pupilas resplandecían de color blanco como la de los ángeles. Y también hubo algo más: sus uñas crecieron como garras, y las trenzas de su cabello se desataron por un erizamiento de su cabello, que provocaba estruendos con el simple choque de sus hebras. Alzó el brazo derecho, tensando los músculos y canalizando el Chi para utilizar la técnica Adamantine Sword. Luego concentró toda su energía Prana en el brazo derecho para potenciar aún más los músculos de dicha extremidad, desatando así una versión mejorada de la técnica con su poder de Prana, Gevurah Kadosh: Adonai Kherev [Fuerza Sagrada: Espada de Adonai].
Al mismo tiempo Heracles desató el poder concentrado en sus dos brazos, mediante un potente golpe de sus puños en el suelo, enviando ambas fuerzas en una combinada y destructiva onda sísmica, semejante a una cadena de erupciones volcánicas que avanzaba en línea recta a su oponente.
Entonces Sansón hizo lo mismo al descender su mano derecha al suelo, imitando el golpe de una espada claymore, desatando todo su Prana y Chi en una gigantesca columna de fuego dorado y celeste, semejante al corte hecho por una colosal espada, que avanzó hacia la línea de erupciones volcánicas y las arrasó por completo, por lo que terminó alcanzando al héroe griego.
La Copa solar absorbió gran parte de la energía Prana del ataque, pero el Chi lo dañó tanto que él sintió como si una verdadera espada lo partiera a la mitad. Y de hecho, en parte fue así: tanto su cráneo como el resto de su columna y órganos internos sufrieron un daño catastrófico en línea recta, que le hizo perder el conocimiento y la movilidad del cuerpo por un segundo.
Y para un inmortal que se movía a la velocidad de Sansón, fue tiempo suficiente para que Heracles quedase vulnerable a un combo completo de diez golpes consecutivos en el cuerpo por el propio juez hebreo, antes de finalizar con un devastador puñetazo derecho cargado de Chi, que incluso destrozó el casco de Heracles y le estrelló la parte trasera de la cabeza contra el suelo.
Luego de tanta destrucción vino el silencio; el público ya no creía que Heracles se levantaría después de semejante golpiza, por más "Dios de la Fortaleza" que fuese. Fue más evidente cuando Sansón retiró el puño derecho del ensangrentado rostro de Heracles, cuyos ojos estaban en blanco ni daba signos de estar consciente, aunque todavía respiraba.
Heimdall volvió a entrar a la Arena de Duelo, trotando de escombro en escombro sin esfuerzo, y con un último gran salto aterrizó cerca de donde había "concluido" la lucha. Casi todos los inmortales griegos ya pensaban igual que el resto de los inmortales, respecto a quién era el ganador del combate.
—Por la barba de Ymir. Es increíble que siga vivo tras semejante golpiza —dijo Heimdall con decepción, rascándose la cabeza con una mano mientras que con la otra tenía su cuerno.
—¿Puedes declarar por terminado el combate? —preguntó Sansón con un semblante serio.
—Debería hacerlo. Este loco justiciero pondrá un pie en el más allá sino lo llevan de inmediato a emergencias —dijo Heimdall de mala gana, y tras inhalar un poco comienza a hablarles al público a través de su cuerno—. ¡Bueno, como ya pueden imaginarse, el combate ha tenido un desenlace que tardó más de lo esperado para muchos, entre los que me incluyo yo! ¡Ja, ja, ja!
Mientras Heimdall daba su largo y burlesco discurso para anunciar el resultado del combate, Sansón tomó un respiro hondo, miró por última vez a Heracles y empezó a retirarse caminando. Al final todo esto le trajo nada más que tristeza hacia su oponente, porque al final resultaron demasiado parecidos, siendo más evidente en este punto del combate cuando la ira, el odio y la locura empezaron a consumir la mente de Heracles, tal como le sucedió a Sansón tras los eventos posteriores a su boda con Livana.
https://youtu.be/eD0XEH3qVCk
Eventos que lo condujeron a tomar su forma divina y descargar su furia en la ciudad de Timnah. Aquel trágico día lo recordaba Sansón como una pesadilla constante, porque lo primero que vio al despertar de su locura fueron casas destruidas y consumidas por el fuego, y cuerpos sin vida de hombres, mujeres y niños.
Entonces sus mejorados sentidos auditivos le permitieron escuchar a decenas de hombres, mujeres y niños llorando la pérdida de sus seres queridos, mientras que otros estaban aterrados por el "monstruo" que los había atacado. Sansón supo quién era el culpable tras mirarse la sangre que cubría su cuerpo.
Horrorizado por lo que había hecho y todavía conmocionado por la pérdida de Livana, Sansón se autoexilio lejos de su tribu, en una cueva que era propiedad de su abuelo materno Etam, ubicada cerca se los terrenos de la Tribu de Judah.
Paso días y noches en esa cueva, aislado de todos, tratando de entender la razón de tanto sufrimiento. Le suplicó a Adonai renunciar a ser su avatar para dejar de sufrir, y no recibió respuesta. En un momento de desesperación intentó olvidar su dolor ahogándose en bebidas alcohólicas, y aparte de solo conseguir más dolor, rompió su segundo voto —no beber nada alcohólico—, por lo que su juramento se mantenía con un último voto.
De vez en cuando Nashyan y sus padres lo visitaban en la cueva, más no podían hacer nada para que abandonase la cueva, ni mucho menos sanar el dolor en su alma. Pero en una mañana tormentosa, sin ningún aviso previo, la cueva fue visitada por un grupo de hombres de Judah, liderado por Jezreel, Isma e Ibdas, los hermanos mayores de la madre de Sansón, y estaban allí para entregarlo a los filisteos.
Jezreel, Isma e Ibdas explicaron que un ejército de mil soldados filisteos llegó a la Tribu de Judah buscando a Sanso por orden del príncipe Ahtur. Y por temor a represalias del príncipe, la Tribu de Judah tomó la decisión por voto mayoritario de entregar a Sansón. Así que enviaron a Jezreel, Isma e Ibdas, quienes estaban a favor de entregar a su sobrino por considerarlo una deshonra y desgracia para la familia y su pueblo.
A pesar de todo Sansón no deseaba lastimar a sus tíos, por lo que les hizo prometer que no intentarían matarlo, para no tener que defenderse y terminar matándolos por accidente. Luego permitió que lo ataran y entregaran al ejército filisteo que los esperaban en las colinas.
Los tíos de Sansón no sabían que allí también estaría en persona el príncipe Ahtur, acompañado del comandante Baldo y el sacerdote Abibaal, con los padres y la hermana de Sansón encadenados como prisioneros.
El príncipe Ahtur, con burlescos aplausos y egocéntrica actitud de gran intelectual, se divirtió explicando a todos los presentes que desde la muerte de Antaeus ya tenía sospechas de que Sansón era el "semidiós" pelirrojo.
Ahtur, siendo uno de los príncipes más jóvenes y también uno de los más inteligentes, fue enviado a investigar al misterioso rebelde pelirrojo. Al inicio de la investigación tuvo a Sansón como uno de los principales sospechosos, y luego lo desestimó por un tiempo al no encontrar más evidencias. Pero esas sospechas regresaron con más fuerza cuando sus informantes le dieron una descripción del extraño "Herokles" que mató a Antaeus.
No obstante Ahtur quería ver en persona el sobrenatural cambio de Sansón para no tener dudas, por lo que se infiltro en la boda de Sansón y Livana como un padrino más. Después de lo sucedido con la apuesta del enigma, buscó nuevos avistamientos del extraño semidiós pelirrojo, y se enteró de lo que pasó en Ascalon.
Las sospechas pasaron a ser casi una afirmación, por lo que Ahtur paso a la siguiente fase del plan, que era darle la idea a Azmelkart de aprovechar el descontento de Sansón para mentirle a Dalal y casarse con Livana, como siempre anhelo Azmelkart en secreto. Y no hace falta mencionar que fue Ahtur quien convenció a los ciudadanos de Timnah de quemar a Livana y Dalal.
Todo lo ideó Ahtur para llevar a Sansón al límite, porque al investigarlo descubrió rápido que Sansón era bastante impulsivo con un lado vengativo. Ahtur esperaba forzarlo a transformarse y desatar un caos que afectara a los civiles filisteos, para que incluso las clases bajas del reino filisteo se pusieran en contra Sansón y a favor del rey.
Al final todo resultó como Ahtur lo había planeado. Y ahora solo quedaba ejecutar al peligroso rebelde que tanta destrucción causó. Ahtur agregó además que prometió no lastimar a ningún hebreo de la Tribu de Judah si entregaban a Sansón, así que permitió que Hazzelelponi se reuniera junto con los tíos de Sansón.
Manoa, por otro lado, fue soltado para ser apuñalado en el pecho por la espada del propio Ahtur, ante la mirada de horror de Sansón, Nashyan, Hazzelelponi e incluso los tíos de Sansón y demás hebreos de Judah.
https://youtu.be/oNRs9C7HRTQ
Ahtur explicó que el trato no aplicaba con las otras tribus, y como el "ojo por ojo" era una ley casi universal en todos los pueblos, después llevaría sus tropas a matar un hebreo por cada vida filistea que tomó Sansón, como un acto de "justicia". Pero a Nashyan la dejarían vivir para ser vendida en el burdel privado de los hermanos mayores de Ahtur.
Fue en ese momento que volvió a oírse el sonido del trueno, mientras las cuerdas que ataban a Sansón se rompieron como si fueran quemadas por el fuego. Y rugiendo como un verdadero león furioso, Sansón cambió a su forma divina en una explosiva llamarada que llenó de terror los corazones de todos los filisteos allí presentes.
Nashyan aprovechó la ocasión para correr hacia su hermano mayor, quien de un solo paso llegó hasta ella a tiempo para protegerla de las espadas que estaban por alcanzarle la espalda. Sansón tomó del suelo lo primero que su mano derecha alcanzó: una quijada de burro. Las flamas divinas de su cuerpo se extendieron hacia esa quijada de burro, y Sansón lo utilizó como una improvisada arma en llamas para aplastarle el cráneo a los soldados filisteos cercanos.
El sacerdote Abibaal conjuro un hechizo profano para potenciar las armas de los soldados con magia de oscuridad, agua y hielo, mientras que el comandante Baldo ordenó a todo el ejército atacar, y el príncipe Ahtur se refugió detrás de ellos como un cobarde. En cambio Sansón, después de llevar a Nashyan con su madre y tíos, avanzó en solitario hacia el ejército filisteo con solo un objetivo en mente: matar a Ahtur.
Las armas encantadas de los soldados filisteos no pudieron siquiera rasguñar la dura piel de Sansón en ese estado: ni siquiera la magia de agua y de oscuridad podía enfrentar esas flamas divinas. Y sus armaduras apenas aguantaban los golpes de la quijada de asno, que estaba imbuida de la vital energía flameante del cuerpo de Sansón.
Uno a uno iban cayendo hasta que al fin llegó el turno del comandante Baldo, y en un instante cayó al suelo por un puñetazo que le hundió el pecho hasta destrozarle la columna. El sacerdote Abibaal conjuraba todo tipo de hechizos ofensivos, y acabó con el cuerpo destrozado por un golpe de la quijada de burro en su cabeza.
Al final solo quedó Sansón parado sobre una montaña de mil filisteos muertos. El príncipe Ahtur intentó apuñalarlo por la espalda con una daga de plata envenenada, que acabó siendo inútil. Sansón tiró la quijada y tomó entre sus manos la cabeza de Ahtur, para luego proceder a arrancársela de manera lenta y dolorosa.
Finalizada la masacre, Sansón recobró el sentido y bajó de la montaña de cadáveres. Se arrodillo en el suelo; en una grieta comenzó a fluir agua, como si la Madre Tierra intentara darle consuelo después de todo lo que pasó, y por respeto a la tierra él aceptó la ofrenda tomando un sorbo de agua, aunque de todos modos ya no pudo seguir conteniendo las lágrimas. Continúo caminando hasta llegar a donde estaban su madre y hermana llorando sobre el cuerpo sin vida de su padre, se arrodilló al lado de ambas y lloró con ellas.
Ese evento fue el que motivó a Sansón a aceptar finalmente el cargo como juez, y pasó los próximos veinte años librando una lucha constante por la libertad de su gente. En los primeros años se enfocó en unificar las Doce Tribus de Israel para que pelearán juntas como una sola nación. Después pasó los siguientes años independizando y armando a cada tribu para que ya no dependiera del reino filisteo.
Aún cuando aceptó el cargo como juez, se negó a usar su poder para matar. A pesar de todo lo que sufrió, luchó contra su propia naturaleza para no sucumbir a la locura. Esperaba poder hacer lo mismo con Heracles para salvarlo, pero no pudo lograrlo. Y para él, significaba otro fracaso en su lista.
—Debiste haberme escuchado. Lamento que haya terminado así para ti, Alcides —dijo Sansón con tristeza en sus ojos y pesar en su voz, porque no pudo salvar a una de las víctimas de la corrupción de Zeus.
Ya se encontraba un par de metros lejos y Heimdall estaba por anunciarlo como ganador, cuando de repente el dios blanco fue silenciado y una nueva voz habló en su lugar.
https://youtu.be/QqbtZq03xeQ
—¿Quién es Alcides?
Sansón se detuvo en seco y se volteó de inmediato; su semblante serio pasó a mostrar total sorpresa al ver a Heracles otra vez de pie, con la mano izquierda presionando la garganta de Heimdall con tal fuerza que le impedía hablar bien. Lo que en verdad sobresaltó a Sansón fue que la voz de Heracles ahora sonaba más gruesa, casi pareciendo la voz de otra persona.
—¡¿Qué-qué-qué-qué?! ¡¿Cómo-cómo-cómo puedes volver a levantarte si ya te daba por muerto?! —tartamudeaba Heimdall más sorprendido que asustado por el repentino levantamiento del moribundo héroe griego.
—Si un héroe de la justicia incapaz es de triunfar sobre un monstruo como tú, entonces he de ser mucho peor que un monstruo... —dijo Heracles con esa nueva voz, mientras sangre goteaba de su boca y su rostro permanecía oculto por su cabello despeinado.
Heracles lanzó contra las gradas a Heimdall y, de manera repentina, su Égida de Leo y Copa Solar se separaron de su cuerpo en múltiples partes, para luego desaparecer en un destello dorado, dejándolo con su ropa del inicio, y además revelando las marcas tribales azules en su cuerpo que tenían más influencia filistea que helenística.
En un sentido irónico se había despojado de su máscara divina, porque después empezó a emanar una neblina que todos reconocieron bastante bien como Kenoplasma. Lo que muchos no reconocieron fue el extraño cambio en sus ojos, que pudo apreciarse mejor cuando él alzó la mirada para ver a Sansón; podían ver que la parte blanca de sus ojos se tornó negra como el vacío mismo, con un brillante punto azul en lugar de iris y pupila.
Heracles empezó a acumular la energía Kenoplasma en su puño derecho, mientras que Sansón ya estaba con la guardia alta para defenderse. Pero de repente Heracles dio media vuelta a la derecha y lanzó un golpe hacia atrás, como si golpeara un muro invisible, y en lugar de hacerle un hoyo a ese muro, dispersó el Keonplasma de manera explosiva, formando un portal sombrío de proporciones colosales.
Del otro lado del portal se veían las planicies de un reino oscuro, humeante e iluminado por lava, destacándose la figura de una colosal criatura descansando en tierra quemada; a simple vista se parecía a un león, aunque cubierto de escamas negras con tres colas de serpiente y tres cabezas con rasgos más parecidos a los de un canino; cada cabeza contaba con ojos azules y una "melena" conformada por pequeñas cabezas de serpientes blancas.
Se trataba de Kerberos (Cerbero), el Principal Guardián del Inframundo del Panteón Griego, y uno de los tantos hijos de Typhaon.
—Sabueso de Hades, tu fuerza malvada reclamó nuevamente para la justicia defender y al monstruo frente a mí vencer, mediante el Doceavo Tesoro que tu difícil captura me concedió —dijo Heracles, poco a poco levantando más la mirada como un gesto de mirar desde arriba, tal como lo hacía Zeus—. Kratos Phasma: Kerberos (Poder Fantasma: Cerbero).
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro