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Capítulo LXXVIII: Juez vs Héroe (II)

https://youtu.be/Vtvh0CoKxC4

[Habitación del Equipo Cuzco].

—¡¿Ahora qué diablos del infierno está haciendo ese loco?! —pregunto Naamah bastante confundida.

—Es tan simple que hasta un niño lo entendería —dijo Alyssa, con la pierna izquierda encima de la rodilla derecha, teniendo el codo derecho sobre el reposabrazos de su trono y la mejilla derecha en la mano—. El desquiciado está combinando el poder y las funciones de la copa solar de Helios y el cinturón sagrado de Hipólita con el de su Égida del Leo.

»La copa solar de Helios es un artefacto de metal Akasha con la función básica de iluminar y erradicar entidades oscuras, y para eso se recarga absorbiendo el calor, el fuego y la luz solar, ya sea natural, de la magia o de la energía Prana. El cinturón de Hipólita es uno de los tesoros de Ares; otorga al portador una piel mucho más dura y un incremento en su velocidad y reflejos

—Como un artefacto de tipo mítico con el efecto adicional de un aumento en los puntos de salud, defensa, agilidad y velocidad de ataque —añadió Naamah, y tanto Israel como Manqu volvieron a taparse la cara con una mano en sincronía.

—Más o menos. Y aunque parezca algo simple, la copa y el cinturón no están diseñados para algo así —decía Israel con su típico semblante serio, sin parecer muy preocupado ni demasiado tranquilo—. El proceso es tan doloroso que la gran mayoría de dioses griegos estarían revolcándose o muriendo del dolor.

—La mayoría sí. Pero Heracles puede resistir el proceso gracias a su resistencia —decía Brynhildr con una mueca de disgusto—. Aunque no es un dios principal en la jerarquía de su reino, es el segundo inmortal con mayor fortaleza física del Panteón Griego, y el único que tiene una fuerza física cercana a la de Zeus. 

[Arena de Duelo].

Las casas cercanas a donde se encontraban ambos combatientes estaban empezando a humear y arder; la temperatura subía a escalas astronómicas como si dos soles estuvieran allí presentes. Entonces, en un instante, las estructuras explotaron en llamas por la onda expansiva del impacto del puño derecho de Sansón contra el estómago de Heracles.

La siguiente onda expansiva surgió del impacto de la parte lateral de la mano izquierda de Sansón sobre el hombre derecho de Heracles, justo en el trapecio; otra provino del impacto del codo derecho de Sansón bajo el casco de Heracles, y la última del impacto del puño derecho descendiendo sobre la parte frontal del casco.

Cada golpe arrastró a Heracles un paso hacia atrás, y no decenas de metros como sucedió antes. El motivo de esto lo descubrió Sansón allí mismo, por el notorio detalle de que cada golpe parecía aumentar la intensidad de la luz solar en las líneas de la armadura y el símbolo en la pechera; las mismas líneas que se extendían por los brazos hasta los nudillos de la armadura.

Sansón vio casi en cámara lenta que se acercaba a su estómago el puño derecho de Heracles; no pensó que ese ataque le haría más que un rasguño superficial, pero en el último milisegundo lo reconsidero y decidió retroceder.

Desde una perspectiva humana el ataque de Heracles fue como un flash en forma de cinco cortes, por las garras de los nudillos del guantelete, sumado también por una garra bajo el nudillo del pulgar. Sansón estaba ahora cinco metros lejos de Heracles, con cuatro cortes profundos y cauterizados en sus abdominales que ya estaban en proceso de regenerarse.

—Esto es tan familiarmente familiar, valga la redundancia... —decía Sansón de manera lenta y confusa, tocándose el borde cercano de su herida y observando el símbolo solar griego en la pechera de su oponente.

Luego pensó en la pelea de Karttikeya contra Ares, en la que éste último se había preparado con una armadura especial de Akasha, diseñada para absorber la energía Prana externa y liberarla en cada golpe. 

Si Hefestos logró crear una armadura completa de Akasha con ese tipo de función antes del torneo, debía haber tenido como base otro objeto de metal Akasha con una función parecida que le sirviera como prototipo, o que le hubiera dado la información necesaria para construir una armadura completa.

El objeto era la reliquia del Dios Griego del Sol, Helios, utilizada por éste último como un catalizador de su magia para iluminar los reinos infernales y luchar contra los demonios de Hypnos, Morfeo, Thanatos y Erebos.

https://youtu.be/h7n3weHIQ1c

—Creo que ya lo deduje. Esa copa solar está hecha de metal Akasha, y fue lo que Hefestos utilizó como principal base para crear la armadura especial que Ares llevo hoy —dijo Sansón con los dedos índice y medio de la mano derecha en su sien, mientras dirigía la vista a otro lado de manera frívola—. Siendo una reliquia de metal Akasha, tiene la propiedad de ser más adaptable que el agua, y tú aprendiste a combinarla con tu Égida por la compatibilidad que tienen. Según recuerdo, en la astrología zodiacal el signo de Leo es de elemento fuego y el sol es su astro regente.

—Estás en lo correcto, incluso en la parte del signo de Leo. ¿Aprendiste astrología zodiacal en el Paraíso? —pregunto Heracles mientras movía un poco las articulaciones del brazo derecho, al parecer comprobando que no haya ningún inconveniente tras usar el poder de su armadura de esa forma.

—No. En las ciudades filisteas solía tomar "prestado" códices y pergaminos sobre astrología, acertijos, matemáticas y literatura —decía Sansón con un tono sarcástico al decir "prestado", mientras desviaba la mirada y se rascaba la mejilla derecha.

—Conozco ese tono al decir que tomaste algo "prestado" —dijo Heracles, recordando al asesino y ladrón metamorfo de su antiguo grupo—. Es la respuesta cliché de cualquier ladrón.

—Bueno, quizás no haya devuelto todo lo que tomé prestado. En cualquier caso solo robe a ricos que podían darse el lujo de comprar hasta diez ejemplares de esos registros escritos.

—Eso sigue siendo robar —comentó Heracles con un tono que sonaba impaciente.

—Lo sé y no es que quiera justificarlo. Como sea el punto de la anécdota es que incluso si no fui instruido por los "mejores" eruditos de mi época como fue en tu caso, me las arregle a mi manera para cultivar mi conocimiento —decía Sansón llevándose las manos a la espalda y levantando un poco la barbilla, con una pequeña sonrisa divertida—, e intentar tener la vida que me privaron por mi naturaleza divina, como a ti te privaron de entender lo significa tener "humanidad".

—No digas ridiculeces, niño. ¡Yo sé perfectamente lo que es la humanidad! —exclamó Heracles con los ojos de su casco irradiando un hostil resplandor.

—Técnicamente no soy un "niño". En mi vida anterior morí a la edad de... —decía Sansón, cerrando los ojos por un momento al final. Pero no pudo terminar de hablar porque, cuando abrió los ojos, Heracles lo interrumpió desplazándose hacia él con una velocidad mayor que la de un rayo. 

Y más sorprendente fue que el puño derecho de Heracles le fracturó la mano izquierda a Sansón, cuando éste intentó bloquear el golpe con la palma. Lo menos sorprendente para Sansón había sido sentir su propio poder en la armadura del puño de Heracles al momento del impacto.

—¡Asesinatos, traición, robos, guerras, prejuicios, ignorancia, soberbia, lujuria, avaricia, glotonería, ira, pereza, envidia! ¡Los humanos están contaminados de todo lo que es considerado "pecado" y "mal" en todas las tierras! ¡¿Y sabes qué?! ¡Aun así yo amo a la humanidad!! —exclamaba Heracles mientras sus puños llovían sobre Sansón como una lluvia de meteoros.

Durante los primeros golpes Sansón no tuvo problemas en bloquear y desviar cada ataque con los brazales de Aetheris, pero luego comenzó a sentir un desagradable deja vu por la armadura con forma de león de Heracles.

Era como si el pasado estuviera regresando para escupirle en la cara sus propios errores. Y esto le trajo un segundo de desconcentración, que Heracles aprovechó para atacar con las garras del puño izquierdo, causándole al juez hebreo un profundo corte diagonal desde el hombro derecho hasta el costado izquierdo.

Sin embargo, tras el ataque, Sansón le atrapo la muñeca izquierda con la mano izquierda. Luego contraataco con el codo derecho en la cara de Heracles, quien se protegió de inmediato con la mano derecha, terminando en un forcejeo entre ambos en el que, mientras Sansón amplificaba su fuerza, el símbolo solar en el pecho de Heracles resplandecía con la misma intensidad y le otorgaba una fuerza similar.

—Lo que amas es el lado más horrible de los humanos. Haz permitido la esclavitud, el genocidio y el prejuicio contra aquellos que tu sociedad tacha de "monstruos". Y lo peor es que en tu búsqueda de justicia dejaste que el abismo oscureciera tu visión de lo que está bien y mal —decía Sansón, empezando a emanar su energía Prana para tratar de influenciar el metal Akasha de la copa solar en la Égida de Heracles. 

Lo increíble es que la copa solar, en lugar de responder a su influencia, lo que hacía era absorber más de esa energía Prana y potenciar la Égida de Leo. Sansón se dio cuenta rápido de esto y dejó de concentrar su energía Prana en la copa solar. 

—¡No eres nadie para decir lo que está bien y lo que está mal! ¡Aunque ahora eres un ángel guardián, naciste siendo un simple mortal criado por pastores, viviste robando y desafiando la autoridad de tu tierra, tu propio pueblo te rechazo desde el principio, caíste en las mentiras de una mujer trastornada y fuiste rebajado al humillante trabajo de un animal!

Tras decir esas palabras sin pizca de compasión, Heracles sujeto la parte posterior del codo derecho de Sansón y, con un lanzamiento al estilo de lucha libre, levantó al juez hebreo para después estrellarlo de cabeza al otro lado en el suelo. Pero Sansón reaccionó rápido soltando la muñeca de Heracles para amortiguar la caída con el brazo izquierdo, y después atacar la cabeza de Heracles con el pie derecho.

Usando la mano izquierda para apoyarse en el suelo, Sansón se dio la vuelta con un pequeño brinco y, en el proceso, golpeó la parte frontal del casco con el otro pie. Las dos patas hicieron retroceder a Heracles un metro, y amplificaron la luz solar de la Égida de Leo. Luego Heracles contraatacó con el puño derecho en el centro del pecho de Sansón; las garras de los nudillos carecían de suficiente longitud para alcanzar siquiera los huesos del juez hebreo, pero bastaban para desgarrar sus músculos.

Al instante Heracles sintió en su cara el impacto de los dos puños de Sansón. El brillo solar en la armadura aumentó de intensidad, y Heracles extendió el puño izquierdo en un gancho que dejó un corte profundo en la mejilla derecha de Sansón, quien respondió de inmediato golpeándole el estómago con el puño izquierdo.

Ambos comenzaron un implacable intercambio de golpes, en el que por cada dos o tres que conectaba Sansón, Heracles le devolvía uno o dos con potencia parecida mientras la Égida seguía emitiendo con intensidad esa luz solar.

Después Sansón pasó de atacar a bloquear con los brazales plateados los ataques de Heracles en una rápida y precisa secuencia, mediante su técnica propia Krav Egrof: Purgatory Asteroid Belt. Y pudo verse un detalle muy interesante; con cada golpe que Heracles lanzaba, la luz solar disminuía de intensidad, como una batería perdiendo energía. Y a medida que esa luz se apagaba, los golpes de Heracles perdían velocidad y potencia.

Para muchos de los espectadores griegos parecía que Heracles comenzaba a ganar ventaja. Pero alguien sabía que eso estaba lejos de la verdad.

https://youtu.be/q4teaPE1oVY

—¡Mi hermano lo está logrando! ¡Al fin está recuperando terreno contra ese perro hebreo! —decía Iphicles con orgullo y alegría.

—Al contrario padre. El tío Heracles sigue estando en problemas —decía Yolao tan sorprendido y preocupado que dejó de escribir sobre el combate—. El hebreo no estuvo lanzando golpes al azar en ese intercambio; estaba buscando un punto específico donde concentrarse en golpear. Y ahora está evaluando cuánto poder gasta la copa solar en cada movimiento.

—Sansón no es estúpido. Ya sabe que la copa solar está absorbiendo su poder para potenciar la Égida de Leo. Así que la está investigando y de seguro planifica un nuevo método para hacer frente a la copa solar —decía Hebe con las manos juntas en su regazo, entrelazando los dedos con notable fuerza por la preocupación que la atormentaba.

—Sí. El niño hebreo es igual que nuestro Heracles: rompe con el estereotipo de que los fortachones son puro músculo sin nada de cerebro. También es un ejemplo descriptivo de que ser amable no es igual a ser tonto.

Dijo, con absoluta calma y elegancia, un hombre joven que estaba sentado al lado de la familia principal de Heracles junto con otros dos amigos suyos. Se trataba de los tres primeros compañeros de aventuras de Heracles, y también sus primeros maestros en el arte de la lucha, la magia y la estrategia.

Como todos los mortales que están allí presentes, sus cuerpos tienen la forma que tenían durante su mejor momento en vida. En el caso del hombre que acaba de hablar, el famoso vidente Amphiaraus de Argos, en esta vida inmortal lucía como un joven recién entrando a los 20 años. Su constitución era delgada, aunque también mantenía una marcada musculatura. Tenía los ojos azules, la piel clara como cualquier griego y el cabello rubio y rizado. Vestía con una toga blanca junto con armadura dorada con una hombrera izquierda, una capa azul en el hombro derecho, brazaletes y un cinturón elegante.

A su lado se encontraba el famoso ladrón semidiós Autolycus de Ática, que ahora lucía como un hombre joven de más de 20 años, con físico delgado y marcada musculatura, cabello corto castaño, ojos verdes y piel pálida. Vestía con toga, capa y capucha de color negro en mayor parte, parecido a las ropas de los asesinos de Oriente Medio, protegido con armadura ligera oscura y armado con cuchillos en el cinturón.

Y en un asiento atrás de ambos se encontraba Tydeus de Etolia; lucía más mayor que los otros dos, sin llegar a pasar de los 30 años, también era el de mayor altura y tenía bastante masa muscular, con piel pálida y ojos azules. Su cabello era rubio platino, y era lo bastante largo como para tenerlo atado en una coleta alta. Vestía con ropa de piel de animal, con algunas piezas de armadura griega gris y una túnica azul. Además tenía en su espalda un par de hachas con intrincado diseño.

—El niño hebreo también tiene una familiar manera de luchar —decía Autolycus con una sonrisa sarcástica, mientras comía una zanahoria de una manera muy poco educada—. Su forma de moverse por los escenarios y al pelear, se parece a los movimientos de los Zelotes de las tierras judías.

—He escuchado de ellos. Son un grupo fanático de sicarios judíos, similar a esa secta radical islámica de Persia a la que llaman Hassassins —decía Amphiaraus con interés y fascinación—. Entre los Zelotes hubo miembros destacados recientes, como ese bandolero Yeshua Bar Abba, mejor conocido como "Barrabas". También fue parte de ellos el apóstol Simón el Zelote, antes de convertirse en estudiante del Séptimo Buda Principal Jesús de Nazaret.

»A diferencia de otros hebreos, los Zelotes se distinguían por tener una filosofía extremista de utilizar la violencia y el asesinato para defender el pueblo y las tradiciones israelitas del Imperio Romano. Y para ese cometido utilizaban técnicas de asesinos tanto ancestrales como nuevas, siendo las dagas y las espadas sica sus principales armas.

—No hacía falta, pero igualmente gracias por la pequeña lección histórico-cultural gratis —dijo Autolycus casi riéndose mientras comía otro trozo de zanahoria—. Sin embargo la forma de pelear de este niño hebreo es más completa; es parte dura y parte fluida. Luchar contra él es como enfrentar a un asesino hebreo experto en boxeo indio y wushu chino.

—Aún con la copa solar, Heracles no tiene la victoria cien por ciento asegurada. El juez de los israelitas ni siquiera ha mostrado su máximo poder, y es probable que incluso se esté guardando una "transformación" como los ángeles de nacimiento —dijo Tydeus después de mucho silencio, estando cruzado de brazos con un semblante estoico, expresando seriedad absoluta en su voz y postura.

https://youtu.be/wmJfGp0IXKc

Mientras tanto en el combate, Heracles también se dio cuenta rápido de que Sansón estaba investigando el poder especial de la copa solar. Así que, con un pensamiento, concentró toda la luz solar de la armadura en su brazo derecho, justo cuando descendía las garras de su guantelete en un destructivo puñetazo que, a pesar de haber sido bloqueado por ambos brazales, arrastró a Sansón diez metros hacia atrás hasta atravesar la pared de una taberna.

—He eliminado monstruos y villanos que amenazaban la paz de la humanidad. Luche junto a los humanos por la razón y la justicia. Fui y sigo siendo aclamado por los humanos como el más grande héroe de todos los tiempos. ¡Digas lo que digas no cambiará eso! —decía Heracles, al parecer recuperando su calma y temple. Pero su voz, por un momento, cambió a uno con aire jovial y cínico. Además su casco impidió que todos vieran que sus pupilas estaban deformándose, como si fueran una mancha de oscuridad viviente.

Y lo más curioso es que algunos espectadores, como San Gabriel y Helios, tuvieron un breve deja vu con esas palabras de razón y justicia dichas con ese tono jovial y cínico. Podría considerarse simple exageración o paranoia, pero no pudieron evitar pensar en el mismísimo Lucifer.

—No puedo cambiar la imagen popular que tienen los humanos de ti, pero eso no significa que esa imagen representa quién eres en verdad.

Dijo Sansón con un humor jovial, saliendo del hoyo en la pared a la que fue estrellado. Caminaba tranquilo y con un poco más de seriedad, aunque resultaba difícil tomarlo en serio, debido a que en la mano derecha sostenía una pierna de pollo recién cocinada y en la otra un racimo de uvas.

—No estoy seguro cuándo sucedió, pero en algún momento comenzaste a convencerte a ti mismo de que todo era por la justicia. Quizás como una forma de evitar reconocer la terrible verdad —decía Sansón, y después devora gran parte del muslo de pollo con un solo mordisco.

—Adivinare: ¿Lo sabes porque también robaste los códices de un psicólogo? —comentó Heracles con un poco de burla, a punto de dar un paso al frente, pero retrocedió al darse cuenta de que se apagó la luz solar en su armadura.

—Yo no, lo hizo mi hermana; ella robó unos cuantos códices sobre psicología para aprender a darme buenos consejos, aunque también la ayudó a ser una buena mentirosa —contesto Sansón, antes de llevar el racimo de uvas hasta arriba de su boca, y luego aplastar las uvas para reducirlas a dulce jugo que él bebió sin preocupación.

Por otro lado Heracles apretaba los puños unas cuantas veces, y en respuesta su armadura emitía una débil luz solar; miró de reojo sus guanteletes, entendiendo que había gastado la energía Prana que absorbió y ahora necesitaba más, sin mencionar que el notorio detalle de que sentía un poco de dolor en cada punto de su cuerpo donde recibió un golpe. 

Ninguno de los dos parecía dispuesto a hacer otro movimiento, y muchos en el público entendían la razón; Heracles necesitaba volver a recargar su armadura, y Sansón sabía que no podía golpearlo sin recargarlo.

No obstante alguien del público estaba cansada de tanta ansiedad y tensión.

—¡¡Oye, hermano, ya deja de bromear y parlotear que me pones nerviosa!! ¡¡Acaba con ese hijo de perra de una maldita vez o yo misma saltaré a la arena y los mataré a ambos!!

Gritaba Nashyan furiosa y preocupada mientras pisoteaba con un pie el respaldo del asiento delante suyo, casi dejando sordos a sus padres y los espectadores en un radio de sesenta metros.

—Por Zeus y las columnas del Olimpo, ¿qué fue eso? ¿Una Seiren? —preguntaba Heracles estupefacto, con ambas manos en donde estaban sus orejas, debido a que esos gritos resonaron muy fuerte en sus oídos. 

—Yo hubiera pensado lo mismo si no la conociera. Sus gritos eran una estupenda arma de aturdimiento contra nuestros enemigos —decía Sansón con una pequeña sonrisa divertida, mientras se sobaba una de las orejas y miraba en la dirección de donde vinieron los gritos de su hermana menor.

Entonces Sansón se quitó las sandalias agitando cada pie. Respiro hondo y exhaló vapor de su boca, mientras su cabello levitaba un poco y las venas de sus músculos se resaltaban por un momento. Eran señales de que el juez hebreo estaba preparándose para algo más serio, y lo demostró desplazándose tan rápido que pareció haberse teletransportado.

Ahora se encontraba parado delante de Heracles, en una postura de lucha parecida al futuro Krav Maga, mientras el héroe griego retrocedía un par de pasos con veinte impactos en el cuerpo, como si le hubieran disparado balas de fuego. Y a pesar de que la armadura se recargó hasta parecer un faro, el héroe griego sintió que tenía fracturas severas en los huesos de cada área impactada de su cuerpo.

"Su velocidad y su destreza marcial son por lejos superiores a los de Apollo. Además su forma de pelear es mucho más agresiva que las de San Gabriel y sus hijos. Puede que incluso sea igual o más fuerte que mi padre sin su Égida y armas... Pero no puedo rendirme... ¡El héroe de la humanidad y del Olimpo no puede ceder ante un monstruo que nació siendo un mortal ordinario!", fue el análisis mental que tuvo Heracles en ese instante, mientras se escapa sangre de su boca y el casco la expulsaba abriendo las fauces de león, de manera que podía verse su boca ensangrentada.

Al siguiente segundo Heracles atacó con el puño derecho en el hígado de Sansón, acumulando en el brazo gran parte de la energía Prana absorbida, por lo que consiguió hacer que el juez hebreo escupiera sangre. Y antes de proseguir con otro golpe Heracles vio que se aproximaba algo nuevo de su oponente.

Sansón comenzó a retroceder unos cuantos pasos, mientras relajaba los músculos del cuerpo y se movía de manera fluida, llegando a parecer que su cuerpo no tenía articulaciones o tan siquiera huesos. Incluso, desde la perspectiva de Heracles, fue como si el cuerpo de su oponente estuviera convirtiéndose en agua, aunque en realidad era su energía Chi emergiendo y adoptando la apariencia de dicho elemento.

Luego el juez hebreo alzó el brazo izquierdo, luciendo como si blandiera un látigo de agua por la técnica Krav Egrof: Purifying Holy Water Flagellation.

A pesar de que Heracles se preparó para bloquear el golpe, no se dio cuenta de que llegó hasta que retumbó en toda la arena el estallido producido al romperse la barrera del sonido, aparte de sentir el peor dolor que ha sentido en toda su existencia. Después supo que recibió el golpe entre la espalda y el hombro derecho, que incluso agrieto esa área de la armadura y le partió la clavícula, el trapecio y el omóplato del lado derecho al mismo tiempo.

"¡Utilizó el principio del agua de la disciplina de San Gabriel para relajar los músculos del cuerpo e imitar a la perfección el ataque de un látigo con el brazo! ¡Además, ¿Cómo ahora puede hacerme tanto daño, si la Égida sigue absorbiendo su poder?", pensó Heracles, escupiendo más sangre y empezando a preguntarse por qué su armadura ya no lo protegía tanto del daño, si todavía estaba absorbiendo la energía Prana de cada golpe.

Por otro lado Sansón había dejado de sonreír, y su semblante transmitía melancolía mezclada con lástima. Mientras más luchaba, menos podía resistirse a tener que recordar aquel horrible evento que para Sansón fue el "prólogo" de la famosa cadena de tragedias que acontecieron su vida.

https://youtu.be/95jqSTtP_-M

También recordaba los acontecimientos que llevaron a ese evento, empezando por la victoriosa lucha contra el gigante griego Antaeus, y la posterior entrega total al placer sexual que le ofrecieron la reina libia Tinja y la filistea Livana. 

Paso horas enteras concentrado en nada más que los besos y las caricias de ambas mujeres, a la vez que no dejaba ningún detalle de sus cuerpos sin ver ni explorar. Sansón se esforzó tanto en estar centrado en disfrutar del placer, que ni siquiera se dio cuenta de que aún estaba en su forma divina.

No recuerda con exactitud cuándo cayeron los tres dormidos, pero sí recordaba que se despertó a la mañana siguiente inundado de una dulce y revitalizante calma, porque ya no pensaba ni le importaba qué era correcto y qué no. Ahora solo pensaba en contemplar los cuerpos desnudos de las dos hermosas mujeres que descansaban a su lado. 

Después de levantarse y ponerse sus respectivas ropas, la reina Tinja ordenó a un grupo de sus soldados que escoltaran a Livana de vuelta a su hogar en Timnah, la ciudad filistea que estaba al lado del campamento de Tinja y cerca del valle donde se llevó a cabo la lucha contra Antaeus. Además cada soldado cargaba sacos de comida, tela fina y joyas para la familia de Livana, como pago por sus servicios de la noche anterior.

Sansón también le agradeció a Livana por el placer que le ayudo a experimentar, y ella le agradeció a él por ser el hombre que tomó su castidad; esta revelación sorprendió bastante al hebreo, y también le hizo sentirse culpable de cierta forma. No sabía qué decir ni hacer al respecto, más que acompañar a la escolta para asegurarse de que Livana llegará a salvo a su hogar, donde luego se despidieron, aunque el hebreo pudo notar tristeza en los ojos de la filistea. 

Mientras tanto Tinja inició los preparativos para regresar a su reino en Libia junto a sus hijas, hijastra y ejército, llevándose consigo los huesos de Antaeus como prueba de su muerte. Tinja podría haberse quedado para ayudar contra los filisteos, pero ella tenía que regresar rápido a su reino para purgar todo rastro de influencia griega que dejó Antaeus, lo cual tomaría décadas.

Tras otro intercambio de agradecimientos, Sansón y Nashyan se despidieron de Tinja, Iphinoe, Alceis, Barce y el resto de los extranjeros libios, quienes les desearon al dúo bienestar y suerte en su lucha contra los filisteos.

Ambos hermanos regresaron a su hogar en Zorah con comida, agua y otros recursos como última recompensa de la reina Tinja, y aún así no fueron recibidos con agradecimientos ni alabanzas; sus padres y gente escucharon "rumores" de que Sansón había dormido con dos mujeres que no eran de ninguna tribu hebrea, o tan siquiera elegidas por sus padres para ser posibles prometidas.

Si antes Sansón experimentaba bastante rechazo de su propia tribu, ahora el rechazo se había vuelto casi masivo de parte de todo su pueblo, provocando un creciente sentimiento de soledad en él. Ni siquiera las palabras alegres y de apoyo de Nashyan lograban motivar a su hermano, quien ahora se sentía más solo que nunca, y eso empeoro la culpa que sentía por tomar la primera vez de una mujer y separarse de ella así como así.

Pero en lugar de olvidar lo sucedido, Sansón volvió a centrarse en su lucha interna e intentar hacer lo que creía correcto, incluso si chocaba con las creencias y normas sociales de su pueblo: decidió tomar responsabilidad de la filistea Livana, tomándola como esposa. 

Manoa y Hazzelelponi no estaban felices por la elección de Sansón, todavía prefiriendo que él hubiera elegido a una mujer danita o de alguna otra tribu hebrea. Pero por consejos de Nashyan decidieron apoyar a Sansón aunque sea por primera vez en algo, y darle una oportunidad de al menos conocer a la mujer. Así que al día siguiente Sansón y Nashyan junto a sus padres descendieron de las colinas de su hogar hacia la ciudad filistea Timnah, para que Manoa y Hazzelelponi conocieran a Livana y su familia. 

El viaje resultó tranquilo y sin complicaciones, hasta que cayó la noche y acamparon en las afueras de la ciudad de Timnah, junto a otras familias que también estaban de visita en la región. Pero mientras Nashyan, Manoa y Hazzelelponi dormían en su tienda, Sansón se escabullo para dirigirse a una conocida plantación de viñedos cerca de allí, con la intención de robar uvas como regalo a su futura prometida.

Lo curioso es que en ambos viajes entre Zorah y Timnah, en las sombras un depredador estuvo acechando a Sansón después de haberlo visto luchar y ganar contra Antaeus. Y cuando Sansón al fin estuvo solo en esa plantación de viñedos, el depredador al fin se mostró ante Sansón para atacarlo de frente: era un hombre-león.  

Fue la primera vez que Sansón recibió bastante daño en su forma divina, y también la primera vez en mucho tiempo que sintió miedo hacia otro ser vivo. Sus poderosos golpes eran casi inútiles porque la bestia se regeneraba casi de inmediato. La lucha era tan frenética y salvaje que casi no había tiempo para pensar en alguna estrategia.

El hombre-león trató de morder la cabeza de Sansón, y éste último se defendió atrapándole las fauces en el acto. En este instante Sansón tuvo la intención de solo dislocarle la mandíbula a la bestia para noquearlo, pero el miedo y la adrenalina que lo invadían, sumado con el frenesí del momento, le impidieron medir bien su fuerza y, por accidente, desgarro a la mitad la cabeza del hombre-león.

Habiendo separado el cerebro del cuerpo, la muerte del hombre-león fue inevitable. Y lo peor para Sansón es que el cuerpo de la bestia regresó a su forma humana después de morir, la cual parecía un chico de la misma edad que Nashyan. 

Lejos de sentir orgullo por la hazaña de vencer a una bestia, solo sintió más horror. Hiciera lo que hiciera y fuera a donde fuera, no podía evitar usar su fuerza divina para arrebatar vidas. Este nuevo derramamiento de sangre lo perseguiría el resto de la noche y sólo hallaría consuelo de nuevo en los cálidos brazos de Livana.

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