Capítulo LIII: Dharma y Familia
https://youtu.be/Ulh5Psmnm1Y
[Torneo Parabellum: Habitación del Equipo Cuzco].
—Por Wiracocha... Creo que acabo de envejecer cincuenta años con esta tensión —dijo Cuzco recostado en su sillón, con una mano en el pecho y exhalando mucho aire.
—¡Maldición, maldición, maldición, hijo de la puta, hijo de orangután, hijo de sus trogloditas padres! ¡Se acabó nuestra racha de victorias! —exclamaba Naamah golpeando los reposabrazos de su silla varias veces, hasta terminar rompiéndolas, mientras ella se ponía de pie con furia.
—No se puede hacer nada. Son las reglas del torneo —dijo Brynhildr entre gruñidos, mostrando los dientes en una siniestra mueca molesta, cruzando los brazos y poniendo la pierna derecha encima de la rodilla izquierda—. Irónicamente, Skanda ganó la pelea, pero perdió la ronda.
—Pero al menos sigue vivo, y además ganó la pelea de forma justa e indiscutible —dijo Gotouge sonriendo de admiración y alegría, todavía con las manos juntas.
—Estoy de acuerdo. Puede que hayamos perdido esta ronda. Pero es mejor eso, a que Skanda haya muerto o tenido que renunciar a su propio Dharma —dijo Israel sonriendo admiración.
—Bueno... visto desde tu perspectiva, pues sí, estoy de acuerdo —dijo Cuzco acomodándose otra vez en su silla, esbozando una sonrisa alegre y sincera—. Es cierto que perdimos. Pero al fin de cuentas, Skanda hizo lo correcto, y eso es más importante.
—¡Tsk! ¡Diablos y centellas! Por lo menos el otro maldito equipo tuvo una primera victoria bastante mediocre —dijo Naamah cruzándose de brazos con molestia, pero luego sus labios se curvan en una sonrisa—. ¡Je, je, je! Sí. Una victoria patética, después de una racha de tres derrotas humillantes. ¡Ja, ja, ja! ¡No es lo que esperaba, pero estoy satisfecha!
—Igual yo —dijo Brynhildr sonriendo como toda una villana, mientras dirigía la mirada hacia la habitación del equipo contrario—. Si algo es más humillante que una derrota con pena, es una victoria sin gloria.
—O acabar perdiendo justo cuando al jefe le queda solo un pixel de vida —dijo Naamah con molestia.
—¡Puedes ya dejar de comparar algo tan serio como este torneo con tus juegos virtuales! —exclamó Brynhildr levantándose de su sillón para mirar a la diablesa.
—Uyuyui. Relájese, vieja cascarrabias. ¿O es que nunca has tenido una hija tan divertida y genial como yo? —dijo Naamah sonriendo con burla y haciendo gestos con las manos.
—¡De haber tenido una hija que fuera la mitad de lo que eres tú, la habría regalado a alguna de mis hermanas del clan de Rudra o dejado en una selva para que madurara! ¡Pero gracias al Tao todas mis hijas han sido Valquirias serias y rectas!
—Joder. Serias y rectas, pero de tener secos y fríos los dos hoyos divertidos por tanto ejercicio sin nada de ricura caliente —dijo Naamah entrecerrando los ojos, todavía sonriendo como una descarada—. Supongo que por eso tardaste mucho en tener hijos; porque el todopoderoso-rey-hombre-tigre pasó los siguientes siglos taladrando tu enorme y apretado culo, para calentar y humedecer la tierra congelada de tu vientre, antes de comenzar a fertilizarla. ¡Pfff! ¡Ja, ja, ja!
Decía la diablesa, por un momento con ambas manos frente a sus muslos y moviendo las caderas adelante y atrás varias veces, simulando la penetración sexual masculina. Luego se sujetó la barriga con ambos brazos al empezar a reírse con fuerza de su propio chiste. Mientras a la Valquiria Capitana se le hinchaban las venas de la cara, y mostraba los dientes en una horripilante mueca de ira desquiciada.
—¡¡Suficiente de esta hija del diablo!! —exclamó Brynhildr enfadándose a un nivel, en el que su cabello se levantó igual que una capa de seda negra, y su cuerpo emano una siniestra aura sombría de color morado.
Israel se levantó de inmediato del sillón para marcar distancia entre ambas mujeres, mientras Geir se ocupaba de sujetar de la cintura a la Valquiria Capitana para detenerla. Cuzco cerró los ojos y suspiró con pena mientras sonreía con sarcasmo. Y Gotouge se reía un poco de la escena.
Mientras tanto, en el pasillo que conduce a la entrada por donde entran a la arena los peleadores del Equipo Cuzco, Skanda caminaba a paso lento y silencioso. Su pierna derecha se había regenerado lo suficiente como para que pudiera caminar con normalidad. Y además seguía estando en su forma Asura.
Al principio no se notaba, pero poco a poco iba siendo evidente que él comenzaba a sufrir los efectos secundarios de haber activado su segundo Pranayama. Prueba de eso, es que se detuvo de repente para intentar sujetarse de la pared y bajó la mirada al suelo, con su vista tornándose borrosa por el daño acumulado y el agotamiento que le estaban cayendo encima ahora.
No sabía por cuánto tiempo estuvo caminando, aunque sintió que habían sido horas. Ni tampoco supo en qué momento apareció su amada esposa Skadi para atraparlo, rodeándole la cabeza con ambos brazos y atrayéndolo entre los enormes pechos de ella. Ahora que Skanda estaba en su forma Asura, era un poco más alto que antes, y sin embargo seguía siendo unos pocos centímetros más bajo que Skadi.
https://youtu.be/JqbYXr70ZAI
—¿Te encuentras bien, mi ardiente chico de fuego? —pregunto Skadi con un tono divertido, sonriendo y riéndose un poco.
—Estoy mejor ahora que estoy entre tus brazos, mi fría gigante de hielo —contesto Skanda esbozando una sonrisa amistosa, devolviéndole el abrazo a su esposa gigante—. Gracias, por detenerme de ensuciar el Dharma del Muay Boran. Skadi, gracias por salvarme.
—Hice lo que cualquier esposa haría, mi amor. Te he acompañado en tus últimos años de sufrimiento. No soportaría volverte a ver pasando por lo mismo. No podría soportar que perdieras lo mejor de ti, y lo que me enamoro de ti. Incluso si no me hubieras escuchado, habría saltado a la arena para detenerte yo misma.
—¡Je, je, je! Eso habría llevado a mi descalificación, de todas formas. La verdad, es que me sorprendió que fueras tú quien me pidiese que no lo matara, teniendo tantas razones para querer verlo muerto.
—No lo niego. Su muerte me habría traído una felicidad casi comparable a la que siento cuando me haces el amor. Sin embargo, preferiría que fuesen mis manos las que se manchen con su sangre, no las tuyas. Por más odio y rencor que guarde, jamás permitiría que mis seres queridos sufran o tengan que ensuciarse las manos por mis deseos egoístas. Ni mucho menos alguien de corazón tan honorable y amable como tú.
—Ojala muchos pensaran igual que tú... ¿De verdad hice lo correcto?
—Sí... Aunque perdiste la ronda, hiciste lo correcto. Tu maestro Rudra debe estar orgulloso de ti, y también lo estarían tus estudiantes.
—Todos lo estamos.
Skadi se dio la vuelta para mirar detrás, y con cuidado sostuvo a Skanda para que también mirase también en esa misma dirección. La diosa nórdica no se sorprendió mucho, pero el dios hindú sí, y bastante, por descubrir que en el pasillo se acercaban Zhu Rong, San Gabriel y Nezha. El primero iba en compañía de su esposa Hestia. El segundo de sus esposas Brigit, Morrigan y Wadjet. El tercero, por supuesto, iba en compañía de su querida amiga Leviathan.
—Debo reconocerlo. Le diste a Thor una paliza mayor que la que le dio el Santi Gael —dijo Zhu Rong riendo mientras golpeaba con una mano el hombro derecho del arcángel mensajero.
—Ya te he dicho que por favor no me llames así —dijo San Gabriel sonriendo y apartando la mano del dios taoísta de fuego.
—¡Pero te estás riendo amigo! —dijo Zhu Rong divertido, señalando la sonrisa del arcángel mensajero—. Cuando vivíamos en el templo del shifu Rudra eras indiferente a las bromas.
—Vivir siglos llenos de surrealismo con tres diosas te puede cambiar la vida —dijo San Gabriel, volteando a ver a sus tres esposas detrás de él, quienes le sonreían de forma divertida y tierna.
—Me lo imagino. Tu hermano Raziel nos regaló una detallada descripción de tus bodas hilarantes —dijo Skanda riéndose un poco—. Lo siento, chicos. Hoy fue mi debut en este tipo de torneos internacionales, y los decepcione perdiendo.
—No digas tonterías, chico —dijo Hestia con una expresión estoica.
—¡Exacto! ¡Si no fuera por su estúpido cinturón y esos monolitos, Thor habría muerto más de mil veces! —dijo Zhu Rong haciendo varios gestos con las manos de acuerdo a lo que decía.
—Fue el primero en agotarse, y de paso le arrebataste el Astra —agregó Brigit con una radiante sonrisa amistosa.
—Le rompiste los brazos, una pierna y de paso estabas por aplastarle la cabeza con su propio Astra —agregó Morrigan con diversión sádica.
—¡Tenías su garganta en tu mano, y en la otra mano su propio martillo a punto de matarlo! ¡O sea, desde mi perspectiva, eso es una derrota absoluta, indiscutible y de paso irónica para él! ¡Ja, ja, ja! —dijo Wadjet entre risas de burla cruel.
—Todos tienen razón —dijo San Gabriel dando un par de pasos al frente, con una mirada seria y una sonrisa sincera—. Así que anima esa cara, porque todos los que te hemos visto pelear hoy, sabemos quién es el verdadero ganador de la pelea.
—Si lo dice alguien como tú, que le es imposible mentir, supongo que debe ser verdad —dijo Skanda con una risa sarcástica.
—Porque es la verdad —dijo Nezha, acercándose caminando hacia Skanda con ayuda de Leviathan, quien lo sujetaba del brazo izquierdo.
Nezha seguía en su forma adolescente. Pero sus Astras estaban guardados entre su vestimenta. Sus Ruedas de Fuego y Viento se habían encogido como adornos en la parte baja de sus piernas, su Cinta Roja Celestial estaba envuelta alrededor de su cintura como una faja común y corriente. Su Anillo Cósmico se hallaba alrededor de su muñeca izquierda a modo de un simple brazalete. Y su Lanza de Punta de Fuego se encontraba encogida en el lóbulo de su oreja derecha, sirviendo como un simple arete.
—Literalmente tenías la pelea ganada. Y hasta podías haber usado la Omnipresencia para acabarlo rápido. Pero tu manía de querer vencerlo sin matarlo te llevo a esto —decía Nezha con su típica actitud arrogante y cínica, mientras Leviathan lo ayudaba a caminar.
—Tú no eres el mejor para decir eso —dijo Zhu Rong entrecerrando los ojos—. Agotaste casi toda tu energía Prana en usar la Omnipresencia una sola vez. Y de haber fallado el golpe final, habrías perdido.
—Ni siquiera te has recuperado lo suficiente como para caminar sin ayuda de la señora Leviathan —agrego San Gabriel adoptando una actitud severa—. Así que no empieces, por favor.
—¡Oigan, oigan no se confundan! ¡Solo voy dar unas palabras de motivación, igual que ustedes! —dijo Nezha riéndose de forma jovial.
"Si este niño inmaduro dice otro de sus tontos comentarios de aliento...", pensaba Zhu Rong frunciendo el ceño, tensando la mandíbula y apretando los puños, listo para callar a Nezha a punta de golpes en cuanto dijera una crítica burlona e insensible.
"No me abstendré de golpear a este niño problemático, si vuelve a pasarse de la raya", pensaba San Gabriel, también listo para callar a Nezha si decía algo desmotivador en este momento.
—Escucha, Skanda... —dijo Nezha, poniendo su mano derecha sobre el hombro izquierdo del dios Deva-Asura—. Peleaste como un verdadero campeón. Mantuviste en alto el honor de tu gente y las enseñanzas del maestro. Fuiste el único que podía mantenerse en pie al final, y tu oponente todavía vive solo porque tú lo dejaste vivir. Es cierto que perdiste la ronda del torneo, pero es igual de cierto que ganaste la pelea, y sin manchar el Dharma que mueve tus puños. Todos sabemos eso. Así que levanta la cabeza con orgullo, porque eres un verdadero campeón, hermano.
Mientras Nezha decía esas palabras sinceras, carentes de cualquier tipo de intención burlona, todos los demás presentes lo miraban boquiabiertos y con los ojos muy abiertos, por la incredulidad de lo que escuchaban.
Hestia, Morrigan y Wadjet tenían exageradas y cómicas expresiones de asombro total, como el de alguien que presencia un milagro. San Gabriel, Brigit y Zhu Rong tenían caras de sorpresa menos exageradas e impactantes. Incluso Skanda, Skadi y Leviathan miraban atónitos y boquiabiertos a Nezha, por no creer lo que él estaba diciendo.
Durante un largo minuto nadie dijo nada. Y se dio la impresión de que el oscuro pasillo de repente se aclaró de forma dramática, como si hubiera ocurrido un milagro increíble. Pero todo volvió a oscurecerse en cuanto Nezha volvió a hablar.
https://youtu.be/B5BNPtNYs3g
—¡Oigan, ¿por qué tanto silencio y esa repentina luz de milagros inesperados?! ¡¿Y por qué ustedes tienen esas caras?! ¡¿Qué acaso jamás pensaron que yo podría decir unas palabras de aliento?! —exclamaba Nezha enfadado y girándose con ayuda de Leviathan para mirarlos a todos.
—¡No-no, claro que no, Nezha! ¡Es solo que...! Pues, no esperábamos que fueras... tan... ¡"motivador"! ¡Fue una bendición de mil vidas escucharte decir algo así! —decía Zhu Rong, desviando la mirada en varias direcciones, tratando de pensar rápido en qué decir.
—Y para ser el primero que escuchamos, fue muy bueno —dijo San Gabriel sonriendo y empezando a aplaudir.
—¡Ja, ja, ja! ¡Lo sé, lo sé, soy alguien maravilloso, después de todo! —dijo Nezha sonriendo, cerrando los ojos e inflando el pecho con orgullo.
—Oh por las estrellas —murmuró Leviathan suspirando y tapándose la cara con una mano—. Tratar contigo será más difícil de lo que imagine.
—Pero para eso vas a estar ahí, ¿no? Para ayudar a disciplinarlo... como solo una esposa lo haría —dijo Skadi sonriendo con diversión.
—De todos modos, dudo que exista otra mujer en la existencia que tenga la madre de todas las paciencias para soportarlo —dijo Leviathan sonriendo con sarcasmo.
—¡No me jodas ¿es en serio?! —exclamó Wadjet retrocediendo un paso con estupefacta incredulidad.
—Por la abuela Danu —dijo Brigit ampliando los ojos y tapándose la boca con ambas manos.
—Es oficial: es el torneo más loco hasta ahora —dijo Morrigan incrédula y sonriendo con sarcasmo.
—Y van solo cuatro rondas —agregó Hestia igual de estupefacta.
—¡Esperen un momento, ¿Cuándo sucedió esto?! —exclamó Zhu Rong dando un brinco y señalando con ambas manos al dúo niño dios y niña demonio, como si hubiera descubierto una rareza de la naturaleza.
—Después de que Leviathan me llevo a mi habitación privada, estuvimos hablando durante un largo rato. Claro, mientras me daba un masaje sexy, cuyo final feliz espero más tarde —explicaba Nezha con una sonrisa de bromista, recibiendo en el acto un golpe en las costillas del codo de Leviathan, que en su estado actual le dolió mucho—. ¡Ejem! El punto es que hablamos y lo decidimos. Cuando finalice este evento, dejare de ser el único estudiante soltero del tigre gruñón. Pensé que ya era hora, considerando que después de toda esta locura de torneo, mi sentencia será reducida.
—Si es así, deberías avisarnos cuando suceda —dijo Skanda, captando la atención de todos—. Ninguno de nosotros pudo asistir a las bodas del otro. Pero al menos, nos gustaría asistir a la tuya.
—Siempre y cuando no pienses en algo loco para celebrar tu compromiso y Unión Eterna —agregó Zhu Rong sonriendo con sarcasmo.
—¡Yo siempre estoy pensando en algo loco! —contestó Nezha con una gran sonrisa de sinvergüenza.
—Y conociéndote, tendrá que ver con explosiones —dijo Leviathan casi riendo de solo imaginar las ideas divertidas del joven dios taoísta.
—Prometo agregar una invasión de sapos, como la que causaste siglos atrás en Egipto —dijo Nezha guiñando un ojo.
—Solo por ese lindo detalle, puedes inventar cualquier cosa —dijo Leviathan, al final agradeciendo a Nezha con un pequeño beso en su mejilla.
—No quiero ni imaginar cuántos sistemas solares tuvieron que alinearse, para que ocurriese un milagro de mil vidas como este —comentó Zhu Rong rascándose la cabeza con una mano y suspirando atónito.
Un segundo después todos en el pasillo comenzaron a reír por el comentario del dios taoísta del fuego. Para seres como los inmortales, los chistes que incluían temas del espacio eran muy divertidos. Y además fue un momento agradable que tanto Skanda como Skadi agradecieron para alegrarse después de perder la ronda por descalificación.
Pero mientras los demás reían, San Gabriel comenzó a dejar de sonreír, con un parpadeo su semblante cambió al de uno serio, y desvío la mirada al fondo del pasillo donde estaba la entrada a la arena. Era la cara de alguien que nota algo muy malo. Y en efecto era eso; en el pasillo del lado contrario, estaba por desatarse una auténtica tragedia.
https://youtu.be/BnDAFUNZYUU
En el otro pasillo Thor caminaba cojeando, con ayuda de su esposa Sif, mientras sus hijos Magni y Modi caminaban detrás para servir como apoyo, en caso de que Thor cayera inconsciente. Volvía a tener en su mano derecha su martillo, y de nuevo en su estado anterior. También dejo de tener las marcas en su cuerpo, y perdió una pequeña porción de su masa muscular. Pero sus brazos y pierna habían sanado lo suficiente para volver a ser utilizables.
Estuvieron caminando en silencio por un minuto, hasta que escucharon a alguien acercarse caminando hacia ellos; se detuvieron en seco al mirar de frente, y ver a Jörð, quien se detuvo poco después de ellos.
—Tú... ¿Cómo llegaste a este lugar? —dijo Thor gruñendo e intentando levantar el martillo. Pero estaba tan débil que su brazo temblaba y le costaba levantarlo a la altura del pecho.
—¡Thor espera! —dijo Sif parándose frente a su marido y bajando su brazo con una mano—. ¡Tu madre está aquí porque yo la ayude a entrar a este lugar!
—¿Hiciste qué? —pregunto Thor, con una expresión amarga que mezclaba la decepción con la sorpresa y la ira.
—¡Lo hice para que pudieras avanzar! —contesto Sif rápido, demostrando una furia comparable a la de su marido—. Mi amor, nadie más que yo ha visto cuánto daño te ha traído este odio, que tu propio padre ha cultivado en ti para usarte como un arma. Y ya no soporto seguir viéndote sufrir y llorar en silencio. Si continúas este camino de odio, te terminara consumiendo y los que sufrirán serán tus hijos y yo. Si de verdad nosotros te importamos, haz algo por nosotros: deshazte de una vez de ese odio.
—No tenías que hacerlo... —dijo Thor desviando la mirada, y teniendo una voz quebrada—. No debiste traerla aquí... No debiste traerla aquí...
—Hijo... —dijo Jörð, comenzando a caminar de nuevo
—¡No te atrevas a llamarme así! —grito Thor con tanta fuerza que se oyó en todo el pasillo—. ¡Te prohíbo que me llames así!
—Escúchame un momento, por favor —continuaba hablando Jörð y acercándose, pese a la negativa de su hijo.
—¡No! ¡No aparezcas ahora, pretendiendo recuperar el tiempo perdido, porque no te necesito! ¡Nunca te he necesitado, porque he sobrevivido por mí mismo, aprendí a criar a mis hijos sin ti, y hemos vivido como una familia completa sin tu presencia! ¡He enviado todo sobre ti a la mierda! ¡Tus regalos, tus pertenencias, tus recuerdos! ¡He desechado todo rastro de tu existencia de mi vida!
—Si es así, ¿por qué sigues llevando mi cinturón? —pregunto Jörð, estando al borde de las lágrimas—. El nombre de tu primer Astra, Megingjörð, se traduce en el dialecto de Asgard como "Cinturón de Poder". Pero la última palabra, gjörð (cinturón), viene derivado de una palabra en el dialecto de mi pueblo. La misma palabra, de la que procede mi nombre, jörð (tierra). Conservaste mi reliquia familiar, que incluso lleva en parte mi nombre en el dialecto de mi gente. Podrías haberlo tirado y conseguir uno mejor de los dvergar. Pero lo conservaste e incluso mejoraste.
Thor no dijo nada; solo apretó los dientes con rabia, e intentaba levantar el martillo para hacer otro de los tantos destrozos que causaba para desahogar lo que sentía. Pero estaba tan débil, que a duras podía mantenerse de pie por sí mismo; era irónico que gracias a su combate y al daño que le causó Skanda, ahora estaba tan agotado que no podía lanzarse a atacar a su madre.
—El día en que abandone Asgard, te di mi preciado tesoro familiar, para que tuvieras más oportunidades de sobrevivir, como ha pasado hoy —dijo Jörð, deteniéndose a solo un metro de llegar a Thor—. Mi reliquia te ha salvado más de mil veces, de ser destruido por los puños de Skanda. Y en el último momento, ni siquiera mis súplicas lo habrían detenido de matarte. Pero mi amiga Skadi intervino, y gracias a la bondad en el corazón de Skanda, puedo volver a hablar contigo ahora. Puedo volver a verte, después de tantos siglos.
—¿Por qué...? —pregunto Thor cayendo de rodillas, con la mirada baja, mientras caían al suelo sus lágrimas—. ¿Por qué me abandonaste?
—De haber elegido quedarme en Asgard, habría sido yo quien recibiera la mayor parte del sufrimiento por el que pasaste.
—Entonces elegiste irte para salvarte...
https://youtu.be/BnDAFUNZYUU
—Me fui para salvarte de tu padre —le interrumpió Jörð, dejando en silencio a Thor, quien al fin levantó la mirada para verla—. Si me hubiera quedado, tú habrías tenido que sufrir viéndome recibir todo el maltrato, odio y prejuicio por mi intento de escape. Habrías crecido con el odio y el resentimiento hacia toda Asgard, por mi sufrimiento. Y entonces, habrías intentado sacarme de allí. O peor; habrías intentado oponerte al mandato de tu padre, ocasionando tu ejecución. Te abandone en Asgard, para salvarte de intentar salvarme a mí.
Dicho eso, Jörð terminó de acortar la distancia caminando hacia su hijo. Mientras Sif se había apartado un poco para darle espacio a su suegra. Además ella (Sif) y sus hijos estaban al borde de las lágrimas por la conmovedora escena.
—Pero ahora, no sé si tomé la elección correcta —dijo Jörð, poniendo sus manos en las mejillas de su hijo y mirándolo a los ojos, comenzando a llorar igual que él—. Sif me dijo todo por lo que tuviste que pasar. Todo ese odio que tuviste que cargar y desahogar en muerte y destrucción. Me duele el corazón por todo lo sufriste, y por todo lo que ese odio te ha llevado a hacer. Ya no sé si tomé la elección correcta. Pero de haber tenido otra opción... De haber encontrado una mejor solución...
»De haber sido más cuidadosa, podríamos haber huido juntos... Pero ahora, después de tanto sufrimiento, recuperaste la felicidad. Tienes a una esposa que se preocupa por ti y te hace feliz. Tienes hijos que supiste criar y te aman. Tienes todo lo que realmente necesitas... Como dijiste, no me necesitaste en tu vida y no me necesitas ahora. Pero al menos... al menos quiero cumplir la promesa que te hice; la promesa de lograr sobrevivir todo este tiempo, para verte una vez más, mi hijo.
Después de poder explicarse, Jörð dio otro paso más para abrazar a su hijo, quien seguía llorando en silencio. Sif y sus hijos no pudieron soportarlo más; también comenzaron a llorar. Al fin, después de siglos de sufrimiento, resentimiento y odio, Thor se había reunido con su amada madre, y había comenzado a cicatrizar la herida emocional que dejó esa amarga separación.
Era una conmovedora reunión entre una madre y su hijo, que fue interrumpida de forma repentina por extraños aplausos que venían desde dónde provino Jörð. Solo escuchaban aplausos, ni un solo paso. Pero entonces Thor percibió una descarga eléctrica en el ambiente, y luego el sonido de pasos resonó en todo el pasillo, al mismo tiempo en que se hacía ver la persona que se acercaba a ellos.
La otra persona en el pasillo era Zeus.
https://youtu.be/h-hr1mKZgWU
—Muy bonito y conmovedor —decía Zeus con sarcasmo y denotando falsa tristeza, mientras aplaudía y se acercaba caminando, hasta detenerse a tres metros frente a ellos—. Tan conmovedor, que me decepciono. Esperaba algo más épico, como la hermosa escena de un hijo asesinando a su madre. Con eso le hubiera dado un diez de diez a esta escena.
—¿Qué quieres tú ahora, hijo de la mierda? —pregunto Thor de forma amenazante, secándose las lágrimas con la mano izquierda y frunciendo el ceño.
—Seré claro: tu victoria fue una mediocridad —dijo Zeus, deteniendo sus aplausos y cambiando su cara poco a poco a una de disgusto.
—¡Je, je, je! Pensé que estarías feliz. Al fin y al cabo, una victoria es una victoria —dijo Thor con un sarcástico humor divertido.
—Los resultados son más gratificantes, cuando el mismo proceso lo respalda. Aparte del hecho vergonzoso de que un asqueroso e insignificante dios indio te dio una paliza, también está el humillante hecho de que ganaste solo porque ese mismo patético dios indio te dejo vivir. No solo demostraste ser mucho más débil que él; también ganaste nada más por las reglas, no porque tú lo hayas vencido, ni porque hayas demostrado ser más fuerte venciendo su más poderosa técnica.
—¿Y eso en qué te afecta a ti? —pregunto Thor moviendo las cejas con indiferencia.
—No a mí; a mi reputación y a la de mi Panteón —dijo Zeus, deteniéndose a unos pocos metros de llegar hasta Thor—. Tu victoria patética dejó en ridículo al equipo en el que predominan peleadores de mi reino.
—¿Por eso estás aquí? ¿Para criticar mi victoria? —pregunto Thor todavía sin ánimos de querer discutir sobre eso ahora.
—Sí. Y para terminar el trabajo. Tal vez a tu padre listillo le beneficies más estando vivo que muerto. Pero eso a mí no me importa. Creo que de todos modos me lo agradecerá; agradecerá que haya eliminado a la criatura vergonzosa que tiene de hijo.
—¡No! —exclamó Jörð con los ojos brillando de intenso color verde en un amenazante semblante feroz, y terminando de darse la vuelta para encarar a quien se proponía a matar a su preciado hijo—. ¡No dejare que lastimes a mi hijo! ¡Antes voy a hacerte pedazos, maldito!
"Madre...", pensó Thor perplejo y sintiendo que estaba a punto de llorar otra vez. Este momento fue como un deja vu para él, porque le trajo recuerdos de esa noche. La noche en que su madre intentó escapar de Asgard con él en brazos, y fueron detenidos por los guardias con las armas apuntándolos, listos para matarlos.
—¡No permitiré que toquen a mi hijo! ¡Antes los matare a todos ustedes!
Fue lo que dijo ella a todos esos guerreros de Asgard, mientras abrazaba al pequeño Thor con fuerza y de forma protectora, como un intento de evitar que cualquier arma lo lastimara.
Revivir ese cuerdo fue lo que motivo a Thor a apartar todo rastro de agotamiento para ponerse de pie, hacer a un lado a su madre con el brazo izquierdo y pararse frente a ella, Sif, Magni y Modi. Se había parado frente a ellos para protegerlos, incluyendo a su madre.
—¡Papá! —dijeron Magni y Modi preocupados.
—¡Thor! —dijo Sif sujetando el brazo derecho de su marido.
—¡Hijo mío! —decía Jörð, con sus ojos otra vez normales y sujetando el brazo izquierdo de Thor para intentar alejarlo. Pero él se rehusaba a moverse.
—Puedes matarme, si quieres. Pero si tocas a alguien de mi familia, primero me asegurare de romperte el cráneo con mi martillo, aunque seas el miserable jefe de mi equipo o el maldito Dios Supremo de otro Panteón —amenazó Thor levantando el martillo con algunas débiles descargas de magia eléctrica.
—Me parece bien el desafío —dijo Zeus con un tono siniestro, frunciendo más el ceño, y levantando la mirada de forma arrogante.
Todo el pasillo pareció aclararse cuando Zeus comenzó a emanar su hostilidad; era un tipo de hostilidad que imponía un ser que estaba más allá de la comprensión de seres mucho más débiles que él. Y todos allí, incluyendo Thor, sentían una terrible presión que amenazaba con aplastarlos.
"El aura que emana Zeus es extraña. Tal vez se parezca físicamente a la forma de anciano del Primordial Yahweh. Pero a diferencia de él, que emana una cálida y reconfortante paz celestial, muy propia de un auténtico dios, el aura que Zeus emana es fría, siniestra y pesada. Es como una luz horrible y dañina. Una divinidad contaminada por un tipo de maldad pura, que solo podría pertenecer a un Diablo Primordial", pensaba Jörð sudando del temor natural que invadía su cuerpo.
A sus ojos, YHWH y Zeus eran como las dos caras de una misma moneda: las dos caras representativas de los dioses, siendo el primero la representación de un ser que a base de aprendizaje y error se convirtió en un Dios Verdadero, y el segundo era la representación de un falso dios glorificado por sus propios fanáticos y consumido por su propio ego.
Zeus no era como Thor u otros dioses, que actuaban por resentimientos pasados y malas experiencias, o desahogaban su tristeza y odio con todo tipo de actos terribles. En su caso era como si fuese maldad pura, empeorada por una mala educación y reforzada por una filosofía igual de retorcida.
La mejor forma de describirlo, era poner como ejemplo lo que pasaría si un psicópata/sociópata con complejo de dios, carente de honor y algún tipo de limitación moral, tuviese autoridad y poder para hacer lo que quisiera en un reino donde no existían leyes que lo juzgaran por sus acciones.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro