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Capítulo IV: Baño Angelical x Diabólico

https://youtu.be/5M9N6SJ_DP8

[Territorio Hinduista]

Había caído la noche en el continente asiático. Y en la cabaña árbol donde se hospedaba el dúo ángel y diablesa, estos habían acomodado todo para su primera noche de sueño en un nuevo territorio. Pero antes habían optado por tomar un baño, y para eso Israel usó de nuevo Tellus Divum: Universal Architect.

Sin tardar demasiado, creó un espacio dentro de la casa, donde construyó un cuarto de baño, que consistía en un pequeño estanque, farolas colgando del techo y un cajón de madera con diferentes artículos de limpieza personal procedentes del Panteón Israelita —para Naamah—. Además, por precaución, ambos primos crearon un Círculo Mágico de Protección alrededor de la casa, que impedirá que cualquier criatura mortal entre, y avisarían si un inmortal está cerca.

—Sabes Israel, al principio pensaba invitarte, diciéndote que yo no tenía problemas con esto. Pero en serio, me sorprendí por completo cuando esta vez fuiste tú el que sugirió no turnarnos para bañarnos.

Decía Naamah con un tono divertido y bromista, estando parada dentro del estanque, cerca de la orilla donde se encontraba el cajón con artículos de limpieza; ella estaba tal como vino a la existencia, sin nada puesto, y se ocupaba de enjabonar el cabello de Israel, quien estaba sentado en posición de meditación dentro del estanque frente a su prima diablesa, también sin nada encima y con el agua que le llegaba hasta la mitad del estómago. Ambos mantenían sus respectivas alas ocultas, pero tenían sus demás características de ángel y diablesa al descubierto.

—Créeme que no me agrada para nada tener que hacer esto. Pero después de lo que pasó la última vez que descansamos, no quiero arriesgarme a que ninguno de los dos vuelva a estar separado del otro, al menos todavía no —explicó Israel con severidad, cruzado de brazos, teniendo los ojos cerrados y el ceño fruncido, aunque se notaba cierta incomodidad en su tono.

—Oh, es verdad. ¡Je, je! Olvide la pequeña visita sorpresa que nos hizo mi hermana Alyssa aquella noche —dijo Naamah levantando la mirada, recordando que cierto suceso.

Recordó que antes de llegar al Territorio Hinduista, ella y su primo ángel se tomaron una noche para descansar, en plena noche tuvieron una visita de su hermana mayor, en la que si no hubieran estado durmiendo en la misma cama, Alyssa podría haberle hecho daño a Naamah, o habría pasado directo a violar a Israel.

—Tú estabas conmigo en la misma cama, y aun así ella fue lo bastante atrevida como para empezar a aprovecharse de ti, pensando que tú también estabas dormido —decía Naamah casi entre risas, parando un momento para tomar una cubeta que había cerca, llenarla de agua de la fuente, y con la cubeta llena de agua baña a Israel.

—Exactamente. Y si fue tan lejos con nosotros dos juntos, no quiero ni pensar en lo que podría intentar hacer si nos separamos —dijo Israel abriendo los ojos, y entonces con la mano derecha empieza a dibujar formas en el agua.

—Eres demasiado precavido. ¿Acaso los Círculos Mágicos de Protección y Detección no nos avisara que ella está cerca? —pregunto Naamah mientras se echaba agua encima de la cabeza con la misma cubeta.

—Recuerda que Alyssa tiene el poder de la abuela Khaos, por lo que también conoce las fórmulas de las Artes Mágicas Ancestrales de nuestros tíos titanes, los dioses griegos e incluso los de tu padre, el tío Lucifer. Ningún tipo de Círculo Mágico es capaz de detectarla cuando oculta su presencia. Ni siquiera yo puedo verla usando la Omnisciencia —explicó Israel, terminando de hacer figuras en el agua, para después empezar a calentar la fuente un poco, con nada más que transmitir su propio Chi en el agua por medio de su dedo índice.

—Es verdad, también lo olvide —dijo Naamah cambiando a un semblante molesto, empezando a enjabonarse el estómago y los pechos hasta cubrirlos de espuma, y luego esbozó una tierna sonrisa—. En ese caso, agradezco mucho el sacrificio que haces para protegerme. Comprendo que esto debe ser casi una tortura para ti, considerando la terrible experiencia que tuviste al bañarte con Alyssa en el Lago de las Hespérides.

https://youtu.be/nKJqMnuzhFU

—Bueno, al principio tuve que luchar contra cada músculo de mi cuerpo para evitar huir de aquí. Pero la verdad, es que ahora no me siento tan mal —dijo Israel mostrando una sonrisa serena—. Y de todos modos, mi padre siempre me decía que tenía que superar mis más profundos temores si quería avanzar como maestro. Pero sobre todo este temor, en caso de que terminará como él. Además, comparado con aquel baño en el lago, esto es mucho más tranquilo, y hasta relajante.

—Obvio. A diferencia de mi hermana, yo sí puedo controlarme ante tu cuerpo esculpido por los ángeles, lo cual es bastante irónico considerando que soy una súcubo, y ella es una diosa —dijo Naamah, terminando de enjabonarse, para después poner los jabones a un lado, y proceder a arrodillarse frente a la espalda de su primo ángel—. Y además, mis amigas de los Panteones Chino y Japonés me enseñaron lo que debía hacer... cuando me bañara con un ser con cuerpo masculino.

—Espera, ¿cómo que "lo que debías ha..."?

Empezaba a preguntar Israel, sintiendo un muy mal presentimiento por el tono con el que su prima diablesa explico eso. Y justo antes de terminar de hablar, entendió lo que ella se refería, cuando sintió en la espalda los fríos, suaves y enjabonados pechos de la diablesa. Esto le trajo otra vez al ángel pelirrojo terribles recuerdos del Lago de las Hespérides, de modo que estuvo por levantarse y alejarse. Pero fue detenido por los fríos brazos de Naamah, al sujetarlo por el pecho y mantenerlo sentado en el estanque.

—Shhhh, tranquilo. Como tú mismo lo dijiste; es importante superar tus más profundos temores. Y por esto te ayudare. Así que solo intenta relajarte, y deja que me haga cargo —susurro Naamah en el oído derecho de Israel, con un tono más tranquilizador que juguetón.

Entonces la diablesa procedió a deslizar los pechos arriba y abajo por la espalda del ángel pelirrojo, de manera que lo lavaba y enjabonaba. Israel tenía un fuerte deseo de salir huyendo, pero estaba de acuerdo en lo que dijo Naamah. Y por eso lucho contra ese impulso de huir, dio un suspiro para calmarse, y dejó su cuerpo físico relajarse ante el lavado de la diablesa.

Al cabo de un rato, el ángel pelirrojo encontró muy reconfortante la sensación que sentía; aparte los pechos de Naamah no eran tan grandes como los de Alyssa, pero si tenían el suficiente tamaño como para hacer el papel de "esponjas".

"Ahora que lo pienso, su piel es fría como el agua en invierno, y suave como el papel", pensaba Israel dándose cuenta por primera vez que la piel de la diablesa, aparte de ser muy suave y lisa, era casi tan fría como el hielo, de modo que le producía a Israel cierto escalofrío en la espalda. Pero pronto volvió a calmarse cuando ella empezó a masajearle los músculos de los brazos, los hombros, el pecho y la espalda, liberando toda la tensión acumulada en él durante los últimos días.

Se sentía casi igual a cuando meditaba en el pico de alguna montaña, como las que en el futuro serían bautizadas bajo los nombres de "Monte Everest" y "Aconcagua". O como cuando meditaba dentro de una cascada fría en alguna región nevada del continente europeo.

"Es increíble. Su piel es tan cálida como la luz del sol, y a la vez dura como el metal Akasha. ¿Cuánto tuvo que entrenar para estar así?", pensaba Naamah en el fondo sintiéndose bastante fascinada, al apreciar por primera vez el cuerpo físico de su primo ángel. Antes ha tenido alguna que otra oportunidad de hacerlo, pero esta fue la primera vez que ella se ponía a apreciarlo en todo su esplendor.

Le parecía bastante curioso e irónico, ya que en el Territorio Israelita los humanos empezaban a tener la idea de que los ángeles son seres hermafroditas o de apariencia andrógina, delicada y suave, lo cual contrastaba por completo con la apariencia de Israel, que era la definición de la masculinidad, el epítome de un cuerpo varón entrenado y la cima de la rudeza salvaje.

"Y su cabello es tan suave, su color rojo es hermoso, y tiene un aroma delicioso... El cuerpo de un hombre es muy diferente al cuerpo de una mujer, sobre todo este", pensaba Naamah al dar otro vistazo del cabello de su primo ángel, para después hundir el rostro en esa espesa melena rojiza, tan suave como el pelaje de un gato e impregnado en olores procedentes de los bosques de Irlanda, mientras seguía disfrutando del contacto físico.

https://youtu.be/tdPX9o_pd_g

Por otro lado Israel aprovechaba el momento de paz para analizar la situación; ambos se encontraban muy cerca de un reino humano, y considerando que no parecía haber más civilizaciones grandes hasta varios kilómetros, supuso que tal vez podría haber pequeñas aldeas ocultas en la selva, de las cuales al menos una debe pertenecer a una tribu de bestias. Israel esperaba que así fuera, porque de ser así entonces existía la enorme posibilidad de que hubiese entre el reino humano y esa tribu de bestias un templo dedicado al nombre de algún dios.

Y él sabía muy bien que las Leyes de la Selva, las cuales eran muy respetadas tanto por las bestias como los demás animales, prohibían a las bestias derramar sangre en terreno sagrado; es por esto que los humanos acostumbraban a construir templos y santuarios en homenaje a algún dios, ya que solo así podrían salvar al menos la mitad de su población del ataque de una tribu de bestias depredadoras.

Este conocimiento era importante, ya que Israel esperaba encontrar cualquier tipo de templo hinduista, para intentar comunicarse con una base construida en el núcleo del planeta Júpiter, que sirve como medio de comunicación entre el sistema solar del Mundo Mortal con el Devaloka (Reino de los Devas), la galaxia donde residen las tribus de los dioses Devas del Panteón Hinduista.

Israel quería comunicarse con algún dios Deva específico, para informar que él estaba en el Territorio Hinduista, y así ellos le dieran paso libre y pacífico al reino donde él pensaba llevar a Naamah. De este modo se ahorraba futuros malentendidos y problemas. Ya que debido a las constantes tensiones y problemas por el que pasan las tres razas inmortales del Panteón Hinduista, sumado a un evento especial que los mantenían bastante ocupados, era muy probable que ninguno de ellos todavía se diera cuenta de su presencia en el Territorio Hinduista, o ni siquiera se hayan enterado de que abandonó temporalmente el Panteón Israelita.

Mientras Israel se concentraba en analizar todo esto, Naamah se concentraba en algo más.

"Tranquila Naamah... piensa en el Talmud...", se decía Naamah a sí misma en su mente para controlarse, ya que empezaba a disfrutar de la sensación que le invadía al sentir en sus pechos y manos la fuerte espalda y entrenados músculos del ángel pelirrojo. Aunque era natural; en toda su existencia jamás tuvo ni una sola experiencia con criaturas masculinas.

Ha llegado a tener experiencias sexuales con demonios hembras de otros Panteones, más para practicar en ese tipo de temas que solo por puro placer carnal. Incluso tuvo un corto romance con su prima diosa oscura Ate, quien era una de los catorce hijos del Líder del Clan de Ángeles Caídos y la Diosa Griega de la Discordia, Samyaza y Eris.

Pero Naamah jamás tuvo experiencia con un ser de apariencia masculina, y es porque sus padres nunca se lo permitieron; según ellos, si Naamah iba a tener como amante a un ser de apariencia masculina, tenía que asegurarse de que fuese el "indicado", tal como la abuela Khaos eligió al abuelo YHWH como pareja y se casaron en el mismo día, en que lucharon entre sí en la Primera Batalla de Inmortales.

Lo mismo era para los hermanos menores de Naamah, quienes recibieron el permiso de tener esposas y concubinas sólo después de conseguir a una amante hembra específica. Un ejemplo de esto era su hermano menor Astaroth, quien tomó a la semidiosa griega Helena como esposa principal, y después a una joven Valquiria llamada "Geir" como concubina favorita. Y en este momento ambas le habrían dado a Astaroth cuarenta hijos, si no fueran estériles.

https://youtu.be/TLJmyUkJquU

"Que mal que hayamos terminado... Pero antes...", pensó Naamah con mucha desilusión, ya que sabía que debía finalizar con el baño y masaje del ángel pelirrojo. Sin embargo antes de separarse de él para quitarle el jabón con el agua, lo abrazó con fuerza y le dio una suave mordida en el hombro izquierdo.

—¡Oye ¿qué haces?! —exclamó Israel sobresaltándose un poco con la inesperada mordida de su prima diablesa, ya que sintió los colmillos y lengua de ella clavándose en su hombro y saborear su piel, casi como lo haría un depredador al probar la carne de su presa.

Pero Naamah solo se dedicó a soltarlo al instante, dando una pequeña risa burlona, para después tomar la cubeta, llenarla de agua y bañar a Israel de una forma tan rápida, que éste apenas tuvo tiempo de girarse para verla.

—¡Fue tu recompensa por haber durado tanto sin alterarte o salir huyendo! —dijo Naamah de forma jovial y festiva—. Considéralo una "mordida cariñosa". Y no te quejes, que sano tan pronto como te solté, y saboreé —dijo ella, para al final lamerse los labios.

—Pues... sí, tienes razón —decía Israel sobándose el hombro izquierdo con la mano del mismo lado, y apenas dándose cuenta de que paso el baño erótico sin salir corriendo, lo cual es ya un gran paso para superar su trauma pasado—. Omitiendo la parte en que me mordiste, si fue bastante relajante. Serías una excelente masajista.

—Agradezco tus elogios querido primo —dijo Naamah poniéndose de pie, con los jabones en mano, prosiguió con pasar caminando y pararse frente a su primo ángel—. Y me alegra que te haya gustado, y que por fin ya empiezas a tolerar este tipo de cosas... ¡Porque ahora es mi turno!

—¿"Turno" de qué? —pregunto Israel confundido de escuchar eso. No obstante de inmediato descubrió lo que ella quiso decir, cuando de repente se sentó de espalda frente suyo, justo encima de sus piernas, pero sin "unirse" con él. —¡¿Pero qué estás haciendo?! —exclamó Israel sorprendido y molesto de la acción de su prima diablesa.

—¡Obvio ángel tontito; es tu turno de darme un celestial y relajante baño-masaje! —dijo Naamah recostando la espalda en el pecho de él, y enseñándole los jabones que sostenía en ambas manos—. No pienses que eres el único con una montaña de estrés acumulado que necesita ser liberado. Yo también tengo mis necesidades, y lo que más necesito ahora es relajarme después de tantos días estresantes. Así que sé un buen primo y ayúdame a liberar mis tensiones; tienes permitido tocar con tus fuertes y santas manos cada músculo y "punto sensible" de mi delicado y pecaminoso cuerpo. ¡Je, je, je!

"Ahora comienzo a entender cómo se siente mi padre con la señora Wadjet", dijo Israel en su mente, con los ojos cerrados y dando un suspiro cansado, mientras empezaba a comprender más a su padre, sobre todo cuando tenía que pasar el tiempo a solas con cierta diosa egipcia protectora de faraones.

Sin tanta vergüenza, Israel tomó los jabones de las manos de Naamah y procedió a lavarle el cuerpo, mientras la ayudaba a liberar tensión, por medio de suaves masajes en distintas zonas del cuerpo por donde fluía la energía Chi, siendo la ubicación de algunos de esos puntos los pechos y las caderas. Era un tipo de masaje bastante común entre los que saben usar el Chi para el área médica, más que todo para relajar el cuerpo. 

Aunque para la diablesa fue tan relajante y satisfactorio, que la hizo empezar un coro de gemidos eróticos.

—Naamah por favor para ya, que esto se puede malinterpretar demasiado mal —dijo Israel con una expresión cansada y apenada.

—¡No puedo evitarlo! ¡Eres muy bueno con las manos! ¡Ohhh! ¡Sí, justo ahí! ¡¡Ahhh!! —decía Naamah con los ojos cerrados, sonriendo de satisfacción y teniendo un fuerte sonrojo de tanta excitación, que hasta temblaba y se aferraba a los brazos del ángel pelirrojo.

"Y ahora sé cómo se siente mi padre con la señora Morrigan", pensó Israel dando un suspiro cansado, en este punto también comenzando a entender cuán incómodo debía sentirse su padre, cuando le tocaba estar a solas con cierta diosa celta cuervo.

https://youtu.be/J0_B_4Of51Q

Minutos después de terminar el relajante —e incómodo— baño caliente con masajes incluidos, Israel y Naamah salieron llevando cada uno una manta propia —roja la del ángel y violeta la de la diablesa—, y se dirigieron al dormitorio, donde no había ventanas, era iluminado por piedras luminiscentes naturales, y solo se hallaba una única cama con suficiente tamaño para dos personas.

—¡Fue el mejor baño que he tenido! ¡Fuiste mucho mejor que mis sirvientas personales, queridas amigas y amantes! —elogió Naamah mientras estiraba la espalda y los brazos en un rincón, con tanta felicidad y satisfacción que seguía sonrojada—. ¡No sabía que también supieras dar maravillosos masajes con Chi!

—El Arte Marcial que me enseñó mi padre hace énfasis en los puntos vitales del cuerpo. Por lo que para aprenderlo, tuve que estudiar mucho sobre esos puntos vitales, mediante disciplina Taoísta —explicaba Israel, mientras acomodaba la cama—. Mi padre también me explicó que aparte del combate, ese tipo de técnicas pueden usarse para sanar el cuerpo, o liberar estrés y otros tipos de angustias.

»Por ejemplo él las usó por primera vez en la señora Wadjet, después de que ella ganara una Batalla de Inmortales en el Panteón Celta. Y desde entonces, por petición de ella, de mi madre y también de la señora Morrigan, se hizo casi una costumbre para él usar esas técnicas con ellas para ayudarlas a relajarse durante... pues, la hora del baño y la hora de dormir. Aunque, irónicamente, gracias a eso ha pulido sus técnicas de presión.

—¿Y tú has llegado a usarla en alguien más de este modo? —pregunto Naamah girando el torso a los lados, para ejercitar la flexibilidad de su columna.

—Solo en dos personas. Como ya tengo conocimiento de un cuerpo masculino, gracias al diseño mental de mi cuerpo físico, tuve que estudiar la anatomía de un cuerpo femenino. Y para eso practique con una vieja amiga del Panteón Africano. Luego lo lleve a cabo de forma profesional por primera vez con... —decía Israel, parando un momento para tragar, antes de continuar hablando—, con Alyssa.

—Déjame adivinar: ¿fue durante el baño en el Lago de las Hespérides?

—Sí... Exactamente.

—Ya veo. Ahora comprendo porque ella estuvo a un paso de profanarte ese día. Y la verdad es que empiezo a entenderla aún más —decía Naamah terminando sus ejercicios, para después poner ambas manos en la cintura—. Sabes cocinar y puedes crear tus propios ingredientes, por lo que nadie pasara hambre contigo. Motivas e inspiras a alcanzar metas. En apariencia pareces el típico hombre que rompe caras por cualquier tontería, pero eres un amor de persona.

»Entrenas y estudias para mejorar en cuerpo y mente. Eres humilde, modesto y sabes construir. Y ahora sabes dar excelentes masajes y conoces los "puntos sensibles" de una mujer. Como dirían mis amigas del Panteón Japonés: "sin lugar a dudas, serías un candidato al top de mejores maridos del anime". ¡Je, je, je!

—Oye, oye tampoco es para tanto —dijo Israel con tanta vergüenza que empezó a sonrojarse, mientras se rascaba la nuca—. Es cierto que, al igual que tú, aproveche mi inmortalidad para aprender muchas cosas, en mi caso útiles, tanto para la vida cotidiana como para mi crecimiento personal. Pero la verdad es que no soy tan genial como parezco.

—Si hablas de esa impulsividad emocional, característica de tu padre y abuelo YHWH, o a esas explosiones de furia animal, características de tu madre y tu tatarabuelo Rudra, no tienes por qué avergonzarte. Después de todo nadie es perfecto. Solo mírame a mí: pese a que soy hermosa, inteligente, poderosa y superior en todos los aspectos, también digo sus verdades a cualquier imbécil hijo de perra, odio todo lo que sea "políticamente correcto", me encanta el incesto, y me causa bastante envidia los pechos grandes naturales. Y según mi psiquiatra tengo trastorno de déficit de atención leve, con tendencias narcisistas que apuntan al trastorno de sociopatía. 

—En primer lugar: era innecesario conocer tus preferencias y trastornos. Y en segundo lugar: no hablo solo de mis problemas de impulsividad. A lo que me refiero es que no soy tan... "agradecido de mi destino" como lo estás tú —decía Israel poniéndose erguido, mientras miraba con cierto aire deprimente el colchón—. Naamah, como bien sabes, yo he sido elegido para ser el reemplazo del abuelo YHWH, del mismo modo en que tú fuiste elegida para ser el reemplazo del tío Lucifer. Pero mientras tú estás feliz y orgullosa del destino que se te concedió desde el día de tu nacimiento, yo no lo estoy.

—¿De qué hablas? —dijo Naamah con total desconcierto—. Israel, ser el Dios Supremo de un Panteón es el mayor de los reconocimientos que puede recibir un dios, o una entidad divina como los ángeles. Igual que ser el Rey Demonio o Señor Oscuro lo es para los demonios y otras entidades oscuras.

—Lo sé, lo sé. Pero yo no quiero ser nada de eso, ni tampoco soy apto de llevar ese cargo. Cielos, ni siquiera escuchan mi opinión, o me dan la opción de elegir si quiero o no ese puesto. Literalmente fue nacer, y al ver que poseía el Eshbara, mis tíos me eligieron como el próximo Dios Supremo de nuestro Panteón. Y como tal, según el tío San Miguel, es mi obligación aceptarlo. Pero en realidad no quiero hacerlo. Además conozco todas las responsabilidades que deberé cargar como Dios Supremo, y por eso mucho menos me veo capaz de soportar el peso de semejante carga. Ese tipo de puesto no es para mí, ni tampoco creo ser capaz de poder cumplir con tantas expectativas.

La diablesa quedó en silencio tras escuchar eso, y es que no sabía que decir al respecto. Los discursos motivadores, cursis y dramáticos jamás fueron su especialidad, por lo que no es tan buena dando consejos sobre temas como ese, al menos no del mismo nivel en que lo haría un sabio. Pero al menos si podía dar su opinión respecto a eso.

https://youtu.be/2n7kNm_Qz1g

—Pueeees, es cierto que yo no puedo entender del todo eso, porque como tú mismo lo dijiste, yo si estoy feliz con lo que me tocaba y no tenía quejas —decía Naamah con un tono jovial, mientras caminaba hasta acercarse al lado derecho del ángel pelirrojo—. Pero entiendo cuál es tu problema: estás molesto por haber sido elegido, sin tus deseos u opinión, a un cargo que no deseas, y tienes miedo de tener que cargar con tantas responsabilidades, porque también temes no poder cumplir con todas esas expectativas.

—Básicamente —dijo Israel con una sonrisa irónica, y girando la mirada para ver a la diablesa.

—Entonces lo tuyo si es un dilema... Escucha, los consejos sobre temas que no tienen relación con la tortura, la cocina, la belleza y el sexo nunca fueron mi fuerte. Así que no puedo darte un consejo tan dramático como los tuyos. Peeeero, ya que estas aquí, bien lejos de nuestro Panteón, deberías aprovechar para descansar y pensar en lo que de verdad deseas. Quién sabe. Tal vez encuentres tu verdadero propósito en esta absurda existencia, o reflexiones sobre si estas capacitado o no para tal papel. Aunque desde mi punto de vista, ¡que se jodan todas esas expectativas y opiniones!

—¿Qué?

—Israel, tú no eres el abuelo YHWH, ni tampoco tu padre. Tú eres tú. La opinión y las expectativas de los demás no importan, porque no son ellos los que deben decidir el rumbo de tu vida, ni en quién te convertirás. Es tu decisión si quieres ser el Dios Supremo de nuestro Panteón. Y si al final decides afrontar tus miedos para serlo, entonces hazlo a tu manera, y no como los demás esperan a que lo hagas. Sé el dios que tú decidas ser.

Aquel consejo fue bastante significativo para el ángel pelirrojo, ya que le hizo recordar a una última frase que le dijo su padre, poco antes de que Israel abandonara el Paraíso para embarcarse en ese viaje junto a Naamah; dada a las circunstancias, todo lo que pasó después y el corto tiempo que había en ese momento, Israel olvidó por completo esas palabras...

—Si es lo que quieres hacer, entonces hazlo sin temor ni dudas. Y no importa lo que diga mi serio hermano Miguel, o incluso mi padre. Tú eres quien toma las decisiones, y no los demás. Porque son nuestras propias decisiones las que determinan quién somos, y en quien nos convertiremos, hijo mío...

"Que estúpido soy... Perdóname por haberlo olvidado, papá", dijo Israel en su mente, sintiéndose idiota y avergonzado de olvidar la última lección que le dio su padre.

—No sé si fue obra del destino, o una simple casualidad que tengamos que recorrer este viaje. Pero agradezco que pueda seguir pasando tiempo contigo —dijo Israel volviendo a sonreír con una alegría tan resplandeciente como el sol—. Gracias, Naamah.

—Son cinco masajes de Chi.

—Espera ¿qué?

—No pienses que todas mis lecciones son gratis como las tuyas. Soy un ser con cuerpo femenino, por lo tanto también tengo mis necesidades. Y como hoy estoy tan de buen humor, te cobrare aceptando deliciosos masajes como el que me diste en el baño. ¿O se te ocurre un tipo de pago mejor? Porque a mí sí; por ejemplo puedes modelar para mí, o dejarme lamer tus angelicales...

—¡Con masajes de Chi bastan! —le interrumpió Israel tapándose el rostro con una mano, mientras que con la otra levantaba la mano al aire para interrumpir otro de los comentarios sexuales de la diablesa.

—Como quieras ¡je, je, je! —dijo Naamah mientras sonreía en grande y cruzaba los brazos detrás de la cabeza.

"Por supuesto, Naamah siendo Naamah", pensó Israel no pudiendo evitar soltar una pequeña risa tonta, por seguir sorprendiéndose de la manera de ser tan peculiar de su prima diablesa.

—¡Bien, es hora de dormir! —dijo Naamah dando un fuerte aplauso, mientras sus paños se convertían en una masa sombría, para después transformarse en un camisón gótico negro con ligera transparencia.

"Aquí vamos de nuevo...", pensó Israel entrecerrando los ojos y dando un suspiro cansado, sabiendo que le esperaba una incómoda noche. 




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