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Capítulo XLIII: "Our Past."

La prueba de embarazo había salido positiva.

Los cuatro grandes celebraban que ahora no serían cinco, si no seis.

Rapunzel con dos meses de embarazo no aguantaba más para saber si sería niño o niña. Y Jack estaba igual.

-Si es niño que se llame Jack, y si es niña que se llame Jackeline.- dijo el ojiazul, la rubia lo miró atónita.
-Sobre mi cadáver Frost.
-¡Oh, vamos blondie!- exclamó Jack. -Mi nombre e demasiado hermoso.
-¿Y el mío no lo es?- Rapunzel se cruzó de brazos.
-El tuyo es mucho mejor, pero tú eres única.- la seducia el peliblanco.
-No tomaré tus opciones Jack.
-¡BLONDIE!
-Si es niño que se llame... Andrew.- propuso Hiccup a su casi hermana rubia.
-Ugh, no.- Jack arrugo la nariz.

Rapunzel rió.

-Me gusta ese nombre, Jack.- dijo la chica de ojos verdes.
-No, no, no. Yo creo que Jack es mucho mejor.- insistió él.

Hiccup se cruzó de brazos.

-Ah, claro. ¿Y si mi hijo es niño le pondré Hiccup?- preguntó el castaño.
-Si es niña...- siguió hablando Rapunzel. -No lo sé. ¿Cristine?
-No.- dijo Jack. Rapunzel siguió pensando.
-¿Camilla?
-No.
-¿Qué te parece Phoebe?
-Insisto, Jackeline es mejor.- dijo Jack. Rapunzel rodó los ojos.
-Jack.- lo llamó Hiccup, él lo miró.
-¿Si?
-Eres un idiota.- dijo el ojiverde, Rapunzel comenzó a reírse.
-Pero ustedes aman a este idiota.- dijo Jack abrazando con cada brazo a cada uno de ellos.

Mérida entró en la sala y se detuvo para mirar la escena.

-Wow, ¿qué está pasando aquí?- preguntó la pelirroja.
-Estamos pensando en nombres para el o la pequeña Frost.- informó Hiccup.
-Ah, ya veo.- ella llegó junto a ellos, Hiccup la tomó en sus brazos para ponerla sobre su regazo y abrazarla.
-¿Y bien?- les preguntó Jack.
-¿Qué cosa?- preguntó Mérida.
-¿Ya han pensado en algún nombre?- preguntó Jack. Rapunzel prestó atención.
-Prefiero esperar hasta saber que será.- dijo Mérida.
-Buena idea.- dijo Hiccup para después besar la mejilla de su futura esposa.

Mérida aún no le contaba sobre su maldición. Tenía miedo de arruinarlo todo, pero no era culpa suya.

Esa noche habían decidido salir a cenar y pasar la tarde juntos lo cuatro, para celebrar, el ahora seguro embarazo de Mérida.

Durante el camino de regreso a casa, Mérida le pidió a Hiccup detener el auto. Jack y Rapunzel iban más adelante, por lo cual no se dieron cuenta de que Hiccup y Mérida tardarían en llegar.

Hiccup se estaciono a la orilla de la carretera para después voltear a mirar a Mérida. Justo cuando él pensaba preguntarle qué quería decir, un fuerte trueno color azulado/morado pasó por el cielo.

El nombre de Astrid pasó como un susurro en sus cabezas, pero lo ignoraron.

-Wow...- sururro Hiccup. Se olvidó de quel acontecimiento de la naturaleza para mirar a la pelirroja. -¿Qué pasa?- preguntó el castaño.

Sólo díselo.

-No... No te he dicho algo. Algo importante.- dijo la pelirroja con a cabeza agachada.
-¿Qué es?- preguntó Hiccup preocupado.
-Antes del accidente, de Jack y Rapunzel... Ella había tenido una pesadilla.- explicaba Mérida. Hiccup la miraba con atención. -Una pesadilla de un accidente de auto. Y, de ella perdiendo la memoria.
-Mérida...- ell no lo dejó hablar.
-Las cosas resultaron ser al revés, no se el porqué, Rapunzel lo sabe pero no quiere decirme. En fin...
-Es una maldición, ¿verdad?- preguntó Hiccup. Mérida volteó a mirarlo por primera vez. -¿Por qué no se lo dijeron a Jack? Todo habría sido diferente, todo...
-¡Hiccup! Yo... Yo también tengo, una maldición.- dijo la ojiazul.

Hiccup permaneció en silencio. Lo cual puso a Mérida más nerviosa. Ella apretó los labios y miró al frente para después, cubrirse el rostro con ambas manos, y las lágrimas comenzaran a salir.

-¿Qué?- preguntó Hiccup casi en un susurro. Tocó a Mérida del hombro. -Mérida, mirame. ¿De que va tu maldición?

Ella alzó el rostro, para después contarle el sueño en el que iba vestida de novia, el ramo se incendiaba y el vestido se hacía color negro de un momento a otro. También le contó la parte en la que ella comenzaba a llorar sin sentido y lo veía a él felizmente con varias chicas.

Hiccup la abrazó, y ella siguió llorando sobre su hombro por varios minutos más. Al llegar a casa, Hiccup le pidió a sus amigos conversar seriamente todos juntos.

-Lo del vestido, el ramo y la iglesia es obvio.- hablaba Rapunzel quien estaba de pie junto a sus amigos. -Y supongo que a ti, con varias chicas pues... Va a los celos de Mérida.- dijo la rubia. -Y también... ¿Recuerdas cuando Mérida te pidió que su relación terminara?
-No sabía porque lo hacía, me sentía... Como si no pudiese detener lo que decía.- aclaró Mérida al castaño.
-Eso ya ha pasado, ahora lo importante es cubrir la boda de la rojita e Hiccup.- dijo Jack.

Entonces él miró a Rapunzel.

-Blondie... ¿Por qué no me dijiste lo de tu pesadilla?- preguntó el ojiazul doido.

Rapunzel se quedó estática mirando a su novio, al futuro padre de su bebé. Sus verdes ojos comenzaron a cristalizarse...

-Yo... Creí que podría evitarlo.- dijo en un susurro la rubia.
-¡¿Sola?! Blondie si me lo hubieras dicho...- Rapunzel interrumpió a Jack casi gritando y ahora conl lágrimas corriendo por sus mejillas.
-¡Lo siento! Lo siento Jack, ¿acaso crees que yo quería esto? ¡No!- exclamó la rubia.

Jack suspiró y la abrazó.

-Tranquila...- le susurraba acariciando su espalda. -Eso ya no importa... Estamos bien.

Llamaron a la puerta de la casa, y Mérida fue a abrir. Al abrir la puerta sus ojos se abrieron demasiado de la sorpresa.

-¿Astrid?- preguntó la pelirroja a la rubia. -¿Qué haces aquí?

Jack, Rapunzel e Hiccup voltearon a ver hacia la puerta acechando con miradas a la rubia. Astrid apretó los labios, parecía querer decir algo importante.

-¿Puedo pasar?- preguntó la rubia ojiazul. Mérida se hizo a un lado dejandola entrar. -Vaya... Es, acogedor.
-¿A que has venido Astrid?- preguntó Hiccup tranquilamente.

Mérida cerró la puerta y fue a ponerse al lado de su prometido. Astrid dio una leve risita al escuchar a Hiccup decir aquello.

-¿Mejor ir al grano, verdad?- preguntó Astrid, todos ellos la miraban atentamente. -Yo sólo vine a disculparme por cómo me comporte los últimos meses.- admitió la rubia, miró a Mérida. -Y en especial contigo. No sabía lo que hacía, me deje llevar por la sociedad de ahora. Había olvidado todo y...
-¡Wow! ¡Wow!...- la interrumpió Jack. -¿Está diciendo lo que creo que está diciendo?- preguntó el ojiazul a sus amigos.

Mérida dio un paso al frente.

-Astrid...
-Tuve un sueño, justo cuando un fuerte trueno sonó y se vio en el cielo me desperté. Muy asustada, lo recordé todo...

>>Dónde y cuando nací, en donde, mis amigos, mi... -Miró a Hiccup.- mi prometido en aquél entonces. Neverland, tú, Jack, Rapunzel, todo. Vino a mi como un torbellino de voces.

-Vaya...- susurró Rapunzel.
-Y, al verme en el espejo me dije ¿En quién me he convertido? Y eso porque ya no era como antes, me encapriche como varias de esta época y lo lamento.- insistió hacia Hiccup y Mérida.

Un potente trueno volvió a asomarse por encima de la ciudad haciendo que la luz se fuera, pero regresó al instante.

Flynn...

-Me siento una idiota.- dijo Astrid molesta con sigo misma.
-Es que te comportaste como una idiota.- dijo Mérida sin sentimiento alguno. Hiccup le dio un golpecito en el brazo.
-Mérida...- susurró él entre dientes.
-¡No! Ella tiene razón.

Otros dos truenos seguidos se escucharon con demasiada fuerza haciendo sobresartar a todos en el lugar.

Elsa... Anna...

-Bueno, me sorprende mucho que uno de todos ustedes recuerde todo pero...- habló Rapunzel.
-¿Por qué estoy aquí?- preguntó Astrid. -¡Debí haber muerto hace años! Me di cuenta de que no envejecia en mi cumpleaños número 27. Estaba exactamente igual, el miedo me comenzó a cubrir cuando se suponía que debía lucir de cincuenta años. Y cuando me golpeaba no dolía a la intensidad que debía, ni sangraba... O si me rasguñaba la herida desaparecía segundos después.- habló Astrid y todos la miraban con atención. -Necesitaba pensar, ¿que haría para vivir los próximos años? Me inventaba una familia y cosas para que me creyeran que tengo una familia.

Dos últimos relámpagos. Tooth... Hans...

El celular de Jack comenzó a sonar, y fue por él. Al contestar, se escuchaban sollozos del otro lado de la línea.

-¿Hola?- preguntó la voz de una chica sollozando. Más al fondo se escuchaba a otra chica llorar.

Jack las reconoció al instante. Eran Elsa y Anna.

-Elsa... ¿Estás...?
-Mi hermanito... Eres mi hermanito Jack.- susurraba la rubia.

Jack dejó caer el móvil al suelo.

-Dulcinea BC.

¡BAM!

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