Capítulo 9 🗡️
Vean el vídeo en multimedia, es tan #BRYDEN 😍
Bryony
—No te vayas a enojar, Eamon, pero no te puedo decir nada.
—No le voy a decir nada a tu padre, estoy de tu lado —lo miré de reojo.
—Lo sé, pero esto es algo...privado, mío. Nadie debe saberlo —asintió triste —. Sé que no le dirás nada pero no puedo confiar en nadie —puse mi mano en su brazo —. Espero entiendas esto.
—Lo entiendo —dijo serio. Con media sonrisa en los labios.
—Quiero que me digas lo que sea que esté planeando.
—Está molesto, muy molesto por lo que pasó con Aluca, era uno de sus demonios más fieles y Al está igual. Te quiere matar, Bryony, pero no lo hace solo porque Belial se lo prohibió, pero debes tener cuidado. Al es mucho más peligroso que Aluca ya que este actúa de una manera extraña.
—¿Qué quieres decir? —lo miré atenta. Eamon metió las manos en los bolsillos de su abrigo.
—Aluca era una psicópata, asesinaba por hambre y un poco por placer pero Al, él lo hace por placer, muchas de las veces por diversión más que nada. Es impulsivo y muy sádico, estoy seguro que te hará daño. No te puedes confiar de ese escudo que puso Bór.
Eamon me miró por algunos segundos donde solo pude sentir todos los sentimientos que sentía en ese momento y quise decirle que esto estaba mal, pero no quería escucharlo en este momento, demasiado tenía ya con mi vida.
—Gracias por el consejo —le dije y me separé un poco de él.
—No es nada —seguimos caminando hasta que llegamos a la reja de la mansión.
Eamon se detuvo frente a esta y tuve que mirar a mi alrededor cuando sentí una extraña presencia cerca de nosotros. Si lo que dijo Eamon era cierto, Al debía andar por aquí para querer matarme y yo lo iba a recibir con los brazos abiertos, no le tenía miedo. Si pude mandar a su hermana a quien sabe donde dentro de esa vasija también lo haría con él.
—Hasta aquí llego yo —sonrió —. Piensa en lo que te dije, no subestimes a Al, es peligroso.
—Lo sé, pero yo lo soy más y él debería tenerme miedo —sonreí victoriosa.
—Eres toda una reina.
—Claro que sí —me acerqué a la reja para abrirla —. Creo que deberías ir con Belial, no puede sospechar que estás aquí.
—Él solo quiere que te vigile para saber que haces —guardé las llaves en el bolsillo de mi sudadera —. Pero no le diré nada.
—Espero que no te metas en problemas por mi culpa —ahora me sentía culpable.
—Nada de eso, nadie me está obligando a hacerlo.
Y eso era cierto pero si Belial se enteraba que Eamon lo había traicionado era capaz de desterrarlo y mandarlo quien sabe donde y hacer de él quien sabe qué.
—Nos vemos pronto, Bryony —se despidió con la mano.
—Nos vemos pronto, Eamon —dio unos pasos por la calle hasta que se convirtió en un cuervo de plumas negras y se echó a volar por los aires.
Era impresionante como podía transformarse así de fácil en un ave y regresar a su forma humana de nuevo.
Entré a la mansión y cerré para ir hacia la puerta principal. Al entrar miré la sala y la cocina pero ahí no había nadie, Camille no corrió hacia mí cómo era su costumbre y Bór no estaba molestando, fue extraño pero no le di importancia. Así que subí las escaleras y fui hacia nuestra habitación, empujé la puerta y al hacerlo Caden estaba quitándose la camiseta, lo cual me dejó ver su cuerpo el cual era una obra de arte. No tenía músculos exagerados en su torso pero sí se notaban las seis paletas que lo conformaban y sus brazos eran largos, con grandes manos y esas piernas, estaban mucho más torneadas que las mías.
—Brujita —cerré la puerta detrás de mí —. ¿Cómo estás?
Me acerqué para saludarlo y dejé la mochila encima de la cama. Me quité la sudadera y la guardé en el closet junto con las botas que llevaba puestas ese día.
—Bien, fui con Thea a tomar un café y anduvimos por ahí en el pueblo —Caden tenía un escritorio donde había una silla que jalé para sentarme.
—¿Y cómo está ella? —se terminó de poner la camiseta y se sentó en la cama.
—Bien, ella ha sido de mucha ayuda.
—Me alegro que estés mucho mejor. Por cierto, he terminado de traer las cosas de tu casa y las dejé en una de las habitaciones para que no las tengas aquí.
—Gracias —me acerqué y me puse de rodillas frente a él.
—Tú tienes algo y no me digas que no porque te conozco —cambió de tema drásticamente.
—Me puedes leer perfectamente.
—Mucho más de lo que te gustaría —puso dos dedos bajo mi barbilla —. Dime que pasa.
—Hay algo que necesitas saber —me puse de pie y me senté a su lado —. Es algo complicado y Thea dijo que sería una total locura pero, no creo que sea para tanto —enarcó una ceja.
—¿Es algo malo?
—Tan malo no es, pero peligroso sí. Si se hace tendremos que lidiar con todo el poder del infierno —aquello le preocupó porque suspiró y se rascó una ceja.
—Dime por favor.
—Haré un ritual para invocar a Lucifer y hacer tratos con él.
Mis palabras lo dejaron sin habla.
Caden
¿Ella dijo qué? Creo que no la escuché bien porque tuve que parpadear un par de veces para poder entender lo que había dicho.
—¿Perdón? —me giré por completo hacia ella y mirarla detenidamente.
—Sé que me escuchaste bien, no me hagas repetirlo —cogió la mochila que abrió con sumo cuidado.
—Sí te escuché pero...¿Qué? ¿Quieres hacer tratos con Lucifer? ¿Por qué? —le pregunté incrédulo.
—En este momento no tenemos nada, Caden, sé que él nos va a ayudar —abrió la mochila y sacó un gran libro que olía a viejo. La pasta era gruesa, de color café.
—Nos tenemos a nosotros y eso es lo que importa —la miré mientras sacaba unas velas, inciensos y no sé que más cosas.
—Pero no vamos a poder vencer a Belial con eso, necesitamos armas y un aliado poderoso que nos diga cómo poder vencerlo —me puse de pie.
—A ver —me llevé una mano a la barbilla —. ¿Cómo sabes que Lucifer va a querer ayudarnos? Belial es su hermano y tú...solo eres la hija de su hermano, no creo que tenga más compasión por ti que por él —entornó los ojos, dolida —. Lo siento pero sabes que es cierto.
—No del todo —levantó un dedo —. Por lo que me dijo Eamon no es la primera vez que Belial hace esto, además de que Lucifer no quiere tener una guerra contra su padre, ¿sabes lo que eso significa? Ángeles contra demonios, ¿quién crees que va a ganar?
—Los demonios, obvio —Bryony me miró mal.
—Quien sea que gane habrá pérdidas y nadie quiere eso, ni Dios ni Lucifer. Así que estoy más que segura que él será nuestro aliado —suspiré y me rasqué una ceja —. No me mires de esa manera —cerró la mochila y llevó las cosas al escritorio.
—Es que no estoy muy convencido de esto, eso significa tener de aliado al mismísimo rey del infierno, ¿Y si nos traiciona? ¿Si al final nos da una patada por el culo y decide irse del lado de su hermano?
—Por mucho que él sea el rey del infierno no es tonto —se acercó y subió sus brazos para rodear mi cuello —. No quiere una guerra contra su padre, eso solo va a desequilibrar todo y poner en riesgo tanto el cielo cómo el infierno. Nadie quiere eso.
De nuevo suspiré. No estaba muy convencido de esto pero la iba a apoyar de todas formas, ella siempre había estado ahí para mí, así que yo iba a estar ahí para ella.
—¿Quieres que te ayude en algo? —sonrió de oreja a oreja al escucharme decir esto. Mis manos rodearon su delgada cintura atrayéndola a mi cuerpo.
—No, lo tengo que hacer yo sola.
—¿Cuándo? —frunció los labios y pensó.
—En la próxima luna llena.
—¿Necesitas algo más?
—Solo agua bendita...—la detuve antes que dijera nada más.
—No voy a entrar a una iglesia —con una mano acaricio mi mejilla.
—Sí vas a entrar porque vas conmigo —me dio un golpecito en la nariz con su dedo índice.
—No estoy muy convencido de eso —hice una mueca —. No creo que podamos entrar, somos demonios, Bryony.
—También hay demonios en el cielo —entendí esa referencia pero no dije nada —. Tú y yo tenemos que hablar —bajó los brazos y supe que me tenía que alejar.
—¿De qué? —me senté en la cama mientras ella se empezaba a deshacer de la ropa. Empezó por la blusa dejándome apreciar la suave piel de su abdomen y hombros.
—Tú sabes bien de qué, Caden Edevane —cuando decía mi nombre completo no era buena señal.
Se quitó el sostén y no desvíe la mirada de sus pequeños pero perfectos y hermosos senos. Disfruté cada segundo hasta que los cubrió con una delgada blusa que me dejaba ver sus pezones a través de la tela.
—No sé de qué —apoyé mis manos en el colchón detrás de mi espalda —. Dime.
—¿Crees que no sé que las cosas no van bien contigo? —ahora se quitó esos jeans y ladeé la cabeza apreciando esas hermosas bragas de color blanco con muñequitos.
—Yo quise decirte...pero...
—¿Pero? —sacó un short pijama del closet y lo subió por sus piernas —. ¿Pero qué, Caden? ¿No confías en mí? —se escuchaba molesta e indignada. Terminó de ponerse la prenda y se acercó a mí, lo que hizo me sorprendió un poco pero no me disgustó.
Se subió encima de mí quedando a horcajadas con sus piernas a cada lado de las mías. Una de sus manos fue directamente a mi nuca mientras que con la otra cogía mi barbilla para que la pudiera mirar mejor.
—Dime —musitó cerca de mis labios. Esta cercanía me estaba matando por dentro. Deslicé mis manos por su cintura, rodeando su pequeño cuerpo —. ¿Desde cuando no comes bien?
—Después del ritual, te juro que he intentando probar la sangre pero nada, no la puedo retener y...—levantó mi barbilla cuando la bajé unos segundos —. Morgan dice que es normal, en lo que mi cuerpo se adapta a mi nueva condición —Bryony suspiró —. No te preocupes —ahora yo cogí su barbilla con dos dedos.
—Como no quieres que me preocupe. Me importas, Caden, te amo, no puedo ver cómo sufres y yo no puedo hacer nada —su voz era un hilo.
—Haces mucho estando a mi lado, eres la mejor cura para todos mis males —una tierna sonrisa se dibujó en sus labios y pasé mis nudillos por su perfecta piel —. Mejor bésame, me muero por uno de tus besos, pequeña bruja.
No lo pensó tanto y sus labios se apretaron a los míos en un intenso beso que me trajo el alma devuelta al cuerpo. Sus caderas empezaron a balancearse de adelante hacia atrás provocando que mi cuerpo reaccione a sus besos. Mis manos se deslizaron bajo aquella blusa y fueron a sus senos que no dudé en tocar y acariciar. Mientras que sus manos fueron a mi cuello y nuca para profundizar este beso que había estado deseando desde hace mucho tiempo. Su lengua se metía descarada a mi boca mientras aprovechaba para morder mis labios de vez en cuando. Necesitaba eso, lo necesitaba tanto cómo al maldito aire para poder respirar. Sus besos siempre me sacaban de mi realidad que a veces podía ser muy cruda y cruel, pero estando así con ella me envolvía en una burbuja de pasión y amor de la que no quería salir nunca.
—Te amo —jadeé en sus labios. Sentía la piel caliente y mi miembro se apretaba a la tela de mi pantalón.
—Y yo te amo a ti —de nuevo me besó sin darme la oportunidad de decir nada más. Y es que tampoco tenía mucho que decir, solo quería besarla hasta el cansancio.
No conocía esta parte suya donde ella tomaba la iniciativa y se movía encima de mí, de esta manera tan descarada y candente también. Se separó unos centímetros para soltar mi nuca y poner su mano en mi barbilla.
—Te extrañé tanto —musitó —. Pensé que te había pasado algo malo y no pude...no pude soportar la idea de perderte —sus ojos se llenaron de lágrimas pero no se permitió derramar ni una sola —. Te amo tanto, Caden y quiero estar contigo toda la eternidad.
Sonreí ante sus dulces palabras y deposité un casto beso sobre sus labios.
—Yo también quiero estar contigo toda la eternidad, pequeña bruja —aparté un mechón de su cabello castaño para ponerlo detrás de su oreja —. Quiero que seas mi esposa, la madre de mis hijos y estar siempre a tu lado.
—¿Tu esposa? —preguntó dubitativa —. ¿Quieres casarte conmigo?
—Quiero que seas mi esposa —solté su cintura y cogí su mano para dejar un camino de besos en sus pálidos nudillos. Su piel era tersa y pálida. Ella era perfecta en toda la extensión de la palabra. La amaba tanto que no veía mi vida sin ella.
—Sí quiero —dijo algo tímida —. Quiero ser tu esposa —soltó mi mano para de nuevo rodear mi cuello con sus delgados brazos. Su cuerpo estaba cerca del mío, sus labios estaban peligrosamente a centímetros de mis labios y solo bastaba acortar la poca distancia que nos separaba para fundirnos en un beso que nos hacía olvidarnos de todo y de todos.
—¿Por siempre? —enarqué una ceja.
—Para siempre —sonrió apretando sus labios a los míos, su lengua suave y tibia se deslizó por mis labios se enredó con la mía, su respiración empezó a agitarse, sus brazos se apretaron mucho más a mi cuello y mi erección era más que evidente para ella y su intimidad húmeda e impávida que se rozaba contra mí.
—Te amo —murmuré sobre sus labios, ella acunó mis mejillas entre sus manos.
—Y yo te amo a ti, vampirito.
—Me gusta cuando me dices así —una dócil sonrisa se desplegó en sus labios.
—Me gusta cuando me dices pequeña bruja —dejó un beso en la punta de mi nariz.
Se bajó lentamente dejándome con las ganas de seguir besándola, quería tocar su cuerpo, acariciar cada centímetro de su piel pero entendía que no era el momento para hacerlo, no estábamos tan bien cómo antes y no quería presionarla para hacer nada, nunca haría algo que ella no quisiera.
—Ya sé que las cosas no están bien entre tú y yo, brujita —se giró hacia mí poniendo sus manos detrás de su espalda —. Y quiero que sepas que nunca haré nada que tú no quieras.
—Lo sé —dijo inocente.
—Pero me estás matando —me llevé la mano a la entrepierna para separar un poco la tela que me apretaba las bolas.
—Tendrás que esperar un poco, vampirito caliente —sonreí y negué con la cabeza —. Tengo miedo de hacerte daño —confesó trémula.
—¿Hacerme daño? —parpadeé. Quizá había entendido mal —. Tú nunca podrías hacerme daño, nunca. Jamás. No, nada de eso —me puse de pie y quedé frente a ella —. Nunca lo harías a propósito.
—Porque yo quiera hacerlo no, pero recuerda que hace poco tengo estos poderes y todavía no los controlo bien —asentí y puse mis manos en sus hombros desnudos —. No quiero que algo salga mal, no quiero hacerte daño.
—Yo sabré esperar —le sonreí y dejé un casto beso sobre sus labios.
—Gracias por comprender —extendí mis brazos atrapando su cuerpo entre estos.
—No te preocupes —apoyó su cabeza en mi torso y nos abrazamos unos minutos.
Me gustaba esta complicidad con ella, me gustaba abrazarla y besarla sin llegar a nada más que solo estos momentos donde éramos nosotros dos nada más.
Bryony
De nuevo me encontraba en medio de la calle, oscura y desierta. Miré al final de esta y de nuevo cada una de las casas tenía las luces apagadas. Me giré para ver que había detrás de mí y era la misma imagen que ahora tenía detrás.
—¿Dónde estoy? —me giré para regresar a mi lugar y empecé a caminar en medio de la calle —. ¿Hay alguien aquí? —pregunté a mitad de la nada —. ¡¿Alguien?!
No hubo respuesta alguna así que seguí caminando. El clima era perfecto, no hacía frío ni calor.
Todo estaba en silencio, un silencio para nada incómodo pero sí extraño. Me detuve de golpe al ver aquella casa, era la misma que la otra vez, las luces de esta estaban encendidas no cómo las demás que se encontraban apagadas. Di unos pasos hasta quedar frente a la pequeña puerta de madera y cuando iba a tocar abrí los ojos de golpe.
—¿Qué pasa? —Caden encendió la luz de la lámpara a su lado y me froté los ojos para despabilarme un poco —. ¿Otra vez aquel sueño? —asentí.
—Tuve un sueño —recogí mis piernas con mis manos —. Aparezco a la mitad de la calle, no hay nadie, nada. Camino un poco y siempre quedo frente a una puerta de madera, es la única casa que tiene las luces encendidas y...
Caden me miraba expectante.
—Cuando voy a tocar la puerta despierto —solté un suspiro y apoyé mi mejilla en mis rodillas —. ¿Qué crees que signifique? —Caden acariciaba mi espalda con sumo cuidado.
—No tengo idea pero quizá le puedas preguntar a River, él debe saber más de estas cosas —me erguí y en mi cabeza se iluminó una bombilla imaginaria.
—Tienes razón, creo que iré con él —miré la ventana y todavía estaba de noche. Arrastré la mirada hasta aquel calendario que había comprado días atrás, la próxima luna llena se acercaba y con ello la oportunidad de hacer un aliado o de echarme encima a otro de los demonios más poderosos de todo el averno.
—Ahora debemos dormir, mañana buscamos a River para preguntarle que significa ese sueño —le sonreí y nos metimos bajo los cobertores a la vez que apagaba la luz para quedar a oscuras de nuevo.
Me abrazó por la cintura mientras yo apoyaba mi cabeza en su pecho y escuchaba cómo latía su corazón, era hipnotizante aquel sonido y el palpitar. Aún no podía creer que Caden era mitad demonio mitad vampiro. Pero era real, más real que nada.
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¡Hola!
Espero les haya gustado este capítulo. He leído comentarios que me dicen les gusta esta nueva actitud de Bryony, a mí me gusta y espero a las demás también, ella es más decidida, no se queda callada y hace lo que siente y quiere. Me siento orgullosa de mi brujita.
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