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Capítulo 7 🗡️

Bryony

Al llegar a los alrededores de la casa pude sentir una bruma muy pesada, era tan densa que se podía tocar con los dedos. El sol todavía no se metía pero no tardaría en hacerlo para dar paso a aquel manto de estrellas que nos cubría cada noche.

Sé que Caden también lo pudo sentir porque se detuvo unos segundos frente a la puerta. Miró su entorno y se acercó a mí. Abrí la puerta empujando la madera, en ese momento el miedo y dolor me golpearon la piel y el cuerpo, sentí un horrible escalofrío recorrer cada centímetro de mi piel y tuve la necesidad de ir hacia la sala de donde emanaba todo este poder maligno. Caden cerró la puerta y me quedé petrificada bajo la división de la sala y la entrada.

En un sofá estaba Belial, sentado a sus anchas con un vaso en su mano y la otra en dirección a mi madre que se encontraba sentada, con los labios sellados y las manos en su regazo. Lágrimas de dolor rodaban por sus pálidas mejillas y podía sentir el dolor emanando de su cuerpo que se estaba rompiendo por dentro. Al mirar alrededor me pude dar cuenta que había algunas cosas regadas por el suelo, algunos portarretratos rotos y un jarrón hecho añicos.

—Déjala —le espeté al demonio que estaba frente a mí. Este solo chasqueó la lengua, negó con la cabeza y se llevó el vaso a los labios para beber de lo que sea que había dentro de este —. La estás lastimando, déjala —repetí pero este me ignoró.

El dolor de mi madre me estaba lastimando, me estaba rompiendo por dentro y era la peor sensación que yo pude sentir en ese momento. Era cómo si estuviera siendo lastimada en lugar de ella.

—Es tu madre —habló Belial —. Además de que tienen un vínculo especial por ser ambas brujas —dijo esto último cómo si le quemara la garganta.

—¿Qué es lo que quieres de mí? —me deshice de la mochila arrojándola a un lado.

Caden se puso a mi lado y de inmediato Belial posó sus ojos en él. Lo miraba cómo si fuera una extraña obra de arte, ladeando la cabeza.

—Así que hicieron el dichoso ritual —su voz se escuchó más cómo un reclamo —. Bueno, espero que les sirvas de algo —Caden apretó los puños y dio un paso pero lo detuve levantando mi mano para que no avanzara más. Era peligroso hacerlo enojar, a ambos y podían pasar cosas de las que después nos podíamos arrepentir.

—Por favor —regresó la mirada hacia mí —. Deja a mi madre, ella no tiene nada que ver en esto. El problema es conmigo y yo sé...—me detuvo sin poder terminar de decir lo que quería decir.

—Te dije que hicieras las cosas cómo yo te dije —pero aquellas palabras no iban dedicadas a mí, no, sino a mi madre. Aunque me miraba a mí y no a ella —. No obedeciste, Adele, ahora acepta las consecuencias.

—¿De qué hablas? —Belial sonrió perversamente. Él sabía algo que nosotros desconocíamos y cómo me jodía que fuera un paso adelante mientras que nosotros íbamos hacia atrás.

Levantó un dedo y se lo llevó a los labios, señaló la puerta y en ese momento Bastian entró. También aparecieron Aluca y Al, detrás de mi padre, cómo los perros fieles que eran.

—Esta fiesta se pone cada vez mejor —levantó el vaso en dirección a Al y este se movió para llenar el vaso. Regresó a su lugar y le entregó el vaso a Belial.

—Déjate de estupideces, Belial y suelta a Adele —Bastian dio un paso pero Belial levantó la mano petrificándolo en su lugar.

—¡Déjalo! —gritó Caden, en un impulso se abalanzó sobre Belial pero antes de que pudiera llegar a él Al y Aluca lo enfrentaron poniéndose frente a él, cosa que fue en vano...No sé si ellos ignoraban su nueva condición o es que simplemente les importó poco y quisieron demostrar que eran mucho más fuertes.

Ambos pusieron sus manos en los hombros de Caden pero este los apartó con un rápido movimiento, arrojando a los dos demonios hacia la ventana detrás de Belial. Los vidrios se rompieron y los dos cayeron del otro lado de la propiedad. Las manos de Caden tenían fuego que no dudó en arrojar dos, tres, cuatro bolas de fuego en contra de los hermanos, que se pusieron de pie rápidamente.

—Deja a mi madre —Belial levantó la mano y el cuerpo de mamá se movió hacia él. Mientras tanto Caden caminaba hacia Aluca que venía hacia él, Al recibió un fuerte impacto que lo dejó tumbado afuera de la casa.

—No sabes con quien te has metido —Aluca se pasó un dedo por el labio que le sangraba y cómo si se tratara de agua y no de sangre se chupó el dedo sonriendo maliciosamente.

Soltó el primer golpe arrojando un pedazo de madera hacia Caden que logro esquivar, al ver que no le hizo nada empezó a levantar todo lo que tenía alrededor y arrojarlo hacia Caden que cada vez era más rápido y se movía con una agilidad impresionante.

—¿Me vas a dar lo que quiero? —la pregunta de Belial me hizo girar a verlo.

Tuve que moverme de mi lugar para que las cosas que arrojaba Aluca no me golpearan a mí.

No le des nada hija —mi madre seguía llorando. Belial la estaba destrozando por dentro, cada hueso, cada órgano dentro de ella estaba colapsando.

—Te hice una pregunta —masculló. Miré de reojo a Caden que se acercaba a Aluca —. ¡Responde! —su grito resonó por toda la casa que se cimbró ante su gutural rugido.

—¡Bryony! —miré a Caden y en ese momento cogió a Aluca del cuello arrojándola a mis pies, el poderoso demonio corrió hacia la mochila y sacó la diminuta vasija que siempre llevaba conmigo, una jugada que Belial no se esperaba.

Me miró estupefacto mientras cogía la cabeza de Aluca entre mis manos y Caden abría la vasija. Una intempestiva ráfaga de aire frío empezó a correr dentro de la casa.

—Yo te destierro demonio maldito, a dejar este cuerpo terrenal, te quito cada uno de tus poderes y tu inmunidad para vagar en los confines de la nada. Te destierro del infierno para dejar de ser un demonio y ser solo una nada que no tiene ni principio ni fin. ¡Te condeno a una eternidad dentro de ese lugar donde no vas a encontrar paz alguna porque te niego esta posibilidad!

Las manos de Aluca cogieron las mías para separarlas de ellas pero todo fue en vano, yo era mucho más poderosa que ella.

—¡Te destierro, Aluca! ¡Vagarás en los confines de tu propio infierno y ni Dios padre tendrá piedad de ti! —a lo lejos escuchamos el grito de Al que quiso acercarse a su hermana pero fue demasiado tarde, la vasija estaba consumiendo la esencia de Aluca llevándola a ese frío e inhóspito lugar al que sería enviada por los siglos de los siglos.

El frío y el aire cesaron para dar lugar a la calma, una que no duró por mucho tiempo.

Bastian salió de su trance y parecía confundido, se llevó una mano a la cabeza pero sus ojos entornaron a Caden que cerraba la vasija para mantener a Aluca ahí dentro. Arrastró la mirada hacia mi madre y Belial. Mi desgraciado padre atrajo a mamá frente a él

—Quiero que le digas a tu hija lo que debe hacer —una especie de cápsula se formó a su alrededor y al del fiel demonio a su lado. Los labios de mi madre se abrieron y una hermosa pero triste sonrisa se dibujó en sus labios.

—Te quiero —algunas lágrimas cayeron por sus mejillas —. Te amo más que nada en este mundo y me siento orgullosa de ti.

—¡Cierra la maldita boca y dile lo que te dije! —gritó lleno de rabia.

—Nunca hagas nada de lo que él te pide, no te llenes de maldad y usa todo tu poder para hacer el bien.

—Mamá —di un paso cerca —. No me digas esto —mi corazón se estaba rompiendo.

—Te amo, te amo tanto y siempre te voy a amar.

—Tú lo has querido así mi amada Adele —la mano de Belial soltó el cuello de mi madre y bajó a su pecho enterrando sus dedos a la altura de su corazón. Una última sonrisa se dibujó en sus labios antes de que su corazón fuera arrancado de su pecho. Caí al suelo de rodillas, cada parte de mí se estaba rompiendo en pequeños fragmentos que después sería imposible pegar.

—Te voy a quitar todo lo que tienes, te voy a dejar sin nada, sin nadie y cuando estés sola serás tú la que venga de rodillas a mí, pidiendo que te dé una oportunidad —Belial se regocijó en cada una de las palabras que dijo.

—¡¡No!! —mi grito resonó en toda la casa, golpeé el suelo que envió una onda de poder por este mismo y las paredes que empezaron a crujir.

Sentía la oscuridad crepitar por cada hueso de mi sistema óseo, era poderosa, arrasadora, se cernía a cada parte de mi ser, de mi alma y yo la recibía gustosa, con los brazos abiertos, se abría paso por aquel pedazo de bondad que aún conservaba y al cual me aferraba cómo lo más preciado que tenía, pero aquello quedó en el olvido cuando la maldad se apoderó de mí. Fue una invitada que no pensaba dejar ir y que se quedaría dentro de mí para toda la eternidad.

—¡¡Ah!!

Me desgarré la garganta, enviando oleadas de energía oscura por todo el lugar. Todo se movía bajo mis pies, las paredes se resquebrajan, las cuarteaduras rompían estas desde sus cimientos, pedazos de piedras caían a mi alrededor.

—Nunca juegues con fuego, niña, o te puedes quemar.

Soltó el cuerpo de mi madre que cayó a mis pies.

El dolor era tan intenso que atraje el cuerpo de mi madre hacia mí, mientras las ondas de energía oscura seguían emanando de mi cuerpo.

Caden

—¡Tenemos que salir de aquí! —le grité a Bastian.

El suelo se estaba hundiendo poco a poco, las paredes tenían cuarteaduras que venían desde los cimientos, del techo caían pedazos de madera. Bryony atrapó el cuerpo de su madre entre sus brazos mientras que más energía oscura era liberada de su cuerpo, las ondas eran cada vez más y más fuertes, tuve que sostenerme del umbral de la puerta para no salir volando ya que esta energía nos arrastraba lejos.

Belial y Al desaparecieron frente a nuestros ojos. Ante nuestra mirada estupefacta. Lágrimas ácidas recorrían sus mejillas y al abrir los ojos estos eran completamente negros, aquel añil que tanto me gustaba había desaparecido para dar paso a la oscuridad que ahora se había apoderado de todo dentro de ella.

—¡Mamá! —tocaba sus mejillas con cuidado —. Despierta por favor, despierta.

Los muebles se movían chocando contra las paredes de la casa, las lámparas en el techo iban de un lado al otro a punto de caernos encima. Las cosas encima de la mesa caían al suelo rompiéndose en mil pedazos, las paredes crujían, todo se estaba cayendo.

—¡Despierta! —un grito desgarrador brotó de su garganta al mismo tiempo que Bastian caía al suelo de rodillas llevandose ambas manos a las orejas para intentar aminorar el dolor que este le provocaba —. ¡Ah! —apretó la cabeza de su madre a su pecho mirando al techo.

—¡Bryony! —le grité pero no me miraba, estaba sumergida en su dolor, en la rabia que la estaba consumiendo en este momento —. ¡Tenemos que salir de aquí!

—No la voy a dejar —miré a Bastian y este estaba todavía de rodillas pero se veía agotado, cansado. Al regresar la mirada a Bryony pasaba sus dedos por la mejilla de su madre —. Nunca la voy a dejar —un espasmo sacudió todo su cuerpo y soltó a su madre dejando su cuerpo en el suelo.

Fruncí el ceño al ver que sus pies se empezaron a elevar del suelo y extendía sus brazos mirando el techo que estaba a nada de colapsar y caernos encima. Pero en un solo parpadeo Camille apareció detrás de ella levantó la mano a la altura de su brazo y vi una jeringa que no dudó en enterrar en este. No pasó mucho tiempo para que se empezara a desvanecer en sus brazos, cerrando los ojos y cayendo dormida. Todo se detuvo en ese momento, Camille la cogió con sumo cuidado y salió corriendo de la casa, miré el cuerpo de Adele pero fue Bastian quien se acercó a ella para arrodillarse y cogerla con cuidado. La apretó a su cuerpo y ambos salimos de la casa, al llegar en medio de la calle Morgan esperaba afuera del auto donde Bryony yacía en los asientos de atrás.

—Tenemos que salir de aquí antes de que los vecinos salgan —asentí con la cabeza y miré a Bastian que metía al auto el cuerpo de Adele.

Subí al auto con Morgan mientras que Camille lo hacía con Bastian en el otro auto. Morgan conducía mientras yo sostenía la cabeza de mi pequeña bruja, pasaba mis dedos por su mejilla y le quitaba los cabellos que caían en su hermoso rostro.

—¿Cómo sabían que esto iba a pasar? —le pregunté a Morgan que me miraba por el espejo retrovisor.

—Cuando salieron Bastian nos dijo a mí y a Camille que estuviéramos preparadas porque algo malo iba a pasar. No lo pensamos mucho y decidimos venir a ver...Yo no, no sé que decir —pasó saliva.

—Ella ha tocado toda la oscuridad que yacía dormida. Creo que desde hoy ya nada será lo mismo —Morgan asintió dándome la razón.

—Yo también pienso lo mismo y tengo que decirte que me da miedo lo que pueda pasar de ahora en adelante —me miró por algunos segundos —. ¿Por qué no le has dicho a Bryony que no estás bien? —quise hablar pero ella no me dejó hacerlo —. Lo sé, Caden, he visto la celda y sé que no has podido comer sangre porque tu nueva condición no te lo permite.

—No le digas nada, por favor —regresé la mirada hacia Bryony. Morgan conducía sin cuidado alguno, nos movíamos de un lado al otro.

—Ella tiene que saberlo.

—Su madre está muerta —le recordé —. No es el momento para que sepa esto, su prioridad ahora será enterrar a su madre y darle el luto que se merece.

Morgan resopló y movió la cabeza con afirmación.

—Está bien, no le voy a decir nada, pero tendrás que hacerlo tarde o temprano.

Nos quedamos en silencio un par de segundos que no duraron nada porque tenía una pregunta atorada en la garganta y necesitaba sacarla antes que nada.

—¿Esto será así siempre? —de nuevo me echó una ojeada por el espejo retrovisor —. Dime si esto va a durar mucho.

—No, no va a durar mucho tiempo, nada más en lo que tu cuerpo se acostumbra a esto. Debes entender que reprimiste tanto tiempo a este demonio que parece ahora te está haciendo daño, pero será cuestión de días para que tu cuerpo se adapte y ahora seas un Dios con estos magníficos poderes —la escuché sonreír y no pude evitar hacerlo también.

—Pensé que me iba a tomar más tiempo adaptarme a ellos y controlarlos pero no fue así —recordé cómo me sentí cuando use mis poderes y vaya que los disfruté en demasía.

—Y que bueno que así sea, tenemos un enemigo muy poderoso y ahora más que nunca necesitamos toda la ayuda que sea posible.

Morgan tenía razón, Belial era muy poderoso y esta noche lo había confirmado una vez más. Sino fuera nuestro enemigo aceptaría que Belial era muy poderoso, pero no, era un malnacido que mató a la madre de su hija sin compasión alguna y no merecía mi respeto ni el de nadie.

Morgan condujo unos minutos más hasta que llegamos a la mansión, la reja estaba abierta y Oddur esperaba a un lado de esta. Al entrar lo primero que hice fue salir y sacar a Bryony que seguía inconsciente, la llevé dentro de la casa y fui hacia la sala. La recosté en el sofá más grande ante la atenta mirada de Bór.

—¿Qué miras? —le pregunté, negó y chasqueó la lengua.

—Puedo sentir toda la oscuridad emanando de ella. Es muy poderosa, oscura, maligna —dijo esto con cierta burla en la voz.

—No te atrevas a decir esto frente a ella —lo miré mal.

—No siempre la vas cuidar de todo, mucho menos de ella —se mantenía de brazos cruzados —. Ahora Bryony ha dejado salir toda la oscuridad y ya no puedes hacer nada por ella. Está condenada, Caden, no se puede hacer nada por su alma —se encogió de hombros de manera despreocupada.

—Cierra la maldita boca —espeté mirándolo severo.

No dijo nada más pero se mantenía mirándonos a los dos, más que nada a ella. Minutos después la puerta se abrió y la primera en entrar a la sala fue Camille, detrás Oddur y Bastian pasó cargando el cuerpo de Adele para llevarlo a su habitación.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Camille sentándose en el mismo sofá levantando los pies de Bryony para ponerlos encima de sus piernas.

—Creo que lo primero que tenemos que hacer es asegurarnos que la madre de Bryony descanse en paz —sentí un horrible escalofrío al recordar cómo Belial le había sacado el corazón a Adele y no tuvo compasión por ella o su hija.

—Nos hemos echado encima un enemigo muy poderoso —chistó Camille —. Pero esas son las consecuencias de andar jugando con fuego: tarde o temprano terminas quemándote.

—Deja de lado tus comentarios de mal gusto —Bastian hizo presencia en la sala —. ¿Cómo está Bryony? —tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Se miraba triste, desolado, en pena. Su ropa estaba manchada de la sangre de su enamorada.

—Ella está bien —le dije —. ¿Tú cómo estás? —sus ojos se llenaron de lágrimas pero se negó a llorar, se negó a hacerlo en ese momento. Bastian no se iba a dejar caer en este momento donde lo necesitábamos tanto.

—Estoy bien —sacó una mano para pasar sus dedos por su cabello algo despeinado —. Cuando Bryony despierte haremos lo que ella diga, me imagino que su madre le dijo que esto podía pasar. A mí me dijo que esto podía pasar.

Tampoco me sorprendía que estuviera diciendo esto, todos pensábamos lo mismo desde que Belial llegó a nuestras vidas. Creíamos que íbamos a morir en sus manos, ahora más que nunca ese era un hecho ya. Belial era un monstruo, un desalmado que no sentía compasión por nada ni por nadie y temerle solo era la respuesta natural a todo el poder que él tenía en ese momento.

Ahora solo teníamos que esperar a que Bryony despertara y que no fuera a hacer algo cómo lo que hizo en su casa, de la cual quedaba muy poco ya.

****

La noche dio paso al día. El dolor y las lágrimas dieron paso a la calma y la serenidad y eso también me preocupaba. Bryony despertó serena, nada confundida y no hizo preguntas, no derramó ni una sola lágrima cuando Bastian le dijo que él se podía hacer cargo de todo, que solo le dijera qué hacer y él lo haría todo. Después de eso subió a la habitación, se duchó, bajó a la cocina y salió al patio donde se pasó horas y horas.

Miraba a través de la ventana y ella jugaba con dos bolas de fuego que pasaba de una mano a la otra, las hacía más grandes y más pequeñas. Estaba jugando con ellas cómo si nada malo estuviera pasando a su alrededor.

—Se ha encerrado en su burbuja para no sentir dolor —escuché a Morgan y miré en su dirección —. Es más fácil no sentir dolor que dejarlo salir, la va a destruir —cogí la taza de café y le di un sorbo.

—¿No le va a hacer daño? —Morgan negó con la cabeza.

—Ese dolor, la rabia y el coraje serán los incentivos para canalizar todo su poder —se acercó a la ventana y los miramos a Bryony que ahora sostenía una bola de agua que quien sabe de donde había salido pero que manejaba con una habilidad impresionante —. Es el equilibrio perfecto, Caden. La vida y la muerte misma.

Cómo si nos estuviera escuchando se detuvo unos segundos y siguió con lo suyo.

—Ella es impresionante, ¿no es así? —sin mirar a Morgan asentí con la cabeza.

—Lo es, es maravillosa, muy fuerte y ahora...—no tenía palabras para describir cuán impresionante me resultaba ella.

—La amas —terminó ella por mí —. Y es normal que te sientas así.

—No es nada más eso, Morgan —me senté en la esquina del escritorio con la taza de café entre mis manos —. Desde que supe de su existencia me negué a conocerla, no quería condenar mi vida y venir aquí fue eso, una condena de la cual no me arrepiento. Estoy orgulloso de ella, de sus poderes y de todo lo que ha logrado hasta ahora, pero me da miedo que se pierda en toda la maldad que la rodea y que yo no sea capaz de sacarla de ese oscuro pozo.

—Eso no va a pasar —Morgan se acercó quedando unos centímetros lejos de mí, pero sí los suficientes para poder apreciar mejor sus luceros —. Ustedes dos se aman, son fuertes y se tienen uno para el otro. Ambos van a poder con esto, Caden, yo sé que sí.

—¿Crees eso? —enarqué una ceja.

—No lo creo, estoy más que segura —dijo determinada y con un tono de voz seguro —. Bastian viene para acá.

Guardamos silencio y esperamos hasta que llegó, sin preguntar empujó la puerta pero no le sorprendió vernos aquí adentro.

—Ya he arreglado las cosas y hoy por la tarde se llevará acabo el entierro —asentí y miré la ventana hacia afuera —. ¿Y Bryony? —señalé y Bastian se pellizcó el puente de la nariz. Miró su reloj y levantó la mirada hacia ambos —. Le voy a avisar a Bryony y ustedes prepárense para cuando llegue la hora.

Sin decir más salió del despacho y fue hacia donde estaba Bryony.

—Le voy a avisar a Camille —Morgan se dio la vuelta.

—Avísale a Bór también —sonrió y salió del despacho.

A los pocos minutos yo también salí y fui hacia la habitación, entré y estaba sola. Cerré la puerta y empecé a buscar ropa para el entierro, no habría funeral porque Bryony así lo quiso y si esta era su decisión la íbamos a respetar. Escuché que Bryony venía por el pasillo, me ajusté la chaqueta a los hombros y espere a que entrara.

—Ya me dijo, Bastian —cerró la puerta y caminó hacia mí para empezar a sacar ropa del closet.

—¿Cómo te sientes? —le pregunté pero en su rostro no había expresión alguna. Era cómo si su madre no hubiera muerto horas atrás y en poco tiempo no fuera su entierro.

—Bien —respondió serena.

—¿Bien? —inquirí.

¿Ella dijo bien? ¿Escuché bien?

—Sí —caminó hacia la cama donde dejó unos jeans de color negro al igual que una blusa y una chaqueta —. Me duele, es obvio, es mi madre y claro que me duele su muerte pero no puedo pasarme la vida llorando, tengo que canalizar todo ese dolor y la rabia. No puedo perder el control, ya no —se giró hacia mí y me sorprendió ver aquella determinación.

—Eso es...bueno —sonrió.

—Así es. Voy a vengar su muerte y te juro que cuando ese día llegue Belial va a desear no haberse metido con nosotros. No voy a tener piedad de él, Caden, me voy a asegurar de que no quede nada de él solo su nombre que será pisoteado cómo la basura que es.

Se escuchaba determinada, segura de sí misma y con aquel valor que me erizaba la piel. Era lo más sexy de ella en estos momentos.

—Y yo estaré contigo, pequeña bruja, no te voy a dejar —se acercó a mí con una hermosa sonrisa en los labios.

—Gracias por estar aquí, Caden —cogió mis manos entre las suyas, las apretó y acarició —. Eres el ancla que necesito para mantenerme a flote. Ayer yo...—la detuve antes de que dijera nada más.

—No hablemos de eso, no ahora. Tenemos que despedir a tu madre cómo se merece y...

—Sí —me interrumpió ella soltando mis manos —. Tengo que despedirme de ella.

Musitó y pude sentir el dolor a través de su voz. Ella no lo decía pero esto la estaba rompiendo por dentro, quería mantenerse serena ante esta situación pero temía que todo se saliera de control. Las cosas con Bryony eran así, hoy estaba bien y mañana no sabíamos lo que iba a pasar.


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¡Hola! Espero les haya gustado este capítulo, si es así háganmelo saber. Les dije que las cosas se iban a poner interesantes, espero no me odien.

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