Capítulo 4 🗡️
Bryony
La noche del ritual había llegado y esta se cernía sobre nosotros cómo un manto que nos protegía de los males que acechaban los alrededores. La luna estaba en su punto más alto, tan redonda y brillante que parecía en cualquier momento podía caer sobre nosotros.
Mi madre, Thea y Olivia formaban un círculo alrededor de aquella piedra que por muchos años sirvió para sacrificar personas, así cómo Caden fue parte de un sacrificio, ahora sería parte de un ritual para devolverle lo que había perdido hace años.
Escuché el tintineo de las cadenas siendo arrastradas por el suelo y no pude evitar estremecerme de pies a cabeza. Estuve evitando verlo todos estos días porque, siendo sincera, no me apetecía recibir de él uno y mil insultos que al final solo abrían más y más la brecha que de por sí existía entre nosotros. Nunca he sido masoquista para ser insultada y humillada, no quería regresar para recibir eso, yo merecía mucho más.
Todo se ralentizó en el momento que apareció en mi campo de visión. Su torso estaba desnudo y sus muñecas al igual que sus tobillos estaban sujetas por las cadenas que lo mantenían preso en aquella celda. Al verme enarcó una de sus cejas y la comisura izquierda de su boca se elevó en una sonrisa burlona y malévola. Era un ser cruel y sin escrúpulos, más de una vez lo demostró.
Bór, Bastian y Oddur lo guiaron hasta la gran piedra plana obligándolo a subir, ataron las cadenas al pie de esta asegurándose que no se iba a escapar.
—Esto me recuerda a hace unos doscientos años —murmuró acomodándose sobre la fría y rasposa piedra.
—No me interesa —dijo Bór revisando las cadenas de sus muñecas y tobillos.
—No te hablaba a ti —giró la cabeza en mi dirección, no hice más que ignorarlo y prestar atención a Morgan que me pidió encender las antorchas alrededor.
Morgan ya les había dado el hechizo a Thea, Olivia, Bór y mi madre. Tuvieron varios días para aprenderlo pero al ser una lengua diferente se les dificulta un poco a las tres, menos a Bór. Él lo aprendió a las pocas horas.
Encendí cada una de las antorchas, Bastian y Oddur se hicieron a un lado, a una distancia prudente por si algo salía mal, aunque le rogaba a Hécate que esto no fuera a pasar y que todo saliera cómo lo habíamos planeado. Le pedía que nos iluminara con su luz y que guiará los pasos de mis hermanas brujas para darles la fuerza necesaria para poder con esto.
—Vamos a empezar —informó Morgan quien sostenía en una mano la bolsa de tela que nos mostró el otro día. Bór se colocó en la parte de arriba de la cabeza de Caden mientras que mi madre, Thea y Olivia se quedaron en su lugar.
Morgan le hizo una seña a Bór que entendió de inmediato, él iba a empezar con este ritual y después se le iban a unir mis hermanas brujas. Usamos todas las fuerzas posibles para que este ritual saliera bien y no cometer ni un solo error.
Bór empezó a recitar el hechizo, al que le siguieron mi madre, Thea y Olivia. Yo me quedé en los pies de la piedra, mirando a Caden que parecía más aburrido por lo que estaba pasando. Este demonio me hacía rabiar a niveles insuperables.
—Vamos, Bryony —me incitó Morgan, pero no le veía caso a recitarle a nuestra madre cuando mis poderes eran inestables en este momento.
Bór levantó los brazos al cielo al mismo tiempo que mis hermanas brujas los pusieron delante de ellas. El viento empezó a soplar cómo una suave brisa que movía mis cabellos en todas direcciones, algunas hebras castañas se pegan a mis labios y las tenía que apartar con mis dedos.
—Oh poderosa madre Hécate, madre de las brujas y los brujos —cerré los ojos para concentrarme más y extendí mis brazos hacia el frente —. "Guardiana del tiempo Eterno. Rostro secreto de la Diosa invoco esta noche tu protección para que guardes mi espíritu de la duda y el temor. Crea poder en mí. Crea fuerza en mí así sea"
—No puedes con esto, Bryony —abrí los ojos para encontrarme con una sonrisa burlona por parte de Caden —. Eres demasiado débil —escupió con sorna.
Miré a Bór quien tenía los ojos en blanco mientras que mis hermanas brujas los tenían cerrados y recitaban el hechizo que Morgan les dio. El viento empezó a soplar mucho más fuerte, el fuego que emanaba de las antorchas se movía de un lado al otro a nada de apagarse.
—Caden regresa —musité —. Regresa a mi lado. Regresa conmigo. Te necesito —murmuraba al mismo tiempo que la voz de Bór se hacia mucho más grave —. Regresa a mi lado y seamos felices, juntos —este se echó a reír en una sonora carcajada que retumbó en medio de la oscuridad.
—¡No vas a poder tan fácil conmigo, niña! —su voz se deformó a tal punto que era irreconocible. Mantenía los ojos cerrados para no verle el rostro y flaquear en este intento por traer de regreso a mi Caden.
—¡Bryony! —escuché a Morgan y abrí los ojos de golpe. Los ojos azules de Caden eran completamente negros, se retorcía encima de la piedra y las cadenas chocaban contra esta. Sentía que en cualquier momento se iban a romper y tendría la oportunidad de escapar de nuevo —. Acércate —me pidió Morgan y temerosa lo hice para quedar a un lado —. Dile que regrese a ti.
Morgan rodeaba la piedra recitando palabras en una lengua muerta que no conocía. Bór seguía hablando con sus manos hacia el cielo, el viento soplaba mucho más fuerte que rompía en mis oídos, movía las copas de los árboles.
—Regresa a mí, Caden —cogí su rostro entre mis manos temblorosas —. Regresa a mi lado y no te vayas nunca. Yo sé que eres fuerte, yo sé que quieres estar aquí y te pido que vuelvas a mí. Te pido que vuelvas a mí, te pido que vuelvas a mí —repetía mientras sostenía su rostro y sus ojos eran un pozo lleno de oscuridad.
Se movía de un lado al otro, gritaba como si alguien lo estuviera golpeando desde adentro. Gruñía cual lobo enjaulado y apretaba las manos haciéndose daño en las palmas de las manos. Sentía su corazón ir demasiado rápido, su frente estaba perlada en sudor, su pecho subía y bajaba, su cuerpo estaba demasiado caliente.
—Morgan, Morgan —la llamé —. Algo no está bien —mis manos empezaron a temblar. Quise apartarlas cuando su piel hervía a tal punto que me quemaba las palmas.
Morgan se acercó pero no lo tocó, solo se quedó a una distancia prudente.
—¡Morgan! —le grité pero ella seguía recitando al mismo tiempo que lo hacían los demás.
—Es parte del proceso.
—¿Cómo va a ser parte del proceso? —la miré desconcertada sin saber que hacer. Al mirar en dirección a Oddur y Bastian pensé que ellos se iban a acercar pero solo estaban de pie cruzados de brazos.
—Duele —su voz había cambiado y ahora supe que era él. Bajé la mirada para verlo y tenía un gesto de dolor en el rostro, esto lo estaba matando.
—Debemos parar —le pedí a Morgan pero esta me ignoró por completo.
—Bryony —su dulce voz me caló los huesos, se escuchaba roto por dentro. Estaba sufriendo y yo con él —. Ayúdame...por favor —un par de lágrimas rodó por sus mejillas pero se consumieron en el instante que todo su cuerpo se cubrió de calor y fuego. Quise apartar mis manos pero no pude hacerlo, tenía miedo pero no me quería apartar de él.
El peculiar sonido del metal quemandose llamó mi atención y en ese momento una de las cadenas salió volando por los aires para dejar libre una de sus manos, la cual acercó a mi mano y apretó con fuerza.
—No me dejes —pidió con la voz en un hilo.
—Nunca te voy a dejar —sentía el calor del fuego caminar por mi piel pero este no me hacía daño, no dolía, no quemaba.
—Nunca te vayas —musitó antes de cerrar los ojos.
—Caden —retuve las lágrimas en la orilla de mis ojos —. Caden —toqué sus mejillas con mis dedos y estas en lugar de estar calientes estaban a una temperatura normal —. ¡Caden! —sentí un tirón en mi brazo y miré a Morgan molesta.
La voz de Bór iba disminuyendo con el paso de los segundos. El cuerpo de Caden levitaba a unos centímetros de la piedra y sus brazos cayeron a sus costados.
—¿Qué pasa? —pregunté temerosa a su lado —. ¿Qué pasa?
—Está pasando, Bryony —de repente su torso se elevó más de la cuenta, sus brazos y piernas cayeron, sentí que se podía lastimar. El fuego lo cubría por completo cómo un manto que se ceñía perfectamente a su cuerpo. Era de un color rojo intenso y resplandecía entre la negrura de la noche.
El cielo empezó a rugir furioso y un par de relámpagos iluminaban el cielo. La tierra retumbaba y el viento se había vuelto impetuoso llevandose las hojas a su paso, algunas se detenían en nuestros pies y otras más salían volando por la fuerza que este había cobrado. Se sentía como si una torrencial lluvia fuera a caer sobre nosotros pero el cielo estaba despejado, salvo por aquellos relámpagos que lo atravesaban de vez en cuando.
Las frondosas copas de los árboles se movían de un lado al otro cuando el viento las golpeaba con aquella fuerza. Morgan a mi lado se mantenía serena al ver la escena que tenía frente a ella, mientras que yo sentía que en cualquier momento iba a caer al suelo. Tenía miedo, no lo puedo negar.
Cogí la mano de Morgan en el instante que el fuego se empezó a disipar y explotó en una onda que nos tiró al suelo a ambas. El cielo dejó de rugir y el viento dejó de soplar, todo regreso a su lugar en una fracción de segundos. El cuerpo de Caden descendió hasta que tocó la piedra debajo de él. Morgan se puso de pie rápidamente y antes de que este se incorporara se puso los polvos en la mano y sopló en su dirección. Caden parpadeó un par de veces, arrugó la nariz y antes de que pudiera decir nada cayó en un profundo sueño que lo noqueó.
Bór regreso a su estado normal, o si que este existía. Me puse de pie y miré a mi madre que se veía agotada, no dudé en acercarme a ella y ayudarle.
—Fue un hechizo difícil —apenas una sonrisa se escapó de sus labios y suspiró, agitada. Bastian llegó a nosotras y le entregó una botella con agua, al mirar a Thea y su madre las dos tenían agua también.
—Muchas gracias por lo que has hecho —le dije a mi madre que levantó la cabeza y sonrió.
—Yo haría todo por ti, mi niña —subió su mano a la altura de mi mejilla dejando una suave caricia.
Bastian puso una mano en su brazo y otra en su espalda. Me intrigaba lo que había entre ellos y quería saber todo pero al mismo tiempo no quería ser una chismosa, solo quería que mi madre me dijera ella misma si pasaba algo entre ellos.
—¿Estás bien? —le preguntó Bastian.
—Sí, gracias —este le ayudó a abrir la botella.
—Voy a ver...—señalé en dirección a Thea y su madre —. Ahora regreso. Los dos asintieron con la cabeza y fui con ellas.
—¿Cómo están? —les pregunté cogiendo la mano de Thea.
—Bien —ella se veía mucho mejor que su madre y que mi madre.
—Fue un hechizo difícil —murmuró Olivia para beber de la botella con agua —. Es desgastante, pero ha valido la pena —no dudé en abrazarla y darle las gracias por esto que había hecho.
—Muchas gracias —se sorprendió un poco de mi reacción, pero al final se dejó hacer —. Muchas gracias, no sé cómo se los voy a pagar —musité. Olivia me dio un gran abrazo y me separé un poco de ella. Sentía un nudo en la garganta.
—Eres cómo una hija para mí y no tienes que pagarlo con nada...—Thea nos interrumpió.
—Yo quiero un bote grande de helado de vainilla —levantó un dedo, su madre y yo reímos juntas.
—¿Te parece si mañana vamos a comer helado, tú, Curtis y yo? —asintió con la cabeza y se acercó para abrazarme.
—Por eso eres mi mejor amiga —murmuró abrazándome.
—Y tú la mía —le dije feliz.
Al separarnos Morgan se acercaba a nosotras.
—¿Pasa algo? —le pregunté.
—¿Puedes venir? —miré a Thea y a Olivia.
—Ahora regreso —ambas asintieron con la cabeza y seguí a Morgan hasta que llegamos a donde estaba Caden, todavía inconsciente. Bór y su padre estaban ahí también.
—Lo mejor es que Caden esté encerrado una semana, tenemos que asegurarnos que ha recuperado el control de su cuerpo.
Bór se aseguró de poner nuevas cadenas a los tobillos y muñecas de Caden.
—Está bien —le dije a Morgan —. Espero que esto haya funcionado porque sino...—pase saliva —. Sino funcionó no hay nada más que hacer —ella asintió con pena.
Al mirar hacia la figura que se acercaba en la distancia nos dimos cuenta que Camille venía hacia nosotros, ella no quiso estar aquí porque temía que algo pudiera salir mal y que Caden resultara herido, pero al verlo inconciente, no pudo dejar de sonreír y pasar su mano por el cabello negro del que era cómo su hermano.
—¿Todo bien? —los tres asentimos con la cabeza.
—Voy a llevar a Caden a la celda —informó Bór cargando a Caden. Le eché una última mirada antes de que el brujo nos diera la espalda y empezara a caminar con su padre a un lado, adentrándose en el bosque para después perderlos de vista.
—¿Vas con nosotros? —preguntó Morgan poniendo una mano en mi brazo. Miré en dirección a mi madre que se acercaba con Bastian a su lado.
—No, yo...—las miré a las dos —. Quiero estar con mi mamá —les sonreí y ellas lo hicieron de vuelta —. ¿Está bien?
—Claro que sí —dijo Camille —. Ve con ella, Caden está en buenas manos —sabía que así sería.
Mi mamá junto a Bastian llegaron a nuestra altura y fue ella quien me miró atenta.
—¿Vas a la casa? —asentí y una gran sonrisa se dibujó en sus labios —.Vamos entonces.
Thea y su madre también se acercaron.
—Las acompaño a la carretera —comentó Bastian —. El bosque es peligroso a estas horas de la noche.
No dijimos nada, nos limitamos a despedirnos y caminamos hacia la carretera donde el auto de Olivia esperaba aparcado a la orilla de esta. Bastian desapareció en un parpadeo y Olivia condujo con dirección a su casa. No tardamos mucho en llegar pero cuando entramos por la puerta nos dimos cuenta que ya eran más de las dos de la mañana.
Fui a mi habitación y me di una ducha, sentía tierra en la piel y tenía pedazos de hojas secas en el cabello. Al pasar mi mano sobre el espejo para quitar la capa de vapor que se había formado me aprecie unos segundos. Esta no era la misma Bryony de hace meses. Muchas cosas habían cambiado dentro de mí y sentía que lo peor estaba por venir, pero no me quedaba más que aceptar lo que sea y hacerle frente.
Me puse ropa comoda para dormir y salí de mi habitación. Caminé hacia la habitación de mi madre y me detuve frente a la puerta, levanté la mano para tocar con los nudillos la madera.
—Pasa —escuché del otro lado y cogí el picaporte empujando la puerta. Mamá también se había duchado y ahora mullía una almohada —. ¿Qué pasa hija?
—¿Puedo dormir contigo? —le pregunté trémula cogiendo un mechón de mi cabello aún húmedo.
—¿Quieres dormir conmigo? —asentí con algo de pena. Mamá dejó la almohada en su lugar —. Hace años que dejaste de dormir conmigo.
—Sí, pero...quiero dormir aquí, ¿puedo? —asintió con la cabeza y sonrió.
—Vamos a dormir entonces —apagué la luz pero la lámpara al lado de su cama estaba encendida así que me acerqué a la cama y me metí bajo los cobertores a su lado.
—Te quiero mucho —apagó la luz y nos quedamos a oscuras.
—Y yo te quiero a ti, Bryony, me siento tan orgullosa de ti.
—Gracias por lo que hiciste hoy.
—Yo haría cualquier cosa por ti, no me lo tienes que pedir —murmuró y mi corazón casi salta de felicidad.
Esta noche en particular quería estar con ella, quería despertar al día siguiente y desayunar a su lado. Quería ir de compras y si se podía también ir al cine. Tenía a la mejor mamá del mundo y yo apenas lo estaba comprendiendo del todo, pero ahora quería hacer las cosas bien con ella.
La quería tanto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro