Capítulo 38 🗡️
Bryony
—¿Qué va a pasar ahora? —le pregunté a Lucifer. Estaba sentado en la cama jugando con Enid y Corban, yo me encontraba mirando a través de la ventana. Ahora el sol había salido iluminando todo a su paso.
Aquella noche la luz se fue en toda la región y no supieron explicar el motivo de aquella tormenta que azotó los alrededores. ¿Cómo explicarles que mis hijos fueron los causantes? Los humanos jamás lo iban a entender. Ahora tenía que mantenerlos alejados de ellos porque eran peligrosos, más que nada Corban, lo podía sentir en su mirada.
—Tú sabes lo que debes hacer —dijo —. Eres su madre y sabes lo que es mejor para ellos.
—No estar cerca de los humanos —hablé —. Sabes que son peligrosos para ellos. No sé como se van a comportar con humanos cerca, qué harán, si sus instintos les dirán que salten sobre ellos como los leones lo hacen con su presa.
—Son los cazadores y cada uno de los humanos son sus presas.
—Y este lugar está lleno de ellas —asintió —. Te das cuenta que no van a tener una vida normal —mi voz se rompió al decir estas últimas palabras —. No podrán ir a la escuela, no van a tener amigos, al menos no por ahora.
Lucifer se puso de pie para quedar frente a mí.
—¿Y si no hago un buen trabajo? ¿Y si cometo errores?
—Serás una buena madre y vas a cometer los errores que necesites cometer pero sé que harás un buen trabajo como madre. No importa que decisión tomes con respecto a ellos, sé que será la correcta —metió una mano al bolsillo derecho de su pantalón y la sacó —. Cuando llegue el momento quiero que les entregues esto —abrió la mano y en esta había un collar muy parecido al mío pero este era de color azul y un anillo.
—¿Qué es esto?
—El collar es para Enid y el anillo para Corban. Son amuletos de protección para ellos, para controlar sus poderes, no puedo hacer nada por su sed de sangre porque esa es su naturaleza pero estos amuletos los van a proteger del mal —cogió mi mano y puso los amuletos sobre esta —. Hemos puesto un hechizo para que ningún demonio pueda entrar a este lugar.
—¿Y si lo intentan?
—Si uno de ellos se atreve a poseer el cuerpo de un humano y quiere entrar a este lugar será como recibir agua bendita. Están protegidos de los demonios, no de los demás seres sobrenaturales —asentí.
—¿Cuándo sabré que es el momento para entregárselos? —lo miraba atenta.
—Tú sabrás cuando sea el momento correcto —me hizo un guiño.
—¿Por qué no se los entregas tú?
—Voy a ir y venir, no puedo estar aquí, tengo que encontrar la manera de regresar al infierno.
—Es tu hogar —asintió —. ¿Vas a regresar?
—Cada vez que me necesites solo tienes que decir mi nombre y yo estaré aquí. No te voy a dejar, vendré a verte cada que pueda, a verlos —se corrigió.
—No me dejes —musité y de nuevo cogió mis manos entre las suyas —. Tú no, por favor.
Lo abracé y él correspondió a mi abrazo.
—Nunca lo haría hija, no podría —dejó un beso en mi frente mientras me abrazaba.
—Estoy aterrada —admití —. No sé que voy a hacer con ellos, son tan pequeños pero no van a tardar en crecer y no sé si estoy preparada para todo el caos que se viene.
—Vas a estar lista para lo que sea y no vas a estar sola tampoco —nos separamos y cogió mis manos —. No te rindas, nunca te des por vencida.
—Está bien —sonreí y soltó mis manos.
—Prométeme que les darás los amuletos cuando lo creas conveniente —asentí —. Solo cuando ellos estén listos.
—¿Listos para qué?
—Eso lo sabrás en su momento. Solo vas a saber cuando sea el momento correcto para dárselos —de nuevo asentí.
—Gracias por todo —se separó.
—Te dejo sola —le dije que sí y se dio la vuelta para salir de mi habitación, a los pocos segundos entró Camille mirando a Corban y Enid, pero fue a cargar a Corban. Quizá que los dos fueran igual de oscuros la hacía tener más apego con él.
—Tú también te vas, ¿verdad?
—Me tengo que ir, Bryony, la casa ha estado sola mucho tiempo y no quiero que algo malo pase. Sabes que no podemos dejar la casa sola y confiar en nadie, allá no está protegido como aquí —se balanceaba de un lado al otro con Corban en sus brazos, pasaba sus dedos por su pequeña nariz y sus mejillas.
—Te voy a extrañar mucho. No quiero que te vayas tanto tiempo, por favor, no nos dejes solos —sonrió cuando levantó la cabeza.
—Les puedes decir que su tía los ama mucho.
—No es lo mismo, Camille, ellos necesitan a su tía, a alguien que conozca a su padre y les platique cosas de él.
—Tú también lo conoces, Bryony, eres su esposa y Caden te platicó todo de él, ¿no es así?
—Sí.
—Entonces no me necesitas para nada, tú puedes cuidar de ellos, además yo soy una mala influencia para ellos —pasó su mano por la cabeza de Corban —. Bryony, Lucifer dijo algo que me dejó un poco preocupada.
—¿Qué dijo? —me acerqué a la cama cuando Enid empezó a llorar y la tomé entre mis brazos.
—Mientras que ella es la vida, él es la muerte —dijo trémula.
—Así es, Camille —no había ni un ápice de sorpresa en su mirada, se encontraba pasmada en su lugar.
—¿Tú como sabes eso?
—Son mis hijos, Camille, puedo sentir sus emociones, la maldad que hay dentro de ellos y Corban no será un niño bueno —suspiré con pesar —. Lamento decirlo porque apenas es un bebé pero es la realidad y tengo que estar preparada para lo que sea.
—¿Y qué es lo que sea, Bryony? ¿A qué te refieres?
—Ellos no serán como los otros niños, no podrán asistir a la escuela porque no sabemos cómo van a actuar teniendo a los humanos frente a ellos. Más que proteger a mis hijos de los humanos tengo que proteger a los humanos de mis hijos.
—Serás un pequeño malévolo —Corban enroscó su dedo en el meñique de Camille. Lo que dijo me hizo reír un poco —. Solo no le vayas a enterrar los colmillos a tu madre. ¿Sabes que hacíamos con Caden cuando lo sacamos de su mundo lleno de perdición? —negué —. Pues empezamos con desintoxicarlo de la sangre humana y de vez en cuando bebía de los animales —arrugó la nariz —. Es un poco desagradable pero a veces no había de otra.
—¿Me estás diciendo que le de beber sangre de animales a mis hijos?
—¿Qué otra opción tienes? Por ahora ninguna, en unos meses estas criaturas serán unos niños y no les va a ofrecer el cuello de un humano y decirle:—Anda bebe de su cuello —negué con la cabeza.
—Pues no, no puedo hacer eso.
—Puedes empezar con animales pequeños. Además no siempre tienen que beber sangre, también se pueden alimentar de comida, como los humanos —dijo con algo de desprecio.
Esto era una completa locura, nunca pensé que sería madre de dos niños al mismo tiempo, que sería madre soltera y además de eso que mis hijos serían dos pequeños seres con tantos poderes y tantas combinaciones raras en ellos. Nunca en mi vida me había sentido así de confundida, perdida y sin saber que hacer.
—Todo va a estar bien —habló Camille cuando se dio cuenta de que de nuevo estaba tan metida en mis pensamientos.
—Tengo miedo y estoy aterrada, pero haré lo que sea por ellos —Camille se acercó a mí y dejó un beso en la frente de Enid.
—Solo quiero que le digas a tus hijos que su tía Camille los ama demasiado, que por ellos daré mi vida si es necesario. No quiero que conozcan ese lado sádico mío, no quiero que me vean como el monstruo que soy.
—No eres un monstruo, Camille —puse una mano en su brazo —. No lo eres y no lo digas otra vez.
—Lo soy y lo sabes pero no puedo cambiar eso. Solo puedo esperar que les hables bien de mí y con eso estoy bien.
Las palabras de Camille eran una despedida, no quería pensar que ya no iba a regresar, sino que estaba tan dolida que no sabía lo que decía. Esperaba que regresara para que la conocieran, para que ella misma les platicara sobre su padre y así escuchar dos versiones, no quería que se fuera por años y perderla a ella también. No podía aceptar que Lucifer y Camille se iban y no sabía cuando iban a regresar.
—Podemos hablar también.
—Para eso existen las videollamadas —le di un apretón a su brazo.
—Cuídate mucho, Camille, lo que sea que pase en Bibury no dudes en llamarme.
—Lo haré, tú también cuídate mucho y cuídalos también. Nunca los dejes solos.
—No lo haré.
Camille
Dejar a Bryony y sus hijos fue lo más doloroso que tuve que hacer en este tiempo. Estar con ellos en Islandia se sintió como un soplo de paz para mí, ahora que mi vida era una tormenta caótica. Esos niños eran tan lindos y tiernos, al menos por ahora lo eran porque si lo que dijo Lucifer era cierto, entonces Corban sería un dolor de cabeza para su madre.
Ese bebé era la maldad pura, esta emanaba de su ser como una fuente infinita de oscuridad, algo que nacía dentro y se mantenía escondida para salir solo cuando fuera necesario. No sé si quería estar ahí cuando eso pasara pero si era así haría lo que fuera por ellos, por los dos.
Antes de ir a otro lugar pasé a mi casa, la que había comprado junto a Morgan para, en algún momento, vivir juntas. Ahora ese sueño era nada más que un recuerdo que se estaba perdiendo en mis memorias y que no quería que desapareciera, no quería que ella dejara de aparecer en mis sueños, no quería olvidar su dulce voz, olvidarme de su perfecto rostro lleno solo de amor y dulzura.
Llegar a esta casa a medio terminar me partía el corazón o lo poco que todavía tenía de él. Me sentía tan sola y rota, vacía y sin un camino que seguir, me encontraba en una espiral que solo daba vueltas y vueltas, me mareaba y me confundía más de lo que ya estaba.
Dejé las maletas en lo que era la sala y me dejé caer en el sofá. Sin poder evitarlo derramé un par de lágrimas llevando mis manos a la cabeza sosteniendo esta por unos segundos en los que me permitía llorar como tanto quería hacerlo.
Minutos después de sentarme alguien tocó a la puerta y de inmediato supe quien era. Thea. El sabor dulce de su sangre me penetró las fosas nasales.
Me puse de pie y caminé hacia la puerta pero antes de abrir me sequé debajo de los ojos.
—Thea.
—¡Hola! —miré detrás de ella y venía sola —. Hablé con Bry y me dijo que ya estabas aquí —miré sus manos y sostenía un pastel de frutos rojos. Mis favoritos.
—Pasa —me hice a un lado para dejarla pasar y cerré la puerta detrás.
—¿Cómo está? ¿Sus bebés? —dejó el pastel encima de la barra que separaba la cocina del comedor y se giró para verme.
—Los tres están bien —la invité a ir a la sala.
—Me mandó fotos de Corban y Enid, son tan hermosos —le di la razón porque era más que cierto —. Los dos son tan lindos —su voz era melosa.
—Todo salió bien y ahora ella puede dejar el pasado de lado.
—No creo que lo haga —soltó un suspiro —. Bryony ama a Caden y no podrá olvidarlo nunca.
—Ni yo —quería llorar de nuevo pero no lo haría frente a ella —. ¿Ha pasado algo en este tiempo que no estuve?
—Hay demonios queriendo entrar a la casa y buscando una entrada a los túneles pero no pueden entrar y Curtis junto con los lobos se han encargado de montar guardia para que nadie entre —su voz se escuchó un poco más baja cuando dijo esto último.
—De ahora en adelante yo también vigilaré los alrededores. Nadie va a poner un pie dentro de esa casa, nadie.
—Espero que así sea. Las personas ya han empezado a hablar de lo que pasó, el porqué la mansión está sola y donde están ustedes.
—¿Qué dicen?
—De todo —soltó un suspiro —. Que algo malo pasó en la casa, que se fueron porque son raros, ya sabes que se inventan cada cosa.
—Es mejor que digan eso a que sepan la verdad, no podrían entender que su mundo no solo se limita a lo que conocen y en lo que creen. Es mejor que nunca sepan la verdad de nadie, de nada —asintió —. Déjalos que hablen y digan lo que sea, no desmientas nada.
—Lo haré —sonrió —. Te dejo sola, por si necesitas descansar —se puso de pie y se colgó el bolso en el hombro.
—¿Tu hijo?
—Con su papá —la seguí hasta la puerta.
—¿Crees que un día de estos pueda ir a verlo?
Ahora que había visto a Corban y Enid quería sentir de nuevo lo que era cargar a un bebé y sentir su olor en mi piel. Olían tan rico, eran tan pequeños y quería cargarlos todo el día. Mis brazos se sentían vacíos en este momento y no dejaba de pensar en ese pequeño ser maligno que me recordaba tanto a su padre.
—¡Claro que sí! —puso una mano en mi brazo —. Las veces que quieras, si quieres toda la semana está bien.
—¿En serio? —asintió.
—Estoy sola en la casa y ahora tengo que estudiar para regresar a la universidad, me harías un gran favor si vas a mi casa, Curtis casi no está —susurró.
Era bien sabido que Curtis y yo no nos llevábamos bien, casi no hablábamos y no éramos amigos, solo conocidos que tenían amigos en común y nada más. Esperaba que eso cambiara algún día al igual que mi relación con Thea, ahora que Bryony estaría lejos.
En momentos como estos anhelaba que todo fuera como antes, no me importaba si Bryony llegaba a la vida de Caden, no me importaban los regaños de Bastian, solo quería y anhelaba poder tener la vida de antes, no quería más.
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¡Hola! El siguiente capítulo es el último de este libro, solo habrá un capítulo extra y no habrá epílogo porque la historia continua en el tercer libro. Espero que les haya gustado el capítulo :)
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