Capítulo 35 🗡️
Bryony
Dejar Bibury, la casa donde fui tan feliz junto a Caden y dejar la casa donde crecí junto a mi madre fue más doloroso de lo que yo me imaginaba. Ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que la vi y estuve ahí, no me atreví a regresar para caer en cuenta de que ya no era como antes, ahora solo había escombros y restos de lo que antes fue.
Thea y Curtis fueron a despedirse, Camille vino con nosotros para asegurarse de que los bebés nacieran bien, quería verlos nacer y estar con ellos así como Caden estuvo con ella tantas veces. Lucifer, Caine y Lilith se fueron también, no dijeron donde pero estaba segura que los vería de nuevo, más que nada porque Caine juró que así sería.
Sellamos la casa para que nadie humano o ser sobrenatural pusiera un pie dentro, para que nadie pudiera sacar esa maldita daga que contenía la esencia de Belial y sacarlo de su infierno al que yo misma lo había condenado. Al final todo esto no sirvió de nada, sí, nos deshicimos de Belial, ya no era un problema pero Freya era más peligrosa que él y que no se hubiera presentado de nuevo solo significaba que estaba tramando algo. Caden, Leviathan, Morgan y Bastian dieron su vida en una guerra que no tenían que pelear pero aún así lucharon con todo lo que tenían.
¿De qué sirvió todo esto? Perdimos a las personas que amábamos, dejamos nuestro hogar, el lugar donde nacimos y crecimos, donde esperábamos morir. Dejamos todo atrás para empezar de nuevo sin tener la certeza de que ahora sí íbamos a ser felices. No sirvió de nada pelear y morir cuando estábamos solos y rotos.
—Te va a encantar la casa —habló Bór. Oddur vino por nosotros al aeropuerto y ya íbamos a su casa.
Miré a Camille y apretó mi mano.
—Es grande y tiene un extenso jardín, está alejada de la civilización, no hay casas ni personas cerca, la rodea el bosque y es segura —dijo Camille.
Ella ya conocía la casa de Bór y Oddur porque vivieron aquí mucho tiempo y una vez Bastian dijo que cuando había problemas se refugiaban aquí para que nadie los pudiera encontrar.
—Es el lugar perfecto para criar a dos demonios —habló Oddur y reí un poco. Mis bebés eran dos demonios y todavía no nacían. Solo esperaba que no fueran un problema para ellos, habían vivido solos todo este tiempo y ahora yo llegaba como una molestia a su vida.
—Si son como su madre no creo que sean tan traviesos —habló Bór y nuestras miradas se encontraron a través del espejo retrovisor. Me regaló una sonrisa dulce.
—Pero si son como su padre yo creo que sí —Oddur pensó en lo que dijo y se disculpó —. Lo siento —sus manos se asieron al volante —. No debí decir eso.
—No te preocupes, Oddur, no fue tu intención.
Evité hablar y me dediqué a mirar a través de la ventanilla. Mientras más nos adentramos dentro del bosque menos personas se veían a los alrededores, ya no había casas cerca, autos y civilización, solo grandes y extensos terrenos cubiertos por árboles, todo era verde y olía a humedad, a madera mojada.
Al llegar a la casa Oddur detuvo el auto y Bór se bajó para abrir la reja, entramos y lo primero que vi fue el extenso camino rodeado por árboles que llegaban hasta la entrada de la casa, Bór llegó primero que nosotros y cuando su padre detuvo el auto este ya estaba frente a la puerta.
Nos abrió pasa salir y junto a Oddur se encargaron de bajar las maletas y abrir la puerta de su casa.
—Pasen —se hizo a un lado y entré al lado de Camille, iba enganchada de su brazo. Este lugar era nuevo para mí, no conocía nada y temía perderme en algún momento.
—Esta es tu casa, Bryony —dijo Oddur.
Jamás pensé que yo pudiera estar en esta casa con Bór y Oddur, no me llegué a imaginar que esto pudiera pasar y ahora que me encontraba de pie en el lobby solo quería desaparecer y regresar a los días donde era feliz y no lo sabía.
—Gracias —musité.
—Hemos arreglado una habitación para las dos, esperamos que les guste —Oddur nos indicó que los siguiéramos y subimos las escaleras.
Todo aquí era tan pulcro, blanco, con muebles modernos, alfombras en los pasillos, paredes limpias sin cuadros o algún adorno, todo tan elegante.
Padre e hijo se detuvieron frente a una puerta de color blanco, todas eran del mismo color. Oddur empujó la puerta y nos llevamos la enorme sorpresa de ver a una mujer con uniforme acomodando la cama. Al ver a Oddur de pie frente a ella se llevó las manos a la espalda.
—Señor —se hizo a un lado.
—Te puedes retirar —indicó Bór y la joven salió de la habitación —. Adelante —entramos y dejaron mis maletas a un lado de la puerta, encima de un sofá que estaba ahí.
La habitación era de color blanco también, con cobertores de color crema, un gran ventanal que daba a la parte trasera de la casa, era muy grande. Tenía un closet que abarcaba toda una pared, un librero, un baño completo con tina, una enorme cama. Esto más que una casa era una gran mansión, mucho más grande que la casa en Bibury pero aquí se sentía tanta soledad, tristeza y agonía.
—Voy a mi habitación —habló Camille —. Si necesitas algo me llamas —me dijo y asentí.
—Yo voy a indicarle a la muchacha lo que tiene que hacer de ahora en adelante —Oddur hizo una reverencia y también salió de la habitación.
—Gracias por todo lo que están haciendo por mí —le dije a Bór —. No tengo como pagarles todo esto.
Me cogió de la mano y me llevó a la cama.
—No tienes nada que agradecer, lo hacemos porque te apreciamos y por Caden también. No te podemos dejar sola a la deriva con tus hijos. Aquí vas a tener todo. Oddur y yo hemos hablado y dijo que va a buscar a un doctor para que atienda tu embarazo y tu parto.
—Lucifer dijo que lo mejor es que no vaya al hospital —me dio la razón.
—No sabemos que tan fuertes sean, si lo primero que nazca de ellos sea su sed por la sangre lo mejor es no poner en peligro a nadie. Si tú quieres los puedes tener en la casa —asentí.
—Es lo mejor para todos —sonrió —. Esta casa es hermosa, está apartada de todo.
—Dos vampiros no pueden estar cerca de las personas, lo mejor es vivir lejos de todos —miró por la ventana.
Las cortinas de color blanco se movían por la brisa de la tarde. A lo lejos se alcanzaba a ver las montañas cubiertas de nieve, el bosque y los extensos terrenos verdes.
—Hay un río cerca, por si algún día quieres ir. Lo mejor es que por ahorita no andes sola por los alrededores, te puedes perder. Si necesitas que te lleve a algún lugar me dices. Esta no es una prisión, Bryony —le dio un apretón a mis manos.
—Gracias, Bór —se puso de pie.
—Voy a ver a Camille.
Asentí y salió de la habitación.
Por más que me decía que aquí íbamos a estar bien no dejaba de pensar en las personas que se quedaron en Bibury, Thea y sus padres, Curtis y su tío, su hijo, todo se quedó allá y con ellos una parte de mi corazón también. Podía estar lejos pero los iba a llevar conmigo toda la vida, esperaba regresar algún día cuando mis hijos ya no corrieran peligro, cuando la ambición no fuera una piedra en nuestro camino. Esperaba encontrarme con Caden, no importaba si fuera en esta vida o en la otra pero deseaba estar de nuevo con él.
Caine
Bryony se fue con Bór y Camille, él juró cuidar de ella y esperaba que lo hiciera porque sino cumplía yo mismo me iba a encargar de matarlo y hacerlo sufrir. Lucifer se fue y no dijo a donde iba o lo que haría. Estaba seguro que iría con su padre, intentaría traer de regreso a su hermano y buscaría la manera de entrar al infierno de donde había sido desterrado. Pero por lo que sabía él ya no podía entrar ahí, tenía prohibido hacerlo y se atrevía sería atrapado para recibir el mismo castigo que sus hermanos.
—Este lugar me gusta —dijo mamá —. Me podría acostumbrar aquí —se acercó al ventanal y salió de la habitación.
Después de dejar Bibury juntos decidimos viajar a una playa paradisiaca y pasar un tiempo aquí. Ahora solo quería estar con mi madre y recuperar los años que nos fueron robados.
—Recuerda que cuando sus hijos nazcan vamos a ir —le di un sorbo a mi bebida. Mamá rodó los ojos y bufó.
—Ya lo sé, Caine, me lo has dicho mil veces. No sé que obsesión tienes por esa pequeña bruja —se giró hacia mí con una copa en la mano.
—Sabes perfectamente que no le puede pasar nada —la señalé —. Su vida es tan valiosa como la tuya y la mía —se rascó una ceja y dejó la copa encima de la mesita.
—Bien, pero ahora voy a disfrutar de este lugar —se giró y salió por el balcón para ir a la playa.
—Nada de meterte con varios hombres —le pedí pero solo se rio.
La perdí de vista cuando entró al mar a nadar un poco.
Me serví un poco más de alcohol en el vaso pero en ese momento sentí una presencia maligna dentro de la habitación y esa no era mi madre.
—Creí que no te volvería a ver —musité. Dejé el vaso en la barra y con cuidado saqué una daga. Me di la vuelta lentamente y al quedar frente a ella levanté la daga que quedó en su cuello, ella hizo lo mismo y tenía una daga en mi garganta.
—Pues creíste mal, Caine —miró el lugar de hito en hito —. ¿Dónde está?
—No sé a quien buscas.
—A la bruja mediocre de Bryony —escupió su nombre con asco.
—Me imagino que está escondida porque la quieres matar.
—Debe ser por eso —encogió un hombro, despreocupada —. Tú sabes donde está y me lo vas a decir.
—No sé nada y aunque lo supiera no te diría nada, primero me tendrías que torturar lenta y dolorosamente, ¿y sabes qué? Me gusta el dolor —una sonrisa maligna se dibujó en mis labios —. No vas a conseguir nada de mí.
—Tú y yo podríamos jugar un poco y pasarlo muy bien —bajó la punta de su daga por mi pecho y rompió uno de los botones de mi camisa, pero la aparté.
—No me interesas —sus labios formaron un puchero, pero de nuevo subió la daga a mi garganta.
—La voy a encontrar donde sea que esté y cuando ese día llegue la voy a matar, los mataré a cada uno de ustedes —la rabia crepitaba por mis venas como veneno caliente.
—Para que eso pase primero vas a pasar sobre mi cadáver para poder tocar uno de sus cabellos —en un movimiento que no se esperaba me deshice de su daga y la cogí por el cuello para estrellar su cuerpo contra la pared —. Y si tú le tocas un cabello te mato, te mato —pude sentir el deseo en su cuerpo pero lo ignoré. Ella no me interesaba de esta manera.
—Que rudo —se acercó y sacó su lengua filosa para lamer mi barbilla y mis labios. Me aparté un poco sin soltarla.
—Dime una cosa. Tú tienes a Caden, Morgan, Bastian y Leviathan.
—Tengo a Caden, Morgan y Leviathan, del vampiro no sé nada —fruncí el ceño.
Que raro.
—Sí, quizá tu abuelo intervino con eso. Sabes que solo se mete cuando algo le importa lo demás lo deja de lado —ya sabía a qué iba, pero no iba a caer en su juego.
—Disfruta de tu victoria porque no te va a durar mucho —me aparté y la solté como si fuera tóxica. Quizá lo era y yo me quería mantener lejos de ella, lo más lejos que se pudiera.
—¿Eso es una amenaza? —pasaba la yema de su dedo por el filo de la daga.
—No, yo no amenazo. Solo es una advertencia, porque va a llegar el día que alguien te ponga en tu lugar y te destierre del infierno para mandarte al lugar donde mereces estar —me acerqué a la barra para coger el vaso y de nuevo me giré hacia ella. A alguien como ella no se le podía dar la espalda porque en cualquier momento te podía apuñalar.
—Estás diciendo que alguien de los tuyos me puede matar —se rio de manera burlona.
—Ríe todo lo que puedas, el gusto no te va a durar mucho. Puedes ser una perra pero no eres una diosa.
—Lo soy —se molestó por mis palabras —. Soy una diosa y tú eres un simple demonio que me debe respeto.
—El trato lo hice con tu padre, no contigo —señalé —. Y ahora él está muerto, a ti no te debo nada.
—Lo ibas a traicionar de todos modos —asentí —. Eres un asco.
—Como tú —dije despreocupado.
—Imbécil —bufó.
—Lárgate, regresa a tu reino y no me busques, yo tengo otros planes y bajar contigo no es uno de ellos. Solo te voy a decir una cosa: disfruta lo más que puedas porque un día regresarás al lugar de donde nunca debiste salir —mascullé.
—No te tengo miedo, Caine.
—A mí no debes tenerme miedo —sonreí y la furia que crecía dentro de ella estaba nada de explotar.
En un parpadeo desapareció dejando un rastro de olor a azufre detrás.
Freya era fuerte, poderosa, quizá más que yo o que mi padre pero no era invencible, podía morir y regresar de donde Belial la sacó, solo tenía que esperar un poco, ya había esperado siglos para esto un poco más no iba a cambiar las cosas.
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En multimedia les dejo un gif de Freya, así es como me la imagino pero ustedes la pueden imaginar como quieran :)
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