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Capítulo 33 🗡️

Bryony

¿Tenía miedo? Sí. ¿Temía que alguien resultara herido? También. Ya no quería perder a nadie más porque se sentía como una maldita tortura que no le deseaba a nadie. Quería que todo esto terminara de una vez por todas y seguir adelante, si es que eso se podía. Estando en esta situación pensaba que no, que la felicidad no estaba hecha para mí, que por más que luchara y sufriera esta nunca iba a llegar a mi vida.

—¿Qué es lo que haremos exactamente? —preguntó Thea con voz temblorosa.

—Dejar la daga, sellar la bóveda y clausurar todos los túneles, la entradas y salidas que llevan a esta para que nadie pueda entrar, la mansión debe ser la única entrada a este lugar.

Thea asintió y pasó saliva.

—Yo me puedo encargar de los túneles —habló Caine que venía detrás junto con Bór.

—¿Y por qué tú? —preguntó Bór.

—Maldita sea —masculló Caine —. Hazlo tú pero hazlo bien —espetó —. A ver si al menos eso puedes hacer.

—¿Qué quieres decir con eso? —respondió Bór con otra pregunta, molesto.

—Parecen dos niños —musitó Thea a mi lado y le di la razón porque era cierto.

—Pues eso, que espero selles los túneles para que nadie pueda entrar. Tienes que darte cuenta que este no es un simple juego de niños, de esto depende la vida de muchas personas —el tono de voz de Caine era serio.

—No soy estúpido, Caine, sé que esto no es un juego.

—Basta ustedes dos —me metí —. Paren ya, parecen dos niños.

No sé que más se dijeron porque Thea y yo nos adelantamos y los ignoramos, si se querían matar que lo hicieran Thea y yo podíamos hacer esto sin su ayuda y salir de aquí con bien.

—¿Ahora que va a pasar, Bry? —inquirió mi mejor amiga.

—No sé —solté un suspiro.

—Escuchaste a Lilith, los demonios pueden venir por ti en cualquier momento y eso no es bueno. No te quiero perder, Bry, no quiero —se pegó más a mí.

—Y no lo harás, Thea. Ahora solo puedo pensar en seguir con mi vida, me duele demasiado pero el dolor nunca se va a ir y mi vida sí si sigo así. Sé que Caden no hubiera querido esto para mí. Él quería que viviera, disfrutar, conocer —un nudo se formó en mi garganta —. Y eso haré, solo por él.

—Caden era tan bueno dentro de toda esa maldad —asentí —. Te amaba tanto como se puede amar a alguien. Fue tan feliz a tu lado.

—Ya casi llegamos —avisó Caine.

Esta vez no bajamos por el camino de antes, lo hicimos por otro para ahorrarnos tiempo y obstáculos. No quería pasar tanto tiempo aquí, me daba miedo y no me gustaba este lugar para nada. Menos mal que sería la última vez que bajaría a esta bóveda porque después de esto no pensaba regresar por nada del mundo.

Al llegar a las puertas de la bóveda saqué una navaja para cortar la palma de mi mano y que esta empezara a gotear sangre, la acerqué a la rendija y las puertas se abrieron de inmediato. Abría y cerraba la mano un par de veces y la herida se empezó a cerrar.

—Lo mejor es que entre los dos vayan a cerrar las otras entradas —me giré hacia Caine y Bór —. Así vamos a terminar más rápido —ambos asintieron y sin mirarse se dieron la vuelta y cada uno se fue por un camino diferente —. Vamos.

Las puertas se abrieron de par en par.

—Se nota que esos dos no se soportan —habló Thea. Al dar un paso dentro las antorchas se encendieron y con ellas todo el lugar que segundos atrás estaba a oscuras.

—Pues tendrán que hacerlo al menos por un tiempo —respondí. Me quité la mochila de un hombro y guardé la navaja para sacar la daga que estaba envuelta en un pedazo de tela.

—Vaya —Thea miraba todo de hito en hito —. Este lugar es...impresionante —me acerqué a una caja de cristal y puse la daga dentro para cerrarla de nuevo usando mis poderes para que nadie humano ni sobrenatural pudiera abrirla nunca, ni en esta vida ni en la siguiente. Nadie que no llevara mi sangre podría abrir esta caja ni la bóveda tampoco, estaba sellada con un hechizo muy fuerte que nadie podía romper, ni siquiera yo.

Sentí un mareo y me apoyé de la columna. Thea se acercó de inmediato.

—¿Estás bien? —negué.

—No me siento bien —murmuré —. Estos días no me he sentido nada bien —me dejé caer al suelo y solté un suspiro.

—¿Pero que tienes? —se arrodilló para quedar a mi altura.

—Me siento decaída, sin energías para hacer nada —la miré a los ojos —. Creo que todo lo que pasó lo ha empeorado todo —mis ojos se llenaron de lágrimas —. Ya no puedo más, solo me quiero dejar morir.

—Hey —puso sus manos en mis mejillas —. No digas eso.

—Es que ya no puedo, estoy cansada, harta, me duele hasta respirar —lágrimas ácidas recorrían mis mejillas —. No quiero seguir así, no puedo continuar cuando lo único que quiero es desaparecer para no sentir más.

—No puedes hablar así, yo te necesito, Bryony.

—Tú tienes una familia, Thea, yo ya no tengo nada —mi voz se rompía con cada palabra.

—Somos tu familia y no te vamos a dejar nunca —le sonreí con tristeza —. No estás sola, nunca lo estarás.

Tú no lo entiendes, Thea.

—Algo dentro de mí se murió cuando él se fue. El dolor es insoportable —me llevé una mano al pecho porque el dolor seguía presente y vivo, no lo resistía más.

—Tienes muchos motivos para luchar, para seguir adelante, para continuar con tu vida. Me acabas de decir que Caden quería que siguieras adelante.

—A veces es más fácil decir las cosas que hacerlas —musité con la voz rota.

—Pues yo no voy a dejar que te rindas, no me importa estar cada día a tu lado, venir a verte, pero no voy a permitir que te vengas abajo. Eres mi mejor amiga y no quiero verte rendida —pasó sus pulgares bajo mis ojos para quitar el rastro de lágrimas.

—Te quiero mucho —sonrió.

—Y yo te quiero a ti.

—Vamos —se puso de pie para ayudarme a levantarme.

Cuando estuve en pie cerré la mochila y me la colgué a los hombros. Caine y Bór no tardaron en llegar a nosotras y así poder sellar de nuevo la bóveda.

—Yo creo que Bór está enamorado de ti —habló Thea muy bajo para que nadie la escuchara.

—No digas eso.

—Te lo digo para que estés enterada —me miró.

—Yo sigo amando a Caden y eso no va a cambiar nunca —suspiré —. No importa cuantos años pasen, o siglos, o toda la eternidad, lo voy a amar toda la vida —dije seria.

Thea no dijo nada en todo el camino de regreso a la casa. Bór y Caine se hicieron cargo de que los túneles quedaran sellados para que nadie pudiera entrar o salir, así que ya no había problema alguno con eso y no teníamos que preocuparnos. Al subir Lucifer y Lilith esperaban nuestra llegada. Al verme el rey del infierno se acercó para abrazarme.

—Que bueno que has llegado, que estás bien —puso una mano en mi hombro —. Hay algo que tengo que decirte. Vamos.

Me quitó la mochila de los hombros y subimos a la sala para que nos dijera que le preocupaba. Sabía que estaba pasando algo malo y temía tanto que esto tuviera que ver con Freya o Belial.

—¿Qué es eso que nos tienes que decir? —Camille me entregó un plato de sopa y se sentó a mi lado. Le agradecí con una sonrisa. Ya se veía un poco mejor, no mucho pero era un avance.

—Hay demonios por todo Bibury —Lucifer estaba de pie frente a nosotros —. Quieren a Bryony, su sangre —pasé saliva.

—¿Esto es por Belial? —preguntó Bór y Lucifer asintió.

—Sí, es por él, lo quieren de regreso y para eso necesitan la daga y la sangre de Bryony.

—Así que la van a matar —dijo Caine. Arrastré la mirada hacia él —. No podemos dejar que eso pase.

—No va a pasar —habló Bór. Estaba a mi lado —. No podemos dejar que le hagan daño, si eso pasa Belial puede salir de su destierro y todo se iría al demonio.

—Y no vamos a dejar que eso pase pero estando aquí es imposible que no la encuentren —levanté la mano para que hiciera caso.

—¿Qué sugieres que hagamos? —me miró.

—Lo mejor es que te vayas lejos de aquí, a un lugar seguro donde nadie te pueda encontrar, un mundo nuevo donde nadie sepa de tu existencia. Yo puedo crear uno para ti y...No sé si quieres que alguien vaya contigo.

—Puedes ir conmigo —sugirió Bór —. Es un reino donde las reglas las hago yo, nadie entra sin mi permiso y nadie sale tampoco.

—Yo puedo cuidar de ti —ahora fue Caine quien habló.

¿Por qué te importa tanto mi bienestar?

Pregunté pero él no respondió.

—Si eso quieres —pasó saliva —. Podemos cuidarte.

—Se los agradezco tanto pero tengo que pensar bien las cosas —me puse de pie —. No quiero tomar una decisión equivocada —sostenía el plato con una mano —. Me voy a dormir, estoy cansada.

Les hice un asentimiento y salí de la sala. Al pasar al lado de la mesita que estaba al lado de las escaleras dejé el plato con sopa y subí a mi habitación, no tenía apetito, no quería probar nada.

Me encerré y me detuve frente al espejo para mirarme de arriba abajo. Sentía que había algo diferente en mí, algo que no sabía bien que era pero ahí estaba y se sentía raro.

—No, no puede ser —puse mis manos en mi vientre —. No puedo estar embarazada.

Retrocedí hasta tocar la cama y me dejé caer sobre el colchón, me hice bolita y empecé a llorar desconsolada. No me podía estar pasando esto, estaba sola y no sabía que haría con un hijo, en estas condiciones en las que mi vida corría peligro y yo estaba más perdida que una aguja en un pajar.

Caine

—Lo sabe —les informé a todos en la sala —. Sabe que está embarazada.

La mirada de mi padre se fijó en Bór.

—¿Islandia es tan segura como dices? —le preguntó y el brujo mitad demonio asintió —. Camille —ahora se dirigió a ella.

—Dime.

—Tienes que convencer a Bryony para que se vaya con Bór, no se puede quedar aquí, ahora menos que nunca. Corre peligro al igual que sus hijos y no podemos permitir que les hagan daño, los tres son importantes.

—¿Y qué le voy a decir para que se vaya? No es una niña a la que puedo manipular con un dulce, es adulta y sabe lo que hace.

—Sí, pero corre peligro y si ya sabe que espera un hijo de Caden será más fácil para ella aceptar irse lejos para cuidar de ellos. No es egoísta y sé que si hablas con ella te hará caso.

—En menos de un mes dará a luz y para ese entonces tiene que estar lejos —habló mamá —. Si tu casa es segura tiene que irse —le dijo a Bór.

—¿Menos de un mes? —Lucifer estaba confundido.

—Cariño, soy mujer y sé de estas cosas. Los fetos son muy fuertes y su vida corre peligro, alguien tiene que estar con ella en ese momento, no la pueden dejar sola —sugirió.

—Está bien, hablaré con ella pero no prometo nada. Bryony a veces puede ser testaruda y necia, espero me haga caso.

—Lo hará si sabe lo que le conviene —hablé.

No se puede poner en peligro por ser tan necia. No es tonta.

—Otra cosa que hay que hacer es sellar esta casa, nadie puede entrar, nadie puede salir —nos miraba a todos esperando una respuesta.

—Podemos poner un hechizo para que nadie entre, ni humano ni sobrenatural. Alguien podría profanar los cuerpos y no podemos dejar que lo hagan —al decir esto último su voz se rompió.

Así que sí tienes sentimiento, eh.

Me miró de reojo con maldad pero lo ignoré.

—Tenemos que despedirnos —habló Camille —. Decirles adiós de una vez por todas.

La lluvia no dejaba de caer, se detenía por un par de horas pero seguía cayendo con mucha más intensidad para no parar, en las noticias decían que era algo inusual que esto pasara ya que era un fenómeno extraño. El problema es que no era parte de la naturaleza, era Bryony que estaba rota y devastada. Todos en esta casa lo estaban.

—Sé que todo esto es demasiado para ti —Lucifer llegó a mi lado —. Gracias por estar aquí.

—No lo hago por ti —le di un sorbo a mi coñac.

—Sí, lo sé, pero de todos modos gracias. Todo esto es un caos, todo está mal —se pasó la mano por el rostro.

—¿Qué harás cuando todo esto acabe? —le pregunté.

—El problema es que esto no está cerca de acabar, solo es el comienzo de todo.

—Lo sé —asentí —. Se viene una guerra, una en donde habrá muchas pérdidas.

—No tiene por que ser así, no tenemos que perder a nadie más.

—Es Freya —me giré hacia él —. Es más perversa que su padre, ambiciosa y malvada, no dudó en matar a Leviathan.

—Lo que tú ignoras es el hecho de que esa chica lleva en su vientre a dos de los seres más poderosos de todo el universo, incluso más fuertes que tú. Si uno de los dos se enfrentan a esa niña la pueden destruir y terminar con todo a su paso, incluidos tú y yo.

—Es mejor no tenerlos como enemigos —asintió.

—Pase lo que pase vamos a cuidar de esos niños y su madre, es la única capaz en cuidarlos y darles amor.

—¿Ahora tenemos que cuidar de dos críos? —me reí —. No estoy listo para esto. Mi idea era viajar con mi madre por todo el mundo, conocernos y pasar tiempo solos.

—Hazlo, pero cuando sea el momento tienes que regresar —se alejó dejándome solo de nuevo.

¿Iba a regresar? Claro que sí, mi destino estaba en este lugar en esta familia y por más que no me gustara tenía que cuidar de ese pequeño demonio porque mi futuro dependía de ello, mi felicidad también.

¿En qué momento me vi obligado a cuidar de una cría cuando era un príncipe? No tenía porque hacer esto pero era mi deber hacerlo, no podía ignorar el hecho de que nos necesitaba a todos para poder superar lo que se venía.


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Otro capítulo porque sí, espero los disfruten :)

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