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Capítulo 32 🗡️

Caine

Todo aquí era tan deprimente que me daban ganas de cortarme las venas y dejar de existir, me deprimía ver tanta tristeza por todos lados, lloriqueos y murmullos en cada esquina. Entendía la situación, Bryony perdió a su esposo, al amor de su vida y al padre de sus hijos, Camille perdió a la única familia que tenía y a la chica de la estaba enamorada pero todos estos sentimentalismos eran demasiado para mí y mi corazón de piedra.

—Podrías disimular un poco que todo esto te da igual —murmuró Lucifer a mi lado.

—¿Por qué fingir? —enarqué una ceja en su dirección —. Me da un poco igual —murmuré y negó con la cabeza.

—No cambias —le di un sorbo a la taza de café que sostenía con una mano.

—Y no lo haré —comenté —. ¿Ahora qué?

—Nada —musitó algo molesto. Se podía notar en el tono amargo de su voz, la manera en la que apretaba la mandíbula y las cejas juntas —. Estoy desterrado del infierno y no puedo entrar.

—¿Crees que su esposo esté dentro? —me refería a Caden —. Yo digo que sí pero Freya no va a permitir que nadie entre.

—Lo está, al igual que Morgan —se pellizcó el puente de la nariz —. Pero por ahora no podemos entrar, si intentamos poner un pie dentro Freya lo sabrá y ahí sí estamos acabados.

—¿Cuándo le vas a decir que está embarazada? —levanté las cejas mientras le daba otro sorbo a la taza.

—Se va a dar cuenta muy pronto, los fetos crecen a una rapidez impresionante —murmuró.

Bryony estaba agazapada en una esquina del sillón con las piernas abrazadas en su pecho, de vez en cuando lloraba y gimoteaba mientras tanto el cielo se caía a pedazos y no sabía si era porque ella lo provocaba, aunque tal vez sí, su estado de animo influía en el clima de todo Bibury.

Tenía puesto el vestido de novia que estaba roto, lleno de lodo y sangre seca pero se rehusaba a quitárselo o siquiera poner un dedo sobre este. El trauma de ver a su esposo muerto fue un golpe muy fuerte para ella y temía que no volviera a ser la misma de antes.

—Bryony —Camille se acercó a ella y puso una mano en su hombro —. Tienes que quitarte ese vestido, ve a darte una ducha, ¿sí? —le negó a Camille y sus ojos se llenaron de lágrimas.

—No quiero —murmuró apenas.

—Por favor, tenemos que bajar para guardar esa daga y no puedes ir así —apartó un mechón de su cabello castaño y lo puso detrás de sus hombros desnudos —. Vamos, linda, no me gusta verte así pero tienes que levantarte.

La mirada triste y rota del demonio se quedó fija en la azulada de la vampiro, derramó un par de lágrimas que Camille limpió con su pulgar.

—¿Sí? —asintió a duras penas y se puso de pie para salir de la sala y subir las escaleras. Un relámpago cruzó el cielo y los vidrios de las ventanas cimbraron.

—Dime que hay algo que podamos hacer —Camille se acercó a Lucifer, mi madre se mantenía apartada de él ya que tenerlo cerca le provocaba querer romperle el cuello con las manos.

—No podemos hacer nada —respondió Lucifer —. Freya ahora gobierna el infierno, no podemos entrar y no podemos regresar sus almas a sus cuerpos, aunque...—pensó lo siguiente que iba a decir —. Bastian...—Camille lo detuvo.

—Ya sé lo que me vas a decir —su voz se escuchó rota —. Esa perra le arrancó el corazón, lo mató y no podemos hacer nada por él. Pero por Caden y Morgan sí —ahora estaba molesta —. Eres el maldito rey del infierno.

—Era el rey del infierno —comenté —. Ya no lo es —Camille me miró de soslayo y me ignoró.

Sí, ya sé que no confías en mí, y no deberías hacerlo tampoco.

—Así es —Lucifer me dio la razón —. Me ha quitado el título a mí y a todos mis hermanos, los encerró en el abismo y ahora gobierna, es la reina —soltó un suspiro.

—Maldita sea —masculló —. No puede ser —se llevó ambas manos a la cabeza y soltó un bufido —. No puede ser —caminó hacia el sofá y mantuvo su cabeza entre sus manos a la vez que maldecía de vez en cuando.

—Todo va a estar bien, Camille —la bruja se sentó al lado de Camille para intentar tranquilizarla —. No podemos perder el control, Bryony nos necesita bien para que no se rompa más.

—El problema es que todos estamos rotos, Thea —la miró —. Perdí a Caden, a Morgan y a mi tío —se puso de pie apartando las manos de Thea de sus hombros —. No tengo a nadie, no tengo nada ya.

Empezó a llorar desconsolada mientras todos estábamos en la sala mirando cómo se rompía más y más.

—Nos tienes a nosotros —murmuró Thea un poco triste.

—No tengo a nadie —dijo de nuevo —. Ahora me dices que no podemos bajar y buscarlos porque ya no eres el maldito rey de nada, ¿Cómo es posible que el rey deje de serlo y ahora sea nada más que un simple demonio? Que mierda —se dio la vuelta y salió de la sala.

—Discúlpenla, pero está igual de mal que todos los demás —Thea quería justificar a su amiga cuando era más que obvio que no había justificación alguna. Cómo dijo antes lo perdió todo en un segundo y ahora se sentía sola y vacía.

—¿No hay nada que hacer? —la pelirroja se mantenía en su lugar.

Era bonita, tenía poderes impresionantes pero ya estaba destinada a alguien más, el lobo que no dejaba de mirarme cada cinco segundos, él tampoco confiaba en mí y no lo culpaba, la única persona que sí lo hacía era mi madre y nada más, tampoco esperaba otra cosa de ella.

—Por desgracia no —respondió Lucifer —. Si bajamos Freya puede acabar con nosotros y en el futuro no podemos hacer nada —Thea suspiró.

Pasaron los minutos donde lo único que se podía escuchar era el sonido de la lluvia golpeando todo lo que había a su paso. Bryony estaba en su habitación llorando y Camille bebiendo como si su vida dependiera de ello, el problema era que el alcohol no hacía el efecto que ella quería y por ende tenía que beber más y más. Las horas se alargaban, el tiempo se detenía como si quisiera hacer de este momento uno que todos pudieran recordar y no borrar de sus cabezas. El dolor estaba presente en cada uno de ellos, la rabia y la tristeza, la humanidad en la mayoría y las ganas de querer quemar todo.

Lucifer se acercó a mí que miraba a través de una las ventanas que daban a uno de los costados de la casa. Me giré hacia la puerta cuando sentí el olor de un ser repugnante al igual que lo era yo, miré las escaleras porque Bryony iba bajando y la puerta principal se abrió dejando ver a un sujeto.

—¿Bór? —Bryony se quedó de pie cogiendo la baranda de las escaleras y el tal Bór entró cómo si esta fuera su casa.

—¿Quién es ese? —pregunté. Pasé al lado de Lucifer y me acerqué a ellos.

—Bryony —estaba empapado de los pies a la cabeza, su cabello negro caía en su frente y se quitó la gabardina que llevaba puesta para dejarla colgada al lado de la puerta en el perchero.

Los dos se acercaron para quedar cara a cara, él no dudó en extender los brazos y atraparla fuertemente. Bryony se rompió en sus brazos y empezó a llorar desconsolada.

—Vine en cuanto Camille me avisó —murmuró para ellos dos.

—Está muerto, Bór —se aferraba a su ropa cómo si su vida dependiera de ello.

—Lo sé —murmuró él con la voz en un hilo.

—Bastian, Morgan, Leviathan. No sabes como fue todo —se detuvo y Bór se separó de ella, al darse cuenta de mi presencia me escaneó de arriba abajo cómo si fuera una peste, alguien indeseable que no quería tener cerca.

—Lo siento tanto —puso sus manos en las mejillas de Bryony con tanta delicadeza como si esta fuera un jarrón que se fuera a romper con el mínimo toque —. Lamento no estar aquí —pasó sus pulgares bajo sus ojos para borrar el rastro de lágrimas que había derramado.

—Fue horrible —Camille llegó a mi lado, sostenía un vaso con coñac en la mano. Ya se había terminado dos botellas.

—¿Quién es él? —pregunté muy bajo para que solo ella me pudiera escuchar.

—El enamorado de Bryony —murmuró —. Un viejo amigo de la familia —se acercó a ellos para interrumpir este mágico momento que tenían ambos.

Menos mal.

No me gusta que esté cerca de ella.

—Camille —Bór soltó a Bryony y abrazó a su amiga con tal fuerza y emoción que casi se me derrite el corazón. Digo casi porque no fue así, odiaba este tipo de demostraciones.

—No empieces —Lucifer pasó a mi lado palmeando mi hombro.

—¿Hacer qué? —inquirí.

—Tus celos —se puso frente a mí —. Ella no te pertenece, no lo hará, y si algún día tu futuro y el de ella se unen no puedes poner esas excusas como pretextos. Ella no es de nadie, el único hombre al que pertenece está muerto y no creo que vuelva a amar de esa manera.

Se apartó y se alejó para ir con ese tal Bór y que lo presentaran formalmente.

Sí, sí, el gran Lucifer que ahora no tenía nada más que sus poderes y ya.

Ese tal Bór no me gustaba, así como yo no le agradaba él, no me había dicho nada pero sus miradas lo decían todo, no necesitaba hablar. La noche cayó y la lluvia arreciaba, se volvió más intensa cuando revivieron lo que había pasado horas atrás, entonces supe que sus emociones tenían mucho que ver con el clima.

Bór subió a una habitación para dejar su mochila y cambiarse de ropa.

Todos estábamos en la sala, menos Curtis que dormía con su hijo en una de las habitaciones.

—¿Hay que bajar de nuevo? —preguntó Bór.

—Sí —no se veía tan convencido de querer bajar —. Tienen que guardar esa daga —comentó Lucifer —. La única persona que puede abrir esa bóveda es Bryony y solo ella la puede sellar de nuevo y lo mejor que pueden hacer es cerrar cada uno de los túneles para que nadie pueda entrar por otro lado que no sea esta casa.

—Lo mejor que pueden hacer es huir de aquí —habló mi madre. La volteamos a ver —. ¿Creen que Freya se va a quedar con los brazos cruzados? No, es una perra peligrosa y hará lo que sea para terminar con la vida de Bryony...

Y sus hijos.

Dijo en su cabeza.

—No puedo dejar esta casa —comentó Bryony —. No tengo a donde ir y no quiero dejar a Caden.

—No seas tonta —siguió mamá —. Tu vida ahora es más importante —se estremeció —. Los demonios no tardarán en llegar a ti, te van a destrozar, querrán tu sangre por matar a uno de sus reyes.

—Mamá —le pedí. Me miró atenta.

Solo intento proteger a sus hijos.

—Lo primero que vamos a hacer es mantener esa daga en resguardo, después pensamos que hacer —habló Lucifer.

—Yo iré también —Bór apretó la mano de Bryony y esta le sonrió.

—Y yo —comenté.

—Ya habías dicho eso —habló Camille.

La mirada de Bór hacia mí era de desprecio, no me conocía y ya me estaba juzgando, tampoco lo culpaba, era tan cruel como lo era él y quizá en eso nos parecíamos más de lo que me hubiera gustado.

Bryony

No me sentía bien, tenía un agujero en el pecho que no dejaba respirar bien, me sentía vacía y rota, sin esperanzas, devastada, sin un camino que seguir ahora mismo. No creía en nada más que no fuera el dolor y la tristeza, ya no pensaba en otra cosa que no fuera dejar de existir y perderme en lo más profundo de mi propio dolor y melancolía.

Ahora mi trabajo era guardar esa daga para que nadie pudiera poner sus sucias manos en ella y sacar a ese bastardo de Belial. Esperaba que estuviera sufriendo tanto como sufría yo ahora mismo. Esperaba que pagara todo el daño y dolor que nos había provocado.

—¿Como estás? —Bór estaba bajo el umbral de la habitación con los brazos cruzados sobre su pecho.

—Mal —musité. Me acomodé las correas de la mochila en los hombros.

—Te entiendo —murmuró —. Me hubiera gustado estar aquí, hacer algo —se lamentaba por todo lo que había pasado.

—No hubiera cambiado nada, Bór, quizá tú tendrías la misma suerte que Bastian y Morgan —solté un suspiro lleno de melancolía.

Me acerqué a él y le sonreí.

—Gracias por estar aquí —pasé a su lado y vino detrás de mí.

—Ese tal Caine no me agrada —masculló.

—Y tú no le agradas a él.

—¿En qué momento el mismísimo rey del infierno, su hijo y Lilith se convirtieron en parte de esta familia? —empezamos a bajar las escaleras.

—Luci es mi tío —me justifiqué.

—¿Luci? —preguntó curioso —. ¿Le dices Luci de cariño? —asentí —. Y el demente soy yo —se burló —. Entiendo que él esté aquí, no le queda nadie más, sus hermanos están desterrados y uno muerto, pero ¿Caine y su madre qué hacen aquí?

Terminamos de bajar y justo en ese momento apareció Caine, como si estuviera escuchando todo lo que hablamos.

—Que te importa —masculló. Estaba cruzado de brazos y miraba a Bór con desprecio.

—Fíjate como me hablas —masculló Bór.

—No, fíjate tú como me hablas —Caine enterró un dedo en el pecho de Bór que no se inmutó ante las palabras del demonio —. Soy un príncipe, Bór —escupió su nombre con asco y desprecio.

—No eres nadie —espetó Bór y Caine acortó la distancia que los separaba.

—No empiecen, por favor —les pedí seria —. No es momento para discutir y pelear. Tenemos trabajo que hacer —pasé en medio de ellos y me dirigí hacia la puerta que lleva a los túneles donde los demás esperaban para entrar.

Lo que pasó meses atrás aún seguía presente ya que fue la primera vez que perdí a Caden y cuando lo recuperé no era el mismo, pero podría soportarlo de nuevo si supiera que iba a regresar a mí, que si entraba a ese lugar lo iba a encontrar pero no, esta vez él no iba a regresar.

Bajamos por las escaleras, me detuve en la puerta de rejas y miré la oscuridad del túnel. Pasé saliva y me giré hacia Lucifer, Lilith y Curtis que sostenía a Boone en sus brazos.

—Con cuidado —habló Curtis —. Cuídate mucho —le pidió a Thea y esta se acercó a su lobito para dejar un casto beso sobre sus labios. Eran tan lindos juntos.

—Yo la voy a cuidar —puse mis manos sobre los hombros de Thea —. Te lo juro —Curtis me sonrió en agradecimiento.

Esta vez no iba a permitir que nadie se quedara atrás y resultara herido. Si tenía que dar la vida por mi amiga o por cualquiera de los demás lo haría sin pensarlo.

—Vamos —Bór abrió la puerta y nos dejó pasar a Thea y a mí primero, pero antes de que Caine entrara Camille habló.

—No me agradas —le dijo a Caine —. No confío en ti y espero que no hagas nada estúpido porque te vas a arrepentir.

—Y deberías no confiar en mí —pasó a su lado y siguió su camino.

Esta vez Camille no nos iba a acompañar, estaba tan dolida y rota que prefería seguir bebiendo para intentar olvidar todo lo que había pasado tan solo horas atrás. La entendía y no le podía pedir ir porque no estaba en las condiciones y si pasaba algo ella saldría afectada y no me podía permitir eso. Ya no iba a perder a nadie más.

—No te preocupes —llegué a la altura de Thea y cogí su mano entre la mía. Estaba nerviosa por venir a este lugar.

—Tengo miedo, Bry —apreté sus dedos entre los míos.

—No va a pasar nada, Thea, yo te voy a cuidar.

Apenas pudo sonreír cuando empezamos a caminar más dentro del túnel. Gracias a los poderes de Caine y Bór mantenían el camino iluminado para nosotras. Todo estaba oscuro y húmedo, hacía frío y me daba miedo al igual que la primera vez que estuve aquí. Se podía sentir la misma pesadez, la oscuridad emergiendo de las paredes rocosas y la misma sensación de estar siendo vigilados.

Solo esperaba que las cosas no terminaran mal como la última vez que estuvimos aquí.


🌺🌺🌺🌺

¿Quién más ama a Caine? Yo, me encanta. Bebé Bór ha regresado, Bryony está embarazada, Camille destrozada y todo parece ir de mal en peor. Vamos a ver que nos traen estos últimos capítulos TT

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