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Capítulo 31 🗡️

Bryony

—¿Me puedes decir qué hacemos aquí? —iba a su lado por este interminable pasillo al que no le veía fin.

—Es una rutina de papeleos —explicó tranquilo.

¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?

—No seas tan impaciente, Bryony —lo miré mal al darme cuenta de que sabía mi nombre y yo no tenía idea de quien era él —. Conozco los nombres de todos.

—Necesito regresar a casa...—tenía un gran nudo en la garganta. Todo se sentía tan vivo y me estaba matando —. Tengo que volver.

—Sé que tienes que volver pero tengo que mostrarte algo —hablaba de manera tan tranquila que me producía un poco de desconfianza.

—¿Quién eres? —me ignoró.

Él no iba vestido de blanco, tan solo llevaba una camiseta de color crema junto a unos pantalones caqui, se veía relajado, sin preocupaciones.

—No daré un paso más hasta que me digas quien eres y qué demonios hago aquí —me detuve y me quedé en mi lugar sin moverme. Cuando se dio cuenta que no lo seguía se giró y no sé como pero me hizo llegar hasta él.

—Que impaciente eres —se quejó y me llevó con él.

Llegamos al final del pasillo y ahí había una puerta a mano derecha, cogió el picaporte y se hizo a un lado para dejarme pasar y cuando estuve dentro cerró. Era una habitación pequeña con un escritorio, una papelera que quedaba a mi lado derecha. Era un espacio tan pequeño que me sentía sofocada y sin poder respirar bien.

—Bien —musitó y empezó a buscar en cada uno de los cajones —. ¿Dónde guardan las cosas aquí? —seguía buscando. Yo estaba más confundida que nunca.

Se puso de pie y de la nada apareció un archivero a su mano izquierda, se puso de pie y lo abrió. Empezó a buscar dentro hasta que dio con una carpeta de color blanca que puso encima del escritorio y volvió a sentarse.

—Bryony Doomster —empezó —. Veinte años, ya estás a nada de cumplir años —subió los codos y los apoyó en el escritorio —. Aquí dice que mataste a un hombre —su mirada azul se quedó fija en mis ojos —. Pero fue por defender a una chica —aclaró —. Fuiste una buena hija, una gran amiga y la mejor pareja que un chico pudo tener en toda su vida.

Caden.

—¿Dime que lugar es este? —volví a preguntar. Temía que este fuera el...

—Sí, Bryony, estás muerta —pasé saliva. Me quedé en mi lugar sin mover ni un músculo, sin hacer alguna mueca que delatara lo mal que lo estaba pasando, lo fatal que me sentía por dentro —. Mira —hizo aparecer una tableta en su mano y me mostró lo que estaba pasando abajo.

Ahí estaba yo, con mi vestido destrozado, manchado de sangre, muerta. Caine dio unos pasos hacia mí pero antes de ponerme un dedo encima Camille lo detuvo y se arrodilló para abrazarme y seguir llorando.

—No la toques —espetó destruida.

—No puedo estar muerta —me puse de pie —. No quiero morir, no ahora.

—Es que no deberías estar muerta —aclaró él, dejando la tableta a un lado —. No tenías por qué morir —siguió revisando los papeles.

—¿Y ellos sí merecían morir? —espeté.

—La vida es un ciclo, Bryony —no me miraba a los ojos —. El ciclo de ellos terminó y uno nuevo está por empezar —me dejé caer en la silla.

—Morgan, Bastian, Leviathan, Caden —mi corazón se agrietaba un poco más. Llevé mis manos a mi collar y lo apreté con fuerza —. Están muertos —musité llorando.

—Lo sé —dijo despreocupado.

—Camille —se veía tan destruida y rota. En un segundo perdió a tres de las personas que más amaba —. No puedo —lloré un poco más.

—Bryony —levanté la mirada hacia él —. El dolor va a pasar, ahora tienes que preocuparte por otras cosas.

—Tú no lo entiendes, no has perdido a nadie que amas. No sabes lo que se siente.

—Lo sé, hija. Yo perdí a mis hijos, los vi caer y destruirse unos a otros, ahora mismo Leviathan se encuentra perdido, Luci no está y yo...—al darse cuenta de que había hablado un poco de más se detuvo y siguió con lo suyo.

—¿Tú eres él? —asintió —. Los puedes traer a la vida.

—No puedo.

—¿¡Por qué no!? Eres el todopoderoso, creador del cielo y la tierra, de todo...lo...Tú puedes —mi voz era un hilo.

—No puedo porque ahora las reglas del infierno han cambiado. Yo no reino allá abajo —cogió la carpeta y la puso frente a mí.

—¿Qué es esto? —me quité el rastro de lágrimas para ver los papeles que dejó frente a mí.

—Te lo voy a resumir, no tenías porqué morir y todo fue una confusión. Cuando firmes ese papel vas a regresar a donde todo terminó y ya, listo. A menos que no quieras regresar —podía ver la confusión en mi rostro.

—¿Para qué quiero regresar? Ya no tengo nada, no tengo a nadie. Mi madre murió y Caden también —no me atrevía a mirarlo a los ojos —. No tengo a nadie.

—Bryony —se puso de pie y se sentó a mi lado cogiendo mi mano entre las suyas —. Tienes una familia, ellos te van a extrañar.

—No, todos están mejor sin mí. Esto no hubiera pasado si yo estuviera muerta. Todos estarían mejor sin mí —negó repetidamente pero yo estaba aferrada —. Hasta tú lo sabes —lo miré a los ojos —. Soy un estorbo, una carga, no merezco vivir.

—No digas eso. Eres tan valiosa como todos los demás y ahora lo eres mucho más —puso su mano en mi vientre —. Si tú no regresas abajo voy a tener a Caine aquí y es capaz de matar a más de mis hijos —fruncí el ceño.

—¿Por qué a Caine le interesa mi existencia?

—No te lo puedo decir, pero, la vida de Caine y la tuya estarán unidas en el futuro, nada más eso puedo decirte. Ahora llevas a los hijos de Caden dentro de ti.

—¿Estoy...embarazada? ¿Cómo?

—Como, solo tú lo sabes y sí, vas a tener dos hermosos bebés a los que debes cuidar y darles todo el amor. Te juro hija que esto va a terminar un día pero debes cuidarlos, amarlos y protegerlos de todos y de todo. Has luchado tanto para llegar hasta aquí ahora no puedes darte por vencida así como así.

—Pero estoy cansada —suspiré —. Ya no quiero luchar más, ya no puedo. No quiero perder a nadie más, no estoy lista para seguir mi vida sin él, no quiero —apretó mis manos entre las suyas —. Ya no, por favor —suplicaba.

—Hija, eres más fuerte de lo que imaginas, podrás superar este dolor y lo vas a convertir en una fuerza descomunal. Ahora Belial vaga en los rincones de su propio infierno.

—¿Pero a qué costo? Perdí a mi madre y a Caden.

—En cada batalla hay pérdidas, pero ahora llevas dentro de ti el fruto del gran amor que se tenían —subió una mano a mi mejilla para borrar cada rastro de lágrimas, pero estas eran reemplazadas por otras más.

—No puedo —estaba cansada, perdida, estaba harta de perder a tantas personas —. No sé como voy a continuar. Dime como lo hago, tú sabes todo.

—No sé todo, solo te puedo decir que serás feliz. Quizá no recuerdes mucho cuando despiertes, pero ten muy presente estas palabras: Bryony Doomster, la felicidad llega tarde o temprano y tú más que nadie merece ser feliz —medio sonreí con lágrimas en los ojos.

—Antes de firmar ese papel necesito saber algo, ¿mi madre es feliz? —asintió.

—Ella es feliz, nunca dudes que lo es.

—¿Y Bastian? Yo sé que ellos se amaban y ahora que él ha muerto no podrán estar juntos —musité.

—Bastian va a recibir su castigo, está arrepentido de todo lo malo que hizo, pero también hizo cosas buenas así que un día estará al lado de tu madre.

—¿Lo juras?

—Lo juro —sin más cogí la carpeta y el bolígrafo que descansaba a un lado.

—¿Algún día nos volveremos a ver? —lo miré directamente a los ojos.

—Por ahora no creo, tu vida será larga, muy larga. Pero quizá en algún momento te haga una visita inesperada. Me siento orgulloso de ti, Bry —sonreí y puse mi firma en el papel.

—Nos vemos pronto.

—Hasta luego hija de Dios.

Abrí los ojos de golpe tomando una gran bocanada de aire y me erguí. Miré a mi alrededor, reculé cuando vi la cabeza de la rubia a mis pies y Caine de pie frente a mí con la espada en su mano y un rastro de sangre en la hoja de esta.

—¿Qué pasó? —pregunté confundida.

—Creí que estabas muerta —masculló —. No quería tener que ir al cielo por ti —hizo desaparecer la espada y pateó la cabeza hacia un lado.

—¿Quién es ella? ¿Dónde está tu padre? —esa pregunta lo hizo enojar porque me frunció el ceño. Se acercó para arrodillarse a mi altura.

—Lo mismo quiero saber yo. Fuimos al infierno a buscarlo pero ahí no había nadie, ninguno de los nueve demonios estaba y alguien me dijo que ahora el infierno tiene nuevo jefe —miró el cuerpo de la chica —. O jefa.

—¿Qué quieres decir?

—Esa pequeña perra es la dueña ahora —espetó —. Por cierto, su nombre es Freya y es hija de Belial —se puso de pie y aplaudió —. ¡Felicidades, Bryony! Eras la hermana mayor.

—No le veo la gracia —como pude me puse de pie y Camille llegó a mi lado.

—¿Estás bien? —negué. Empezó a llorar y la abrace siseando.

—Están muertos, Bryony, ¿qué vamos a hacer?

—Yo les sugiero que lo primero es limpiar todo esto y no le digan a los humanos nada de lo que pasó —sugirió Caine.

—¿Puedes buscar a tu padre? Por favor, Leviathan se sacrificó por él y me dijo que estaba en un lugar seguro —mi petición no le gustó nada —. Caine, por favor. Mira como está todo esto.

—Está bien —dio un paso atrás —. Mi madre no tarda en llegar, ella les puede ayudar. Lo voy a buscar, no tardo —en un parpadeo desapareció ante nuestros ojos.

—Camille —estaba muy mal, devastada y rota —. Tenemos que limpiar aquí —ambas miramos en todas las direcciones y esto era un caos, un campo de guerra con cuerpos esparcidos por el jardín, las sillas destruidas, luces colgando en nuestras cabezas.

—¡Bryony! —escuché a lo lejos y mis ojos enfocaron a Thea, corría hacia mí con Boone en brazos —. ¡Ayuda! —corrí hacia ella levantando el vestido que me hacia tropezar —. Curtis está herido.

Levanté la cabeza y unos metros atrás estaba Curtis tirado, herido y sangrando.

—Lo atacó un demonio cuando huíamos, ayúdalo por favor.

—Quédate aquí —la dejé ahí para correr hacia Curtis. Al llegar a él puse una mano en su cabeza, sus ojos azules estaban cristalinos —. No te haré nada —musité. Lo revisé y me di cuenta que tenía una gran herida en su costado izquierdo —. No tengas miedo.

Cerró los ojos y puse mi mano en su costado izquierdo para sanar la herida, su pelaje que estaba cubierto con sangre ahora estaba limpio, le sonreí y se puso de pie para sacudirse y caminar hacia Thea que seguía en el mismo lugar. Sus padres llegaron hacia ella. Me alejé para caminar hacia el cuerpo de Caden y me dejé caer estrellando mis rodillas en el suelo, el dolor que me recorrió las piernas no se comparaba al que me estaba consumiendo por dentro.

—Caden —puse su cabeza en mis piernas —. Caden, por favor. No me puedes dejar, amor, no te puedes ir así —me aferraba a él —. Te necesito, te necesito tanto —las grietas que poco a poco había estado sanando dentro de mí se estaban abriendo de nuevo y esta vez dudaba mucho que se pudieran cerrar.

Las lágrimas ácidas que recorrían mis mejillas mojaban su pálida y fría piel, era más grisácea ahora, las venas negras salían del cuello de su camisa que estaba salpicada de sangre.

—Eres una maldita —escuché cerca. Mis ojos enfocaron a Heike que se mantenía a una distancia prudente. Me asesinaba con la mirada. Se acercó y se puso de rodillas.

—No lo toques —gruñí cuando hizo el amago de tocarlo —. No te atrevas a poner un dedo en él.

—Por tu culpa está muerto, solo tú eres la culpable de todo esto. Si tan solo te hubieras alejado de él, si lo hubieras dejado libre...

—¡Cierra la maldita boca! —con cuidado dejé a Caden en el suelo y arrojé a Heike por los aires —. Tú no sabes lo que es el dolor, tú no sabes lo que es perder a las personas que más amas. Eres una perra sin sentimientos.

La tomé de los cabellos y la obligué a ponerse de pie para rodear su cuello con mi mano.

—Te recomiendo que te largues por donde viniste y no regreses nunca más. Te doy una sola oportunidad para escapar, porque sino lo haces en las próximas horas te voy a cazar, te voy a encontrar y haré de tu muerte una lenta y dolorosa —sus ojos se abrieron grandes.

—Bryony —escuché detrás de mí —. Suéltala, no vale la pena que la mates. No ganas nada.

—Con su muerte puedo sacar un poco el coraje que llevo dentro —gruñí —. ¿No es una gran idea?

—Déjala —insistió —. Hay cosas más importantes que hacer —solté su delgaducho cuello y cayó al suelo.

—Lárgate antes de que te mate. No te quiero ver aquí —me giré hacia Lucifer y golpeé su pecho repetidas veces —. ¿Por qué no estuviste aquí? ¿¡Por qué!? Están muertos, no queda nada.

—Calma —me atrapó entre sus brazos y siseó .— Leviathan también tenía un plan y ese era matar a Belial, me encerró sin poder escapar y se hizo pasar por mí —miré a Caine que se mantenía impasible a nuestro lado —. Nunca quise que esto pasara. Lamento todo.

—Murió —musité con dolor —. Caden está muerto y una parte de mí murió con él.

—Entra a la casa con los demás, Caine y yo nos haremos cargo de todo —negué —. Bryony, por favor. Déjame hacer esto, es lo menos que puedo hacer.

Obedecí y junto a Camille y los demás entramos a la casa. Thea arrullaba a Boone que lloraba desconsolado, Lilith miraba a través de la ventana como Lucifer y Caine se hacían cargo de todo.

—¿Alguien vio a Eamon? —pregunté.

—No lo he visto —respondió Camille. Estaba igual que yo. Tenía sangre en la ropa y pasto seco. La madre de Morgan se mantenía a su lado, seguía en shock por ver a su hija muerta.

—Yo tampoco lo vi —habló Thea.

Me mordí la uña pensando lo peor, quizá Belial se deshizo de él también para vengarse por haberlo traicionado.

—Bryony —me llamó Lucifer —. Camille —las dos fuimos hasta él, que esperaba bajo el umbral de la puerta —. No podemos enterrar a Morgan, Bastian y Caden en el cementerio de Bibury, pero podemos guardar sus cuerpos en la casa. ¿Están de acuerdo?

Miré a Camille y ella a mí.

—Sí —respondió Camille.

—¿Qué va a pasar con los cuerpos de Belial y Levithan? —pregunté.

—El cuerpo de Belial lo vamos a quemar, pero el de Leviathan lo quiero llevar a mi mundo y enterrarlo ahí. El cuerpo de Freya ya no está —comentó.

—¿Cómo que ya no está?

—Es muy poderosa y puede regenerarse, escapó de regreso al infierno. ¿Les puedo pedir algo? —nos miró a las dos —. Sé que debajo de la casa hay túneles que llevaban a una bóveda, necesito que esta daga se quede en ese lugar y lo sellen para siempre, donde nadie la encuentre, yo me voy a quedar con esta —señaló la daga que Freya usó para matar a Leviathan.

—¿Por qué debemos guardar la daga? —preguntó Camille.

—Aquí está la esencia de Belial y cualquier demonio que le rinda culto lo va a querer sacar, así que lo mejor es que la guarden donde nadie la pueda encontrar, además solo Bryony puede abrir la bóveda, solo así estará segura. Lo mejor es que Thea vaya contigo, para que las dos pongan un hechizo.

Los tres miramos a Thea que caminaba de un lado al otro para intentar hacer dormir a Boone.

—Yo voy con ellas —habló Caine.

Eso no me lo esperaba. 


🌺🌺🌺🌺

¡Hola! Espero que estén disfrutando de estos últimos capítulos, intentaré cerrar todos los ciclos aquí y atar los cabos que quedan sueltos para que en Eternity todo esté resuelto, les confieso que voy a extrañar a Cacen y Bryony :( Nos leemos pronto. En multimedia podemos encontrar a Dios, o al menos así me lo imagino yo :)

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