Capítulo 30 🗡️
Caden
Los pocos invitados estaban llegando al patio para empezar con la boda civil que se iba a llevar a cabo en unos minutos nada más. Estaba un poco nervioso por lo que pudiera pasar, me preocupaba que Heike no haya aparecido en todo este tiempo y que estuviera preparando algo para este día tan especial. No quería que lo arruinara porque sino sería yo quien terminara con su asquerosa vida. Ella no quería verme molesto, estaba dispuesto a matarla si arruinaba esto.
Miraba todo desde la habitación de invitados donde me había quedado a dormir, Thea cargaba entre sus brazos a Boone, Curtis se aseguraba que no hubiera nadie en los alrededores, Eamon hacía lo mismo, mientras Bryony terminaba de arreglarse en nuestra habitación.
—¿Puedo pasar? —miré a través del espejo y Bastian estaba bajo el umbral de la puerta mirándome.
—Pasa —estaba peleando con el moño que rodeaba mi cuello porque no quedaba en su lugar.
—¿Problemas? —se acercó para ayudarme.
—Nada que no pueda resolver —me quejé pero apartó mis manos con un manotazo y él se hizo cargo.
—Me siento orgulloso por todo lo que has conseguido, Caden, estás enamorado de una buena mujer, has madurado bastante y ahora vas a formar tu propia familia —lo miré a los ojos y sonrió —. Soy muy feliz por ti, hijo —palmeó mi brazo.
—Gracias.
—¿Por qué? —frunció el ceño y guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón de vestir.
—Por todo lo que hiciste por mí, me ayudaste, me sacaste de la calle y me convertiste en una mejor versión de lo que era en ese entonces. Sino fuera por ti no sé que sería de mí ahora mismo —Bastian negó un poco.
—Yo no hice nada, Caden, fuiste tú quien hizo todo porque sino fuera por tus ganas de salir de ese mundo ahora no estarías aquí. Solo quiero que seas feliz con Bryony, los dos se merecen ser feliz.
—Y tú también —hizo un movimiento con la mano para restarle importancia a lo que dije.
—Mientras tú y Camille sean felices yo lo soy también —ahora yo puse una mano en su hombro.
—Tienes que rehacer tu vida con alguien a quien ames.
—No podré amar a nadie como la amaba a ella, Caden.
Se refería a la madre de Bryony.
—Solo quiero que seas feliz —repetí.
—Y lo soy —comentó. Miró el reloj en su muñeca y dio un paso atrás —. Será mejor que te apures sino tu novia se va a enojar contigo —señaló la ventana y los invitados ya estaban en su lugar al igual que el juez.
—Adelantate y dile a Camille que ya bajo.
—Está bien —se dio la vuelta para salir de la habitación.
Me miré por última vez en el espejo y salí de la habitación para bajar las escaleras y caminar hacia la puerta trasera de la casa que daba al jardín. Ahí esperaba Camille enfundada en ese hermoso vestido de color rosa pálido que le hacía verse mucho más bonita de lo que ya era.
—Que guapo —dijo y le sonreí.
—Que hermosa —se enganchó de mi brazo y juntos fuimos hacia la pequeña capilla que habíamos puesto el día anterior. Todo esto fue gracias a Morgan que tenía buenas ideas para la decoración y que Bryony ayudo a completar con sus grandiosos poderes.
—Sé que debería decirte muchas cosas pero ahora mismo no se me ocurre nada. Solo te puedo desear suerte, que seas muy feliz el tiempo que dure esto y espero volver a verte pronto.
—No hablemos de esto —le pedí —. No quiero arruinar este día.
—Caden, solo quiero que seas feliz y nada más —pasó saliva.
Llegamos al inicio del pasillo y nos detuvimos un segundo.
—Te amo, Caden, nunca lo olvides —subió sus manos a mis mejillas y dejó un beso en cada una.
—Yo te amo a ti, Camille, nunca lo olvides —sus ojos se llenaron de lágrimas pero no se permitió llorar y de nuevo se enganchó a mi brazo para caminar. Le sonreí a las personas que hoy están aquí, acompañándonos en este día que era tan especial para nosotros.
Le hice un asentimiento al juez que hizo lo mismo, Camille se soltó y fue con Morgan que se veía igual de bonita, como Thea que no dejaba de sonreír, su cabello rojizo se movía con la suave brisa de la tarde. Cuando la música empezó a sonar me giré hacia la entrada y ahí venía ella con Lucifer a su lado.
Su cabello estaba suelto, más largo, con una trenza que rodeaba sus costados, algunas flores blancas completaban el peinado. Su vestido era de color crema, sus hombros descubiertos y un escote disimulado, la falda era transparente con flores bordadas y larga, cubría sus pies. Sostenía el ramo en una mano mientras que con la otra venía enganchada del brazo de su tío.
Mi corazón sufrió un vuelco al verla tan bonita, radiante y maravillosa. No pude evitar sentirme feliz por verla, porque este día haya llegado al fin y que ahora se iba convertir en mi esposa. Ni en mis más locos sueños me hubiera imaginado que este día podía llegar.
—Caden, más te vale que la hagas feliz —Lucifer levantó un dedo cuando llegó a mi altura —. No quieres verme enojado —negué y palmeó mi hombro.
—La haré feliz, te lo juro —me señaló y se apartó para sentarse al lado de Eamon que no estaba nada feliz por lo que estaba a punto de pasar. Tenía que entender que de ahora en adelante Bryony sería mi esposa y nada más.
—Buenas tardes —empezó el juez —. Este día estamos reunidos para celebrar la unión matrimonial de Bryony Doosmter y Caden Edevane...
El hombre empezó con un sermón sobre lo que significa la institución del matrimonio, nos preguntó si estábamos aquí por nuestra cuenta e hizo algunos chistes sobre casarse y que a veces no todo resulta como uno quiere pero que con amor y dedicación todo puede resultar bien al final. Llamó al padrino de los anillos que en este caso fue Bastian y llamó a los testigos para firmar, Camille y Thea.
—Por el poder que el estado me confiere, los declaro marido y mujer —me giré hacia ella y acuné sus mejillas entre mis manos. La miré fijamente a los ojos, los suyos tenían un brillo especial que no había visto nunca. Era hermosa en toda la extensión de la palabra. Quería más tiempo a su lado, toda la eternidad de ser posible.
—Te amo, te amo tanto, nunca lo olvides —sonrió.
—Y yo te amo a ti, mi amor —uní mis labios a los suyos en un suave y tierno beso mientras detrás nuestra familia aplaudía por nosotros.
Nos separamos y caminamos por el pasillo que estaba adornado con pétalos blancos y a cada lado había adornos con flores. Todos aplaudían, estaba feliz y sonreía porque ahora éramos esposos y la haría feliz todo el tiempo que se me permitiera vivir.
Pero aquella historia de amor no iba a durar más que minutos porque quien sea que estuviera escribiendo mi destino tenía una desagradable e inesperada sorpresa para mí y para todos los demás. La vida nunca te da nada sin quitarte algo a cambio o a alguien. Debí entender que por más que quisiera tener una vida plena eso no era para mí porque tenía que pagar por todos los errores que cometí en el pasado. Si tan solo hubiera tenido más tiempo.
El tiempo se ralentizó y en un segundo pude ver todo lo que me rodeaba: Camille junto a Morgan, felices y sonriendo, Bastian aplaudía con una gran y genuina sonrisa en los labios, Thea, Curtis y Boone, los padres de Thea, la madre de Morgan que era la primera vez que venía, Eamon y Lucifer. Escondida entre los grandes árboles estaba Heike mirando todo de lejos, comprobando que este era mi lugar y aquí pertenecía.
En un parpadeó todo cambió, un Belial lleno de ira apareció al final del pasillo y algunos de sus demonios también. Nos acorralaron para que nadie pudiera escapar de lo que seguramente sería una masacre.
—Belial —jadeó Bryony a mi lado. Horrorizada.
—Belial —Lucifer se adelantó —. No hagas una tontería, algo de lo que después te puedas arrepentir.
—Hija, muchas felicidades por tu boda —ironizó. Ignoró por completo a su hermano que se acercaba a pasos lentos —. Me sentí mal porque no me mandaste una invitación —hizo un puchero pero este desapareció y en su lugar una sonrisa siniestra se dibujó en sus labios extendiendo los brazos —. Pero ya estoy aquí.
—No te quiero ver aquí —masculló Bryony —. Largo, no eres bienvenido —se aferraba a mi brazo.
—Pero soy tu padre —se señaló —. Soy la única familia que tienes.
—Tú no eres mi familia y no eres mi padre —su mirada cruel se incrustó como dagas filosas en su hermano.
—Sí, ya veo que me has reemplazado, pero no te preocupes lo vamos a resolver —movió la mano mandando una onda de energía que envió a todos al suelo, incluso a nosotros. El caos empezó cuando los demonios de Belial se acercaron más. Tomó a Bryony de los cabellos llevándola con él por el pasillo.
—¡Suéltala! —uno de los demonios me detuvo —. ¡Que la sueltes! —me retorcía y pude zafarme de su agarre pero dos más me inmovilizaron obligándome a caer de rodillas.
—¡Te dije que ibas a pagar por tu maldita osadía! —se detuvo donde minutos antes estaba el juez que ahora mismo estaba inconsciente en el suelo —. Te voy a cortar la cabeza frente a todas las personas que amas y después los voy a matar a cada uno de ellos. ¡Ya sé! —chasqueó los dedos —. Mejor voy a matar a cada una de las personas que amas, quiero que veas cómo sufren y piden piedad, ¿sabes qué? No se las voy a dar, cuando los mate será tu turno, robaré tu divinidad e iré al cielo para declararle la guerra a mi padre. Eso se escucha mejor —miró a Bryony que seguía en el suelo.
—¿Crees que no me voy a defender? ¿Crees que no voy a darte pelea?
—Belial —intervino Lucifer —. Por favor.
—¿Me pides por favor? —se burló —. Vete al carajo.
Belial soltó una risa maligna que resonó por todo el lugar. En un chasquido hizo aparecer una daga que era muy parecida a la de Lucifer, empuñó la mano y levantó el brazo poniendo una mano en el pecho de Bryony para inmovilizarla.
—Quiero que veas todo, hija mía.
No lo pensé, no había nada que pensar. Solo lo hice y ya.
Me solté de las garras de aquel demonio y corrí hacia ellos, tomé el brazo que Belial que seguía en el aire y lo giré para que me viera a mí. Cuando se dio cuenta que era yo quien lo había detenido su sonrisa se ensanchó y sin pensarlo enterró la daga en mi pecho a la altura de mi corazón, se sintió como si una especie de veneno fuera introducido a mi sistema, estaba matando todo lo que había dentro, bajé la mirada a mi amada esposa y lo último que pude ver fue su bonito rostro y sus hermosos luceros. Quise sonreír porque la muerte no se veía tan mal con el rostro de ella en primera fila.
Bryony
Pude sentir el dolor de la daga siendo enterrada en su corazón, este se estaba deteniendo, lo que sea que esta contenía lo estaba matando y a mí junto a él. El dolor era indescriptible, abrasador, ardía, me estaba matando en vida. Quería morir de una vez por todas.
—¡¡No!! —grité al ver que Belial enterró la daga más profunda, hasta que esta atravesó su corazón, su cuerpo cayó al suelo inerte, sin vida con los ojos abiertos.
De un momento al otro Lucifer se abalanzó sobre su hermano cayendo los dos al suelo, Belial se incorporó y sostuvo la daga con fuerza. Miré a mi alrededor y todo era confusión, Curtis protegía a Thea y a Boone en su forma lobuna. Bastian, Camille y Morgan estaban dispuestos a atacar, me puse de pie y cogí el collar que Lucifer me regaló. Lágrimas amargas rodaban por mis mejillas. Yo estaba muerta en este momento pero todavía podía luchar y dar batalla.
—Eres un monstruo —espeté —. No sabes cómo detesto llevar tu sangre, que seas mi padre.
—Bryony —Lucifer me pidió la daga pero yo la sostenía con fuerza en mi mano ejerciendo presión.
—Te detesto, Belial. Detesto la sola idea de ti, odio tu maldita existencia —apreté la mandíbula —. Te haré pagar por cada acto infame que has cometido hasta el día de hoy —me acercaba a él con pasos lentos.
Belial movió la mano y sus demonios empezaron a atacar con todo lo que tenían que dar. Temí por todos ellos pero ahora mismo estaba cegada por el odio y el rencor que me quemaba por dentro, sentía cómo el veneno recorría mis venas, no era sangre ya, era ácido que quemaba todo a su paso.
Me abalancé sobre él, sosteniendo la daga con mis dos manos y de un salto llegué frente a él enterrando la daga en su pecho pero antes de enterrar esta por completo un demonio me detuvo y caí unos metros lejos de él.
Al levantar la mirada me di cuenta que Curtis, Thea y Boone no estaban, pero los demonios de Belial atacaban a diestra y siniestra a todos los demás. Lucifer dejó de ser él y en su lugar apareció Leviathan, él lo hizo desaparecer para protegerlo.
—Dame la daga —me puse de pie, con mis poderes hice desaparecer a los demonios que se acercaban a mí —. Niña, dame esa daga —pidió Leviathan.
—Seré yo quien lo mate —espeté. Belial se retorcía en el suelo, se arrastraba como la maldita sanguijuela que era —. No voy a dejar que lo hagas tú —espeté.
Belial se puso de pie pero antes de erguirse por completo rodeé su cuello con mi mano, lo levanté y sus pies dejaron de tocar el suelo, los ojos me ardían, el fuego del infierno corría por mis venas, estaba furiosa, llena de dolor y odio.
¿Esto querías, no? Un demonio. Pues aquí lo tienes.
—¡Te condeno a una eternidad en la oscuridad! —maldije —. ¡Te condeno a no regresar en tu forma humana ni en ninguna otra!
El cielo pasó de ser azul para convertirse en una postal negra con nubes grises, el viento rugía sin temor dejando ver el poderío de su voz, las copas de los árboles se movían y algunas cayeron al suelo.
—¡Te maldigo Belial a permanecer aislado en tu propio infierno sin la posibilidad de salir nunca de el! —arrojé su cuerpo al suelo y el pasto debajo de él se hundió con su cuerpo. Levanté el brazo derecho para enterrar la daga en su corazón —. Maldigo tu alma podrida —musité con dolor —. Te maldigo para toda la eternidad —enterré más la daga hasta que esta no pudo deslizarse más.
En su cuello aparecieron algunas venas negras y sus ojos perdieron el color azul que tenían así cómo su brillo, quedando solo dos huecos vacíos y grises.
—Bien hecho —dijo Leviathan. El cielo seguía azul con las nubes cargadas de agua que estaba a nada de caer encima de nosotros.
—¿Dónde está? —pregunté.
—Seguro, lo tenía que proteger —escuché un golpe y seguido de eso los ojos de Leviathan se abrieron grandes, un hilo de sangre salió de su boca y cuando cayó al suelo me di cuenta que detrás de él había una chica rubia a la que nunca había visto.
—¡No! —me acerqué a Leviathan pero estaba muerto.
—Hola, hermanita —dijo ella. Sostenía una daga en la mano y la pasó por su lengua para quitar el rastro de sangre.
—Despierta —le pedí al rey de los mares pero este no respondía —. Por favor.
Los demonios que había traído Belial con él estaban muertos, algunos cuerpos yacían en el suelo y otros más se habían esfumado. Todos habían luchado y peleado con todas sus fuerzas pero de nada había servido. Todo estaba perdido.
—¿Qué hiciste? —al igual que pasó con Belial, el cuello de Leviathan se cubrió con venas negras que llegaban a sus mejillas —. ¿Por qué lo mataste?
—Porque era un estorbo al igual que Lucifer, Belial y los otros demonios —su voz era burlona.
—¿Quién eres? —pregunté mirándolo a los ojos.
—Soy tu hermana, una creación mejorada de ti —movió la mano para arrojarme por los cielos y caí al lado del cuerpo de Caden.
—¡Maldita! —escuché a Camille, corrió hacia el demonio y también la hizo volar por los suelos cayendo lejos de mí.
—¡Camille! —gruñó Bastian y junto con Morgan se abalanzaron hacia la extraña que solo tuvo que levantar una mano para matar a Morgan y arrancar el corazón de Bastian. Escuché a Camille a la distancia gritar llena de dolor, los padres de Thea murmuraban un hechizo que no servía de nada porque esta mujer los hizo callar dejándolos inconscientes.
—Esto es lo que pasa cuando te metes con lo mío, Bryony —me quise poner de pie pero no me di cuenta que tenía una pierna lastimada. Aún así con el dolor presente en mi cuerpo me acercaba a ella con la daga en alto. Si había podido matar a Belial tal vez también la podía matar a ella —. ¿Qué crees que haces? —se burlaba de mí —. No seas patética.
No tuvo que mover un dedo porque me hizo caer al suelo para empezar a romper mis huesos. El dolor crepitaba por mi cuerpo, nunca había sentido una especie de dolor así, me quemaba y ardía.
—¡Basta! —gritaba con dolor —. Por favor —estaba de rodillas frente a ella —. Por favor.
—¿Ahora suplicas? —torció su sonrisa en un gesto macabro. Levantó la mano, mi corazón se sentía como si estuviera siendo aplastado —. Quiero que me ruegues para que te mate —espetó —. Lo haré tan lento que podrás sentir como tu corazón se detiene a cada segundo.
Los latidos de mi corazón eran cada vez más lentos, empezaba a ver oscuro, todo era borroso, su voz se escuchaba cada vez más lejana. Entre la confusión y mi delirio creí ver a Caine, su cabellera roja, una brillante espada y la cabeza de la rubia rodando por el suelo.
No sé si fue mi imaginación o solo un sueño pero cuando abrí los ojos me encontraba en otro lugar, no era Bibury, de eso estaba segura. Las paredes al igual que el suelo eran totalmente blanco, era un largo pasillo donde no había nada, ni nadie.
—Bryony Doomster —miré al frente y un chico estaba de pie frente a mí con las manos en la espalda.
—¿Dónde estoy? —el chico rubio extendió su mano hacia mí. Era joven, no tenía más de veinticinco años, rubio, con barba y unos luceros azules —. ¿Dónde están los demás?
Me miré de arriba abajo y traía ropa blanca en lugar de mi vestido de novia.
—Te voy a explicar todo eso, pero tienes que venir conmigo —cogí su mano para ponerme de pie. De nuevo miré el lugar pero no había nadie más que él y yo.
Por alguna extraña razón no tenía miedo, así que fui con él a donde sea que me llevara.
🌺🌺🌺🌺
Yo me voy a llorar a una esquina
🤧😭
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro