Capítulo 28 🗡️
Caden
Miraba por la ventana una y otra vez, recorría el pasillo interminables veces que a este se le iba a hacer una zanja si seguía así, se paseaba desesperado, enterrada los dedos en las hebras castañas de sus cabellos y pegaba la oreja a la puerta para escuchar lo que pasaba ahí dentro.
Curtis estaba preocupado, temeroso y desesperado, quería entrar a esa habitación y hacer lo posible para que Thea no sufriera, él no podía sentir su dolor pero Bryony sí y por ende yo lo sentía también. Sentada a mi lado apretaba mi mano provocando dolor, la dejaba hacer porque en este momento yo era la única persona que podía soportarlo.
—No puedo más —caminó hacia la puerta con la intención de entrar. Un grito desgarrador salió de la habitación donde Thea, su madre y otra mujer estaban. Boone estaba a punto de nacer y en cualquier momento alguien iba a salir diciendo que el bebé estaba sano.
Se detuvo y cogió el picaporte, pero antes de girarlo el llanto de un bebé se escuchó por todo el lugar.
—Ya nació —dije y Bryony me soltó. Curtis dio un paso atrás llevandose las manos a la boca, sorprendido por lo que estábamos escuchando.
La puerta se abrió segundos después y la madre de Thea se asomó, miró a Curtis que aún no podía creer lo que estaba pasando y lo invitó a entrar a la habitación, alcancé a ver a Thea bañada en sudor, las sábanas con sangre, la otra mujer sostenía al bebé y este no dejaba de llorar.
—Ya nació, ¡ya nació! —Bryony se puso de pie rápidamente y bajó las escaleras donde los demás esperaban impacientes, entre ellos Camille y Morgan. La seguí y me quedé arriba de las escaleras a un lado mientras ella bajaba —. Ya nació —les informó.
—¿Cómo está? —preguntó Morgan.
—No lo hemos visto pero parece que está bien. Voy a subir —regresó por las escaleras y de nuevo nos quedamos frente a la puerta esperando para poder ver a Thea y su pequeño bebé.
Los minutos pasaban, la madre de Thea y la otra mujer entraban y salían de la habitación con las sábanas manchadas, toallas sucias, ropa limpia, más sábanas limpias y no sé que cosas más. Los minutos seguían corriendo y mi brujita estaba ansiosa por ver a su mejor amiga y a su hijo.
De repente la puerta se abrió y la madre de Thea se asomó sin salir. Se hizo a un lado y esa fue una clara invitación para que entráramos a la habitación, al entrar todo estaba limpio y en su lugar, Thea se encontraba acostada en la cama con la espalda apoyada en el respaldo, sostenía a su bebé y Curtis a su lado no dejaba de mirarlo, estaba enamorado de su hijo al igual que ella.
—¿Cómo estás? —preguntó Bryony, ambos nos acercamos lentamente a ellos. Curtis se puso de pie y le cedió su lugar a mi brujita quien le agradeció con una sonrisa.
—Mira, Bry —se sentó al lado de su amiga —. Él es Boone —cogió la mano de Bryony y la puso en la mejilla de su hijo.
—Felicidades —Curtis estaba a mi lado, las manos metidas en los bolsillos de su pantalón —. Serás un buen padre —sonrió.
—Espero serlo, ellos se merecen lo mejor —ambos miramos a las chicas, Bryony sostenía la pequeña mano de Boone mientras lloraba de la felicidad y Thea no dejaba de mirar a su hijo, embelesada por lo hermoso que era.
—Caden —me llamó a su lado y no tardé en llegar a ella —. Mira —me acerqué y Boone abrió los ojos, unos bonitos ojos de color avellana como su madre, tenía algunos cabellos y estos eran castaños como los de su padre.
—Hola, Boone —sin esperarlo mi brujita cogió mi mano y la puso en la de la pequeña criatura que tenía frente a mí. Su dedo se enroscó en el mío y apretó con la poca fuerza que tenía para ese momento.
—Cárgalo —dijo Thea y negué de inmediato.
—Le puedo hacer daño, lo puedo romper —se rio un poco, aún estaba adolorida.
—Nada de eso, Caden, cárgalo —me entregó a su hijo y lo tomé temeroso de lastimarlo.
—Tu mano —comentó Bry y entendí que debía meter mi mano bajo su cuello, con la otra sostenía su pequeño cuerpo.
—Eres tan guapo —le dije. Acerqué mi nariz a su mejilla y olía tan bien, a bebé recién nacido, era un aroma dulce y enternecedor —. Serás igual de fuerte y valiente como tus padres, un niño con poderes y mucha magia.
Era tan pequeño, tan frágil pero con un increíble poder que se sentía dentro de él. Sería el mayor tesoro de sus padres, alguien que les daría mucha más felicidad y vendría a iluminar sus días.
—Ahora regreso —Bryony salió de la habitación. Le entregué su hijo a Thea con cuidado y salí detrás de ella. Antes de que cerrara la puerta metí mi pie para entrar —. Déjame sola —murmuró.
—Brujita —cerré la puerta y la abracé —. No sabes como lamento que tengas que pasar por esto —la miré a través del espejo.
Las lágrimas mojaban sus bonitas mejillas.
—No quisiera verte así, no quiero que pases por esto, pero...—se giró de golpe y se acercó a mí. Puso sus manos en mis mejillas.
—Tú no tienes la culpa —musitó —. Yo sé que si por ti fuera me darías la hermosa familia que los dos merecemos.
—Pero no puedo —pasé saliva con dificultad —. Nunca te podré dar esto, amor, una familia, un hogar, la paz que tanto necesitas.
—No necesito nada de eso si tú estás a mi lado, ya somos una familia, algo disfuncional pero a fin de cuentas una familia, ya tenemos un hogar —tomó mis manos entre las suyas —. Y cuando todo esto termine tendremos la paz que nos hace falta —subió mis manos a la altura de sus labios y empezó a dejar besos en mis nudillos.
—Pero mereces una familia —negó un poco mirando hacia arriba.
—Yo sé a lo que me atengo contigo, cariño —me abrazó —. No necesito más.
Soltó un suspiro. Quería convencerme de que no necesitaba más pero yo sabía que no era cierto, yo nunca le iba a poder dar esto y ella se lo merecía más que nadie en este mundo, ya había perdido tanto y tenía que ser feliz.
—Me duele un poco que no tengamos una vida plena como tanto lo deseamos pero a tu lado no pido más, Caden Edevane —sus brazos se cerraron a mi cuerpo y solté un suspiro doloroso que me estaba quemando los pulmones.
—Cuando todo esto termine haremos lo que sea para tener lo que tanto deseamos.
Me duele tanto mentirte, mi amor, pero ahora no puedes saber que muy pronto te voy a dejar sola.
Tenía mis pensamientos bloqueados para ella, estos días no dejaba de pensar en que mi muerte iba a llegar pronto en manos de su padre y que mi existencia sería solo un vago recuerdo que con el paso de los años se iba a desvanecer hasta que no quedara nada de mí. Quería dejar una buena imagen para ella, porque no iba a tener nada más de mí. No le podía dar los hijos que quería y mis mentiras eran lo único que la podían mantener a flote, una vida plena, nosotros dos nada más porque las mentiras eran ahora una verdad para mí, una que no iba a llegar nunca.
Me iría para no regresar, dejaría esta vida sabiendo que nadie me pudo amar tanto como lo hizo ella y que nadie la iba a amar así como lo hice yo. No quería pensar en lo que iba a pasar después de mi muerte, solo estaba concentrado en el ahora, nada más.
—Te amo tanto —musitó —. Nunca me dejes —mi corazón se agrietaba más y más, me sentía un asco por decir mentira tras mentira, una y otra y otra más solo para que ella no se dejara vencer como lo hizo tantas veces en el pasado.
—No lo haré —pasé mi mano por su larga cabellera y dejé un beso en su frente. La escuché soltar un suspiro y me separó de ella.
—Vamos con Thea —sonrió —. No quiero que la llegada de su primer hijo se vea opacada por mi culpa —tomé sus manos entre las mías y juntos salimos del baño para regresar a la habitación donde ya estaban casi todos admirando a la pequeña criatura que su abuelo sostenía entre sus brazos y miraba con tanto amor y ternura. Hasta Camille estaba aquí y a ella no le gustaban los bebés.
Este acontecimiento era un soplo de paz en nuestras vidas, estábamos pasando por todo, la aparición de Belial, Lucifer, Caine, todo era un caos pero ahora mismo nos podíamos dar la libertad de ser felices aunque fuera un momento nada más.
****
Aquella noche no dejaba de pensar en cada una de las visiones que tuve, que me mostraron a lo largo de toda mi vida. No dejaba de pensar en mi muerte, en como iba a dejar esta vida y el dolor que iba a provocar en las personas que me querían. Mi cabeza era un lío y estaba a nada de explotar, quería sacar todo el dolor acumulado, la ira y la tristeza que venía acarreando a lo largo de estos doscientos años.
Salí a caminar un poco para despejar mi cabeza mientras Bryony dormía plácidamente en la habitación, salí sin hacer ruido para no alertarla y caminar un rato.
—¿Qué haces aquí? —escuché a mi espalda. Era Camille.
—Pensando —solté un suspiro. Se acercó a mí quedando a mi lado.
—¿En qué tanto piensas? —cogió mi mano y enlazó sus dedos con los míos —. Te he visto pensativo, no eres el mismo —bajé la mirada de aquel gran y frondoso árbol que teníamos enfrente.
—Siento la muerte más cerca, Camille —giré la cabeza para mirarla y la pequeña sonrisa que tenía en los labios desapareció para dar paso a una expresión triste —. No sé cómo explicarlo pero va a llegar pronto.
—No digas eso —su voz estaba rota —. Tú...Es que no lo puedo entender todavía.
—Los dos sabemos lo que va a pasar y es inevitable —pasé saliva —. La muerte va a llegar pronto a Bibury, con ello la desgracia y el dolor, por eso me tienes que prometer algo —me giré por completo hacia su persona y cogí ambas manos —. Pase lo que pase la vas a cuidar, la vas a proteger y no vas a permitir que haga una tontería.
—¿Por qué me dices esto?
—La conozco y sé que hará lo que sea para traerme de regreso pero tienes que estar con ella y no permitir que cometa una locura, no se puede poner en peligro por mí —asintió —. Prométeme que estarás bien y que vas a salir adelante. Tienes a Morgan y a tu tío, no necesitas más.
—Me vas a hacer falta tú, Caden, eres cómo mi hermano, yo te enseñé muchas cosas, tú me enseñaste a ser una mejor persona —empezó a llorar —. Un poco solamente —ambos reímos.
Solté su mano y la subí para apartar algunos cabellos que tenía en la frente. Los hice a un lado dejando ver su bonito rostro.
—¿Qué voy a hacer sin ti? No creo que pueda seguir adelante —sollozó.
—Vas a poder continuar como lo has hecho estos cuatrocientos años, Camille. Antes de que yo llegara ya eras una diosa, una reina que pudo ponerse en pie sin mi ayuda porque no la necesitas, ahora vas a poder también —negó un poco —. Creo en ti.
—Tienes mucha fe en esta vampiresa —asentí y solté sus manos para abrazarla. Lo hice tan fuerte, como si el día de mañana no nos fuéramos a ver más. Esperaba que el destino me regalara un poco más de tiempo para poder disfrutar de mi familia.
—Creo más en ti de lo que lo haces tú —dejé un beso en su mejilla para apartarme.
—Está bien, voy a cuidar de Bryony pero si necesita unos buenos golpes se los voy a dar.
—Cuida de ella, confía en que puede salir adelante también. Es fuerte, tan fuerte que sé que mi ausencia será más amena si te tiene con ella, no la dejen sola, por favor.
—Nunca, Caden, yo la voy a cuidar —le sonreí.
—Vamos a la casa —se enganchó de mi brazo y juntos regresamos a la casa que no quedaba tan lejos pero ahora no tenía prisa por llegar, solo quería estar con Camille y platicar cómo solíamos hacerlo antes. Era mi mejor amiga, la única persona que sabía todos mis secretos y nunca iba a decir nada aunque la torturaran.
Confiaba tanto en Camille que estaba seguro podía dar su vida por mí y no iba a permitir eso.
Bryony
El día de la boda estaba próximo, podía contar las horas con los dedos. Los nervios se hacían presentes en mí, no dejaba de pensar en lo que iba a pasar cuando llegara al altar, aún había muchas cosas por hacer y yo necesitaba que el día tuviera más horas para poder con todo lo que tenía encima.
Todo el jardín estaba adornado con flores blancas, las sillas acomodadas en su lugar y el altar al frente, el techo estaba hecho de flores y enredaderas que caían en la madera y llegaban al suelo. Todos tenían algo que hacer, desde Caden y Curtis que cargaban lo más pesado hasta Camille que, aunque un poco molesta ayudaba a poner las luces y las bombillas que colgaban de los árboles.
—Morgan —la alcancé a medio patio.
—Dime —se detuvo.
—¿Hablaste a la pastelería? —asintió —. ¿Todo bien?
—Todo está bien, Bry —puso una mano en mi brazo —. El pastel estará listo a la hora que les dijimos, ya hablé con el juez y también me arreglé con él. Tu vestido está en tu habitación y el traje de Caden en la habitación de invitados.
—No puedo dejar de estar nerviosa —solté un largo suspiro —. Se me olvidan las cosas y siento que algo va a salir mal.
—Es normal que pienses así pero todo está listo —me sonrió —. Mañana tendrás una linda boda, te vas a ver hermosa.
—Gracias, no sé que haría sin ti.
—¿Y yo qué? —Camille saltó de la rama de un árbol donde se había estado haciendo cargo de las luces. Se puso al lado de Morgan y cogió su mano.
—Gracias a ti también, Camille, todos han sido de gran ayuda —me sonrió y abrazó a Morgan dejando un beso en su mejilla.
—De nada, brujita.
—Voy a ver que están haciendo los hombres —Morgan se alejó y solo nos quedamos Camille y yo.
—Camille, ¿te puedo preguntar algo? —asintió cruzándose de brazos.
—Dime.
—¿Qué pasa con Caden? —fui directa y sin rodeos. Así eran las cosas con ella, no tenía pelos en la lengua, todo era directo.
—¿Qué pasa de qué? —enarcó una ceja con esa superioridad que tanto la caracterizaba.
—Sabes bien a lo que me refiero, anda raro, serio, no es el mismo Caden de hace tres semanas —la miraba a los ojos buscando un deje de que me estaba mintiendo pero ella era la mejor para eso.
—No pasa nada, solo está un poco nervioso por la boda. No pensó que esto podía pasar, soñó cien años con este día, Bryony. ¿Entiendes lo que esto significa para él? Cien años esperando este momento y al fin ha llegado.
—Entiendo —me pasé un mechón de cabello detrás de la oreja —. Pero siento que pasa algo más.
—No pasa nada, brujita —pasó a mi lado y palmeó mi hombro —. Quítate esas ideas de la cabeza y disfruta este momento.
—Lo haré —se alejó. A lo lejos vi a Caden que recibía órdenes de Morgan, les decía como acomodar las sillas, giró la cabeza y nuestras miradas se encontraron. Me sonrió y sonreí.
No tenía que pensar en que algo malo estaba pasando con él. Tal vez Camille tenía razón y solo eran los nervios de la boda, esperó tanto por este día y ahora cada uno de sus sueños se estaban convirtiendo en realidad.
Subí a la habitación y Thea salió casi corriendo.
—Ya lo trajeron —se refería al vestido. Juntas entramos a la habitación y en la puerta del closet estaba colgado el vestido que iba a usar para mi boda.
Thea fue quien me ayudó a elegir un modelo y contactar a la diseñadora, ella estuvo todo este tiempo a mi lado ayudándome en todo y no me dejó sola.
Bajé el cierre de la bolsa con cuidado, al ver el color crema de la tela pasé mis manos por esta y una lágrima rodó por mis mejillas. No podía usar un vestido blanco porque no era pura, mis manos estaban manchadas de sangre, era un demonio y no tenía permitido vestir de blanco ese día.
—Tu madre estaría tan feliz por esto —puso sus manos en mis hombros.
—Sé que sería la más feliz de todas —sonreí y me quité el rastro de lágrimas con el pulgar. Me giré hacia ella —. Gracias, Thea, por todo lo que has hecho por mí.
—Eres mi mejor amiga y no te voy a dejar sola, nunca.
—Es mañana, Thea, mañana me caso con el amor de mi vida, con el hombre al que más amo y no puedo ser más feliz —suspiré —. Mañana es el día.
—¿Estás nerviosa? —preguntó.
—Un poco, la verdad. Espero que todo salga bien —me llevé la mano al cuello pero olvidé que no tenía mi collar, Caine me lo arrebató y no sabía nada de él desde ese día.
—¿Por qué algo tendría que salir mal? —inquirió.
—¿Alguien ha visto a Heike? —subí el cierre para cubrir el vestido.
—No, ¿eso es malo?
—Para mí sí, ella quiere a Caden y no entiendo porque, pero temo que haga algo malo.
—No hará nada, somos muchos contra ella y si es un poco inteligente sabe que no se debe meter porque le puede ir muy mal —dijo determinada.
—Espero que tengas razón.
Al darme la vuelta sentí un escalofrío y en ese momento un portal se abrió dejando ver a Caine y a su lado una chica no tan mayor que nosotras. Era hermosa, tan exótica, con un par de luceros azules, estaba al lado de Caine y parecía que no lo iba a dejar ir nunca.
—Hablando del rey —espeté y su sonrisa se ensanchó en una torcida y demoniaca.
¿Qué haces aquí, Caine Morningstar?
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Solo les voy a decir que se preparen, se vienen cosas muy fuertes y duras para todos. Preparen sus pañuelos :(
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