Capítulo 25 🗡️
Caine
—¿Dónde está?
La conmoción y la sorpresa se hizo presente en aquella sala de paredes blancas y suelo impecable. El color carmín de la sangre hacía un hermoso contraste con todo lo blanco que había en el lugar, los cuerpos yacían a mis pies, los demás ángeles me miraban cómo si fuera una aberración, cómo si fuera lo peor que había en este mundo y quizá era así pero poco me importaba lo que ellos dijeran.
—¿Dónde está? —volví a preguntar una vez más sin obtener respuesta alguna.
El collar de Bryony goteaba sangre al suelo, tanto que lo protegió y fue en vano porque ahora estaba manchado de sangre.
—¿¡Dónde demonios está su creador!? —cogí a un ángel de una de sus alas y lo arrastré por el pasillo dejando un rastro de sangre a nuestro paso —. ¿Dónde estás?
Todos me miraban horrorizados, no querían ser la siguiente víctima que fuera asesinada por mí. Estaba dispuesto a matar a quien sea si él no aparecía ahora mismo.
—¡Caine! —escuché a lo lejos y solté al pobre ángel dejándolo en el suelo. Su voz resonó por todo el lugar, me acercaba a él y él se acercaba a mí. Nos detuvimos a escasos centímetros el uno del otro. Él alto, con el cabello rubio y barba tupida, pero no me amedrentaba su imponente figura, yo podía ser más peligroso que él.
—Aquí estás —me pasé la mano por el cabello y la sangre en mis manos lo mantuvo en su lugar.
—Aquí estás tú —miró detrás de mí pero no le sorprendió ver a más de sus hijos muertos por mi causa.
—Dime donde está.
—¿Quién? —una sonrisa seca y burlona brotó de mi garganta.
No me hagas enojar.
—Sabes quien. Mi madre, ¿dónde está? Lucifer no sabe dónde está y es obvio, pero tú sí, tú lo sabes todo, ¿o no abuelo?
Mis últimas palabras le molestaron porque pude notar que apretó la mandíbula.
—Habla, yo sé que sabes donde está ella y sino me lo dices te juro que voy a matar a cada uno de tus hijos, ¡te lo juro! —estaba a nada de hacer una masacre en este lugar y sino me decía una puta palabra era capaz de deshacerme de él también.
—Caine —musitó con su falsa voz llena de dulzura y paz, yo no me tragaba eso.
—Caine nada, dime donde demonios está mi madre.
—Ella está en la tierra —suspiró —. Ahora lleva el nombre de Leia Hawk. La puedes encontrar en Las Vegas.
¿Las Vegas?
Fruncí el ceño.
—Más te vale que no me mientas sino...
—¿Me vas a matar?
—Sí, sabes que puedo hacerlo y lo haré.
—Caine, no quiero que interfieras, no quiero que de nuevo te metas en asuntos que no son tuyos, si lo haces esta vez seré yo quien se haga cargo de ti y no voy a tener piedad —señaló tajante.
—¿Crees que quiero interferir en un futuro que es mi futuro también? —recalqué burlón —. Por favor —bufé.
No soy tan idiota, abuelo.
—Ya sé que la única persona que te importa eres tú nada más. Aunque ese futuro es tuyo también sé que te puede no importar y harás lo que sea para que no te encierren de nuevo.
—No haré nada, pesado —rodé los ojos —. Por primera vez voy a dejar que hagas lo que tú quieras, yo solo quiero ver a mi madre y nada más.
—Eso espero —me señaló —. Eso espero, Caine.
No me señales.
—Nos vemos, querido abuelo —hice un saludo militar y me di la vuelta para salir de ese lugar que solo me provocaba ganas de querer vomitar, todo era tan pulcro y blanco.
Ahora tenía que ir a Las Vegas a encontrar a mi madre. Llegué a pensar que tal vez había creado un mundo para vivir en paz y sin tantas personas, pero no, mi madre estaba en la ciudad del pecado, tampoco se me hacía raro, siempre fue una mujer llena alocada y llena de vitalidad.
Caden
—Brujita, espera —le pedí paciente pero ella ignoró mi petición. Se bajó de mí y se acomodó la ropa para caminar a mi lado y se cruzó de brazos.
Estoy en problemas, en muchos problemas.
—¿Quién es ella? —volvió a preguntar pero esta vez en un tono de voz más demandante. Me giré y Heike se había quedado en su lugar, con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo.
Vete, Heike, hazlo.
»—No me iré a ningún lado, Caden.
—No es nadie —comenté y la decepción se hizo presente en el rostro de Heike.
—Bryony...—habló Camille pero ella la ignoró.
—¿Y sino es nadie que hace aquí? —se giró hacia nosotros —. ¿Qué hace aquí?
—Ella ya se va —se metió Bastian —. Heike, por favor —le pidió pero la alemana estaba rehúsa a irse, no lo haría tan fácil.
Demonios.
—No será tan fácil, Caden —masculló Heike, en ese momento sentí que el corazón se detenía por un par de segundos. La mirada de Bryony hacia mí me lo dijo todo.
Heike desapareció frente a nuestros ojos y sentí la pesada mirada de todos en mí. No sabía cómo le iba a explicar a Bryony que mi ex novia estaba aquí y que no se quería ir, que era lo peor.
—¿Quién es ella, Caden? —volvió a preguntar sin mirarme a la cara —. Es mejor que me lo digas tú —se giró hacia mí.
—Es un gusto que estés aquí —Morgan se metió y cogió sus manos.
—Gracias, Morgan —se dieron un abrazo.
—¿Ya no te vas a ir? —le preguntó Camille a lo que negó con la cabeza.
—No, ya no me voy a ir, pasó algo y...—se quedó callada y su mirada se quedó en Lucifer que seguía en su lugar, Eamon estaba a su lado.
—¿Qué pasó? —preguntó Bastian con curiosidad.
—El hijo de Lucifer escapó porque Belial le ayudó —suspiró.
¿Quién?
—¿Qué? —me acerqué a ella para acortar la distancia que ahora nos separaba.
—Belial ahora sabe donde estaba Bryony —nos interrumpió Lucifer —. No iba a dejar que le haga algo, porque estoy seguro que Caine ya le dijo todo a Belial.
—¿Y qué tan peligroso es ese hijo tuyo? —preguntó Bastian. Lucifer se quedó pensando unos segundos. Yo ni siquiera sabía que él tenía un hijo.
—Estuvo encerrado mucho tiempo, en un lugar donde no existe el tiempo, no hay luz, no hay nada. Así que quiere venganza, me quiere muerto para poder estar completo —explicó con un deje de pena en la voz.
—Que mierda —me quejé.
—No sé que planes tenga Caine, pero lo que sea que esté tramando no es nada bueno, se los puedo asegurar. Así que lo mejor que pueden hacer es no bajar la guardia y estar atentos. Eamon estará vigilando por si ve algo raro.
Eamon, pensé que ya no iba a tener que verlo pero me equivoqué, era un molesto grano en el culo.
Bryony camino hacia Lucifer que la recibió gustoso y se dieron un abrazo, se dijeron algo que no quise saber que era y se despidieron.
—Lo que sea no dudes en llamarme —dejó un beso en su frente y el portal se abrió de nuevo.
—Gracias por todo —sonrió y se fue junto a Eamon.
—Lo mejor es que entremos —sugirió Bastian y le hicimos caso.
—No sabíamos que regresabas pero hemos preparado algo de comer —Morgan se enganchó a su brazo y las dos entraron juntas. Aproveché para coger la mochila y entrar también.
—¿Qué le vas a decir a Bryony? —preguntó Camille a mi lado.
—La verdad —encogí un hombro. En este momento no me quedaba de otra que decirle la verdad, era lo único que me iba a salvar de su ira.
Al entrar a la casa Morgan no soltó a Bryony ni un segundo y fue lo mejor que pudo hacer porque las miradas que la pequeña bruja me echaba me decían que nada más que estuviéramos solos me iba a matar y no de la manera que yo quería que lo hiciera. Nos sentamos a comer todos en el comedor y nos platicó de todo lo que había hecho en aquel mundo al que Lucifer la había llevado, no me gustó que Eamon estuvo con ella todo este tiempo mientras que yo me quedé aquí a pasarlo mal y no dejaba de pensar en ella.
—No sabía que Lucifer tenía un hijo —murmuré.
—Y con Lilith —terminó Bryony —. Es tan poderoso —pasó saliva.
—¿Te hizo daño? ¿Te dijo algo? —arrastró su fría mirada hasta mí.
—Solo me quitó el collar que me diste —sus ojos se pusieron llorosos y los míos viajaron a su cuello donde ya no estaba el collar.
Maldito, infeliz.
—¿Por qué lo hizo? —apreté las manos en puños.
—Porque es un idiota, por eso. Además es muy poderoso, es hijo de dos demonios, no me podía esperar menos —suspiró.
—Lo bueno es que Lucifer te sacó de ese lugar —intervino Camille —. Sino no sabemos que hubiera hecho Belial si te encuentra sola.
—Matarme —murmuró —. Eso es lo que quiere, matarme.
Tal parece que ya estaba resignada a esa verdad, a que su propio padre la quisiera ver muerta. Pero yo no iba a dejar que eso pasara, no iba a permitir que le pusiera un dedo encima mucho menos que la matara, primero iba a tener que pasar sobre mi cadáver.
Al terminar de comer Camille y Morgan salieron de la casa, Bastian fue a su despacho y tal parece que no tenía pensado salir de ahí en un buen rato, así que este era el momento para hablar con ella y aclarar las cosas entre los dos. Estuvimos separados y lo único que quería era estar a su lado y no discutir.
—¿Ya me vas a decir quien era la tipa esa? —preguntó cuando le pasé el último plato y lo dejó en el escurridor.
—Una ex novia —sus ojos se abrieron de par en par.
—¿Una ex novia? ¿Qué hacía aquí? ¿Qué quiere contigo? —se cruzó de brazos. Quería abrazarla nada más pero no me iba a dejar acercarme a ella.
—No sé que quiere y tampoco me importa —dije serio —. Ella ya no me importa, no quiero saber nada de ella, créeme, por favor —entornó los ojos —. Pequeña bruja, solo te amo a ti.
—¿Entonces que hace aquí? ¿Por qué no se va? —se veía frustrada.
—No sé, solo quiero que nos deje en paz de una vez por todas —di un paso y otro más hasta que quedamos tan cerca que mi pecho rozaba el suyo. Mis manos fueron a su cintura y tomé impulso para sentarla en la encimera, me metí entre sus piernas y terminé con esta tortura —. Pequeña bruja —pasé mis dedos por sus labios. Su respiración se volvió irregular, su pecho subía y bajaba, abrió un poco la boca. Sus pupilas se dilataron, sentía su corazón ir muy rápido.
—Vampirito —murmuró. No pude más y la besé con desespero, tenía hambre de ella, quería saciar esta sed que me estaba matando. Solo quería besarla hasta el cansancio, hasta que no pudiera más.
—Te amo —me separé para decir estas palabras y de nuevo devoré sus labios en un beso pasional. Rodeé su cuerpo con mis brazos atrayéndola más a mí, no quería que estuviera lejos, la necesitaba cerca.
Te necesito, te necesito tanto, mi amor.
—Y yo te amo a ti.
Se separó y dejó un casto beso sobre mis labios.
—Sé que te mueres por estar conmigo, pero necesito ir con Thea, haciendo cuentas ya casi va a tener a su bebé y yo no estuve con ella.
Pasé mis manos por sus brazos.
—Estoy loco por estar contigo —admití —. Pero haré lo que me digas —sonrió.
—¿Cómo está ella?
—Bien, se ve muy bonita embarazada y es un niño —sus ojos se iluminaron tanto. Estaba feliz por su amiga.
Dejé un último beso sobre sus labios y me separé para ayudarle a bajar, salimos y subimos al auto para ir con Thea y Curtis que ahora vivían solos ya que los padres de ella les dieron una casa para estar juntos y ahí criar a su hijo.
Bryony
—¿Cómo se tomaron sus padres la noticia? —le pregunté. Íbamos en dirección a la casa de Thea y Curtis.
—Mucho mejor de lo que nos imaginamos.
—¿Cómo fue? —quería todos los detalles.
Dime todo, por favor.
—Después de que le dijo a Curtis quien se sorprendió y después se puso a llorar, quedaron en juntos hablar con sus padres. Los citaron a comer en un lujoso restaurante y ahí les dieron la noticia, su madre se enojó un poco pero su padre se puso feliz, era el más feliz de todos. Cómo comprenderás viven juntos y Thea no va a la universidad por lo mismo pero dice que pronto va a regresar.
—No quiero que mi amiga deje de estudiar —dije sincera —. Es buena en las materias y se merece terminar la universidad.
—Y no lo hará. Tú también debes ponerte al corriente —puso una mano en mi pierna —. Estuviste fuera casi tres meses —suspiré.
—Tres meses —miré por la ventanilla. Estaba aquí, se sentía tan irreal —. El tiempo se pasó rápido en ese lugar, además de que es diferente, lo que para mí fue un mes para ustedes fueron tres meses —asintió.
—Pero ya no te vas a ir a ningún lado —negué y sonreí —. Ya no.
No más vampirito. No puedo estar lejos de ti.
—Nunca —apoyé mi cabeza en su hombro.
No quería irme de este lugar, aquí estaban mis amigos, mi familia, en este lugar nací y aquí quería morir si es que eso llegaba a pasar. Bibury era un hermoso lugar que amaba, no me veía en otro lugar que no fuera este.
Estacionó el auto frente a la casa de Thea y me quedé mirando con la boca abierta, el lugar era hermoso, de dos pisos y paredes de piedra, había enredaderas por toda la fachada y la pequeña puerta de madera le daba el toque perfecto a todo.
Caminamos hacia la casa y me adelanté para tocar la puerta con los nudillos, adentro se escucharon pasos y esperamos que la puerta se abriera. Detrás apareció Curtis, cuando me vio dio un paso fuera de la casa y me abrazó, se sintió tan bien recibir un abrazo de un amigo.
—Estás aquí —se separó y se hizo a un lado para que entráramos —. Se va a poner feliz cuando te vea —cerró la puerta y esperamos a su lado.
Caminó hacia lo que era la sala y lo seguimos sin hacer mucho ruido. Al cruzar el umbral de la puerta me detuve cuando vi a mi mejor amiga recostada en uno de los sofás, su estómago estaba abultado, los pies arriba del otro sofá y miraba la televisión.
Oh.Por.Dios.
—¡Bry! —se quiso poner de pie pero llegué a ella antes de que bajara un pie —. ¡Estás aquí! Dios. ¡Estás aquí! —me acerqué a ella y me senté a su lado. Se veía hermosa, su cabello rojo era mucho más largo, sus ojos tenían ese brillo en particular, radiante, hermosa, única.
Puse mis manos encima de las suyas. Soltó un par de lágrimas que me encargué en limpiar con el puño de mi suéter.
—No llores —le pedí —. Por favor, no lo hagas. Te ves hermosa —admití —. ¿Puedo? —me refería a tocar su vientre, ella asintió y puse mi mano encima. En ese momento sentí una patada, cerré los ojos y lo vi: era un bebé hermoso, un pequeño que llegaría a alegrar la vida de sus padres.
—Se movió, ¡se movió! —gritó, Thea, miró a Caden y Curtis con los ojos cristalinos.
—Es un niño —asintió.
—Sí, es un niño y su nombre será Boone —Curtis se puso detrás de ella con una bonita sonrisa en los labios —. Boone Cyrus —levantó la mano para tomar la mano de su lobito.
—Que hermoso nombre —sentí un nudo en la garganta, esta escena me daba melancolía, un poco de dolor.
Yo no voy a tener nada así, nunca.
—No sabes cómo te he extrañado, estos meses sin ti han sido horribles —murmuró —. Ya no te vas a ir, ¿verdad? No quiero que te vayas —con la mano que tenía libre cogió mi mano que seguía en su vientre.
—Ya no me voy a ir, Thea, lo prometo.
—Menos mal, porque me voy a enojar contigo —soltó mi mano y se limpió bajo los ojos.
No podía explicar lo bonita que se veía, tenían razón cuando decían que una mujer embarazada era hermosa y ahora lo comprobaba, mi mejor amiga lucía radiante, hermosa, su piel, cabello todo se veía bien en ella.
—¿Cómo te fue con Luci? ¿Es tan malo cómo dicen? Cariño —se dirigió a Curtis —. ¿Nos puedes traer algo de tomar, por favor? —me giré hacia Caden.
—Vampirito —ambos comprendieron y fueron juntos a la cocina.
—Lucifer no es tan malo, al contrario, conmigo se portó muy bien, me cuidó y aunque no tuvo piedad por mí un par de veces debo decir que se portó mejor de lo que lo ha hecho Belial.
Es raro no verlo por aquí haciendo maldades.
—¿En serio? —parpadeó.
—Te lo juro, es cómo un padre porque al parecer yo no cuento con el mío —solté un suspiro.
—Bry —puso sus manos encima de las mías —. No sabes cómo lamento cómo se han dado las cosas con Belial, me gustaría hacer más por ti.
—Ya sé pero no es tu culpa que él sea así, es su maldita naturaleza, es un imbécil que necesita del poder para poder vivir, eso solo lo llevará a la ruina.
Ojalá que así sea. Su muerte será un premio para mí.
—No quiero hablar de eso, no hablemos de mí solo de ti. Quiero saber todo lo que ha pasado en estos meses. ¿Tus padres cómo están? ¿Cómo se tomó Curtis lo del bebé?
La miraba atenta, esperando que me respondiera.
—Bueno, cómo te puedes imaginar tuve que dejar la universidad, no puedo ir con esta pelota y que me vean así —ambas nos reímos —. Cutis no se esperaba esto, le sorprendió, ya te puedes imaginar —asentí —. Tenía miedo y estaba aterrado, cómo sabes él no tiene padres y su tío es un poco...distante, pero se ha portado tan bien conmigo. Mis padres nos dieron esta casa y él se negó al principio, les dijo que les iba a pagar. Lo único que ellos quieren es que termine la universidad para que tenga un buen empleo.
—Que lindo —me llevé la mano al pecho.
—Lo sé —suspiró. Cuando hablaba de Curtis sus ojos se iluminaban —. Es un sol, un amor, me cuida y me cumple todos mis caprichos. Lo amo tanto, Bry.
—Y él te ama a ti, Thea se nota en su mirada —pegó un chillido y en ese momento Curtis junto a Caden aparecieron en la sala.
—Preparamos té —habló Curtis.
—Está bien —les dije y se acercaron. Caden me entregó una taza con té, estaba caliente y olía muy bien.
—Así que Boone —habló Caden —. Que bien escondido se lo tenían, te pregunté por el nombre y siempre me decías que aún no lo tenían —se dirigió a Thea —. Mala.
—Lo siento, Caden, no te lo podía decir —se encogió de hombros —. Era un secreto.
—No estaba segura del nombre —habló Curtis —. No se decidía cual y al final nos gustó Boone, es lindo —Curtis se sentó al otro lado de Thea, Caden en el otro sofá.
Al ver a Curtis pude notar el amor que sentía por mi amiga, se notaba en su mirada, en cómo la trataba, cómo hablaba de ella. Él la amaba y ella a él, de eso no había dudas y me alegraba que se tuvieran el uno al otro. Así cómo yo tenía a Caden ella tenía a Curtis.
—Quiero saber todo de ese mundo, me lo vas a decir un día de estos —me señaló Thea.
—Nos puedes hablar de Caine —habló Caden, los tres lo miramos a él.
—¿Caine? ¿Quién es Caine? —preguntó Thea.
—Sí, explícame bien quien es ese Caine —miré a Caden y tenía una ceja enarcada, estaba molesto, ¿en serio vampirito?
Tú menos que nadie debe estar celoso, Caden Edevane.
—Caine es el hijo de Lucifer —empecé a explicar tranquila. Los rostros de los tres cambiaron por completo, pasaron de la seriedad a la sorpresa en un segundo —. El hijo que tuvo con Lilith —me mordí el labio, creo que estaba hablando un poco de más pero Caine era peligroso, me lo demostró más de una vez y ellos tenían que estar advertidos.
—Espera —habló Curtis —. ¿Qué? ¿Un hijo de Lucifer? —Caden estaba pasmado, en silencio, sin parpadear.
—¿Y qué quiere? ¿Es amigo o enemigo? —me encogí de hombros porque no estaba segura de que era exactamente, no conocía sus intenciones.
—No tengo idea, pero tal parece que está aliado con Belial —Thea jadeó con horror y apreté su mano, estaba asustada, temerosa —. No importa lo que pase yo los voy a cuidar a todos.
—No puedes poner tu vida en peligro —habló Caden.
Por ti yo daría mi vida, amor. No dudaría en sacrificarme por ti.
—No voy a dejar que él les haga algo, es oscuro, tenebroso, sádico, enfermo —dije estas palabras sin mirarlos a los ojos, mi mirada se encontraba fija en un punto en la mesita —. Caine no es bueno.
—Igual que Belial —habló Curtis y yo negué.
—No así, Belial tiene un propósito y Caine no, él solo juega, se divierte, mata por placer, por diversión y eso es peor —sentí un horrible escalofrío que me recorrió la piel y los huesos.
—Y es aliado de Belial —comentó Thea a lo que asentí —. Eso es malo, muy malo.
—Ni siquiera sabemos cuando va a atacar, estamos a ciegas en esto —comentó Caden.
Se puso de pie y lo vi caminar hacia la cocina, tal parece que ya había venido aquí varias veces porque se movía en la casa como si fuera suya. Regresó con la misma taza de té pero esta tenía un toque a alcohol.
—Cuando la luna oscura esté en su punto más alto en el cielo —hablé. Caden se quedó en su lugar, Curtis pasó saliva y Thea tenía la boca abierta.
—Tú lo sabías —Caden me señaló —. Tú lo sabías y no dijiste nada —se veía roto, decepcionado, destruido —. ¿Por qué no dijiste nada?
—Precisamente por esto —me refería a lo que estaba pasando —. Porque sabía cómo te ibas a poner —le di un sorbo a mi té.
—No puedes —me señaló de manera despectiva —. No tienes...Tú...—bufó se pasó una mano por el cabello y se bebió lo que había en la taza de golpe.
—Caden, por favor. Amor, no es el momento —le pedí y solo se tragó las palabras que me quería decir. Regresó a su lugar —. Vamos a estar preparados para lo que sea que se viene.
—Te veo muy segura —comentó Curtis.
—Tenemos a los lobos de nuestro lado, a las brujas y demonios del infierno, sé que Lucifer no nos va a dejar solos.
—¿Cómo estás tan segura? —inquirió Caden.
—Porque le creo, me dijo que nunca me iba a dejar y le creo.
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