Capítulo 23 🗡️
Lucifer
Belial estaba llegando demasiado lejos y meter a Caine en nuestros problemas era lo más bajo que podía hacer. Dejé que por años hiciera lo que se le diera en gana pero ahora ya no le iba a permitir nada de esto, si quería guerra la iba a tener, no tendría piedad de él y su podrida alma.
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó mi hermano.
Llegamos a la cabaña y preparamos café mientras nos deshacemos de los abrigos y entrabamos en calor.
—Voy a poner guardias en las entradas del abismo para que nadie se acerque a ese lugar. Si Belial quiere algo le va a costar trabajo obtenerlo —zanjé.
Bryony estaba sentada en una silla frente a la mesa con la taza de café entre sus manos. Ahora se veía mejor pero en ese momento pensé que la podía perder, se veía tan mal y aún no podía entender cómo es que Caine pudo hacer eso. Tenía que hablar con mi padre cuanto antes. No podía dejar pasar más tiempo sin saber que había sido todo eso.
—Me voy a tener que ausentar un par de horas —les informé y los ojos de Bryony se abrieron de par en par —. Leviathan se va a quedar contigo al igual que Eamon —la pequeña castaña asintió.
No me gusta dejarte sola pero tengo que hacer esto.
—¿Cuándo me preguntaste si me puedo quedar? —preguntó Leviathan indignado.
—No tienes nada que hacer —le dije —. Quédate aquí en lo que regreso.
Mi hermano asintió sin más.
Salí de la cocina y cogí el abrigo que había colgado en el perchero.
—Lucifer —antes de abrir la puerta me detuve cuando Bryony salió de la cocina también.
—Dime —sin esperarlo se acercó para abrazarme. Aquel gesto me sorprendió.
¿Qué haces niña?
—Gracias por lo que hiciste allá —no sabía como tomarme este gesto, si abrazarla o no. ¿Debía apartarme?
—No tienes nada que agradecer, Bryony —se separó de mí —. Lo hice con gusto —sonrió.
—Con cuidado —le dije adiós con la mano y salí de la casa.
En medio de aquel lugar abrí un nuevo portal que me llevó a la tierra. Aparecí en medio de un parque, las hojas caían a mi lado y los gritos de los niños me hizo bufar. Miré la hora en mi reloj y esperé sentado en una banca de aquel lugar. Esperaba que papá no demorara tanto.
Miraba a mi alrededor, buscándolo con la mirada. Siempre adopta la misma imagen así que era fácil para mí reconocerlo.
—Hola, Luzbel —al escucharle decir mi nombre original me giré hacia él.
—Hola, padre —estaba de pie a mi lado. Le indiqué el lugar vacío y se sentó mirando a los pequeños correr de un lado al otro.
—¿Cómo estás? ¿Cómo está todo? —preguntó. Tenía las manos metidas en los bolsillos de su gabardina de color caqui.
Como si eso te importara.
Papá tenía el cabello rubio y unos luceros de color azul, cejas oscuras y se veía mucho más joven que yo.
—Sé que sabes lo que pasó ahí abajo —asintió —. Tú lo sabes todo.
—No todo, pero sí sé lo que pasó ahí. Fue muy tonto llevar a esa niña a ese lugar, ahora Caine sabe de ella y lo peor es que ya vio su futuro.
Lo miraba fijamente.
—No te va a gustar —chasqueó la lengua.
—¿Qué vio Caine que es tan malo?
Dime, por favor. Tienes que decirme.
—No es lo que vio, es a quien vio en su futuro —enarqué una ceja.
—¿A quién vio? —papá negó con la cabeza mirando de nuevo hacia el frente —. Tienes que decirme.
—No te puedo decir, puedes arruinar todo.
—Por favor —me reí y a él no le gustó en nada que lo hiciera —. Me has dicho muchas cosas y nunca he dicho nada que me hayas confiado. Vamos —le di un golpecito en el brazo.
—Caine se ha obsesionado con la hija de Bryony, ella es...será muy poderosa —se corrigió —. Ahora tiene más motivos para salir de ahí.
Oh mierda.
—¿Mi hijo se ha obsesionado con la hija de Bryony que todavía no nace? —inquirí curioso.
—No nace aún pero nacerá, y sí, tu hijo se ha obsesionado con ella. Solo vio unos minutos de su futuro y esos fueron suficientes —suspiró.
—No puede ser —me dejé caer en el respaldo de la banca y solté un suspiro.
—No puedes decir nada de esto a nadie, mucho menos a Bryony. Si dices una palabra de esto todo podría cambiar y eso no puede pasar —giró la cabeza para verme mejor —. Todo tiene que pasar cómo debe ser, nada puede cambiar, Luzbel, nada.
—Lo entiendo padre, lo sé y no diré nada. Lo juro.
—Más te vale. Sé que todo esto será muy difícil para ti pero tienes que hacerlo, no hay más. Cuida de Bryony, ella es muy importante, mantenerla con vida es tu misión y debes cumplir con ella.
—Eso me quedó más que claro el día que me citaste en este lugar para decirme estas mismas palabras. Pero hay algo que aún no entiendo.
—¿El qué? —levantó una ceja.
—¿Por qué yo?
—Porque sí —fue su respuesta.
Que respuesta tan estúpida.
Pensé que me iba a dar una respuesta más larga que me haría darme cuenta de todo lo malo que había estado haciendo a lo largo de los años. Pensé que diría que era el indicado para guiar a Bryony por el buen camino pero lo que dijo me dejó con más dudas de las que ya tenía.
—Con el tiempo lo vas a saber y te vas a dar cuenta del porqué tú.
—No estoy muy seguro de eso pero contra tus designios no puedo ir —asintió —. Así que haré lo que me digas y espero no encontrar la muerte por ayudar a ese niña.
—Sabes que esa niña no es cualquier niña, es poderosa y un peligro también por eso debes cuidar de ella y protegerla de ella misma —de nuevo asentí.
—Está bien, padre haré lo que me pides —padre sonrió y me puse de pie.
—Salúdame a Leviathan —asentí.
—Lo haré, tú saluda a mamá de mi parte.
—Los extraña mucho, a todos —solté un suspiro.
—Nos vemos pronto, padre —hizo un movimiento con la cabeza y me alejé para regresar al infierno y poner los guardias en la entrada del abismo. No quería a Belial cerca de esa puerta aunque no sabía cómo podría entrar si yo era el único que podía abrirla. Pero ese demonio era tan astuto que se las podía arreglar para abrir esa puerta aunque tenía mil sellos.
—Amo —aparecí en una de las tantas salas que había en el infierno —. ¿Qué se le ofrece?
Baalzephon era uno de los demonios más fieles que tenía a mi cargo, leal y no se podía comprar con nada que se le diera.
—Sígueme —le ordené y no dudó en seguirme.
—¿A dónde vamos, amo? —venía detrás de mí, muy cerca pisándome los talones.
—Necesito cuatro centinelas —le dije —. Tienen que cuidar las puertas del abismo a cómo dé lugar, de quien sea y de lo que sea.
—Sí señor, lo que usted diga —recorrimos los largos e interminables pasillos hasta que llegamos a las afueras del infierno, no había nada, no había nadie ahí, solo la interminable soledad y oscuridad que se ceñían a cada pared y rincón.
—Nadie que no sea yo puede venir a este lugar y nadie se puede acercar a esas puertas —cuando la puerta que daba al abismo se abrió una ráfaga del frío del invierno entró trayendo consigo la nieve que se apelmazaba en el suelo —. Los centinelas van a cuidar este lugar con su vida, ¿me entiendes, Baalzephon? Si algo pasa tú serás el responsable y te haré pagar muy caro.
Mis palabras eran frías y determinadas, por ningún motivo iba a permitir que Belial o quien sea que no fuera yo se acercara a este lugar, mucho menos para sacar a Caine de su encierro, si mi hijo salía sería la muerte misma de todo ser humano y sobrenatural.
—Le aseguro que nadie se va a acercar a este lugar, señor.
Miré el lugar por última vez y las puntas de las montañas no se alcanzaban a ver por lo espesa que era la nieve, el viento soplaba con fuerza y el frío atenazaba mi cuerpo haciéndolo tiritar.
Cerré las puertas y el frío dejó de colarse dentro del lugar.
—Espero que cumplas con este trabajo —lo señalé con el dedo y este asintió lentamente con la cabeza —. ¿Has visto a Belial o a Al?
—No señor, hace días que nos los veo a ambos pero he escuchado los rumores que andan por aquí.
—Si ves algo raro no dudes en llamarme —venía detrás de mí.
—Sí, señor. No quiero meterme en sus asuntos, amo, pero puedo saber donde lo puedo encontrar si no se haya aquí.
—No tengo porqué darte explicaciones pero me puedes llamar y yo estaré aquí.
—Está bien, señor —me di la vuelta hacia él y se detuvo de golpe con las manos en la espalda.
—No quiero que Belial se acerque a este lugar, si es necesario usar la fuerza para detenerlo, hazlo. Si lo tienes que hacer prisionero, hazlo.
—Si lo tengo que matar...
—Hazlo —dije serio. No había ni una pizca de diversión en mi rostro ni en mi voz —. Aunque no podrás matarlo pero sí detenerlo.
—Cumpliré con sus órdenes, señor.
Asentí y seguimos con nuestro camino. Haría una corta visita al infierno para confirmar que todo estaba bien y preguntar en donde habían visto a Belial, ese hijo de Dios podía ser muy escurridizo cuando se lo proponía.
Bryony
—Así que...—me quedé callada cuando los ojos de aquel demonio se quedaron fijos en mí, en mi existencia.
¿Por qué me mira así?
—¿Así que qué? —se llevó la taza a los labios y le dio un sorbo. Miré de reojo a Eamon que no dejaba de mirarnos a Leviathan y a mí.
—Así que tú eres Leviathan el terror de los mares y sus profundidades —asintió con la cabeza.
—Y tú eres la famosa hija de Belial el terror de los demonios y los ángeles —asentí ante sus palabras.
—No soy ningún terror —aclaré —. Soy una bruja mitad demonio...
—¿Mitad qué? —levantó una de sus espesas cejas —. No solo eres un demonio y una bruja, veo mucha divinidad en ti —señaló a la altura de mi pecho —. Eres una de las hijas favoritas de Dios —fruncí el ceño, confundida —. ¿Sabes lo que eso significa?
¿Divinidad? ¿Hija favorita de Dios?
Negué de inmediato porque no entendía lo que me estaba diciendo.
—No sé.
—Que solo tú puedes matar a Belial, nadie más que tú.
—¿Ella? —preguntó Eamon, que se veía confundido también.
¿Qué?
—Sí.
—¿Por qué? —parpadeé un par de veces —. ¿Por qué yo?
Sí, ¿por qué yo?
—Porque ni Lucifer ni ninguno de nosotros lo puede matar, estamos condenados, Bryony, a vivir un infierno al lado de nuestros hermanos caídos. Solo tú puedes matarlo y quitarle su divinidad.
No, ¿qué?
—Es que yo...—en ese momento quise salir corriendo de ahí pero ya le había dado mi palabra a Lucifer y ahora tenía que cumplir.
—Es que solo tú lo puedes matar, no estás condenada cómo nosotros.
—¿Condenados? —inquirí.
—Todos los demonios caídos están condenados a no morir en manos de sus hermanos porque si un demonio mata a su hermano morirá de igual manera, así que si Lucifer mata a Belial él también muere —explicó Eamon con calma.
¿Pero qué...?
—Pero eso no es justo, ¿quién hizo esas reglas? —mascullé.
—¿Tú quien crees? —miré a Eamon indignada —. Nuestro padre nos condenó así, Bryony, revelarnos en su contra no le gustó y ese fue su castigo, tener que soportarnos y aguantarnos aunque no lo quisiéramos.
—¿Él hizo eso? No lo creo.
—No es tan bueno cómo tú piensas, ¿por qué crees que somos así?
Seguía sin creer en lo que estaba escuchando pero no ganaba nada diciendo mentiras.
—Yo soy la única que puede matar a Belial —aquello no fue una pregunta, más bien una afirmación.
¡Genial! Era mi obligación matarlo.
—Eres la única con el poder suficiente para enfrentarlo y desterrarlo, si fuera por Luci o por mí ya lo hubiéramos hecho desde hace mucho, pero aquello sería firmar nuestra sentencia de muerte y ni él ni yo queremos que eso pase.
Solté un suspiro cansado y sonoro. Ahora sentía que tenía una gran responsabilidad en las manos. Me sentí mareada por algunos segundos donde todo se movía a mi alrededor.
—¿Estás bien? —Eamon puso una mano en mi hombro y le dio un suave apretón.
—Sí, solo...Necesito procesar todo, es tan...
No pude decir nada porque Lucifer apareció frente a mí y en ese momento sentí rabia, enojo, frustración, me sentía traicionada.
—Me hubieras dicho que solo yo puedo matar a ese bastardo —Lucifer miró a Leviathan —. Hubiera sido más fácil entender porqué tu insistencia para traerme aquí y querer entrenarme.
—¿Por qué se lo dijiste? —le reclamó Lucifer a Leviathan —. No tenías porqué decírselo —se quiso acercar pero fui más rápida que él, me interpuse entre él y su hermano.
—¿Cuándo me lo ibas a decir? ¿Por qué?
—Bryony...
—Confíe en ti, creí en ti y tú no pudiste decirme esto, era tan fácil hacerlo.
—No sabía cómo empezar a decírtelo, es una gran responsabilidad para ti.
—Y lo es —espeté —. Es una gran responsabilidad para mí y te guardaste esto. No podemos continuar si tú no confías en mí y me dices este tipo de cosas. ¿Qué más me estás ocultando?
—Nada más, todo lo demás ya lo sabes —dijo seguro —. Lamento mentir y haberte ocultado esto, pero no sabía cómo decírtelo.
—Que sea la última vez que lo haces —tragué el nudo que se había formado en mi garganta —. Necesito que haya confianza para que todo salga bien.
Asintió.
—Está bien.
Me aparté y regresé a mi lugar en la mesa.
—Tengo que entrenar mucho y sufrir para poder estar a su altura, sino todo se irá al demonio y él nos va a matar, no dudará en hacerlo y no quiero eso. No quiero que nadie muera por mi culpa.
—Eso no va a pasar —Eamon puso una mano encima de la mía —. Eres muy buena y tienes unos poderes impresionantes, solo tienes que trabajar más en ellos.
Gracias, Eamon, eres tan lindo.
Asentí sonriendo.
Estaba determinada a hacer esto, quería que todo terminara ya y ser feliz con mi familia nada más quería eso.
Caden
Miré de reojo hacia donde miraba Thea con el ceño fruncido, estaba molesta, podía sentir cada una de las emociones negativas que invadían su cuerpo.
Por favor, Thea, te va hará daño.
—Heike —dije su nombre en un susurro.
Ahora me sabía tan mal decirlo y verla. Pero ella estaba aquí, no era mi imaginación, estaba aquí y odiaba que así fuera.
Por tantos años estuve en una relación con ella pero al final no lo era, discusiones, peleas y gritos abundaban entre nosotros, había pasión pero amor no. Con ella no sentía este amor cómo lo sentía con Bryony, con ella tenía planes, con ella quería hacer mi vida porque a ella la amaba, la amaba tanto que estaba dispuesto a dar mi vida con tal de verla feliz.
—¿Quién? —preguntó Thea —. Es mala, lo siento en los huesos.
Curtis miró a Heike quién cruzó la calle y entró a la cafetería, se dirigió a nuestro lugar y sin siquiera preguntar se sentó al lado de Thea quien la miró de arriba abajo.
—¿Disculpa? ¿Quién te dijo que te puedes sentar aquí? —miró a Curtis en busca de ayuda.
—Tenemos que hablar —Heike ignoró por completo a la pelirroja.
No hubieras hecho eso.
—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar —quiso coger mi mano pero la aparté.
—Caden.
—Caden nada —se metió Thea —. Ya te dijo que no tiene nada de qué hablar contigo y es mejor que te vayas sino...
—¿Sino qué? —la interrumpió cogiendo su muñeca y apretándola entre sus delgados dedos.
—Suéltala —Curtis se puso de pie. Sus ojos cambiaron de color y Heike lo miró de arriba abajo sin soltar a Thea.
—¿Estos son tus amigos, Caden? ¿Una bruja mediocre y un lobo apestoso? —Curtis gruñó molesto. Sino paraba esto era capaz de hacerle daño a Curtis o él a ella.
—No te metas con mis amigos, mejor vete —soltó a Thea que se sobó la zona maltratada —. No quiero verte, no quiero saber nada de ti y lo mejor que puedes hacer es irte. Puedes salir lastimada, Heike.
Una sonora carcajada brotó de la garganta de Heike, no creía en mis palabras.
Yo te lo advertí.
—¿Crees que alguien sea capaz de hacerme daño, a mí?
Ahora fue el turno de Thea de reírse de ella.
—Da la casualidad que hay alguien en particular que te puede matar —su mirada café se incrustó en los orbes de la alemana —. No quieres hacerla enojar.
—¿Quién es ella?
—Eso no te importa —zanjé. No pensaba decirle nada acerca de Bryony, entre menos supiera de ella, mejor —. Vete, Heike, no quiero verte, no quiero saber nada de ti.
Ni siquiera quería mirarla a los ojos, ya no sentía lástima ni nada parecido. Lo mejor que me pudo pasar fue alejarme de ella y toda su toxicidad.
—Esto no se va a quedar así, Caden, no me voy a dar por vencida contigo y no me voy a ir de este lugar.
Se puso de pie y salió de la cafetería.
—Que ex novia, eh —Curtis regresó a su lugar y cogió la mano de Thea con cuidado, revisando que Heike no le había hecho daño.
—¿Es tu ex novia? —preguntó Curtis.
—Por desgracia sí —quise seguir cómo si nada. No tenía que darle importancia a Heike porque no la tenía —. Espero que se vaya antes de que Bryony regrese sino temo que le pueda hacer algo.
—¿Y eso te importa? —preguntó Thea —. Está más que advertida que se vaya sino lo va a pasar muy mal pero ella no hace caso —chasqueó la lengua —. Sino se va es su problema.
Quizá Thea se escuchó muy dura pero tenía razón, Heike estaba más que advertida que se fuera, sino lo quería hacer debía atenerse a las consecuencias.
Terminamos de tomar el té y cada uno se fue a su casa, Thea y Curtis juntos y yo regresé solo. Sentía todo tan gris, solo y deprimente. Sin Bryony nada tenía sentido pero tenía que continuar porque ella iba a regresar, no sabía cuándo pero sabía que la vería de nuevo.
Al entrar a la casa a la primera que vi fue a Camille, esa costumbre suya de aparecer así nunca se le iba a quitar.
—Hola —musité cerrando la puerta.
—Puedo sentir toda la tristeza que te rodea —me señaló —. No me gusta que estés así.
—No puedo estar de otra manera —dejé la mochila al lado de las escaleras —. Ella no está.
—Lo sé pero no deberías dejarte caer así. Bryony no querría esto para ti.
Me llevó de la mano a la sala donde estaba Morgan.
—Hoy haremos un maratón de películas, ¿te unes? —en la mesita había desde papas, hasta palomitas y dulces de todo tipo.
Efectúe una mueca pero al ver a Camille supe que no le podía decir que no.
—Quizá esto no te hará sentir mejor pero te puedes distraer —dijo Morgan.
—Ven, Caden —Morgan se hizo a un lado —. No pienses en Bryony o en lo que estará haciendo, solo despeja tu mente un rato —miré a Camille que no borraba aquella sonrisa de su rostro, se veía tan feliz que por más que yo me sintiera mal no podía evitar ser feliz por su causa.
—Está bien, vamos a hacer un maratón de películas —me senté al lado de Morgan y Camille lo hizo a mi lado, estaba sentado en medio de estas dos reinas y tenía que quitar mi mala cara, no ayudaba en nada tener esta actitud tan negativa, ni dejar de pensar en Bryony, ella estaba bien, estaba con Lucifer así que nada le iba a pasar, de eso estaba seguro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro