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Capítulo 12 🗡️

Caden

Ir a Rumania no estaba en nuestros planes, ir a ningún lado estaba en nuestros planes en este momento, pero si ir a ese lugar significaba encontrar esa daga que nos ayudaría a desterrar a Belial entonces haríamos lo que fuera por conseguir nuestro cometido.

Yo haría lo que fuera por ella, iría a donde sea si me lo pedía, no iba a dudar en decirle que sí a lo que sea.

Bryony me miró por algunos segundos, su mirada me lo decía todo, ella estaba igual de confundida cómo yo. No entendía porque teníamos que ir precisamente a ese lugar a buscar esa daga para poder destruir a Belial.

—¿Por qué Rumania? —preguntó Bryony a Lucifer. Este no dejaba de ver todo lo que había en el gran despacho. Se dio la vuelta con las manos en la espalda y escudriña a su sobrina de arriba abajo con algo de curiosidad.

—Esa daga es mía, pero hace años me fue robada por un grupo de cazadores que precisamente viven en Rumania, así que tienen que ir ahí —señaló bebiendo del vaso que sostenía con una mano.

—Yo tengo una pregunta —Bryony levantó la mano y su tío la miró atentamente —. ¿Por qué no vas tú a Rumania por esa daga? Digo, eres el rey del infierno y puedes con un grupo de cazadores —mi brujita lo miró con algo de curiosidad ladeando la cabeza.

—Prefiero que lo hagas tú, así veo todo el potencial que tienes —le respondió él y miramos a Bryony a la espera de su respuesta.

—No tendrás miedo, ¿verdad? —atacó ella y ahora miramos a Lucifer que estaba en el otro extremo del despacho.

—¿Miedo yo? Para nada, soy el rey del infierno —lo dijo tan convencido que casi le creí, pero sí, Lucifer tenía miedo —. Prefiero no arriesgarme, además si voy ellos podrían saber que quiero la daga de regreso, ya me conocen.

Se llevó el vaso a los labios para darle un sorbo sin dejar de mirar a Bryony.

—¿No puedes hacer otra daga? —preguntó Oddur.

—No —Lucifer miró dentro del vaso, el poco líquido que aún le quedaba.

—¿Por qué no? —preguntó Morgan.

—Esa daga está hecha con partes de mi armadura de arcángel y esta ya no existe, así que no hay manera para hacer una nueva —dejó el vaso a un lado —. Entonces, ¿qué dicen? ¿Se animan a ir a Rumania por el única arma que puede detener a Belial? —nos miró a todos, atentamente —. ¿Eh?

—Yo voy si Bryony va —respondí, ella sonrió.

—Y si Caden va yo voy —dijo Camille y Lucifer la miró.

—Yo también voy —Morgan levantó la mano ante la mirada curiosa de Lucifer.

—Veo que eres un demonio muy poderoso, Morgan —la rubia se encogió en su lugar —. ¿Tu madre cómo está? ¿Sigue siendo la misma desalmada de antes?

—La misma de siempre, Lucifer —este suspiró y se quedó pensando cómo si su mente evocara recuerdos del pasado.

—Recuerdo que era una fiel demonio, muy cruel y sádica también —miró a Morgan —. Dale mis saludos —hizo una reverencia con la cabeza.

—Yo le daré tus saludos —Morgan se quedó en su lugar, con la mirada fija en Camille quien no podía evitar mirarla, era más que evidente el amor que se tenían la una por la otra, pero Camille no se lo iba a decir, al menos no por ahora.

—¿Y bien? —Lucifer insistía, quería saber una respuesta, estar seguro que esto se haría.

—Vamos a Rumania —exhaló Bryony —. Solo dinos exactamente donde está e iremos lo más pronto posible —esperamos una respuesta de Lucifer.

—Yo te daré la ubicación exacta, solo necesito saber que harás esto y lo que sea para destruir a Belial.

—¿No crees en mí? —preguntó ofendida —. He recurrido a ti precisamente por eso, porque no sé cómo es que voy a desterrar a Belial, ¿y me dices esto? —la sonrisa que Lucifer mantenía en los labios se ensanchó mucho más al escucharle decir esto a Bryony.

—Me gusta tu actitud —la señaló —. Cuanto más pronto salgan más pronto van a llegar —se giro para empezar a andar por el despacho.

—Nos iremos lo más pronto que se pueda —dije a lo que Lucifer asintió con la cabeza.

—Bucarest —dijo de repente —. Bucarest es el lugar a donde tienen que ir. En el sector uno, está la Catedrala Sfantul losif, cerca de esta hay un bar. Pertenece a los cazadores que me robaron la daga. No creo que signifiquen un problema para ustedes pero deben estar atentos, Rumania está invadido de cazadores que darían lo que fuera por tener la cabeza de un vampiro —nos miró a Camille y a mí —. O de un demonio —ahora miró a Morgan y Bryony —. Eso es todo.

—Espera —lo detuvo Bryony antes de que desapareciera —. ¿No hay nada más? ¿Eso es todo?

—Eso es todo. Suerte, Bryony Doomster —le hizo un guiño y desapareció entre el fuego infernal que abrió para regresar al infierno.

—Vaya —habló Bastian —. ¿Cómo es que tu esposa está en el infierno? —le preguntó a Oddur.

—Al ser un vampiro no podíamos tener hijos y ella hizo un pacto con Lucifer, si él le daba la oportunidad de poder tener un hijo su alma la iba a pertenecer después de la muerte...

—Y murió cuando yo nací, ¿Qué ironía, no? —se burló Bór.

Su voz no era la misma, había un poco de burla en cada una de las palabras que pronunció.

—Lo lamento mucho —musitó Bryony.

—No te preocupes, peque...Bryony —corrigió —. Pero me hubiera gustado conocer a mi madre, saber mucho más de ella no solo lo que Oddur me ha dicho estos cien años —se quejó mirando a su padre con algo de enojo.

—Las cosas están hechas, Bór —dijo Oddur, serio —. No podemos regresar el tiempo y no sabes cómo me gustaría hacerlo, yo también extraño a tu madre —murmuró con la voz en un hilo.

—No hablemos de eso —pidió Camille —. Ya escucharon lo que dijo Lucifer, ella está bien y disfruta del infierno.

—¿Cuándo nos vamos? —preguntó Morgan.

—Cuanto antes, mejor —me acerqué a Bryony y la abracé, todo esto era mucho para ella.

—Solo tengo que hablar con Thea, quiero decirle lo que está pasando —asentí con la cabeza y dejé un beso en su cabeza.

—¿Quieres que vaya contigo? —levantó la cabeza para mirarme.

—Por favor —se abrazó a mí.

—Yo creo que por esta noche ha sido suficiente —Bastian se puso de pie —. Lo mejor es ir a dormir ya que tienen que hacer sus maletas.

—Nosotros nos vamos —dije y salí junto a Bryony para subir las escaleras.

Al llegar a nuestra habitación dejó a un lado la mochila y fue directamente a la cama para recoger su cabello en un moño mal hecho. Suspiró y apoyó las manos en el colchón.

—¿Cómo te fue allá? —le pregunté arrodillándose frente a ella —. ¿Todo bien? —asintió.

—Mejor de lo que pensé —empecé a quitar los cordones de sus botas, las dejé a un lado y con mis dedos masajeaba sus pies.

—Me vas a malacostumbrar a esto —cerró los ojos y se dejó hacer.

—No me molestaría darte un masaje cada noche, podría ser con final feliz —enarqué una ceja y ella abrió los ojos.

—Eres un demonio muy sucio —su mirada era lasciva —. Pero me gusta.

—Tú me gustas a mí, pequeño demonio lujurioso —se echó a reír y se dejó caer en el colchón, suspirando

Me puse de pie y me senté a su lado.

—Aún no puedo creer que conocí a Lucifer, no pensé que luciera así.

—Sí, yo tampoco pensé que se viera así, pero me imagino que su verdadero yo debe ser mucho más temible que esto, ¿no lo crees? —se incorporó y se sentó a mi lado.

—No te quiso asustar con su verdadero aspecto —la miré y se veía tan hermosa. Algunos mechones de cabello castaño caían en sus mejillas, sus ojos azules, casi grises brillaban de una manera especial. Su piel era perfecta de porcelana, sus mejillas tenían un toque de color rojizo y aquello me gustó en demasía.

—¿Por qué me miras tanto? —estaba demasiado cerca de mí. Me volvía loco no poder tocarla, no poder poner mis manos en su cuerpo, quería besarla, probar sus labios de nuevo.

—Eres perfecta —musité sin dejar de mirar sus labios —. Eres la mujer más maravillosa que yo haya conocido antes, esperé cien años para estar a tu lado y ahora...—me detuve para mirar sus labios, se veían tan apetecibles —. Soy tan feliz contigo —su mirada era penetrante.

—Que cosas tan lindas me dices —se acercó para dejar un beso sobre mis labios —. Te aseguro que la próxima vez que estemos juntos valdrá la pena —se mordió los labios en un movimiento tan lento que me estremeció de pies a cabeza.

Sentía mi corazón latir demasiado rápido.

Hace tanto que no me sentía así de vivo, en todos los aspectos, ya no estaba muerto, no era del todo un vampiro ahora era un demonio y aquello no se podía sentir mejor.

—¿Sabes que puedo escuchar todo lo que piensas?

—¿Ahora eres tú la que escucha lo que pienso? —levanté una ceja y se encogió de hombros —. Creo que eras tú la que se enojaba conmigo por escuchar lo que piensas.

—Ahora las cosas han cambiado, vampirito. Yo soy el lobo y tú la presa.

Bryony

Sentía esta necesidad de arder de una vez por todas, pero mi lado razonable me decía que no podía hacerlo, no aquí, no ahora. Sería un completo caos si dejaba salir esta oscuridad que me estaba consumiendo por dentro, la mantenía a raya no por mi seguridad, eso era algo que poco me importaba, pero Caden, él era una de las personas más importantes que me quedaban y no estaba dispuesta a hacerle daño, porque claro que lo podía hacer aunque ahora fuera un demonio también. Yo era todo lo malo que existía en esta vida, estaba mal, había algo muy malo dentro de mí que se estaba pudriendo y crecía más y más, cada vez era más grande. Necesitaba saciar esta sed que me consumía cada día más, pero no sabía cómo hacerlo y temía que la manera en la que lo podía hacer lastimara a alguien, no quería matar a nadie más, suficiente tenía con haber matado a Jareth aunque se lo tuviera merecido. No era una asesina, no quería empezar a serlo.

Al despertarme lo primero que hice fue darme una ducha, quería despejar mi mente de todo lo que había pasado la noche anterior y todo lo que dijo Lucifer también, tenía la cabeza llena de malos pensamientos, de decisiones que tomar y otras cosas que nadie debía saber, al menos no por ahora.

Al salir del baño Caden ya estaba en la habitación, se veía tan sexi, guapo y candente que tan solo verlo me ponía muy mal. Caden era la definición de pecado, cualquiera querría arder en sus brazos y yo estaba más que dispuesta a hacerlo. Era perfecto, con ese hermoso rostro de ángel que escondía solo perversidad, crueldad, sadismo y un sin fin de pecados que cometer.

—Siento que me violas con la mirada —dijo cuando no dejé de verlo por interminables segundos en los que lo devoraba con la mirada.

—Cariño, te he violado más veces de las que te imaginas —me mordí el labio y dejé caer la toalla que cubría mi cuerpo, sus ojos viajaron por mi delgada anatomía sin dejar un solo pedazo de piel sin observar.

—¿Ahora tú eres que usa palabras sucias? —se dejó caer en la cama —. Ser un demonio te queda muy bien —le hice un guiño y me acerqué al closet para sacar ropa y cubrir mi cuerpo.

—No solo tú puedes ser pervertido y sucio a la vez —comenté deslizando los jeans por mis piernas.

—Te amo —dijo mirándome de arriba abajo.

Cogí una blusa para cubrir mis senos, me senté en la silla para ponerme unos calcetines y botas.

—¿Me acompañas a ver a Thea? —asintió sin pensarlo.

—Yo voy contigo al fin del mundo si me lo pides, me tienes a tus pies, pequeño demonio seductor —vi cómo se pasó la lengua por los labios, lentamente, seductoramente.

—Vampirito —me puse de pie y cogí un abrigo ya que la mañana era fría, con viento e iba a llover.

Al salir de la mansión el viento me golpeó las mejillas y movió mis cabellos húmedos. Caden corrió a su auto para subir en él y acercarlo a la entrada de la casa. Abrió la puerta desde adentro y subí, puso música y arrancó para salir de la propiedad.

—¿Vamos a la casa de Thea? —asentí y giró para ir en dirección a su casa.

Let my fire de The Door resonaba en los altavoces del auto a la vez que Caden repiqueteaba los dedos en el volante. Movía los labios siguiendo la letra de la canción y de vez en cuando movía la cabeza. Este simple gesto lo hacía ver hermoso y aquella palabra era una ofensa para él.

No tardamos mucho en llegar a la casa de Thea, Caden tuvo que rodear para no pasar frente a la que hasta hace unos días fue mi casa pero que yo misma me había encargado de destruir desde los cimientos, no quería revivir ese momento porque la herida seguía abierta cómo un gran abismo que había dejado salir toda la maldad que había dentro de mí.

Tan solo dí un paso fuera del auto Thea salió de la casa agitando la mano, con una gran sonrisa en los labios. No era muy tarde pero ella seguía en pijama con el pelo despeinado y...

—Oh.Por.Dios —musité al sentir algo raro en el ambiente. Ahora más que nunca podía sentir emociones fuertes, amor, dolor, tristeza, enojo, etc.

—Yo también lo siento —dijo Caden a mi lado y los dos nos encaminamos hacia mi amiga que se abrazó cuando una ráfaga de viento helado sopló de imprevisto.

—Hola —le di un beso en la mejilla al igual que Caden.

—Hola, ¿Cómo estás? Te ves bien —se hizo a un lado para dejarnos pasar.

—Yo estoy bien, ¿Y tú, cómo estás? —me quité el abrigo y lo dejé en el perchero al lado de la puerta.

—Yo bien —suspiró y sus mejillas se tiñeron de rojo.

—Ya lo creo —le dije y captó mi indirecta.

—¿Quieren café? —ambos asentimos con la cabeza. Seguimos a Thea hasta la cocina —. ¿A que se debe su visita? —fue a la estufa.

—Han pasado algunas cosas —tomé asiento al lado de Caden.

—¿Cosas malas o buenas? —se giró para vernos.

—Ambas —musité.

—¿Ambas? —enarcó una ceja —. ¿Qué pasa, Bryony? Tu silencio me dice que algo no va bien.

—No es que todo vaya mal pero tenemos que ir a Rumania por una daga —sus ojos cafés se abrieron —. Sí, ya sé que todo suena muy loco pero Lucifer dijo...—me interrumpió.

—¿Lucifer? ¿Él habló contigo? ¿Hiciste la invocación? —asentí con la cabeza, con algo de pena.

—Pero no pasó nada malo, Lucifer no quiere mi alma —le aclaré antes de que dijera algo.

Thea suspiró. Se acercó para dejar cuatro tazas en la mesa, junto con el café y el azúcar. Regresó a la estufa por la tetera y sirvió agua hirviendo a las tazas.

—¿Y por qué Rumania? —escuché pasos arriba que empezaron a bajar por las escaleras.

—La daga que vamos a usar para matar a Belial está ahí, además de que la tienen unos cazadores que se la robaron a Lucifer hace mucho —movía la cuchara dentro de la taza. La mirada de Thea era penetrante, tenía muchas preguntas que hacer pero no sabía por donde empezar.

—Vaya —suspiró —. ¿Y quien irá con ustedes? Supongo que Bór, ¿no? —ambos negamos —. ¿No? —nos miró.

—Por raro que parezca esta vez no va con nosotros —respondió Caden —. Pero Morgan y Camille sí.

—Yo quiero ir.

—¿Ir a dónde? —preguntó Curtis entrando a la cocina.

A eso me refería con ese Oh.Por.Dios, ellos estaban juntos y cuando digo estaban juntos me refería al sexo. Ninguno de los dos tenía llenadera. Eran un par de salvajes calientes que querían saciar su sed del uno por el otro.

—Rumania —Thea recibió a Curtis con una sonrisa en los labios y este dejó un tierno beso en su frente.

—Hola —nos saludó —. ¿Rumania? —frunció el ceño.

—¿Quieres ir a Rumania? —Curtis se sentó a su lado —. Morgan y Camille también van.

Curtis nos miró a los dos para proceder a mirar a Thea quien solo sonreía y bebía de su café.

—¿Sí? —Curtis se rascó la nuca, pensativo. Al parecer la noticia lo había tomado por sorpresa.

—No sé, tendría que...¿Cuándo se van? —cogió la mano de Thea.

—Mañana —respondí y cogí una galleta que Thea tenía en la mesa.

—¿Mañana? —volteó a ver a Thea quien tenía una enorme sonrisa en los labios.

—Sí, salimos mañana por la tarde para llegar a Rumania por la noche —de nuevo Curtis miró a Thea quien abatió las pestañas.

Me dio un poco de risa la manera en la que mi amiga hacía uso de sus encantos para convencer al lobito que estaba más perdido que semen en la garganta. Pero aquellos encantos hicieron efecto porque Curtis no dudó en suspirar y asentir con la cabeza.

—Está bien, vamos a Rumania.

—¡Sí! —Thea elevó los brazos al techo y llenó de besos la mejilla de Curtis.

—Nos vamos mañana —les recordé —. Los vemos en la mansión a las tres —ambos asintieron con la cabeza.

—No sabemos cuanto tiempo estemos allá, es mejor que hables con tus padres de eso —le dijo Caden a lo que Thea asintió.

—No quiero que tengas problemas —los labios de mi amiga se desplegaron en una bonita sonrisa.

—¿Nada más va Morgan y Camille con nosotros? —ambos asentimos. Yo sé porque hacía esta pregunta, pero lo mejor que nos pudo pasar es que Bór no fuera, tenerlo lejos era lo mejor para mí.

—Es más que suficiente con nosotros —comentó Caden.

—Lo sé, somos cómo los Vengadores pero con poderes sobrenaturales —aquello nos hizo reír.

—Entonces mañana —les recordé poniéndome de pie, Caden hizo lo mismo a mi lado.

—¿Ya se van? —preguntó Curtis.

—Hay que preparar maletas y comprar los boletos.

Ambos nos acompañaron hasta la puerta desde donde les dijimos adiós.

Subimos al auto y regresamos a la mansión.

Tenía que preparar mi maleta para los días que estuviéramos en Rumania, no sabíamos cuánto nos iba a costar obtener esa daga y a quien nos íbamos a tener que enfrentar para tenerla en nuestras manos. Pasara lo que pasara en ese lugar iba a recuperar esa daga, la iba a tener en mis manos a cómo diera lugar.


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Capítulo 3 de 4 espero los disfruten :)

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