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Capítulo 10 🗡️

Lucifer

—Belial está enojado —Leviathan llegó hasta mí, se sentó a mi lado y subió los pies a los reposabrazos de su silla.

—¿Por qué? —encogió un hombro despreocupado mientras mordía la manzana que traía en la mano —. ¿No sabes?

—No le he querido preguntar pero pregunta por alguien —me pellizque el puente de la nariz —. No es que sea cobarde pero no quiero desatar su furia y que me mate —miró la manzana en su mano y de nuevo se la llevó a la boca para morderla.

—Mierda —me puse de pie cuando lo sentí más cerca.

—¿Dónde está? —entró a la sala —. ¿¡Dónde demonios está!? —quedó frente a mí. Belial era de la misma estatura que yo pero eso no le importaba en lo más mínimo, siempre buscaba problemas, más que nada conmigo. Fuimos enemigos desde que estábamos en el paraíso.

—¿Dónde está quien? —enarqué una ceja.

—Adele —se explicó —. La fui a buscar por todo el infierno y la maldita no está —espetó.

—¿Mataste a la madre de tu hija? —inquirí.

—Eso es cruel —opinó Leviathan desde su lugar de donde no pensaba moverse, al menos no por ahora.

—Tú cállate —Belial miró por encima de mi hombro a Leviathan.

—¿Por qué lo hiciste? —le pregunté y regresó la mirada a mí, mirándome de manera despectiva.

—Le advertí que se alejara de ese vampiro y la maldita tuvo la osadía de meterse con él, en la cama —se estremeció al decir esto. Si es que esto se podía en él. Pude sentir la rabia crepitar su piel —. Le dije que no lo hiciera y lo hizo.

—No fue solo por eso —me crucé de brazos —. No soy tonto, Belial.

—Llevé al límite a Bryony —dijo tranquilo —. Con la muerte de su madre ella ha dejado salir toda la oscuridad que tenía adentro y ahora es tan poderosa.

Resoplé y negué con la cabeza.

—No puedes ir matando a quien sea importante para ella solo para llevarla al límite —Belial entornó los ojos.

—¿Tú quién crees que eres? Su padre soy yo.

—Pues eres un mal padre.

—¡Uh! —expresó Leviathan.

—¿Y a ti que te importa? —me dio un empujón por el hombro.

—¡Me importa porque estás poniendo en peligro el infierno solo por tu maldita ambición! —le grité de regreso —. Y no voy a permitir que eso pase, ya no. Una vez dejé que llegaras muy lejos y eso casi nos llevó a una guerra en contra del cielo. No voy a dejar que más de los nuestros mueran o que nuestro padre nos destierre para siempre de este lugar. No voy a perder mi posición solo por tu culpa.

—¿Estás en mi contra? —enarcó una ceja —. ¿Es eso?

—Si es necesario estar en tu contra, sí —parpadeó, atónito.

—Eres mi hermano —dijo serio.

—¿Y eso te ha importado a ti? No, no te importa que seamos hermanos porque siempre haces cosas para hacerme quedar mal.

—¡El lindo Lucifer le sigue lamiendo el culo a nuestro padre! —extendió los brazos dando una vuelta.

—¡Cierra la boca! —le grité.

—¡Tú cierra la boca! —se giró hacia mí y me señaló con el dedo.

—Entonces lárgate de una vez y no regreses más. Ella no está aquí y no la vas a encontrar. Adele no era una mala mujer, no era una mala madre y siempre cuidó de su hija cuando tú la dejaste sola.

—¿Crees que ella esté...?

—No sé donde está, pero aquí no —zanjé. Belial miró a Leviathan y este se encogió de hombros.

—Deberías ir con el que se encarga de recibir las almas, tal vez él te diga si ella está aquí —opinó Leviathan.

—Ella no está aquí —les dije a ambos.

—¿Cómo sabes eso, Luci? —preguntó Leviathan.

—Solo lo sé y ya. Adele Doomster no está en el infierno.

Belial ni siquiera dijo nada porque se dio la vuelta sobre sus talones.

—¿A dónde vas?

—Voy a buscarla, tiene que aparecer —me giré hacia Leviathan que seguía en su lugar mirando la escena, con una sonrisa divertida en los labios.

—¿Esto te divierte? —me crucé de brazos frente a él.

—A decir verdad, sí, es divertido ver cómo tú y Belial se la pasan discutiendo siempre, desde el inicio de los tiempos hasta el fin de estos —regresé a mi lugar mirando a Leviathan.

—No podemos dejar que Belial se salga con la suya, tiene que haber algo que podamos hacer —me quedé pensando.

—Si tú sabes cómo desterrar a un demonio coronado has lo que tengas que hacer —lo miré atentamente —. ¿Qué? —levantó una ceja —. Nadie puede desterrar a un demonio coronado y lo sabes —me señaló.

—Sí hay una manera —negó con la cabeza y se incorporó.

—¿Qué estás pensando, Luci? —me miró atento —. ¿Vas a ir en contra de tu hermano? ¿Lo harás?

—No quiero más guerras, Leviathan, no contra nuestro padre y él podrá ser todo lo que tú quieras pero jamás ha estado en contra de cómo se llevan las cosas aquí abajo. Nos dio un reino que gobernar sin que meta las narices en este lugar y ambos sabemos que si dejamos que Belial haga lo que quiera todo esto será un caos. Tenemos mucho que perder y lo sabes.

Leviathan asintió con la cabeza dándome la razón.

—Lo sé y tampoco quiero una guerra.

—Solo quiero que me digas una cosa —lo señalé.

—Dime.

—¿Estás de mi lado, Leviathan? ¿O estás del lado de Belial? —no lo pensó tanto porque de inmediato respondió.

—Estoy de tu lado, Luci, eres mi hermano favorito, al que no le gusta conquistar otros reinos —ambos no reímos por eso —. Sea lo que sea que decidas hacer yo te voy a apoyar y estaré de tu lado, siempre.

—Gracias. Solo tengo que esperar un poco más para decírtelo.

—¿Estás tramando algo? —asentí con la cabeza —. Y es algo muy malo, ¿cierto? —de nuevo asentí —. Me das miedo —me dejé caer en la silla con una sonrisa ladina en los labios.

—Solo debemos esperar un poco más.

Sabía que Bryony iba a venir a mí en cualquier momento y sería la oportunidad perfecta para hacer una alianza, yo tenía algo que ella quería y con ello poder deshacernos de Belial de una vez por todas. Mi hermano era cómo un grano en el culo del cual me quería deshacer ya.

Bryony

Caden detuvo el auto frente a la casa de River. Ambos miramos el lugar, no había nadie cerca, salimos del auto y esperé que Caden llegara a mi lado para ir juntos hacia la casa. Cogió mi mano y nos acercamos a la casa que teníamos frente a nosotros.

—¿Crees que esté solo? —le pregunté y me miró.

—No sé pero tenemos que hablar con él —apretó mi mano entre la suya.

Nos detuvimos al llegar a la puerta pero fue Caden quien apretó el botón del timbre que resonó por toda la casa.

—Hay una mujer dentro —dijo él mientras yo miraba nuestro alrededor.

—Es su madre —regresé a mi lugar en el preciso instante que la puerta se abrió y una mujer rubia y presentable nos sonreía cómo si ya nos conociera cuando apenas la habíamos visto ese día.

—Buenos días —se secó las manos en un trapo —. Vienen a buscar a River —asentí con la cabeza —. Pasen por favor —se hizo a un lado dejándonos pasar a su casa.

La mujer rubia cerró la puerta y caminó hacia las escaleras, de donde le gritó.

—¡River! —nos miró y sonrió para alejarse a la que supongo era la cocina.

—Ya están aquí —River bajo unos escalones para quedarse sentado en uno de estos y mirarnos a Caden y a mí —. Wow, eres más poderoso, Caden. Tu aura es tan oscura —arrastró la mirada hasta mí —. Y tú, Bryony....—no dijo nada y aquello me dio un poco de curiosidad.

—¿Yo qué? ¿Mi alma ya está corrompida? —River negó.

—No, pero no tardas en caer por completo. Estás sobre una soga muy delgada que pronto se va a romper y no habrá nada que puedas hacer para cambiarlo. Sé que haces aquí —se puso de pie y pasó a nuestro lado.

Caden y yo nos miramos extrañados.

Claro, él lo sabía todo.

—Vengan por aquí —lo seguimos por un pasillo que nos llevó al patio.

Al salir lo primero que vi fueron grandes rosales, arbustos verdes y en medio una mesa de jardín con cuatro sillas y un parasol. River se sentó en una de las sillas y me pidió ir con él.

—Ve —Caden soltó mi mano y se quedó a un lado de la puerta. Al mirarlo sonrió y fui con River que esperaba paciente en su lugar.

—Lamento mucho lo que pasó con tu madre —subió las manos a la mesa —. Sé que puede ser doloroso y entiendo lo que estás pasando.

—Quiero respuestas, River, tengo este sueño una y otra vez, me siento perdida por no saber lo que significa —no tuvo que decirme que le entregara mis manos porque solo tuve que ver sus ojos para entenderlo.

—Dime cómo es ese sueño —cerré los ojos para centrarme mucho mejor.

—Me encuentro en medio de la calle, no hay nada ni nadie y la luna ilumina el camino. Hay casas a cada lado de la calle pero solo una de ellas tiene las luces encendidas, es pequeña con dos ventanas de cada lado y una puerta de madera en medio. Cuando quiero acercarme para tocar despierto —suspiré frustrada.

—Ahora puedes entrar, Bryony —no abrí los ojos porque me encontraba de nuevo en ese lugar, del que no sabía nada pero que se sentía tan familiar a la vez —. Ella está detrás de esa puerta. Esta vez puedes entrar.

Me acerqué a la puerta que se abrió al levantar la mano para tocar. Miré dentro pero no se veía nadie así que me acerqué y cogí el picaporte de la puerta para cerrarla detrás de mí.

—¿Hola? —miré a mi lado izquierdo y ahí había una pequeña sala con dos sofás, una chimenea en uno de los costados y encima de esta algunas fotografías —. ¿Hay alguien aquí? —pregunté.

—Que bueno que has llegado —esa era la voz de mi madre.

—¿Mamá? —los ojos se me llenaron de lágrimas y una especie de vacío empezó a crecer en mi pecho. Me acerqué a otra puerta que llevaba a una hermosa cocina, era la misma cocina de mi casa.

Al entrar la vi a ella, frente a la estufa, mientras que en la mesa había una canasta de mimbre con galletas dentro.

—Hija, que bueno que pudiste llegar —se dio la vuelta y en las manos sostenía dos tazas con chocolate. Sonrió y se acercó a la mesa.

—¿Mamá? —me acerqué cautelosa, no tenía miedo solo estaba sorprendida por verla en este lugar. Miré la cocina y reparé en mi madre que estaba jalando la silla para proceder a sentarse.

—Soy yo hija —señaló el lugar vacío junto a ella —. Siéntate, vamos a tomar chocolate —no entendía nada pero hice lo que ella me pidió.

—Eso se ve delicioso —mamá sonrió.

—Lo he preparado para ti porque sabía que ibas a venir —suspiré.

Mamá dejó la taza de chocolate frente a mí y en un plato puso galletas.

—¿Qué pasa mamá? ¿Qué hacemos aquí? —la miré. No podía creer que estaba frente a ella.

—Yo sé lo que hago aquí, pero tú...—enarcó una ceja —. Espero que sea solo una visita —cogió la taza que se llevó a la boca para darle un sorbo.

—No entiendo —pase saliva —. No sé que está pasando.

—Sí sabes, Bryony, estoy muerta. Dilo, hija —negué con la cabeza y un par de lágrimas rodaron por mis mejillas —. Mi niña —dejó la taza en su lugar para coger mi mano.

—¿Qué es este lugar? —me limpié debajo de los ojos —. ¿Es el infierno?

Mamá se rio negando.

—No, no es el infierno. Este es mi lugar y me siento tan bien aquí.

Ahora lo estaba entendiendo.

—¿Esta es tu casa? —asintió.

—Sí, se te da una casa cuando llegas a este lugar, la puedes adornar cómo gustes y mira —señaló su entorno —. Es nuestra cocina de allá abajo.

—O lo poco que quedó de ella —musité.

—Sé lo que pasó y lamento mucho todo —fruncí el ceño —. Sé que te duele, sé que estás pasando por muchas cosas a las que ahora no le ves fin, pero te aseguro que no siempre será así.

—¿Por qué me dices estas cosas?

Él nos muestra todo, hija, sabemos muchas cosas pero me advirtió que no te podía decir nada porque eso puede alterar el rumbo de las cosas y todo tiene que pasar por algo.

—¿Él? —mamá asintió de nuevo. Cogió una galleta a la que le dio una mordida —. Mamá, no entiendo nada —suspiré frustrada.

—Y no tienes que entenderlo, solo te puedo decir que un día vas a ser feliz, tan feliz que creerás es un sueño, pero no, será tu realidad.

Nos quedamos un momento en silencio donde yo la mirada atenta mientras sorbía del rico chocolate que había preparado, ella estaba cómo si nada estuviera pasando pero a sabiendas de que estaba muerta ya. Muerta. Aquella palabra me supo tan mal que tuve que dejar la taza a un lado. Mamá miró el reloj en la pared de la cocina y regresó a mirarme a mí.

—¿Qué pasa? —le pregunté.

—No tenemos mucho tiempo —suspiró —. Y quiero que sepas que te amo, me siento tan orgullosa de ti, de lo que eres y todo lo que has logrado hasta ahora. Nunca dudes de ti o de todo lo que puedes hacer porque eres más poderosa de lo que tú piensas.

—¿Por qué me dices estas cosas? —inquirí temerosa.

—Porque sé que tienes miedo —cogió mis manos con cuidado —. Sé que estás aterrada por lo que puedes llegar a hacer, pero no debes temer. Yo creo en ti y tú debes creer más en ti, no eres mala, hija, nunca serás mala.

Sus palabras eran tan lindas, me llenaban solo de paz y amor. Ese era el poder del amor.

—Cada una de las decisiones que estás tomando ahora y que vas a tomar el día de mañana te van a llevar a tu felicidad. No dudes nunca en lo que haces, en quien confías y en quien no. Eres fuerte, poderosa, tienes unos impresionantes poderes que te van a llevar muy lejos.

—Esta es una despedida, ¿verdad? —sentí un nudo en la garganta a la vez que mis ojos se llenaban de lágrimas —. No quiero decirte adiós —apreté sus manos.

—Un día nos vamos a ver, mi niña —se puso de pie y yo lo hice con ella —. Esto es solo un "hasta luego" —subió la mano para quitar los mechones de cabello que caían en mi mejilla —. No tengas miedo, nunca temas a tus poderes. Jamás.

—¿Y si hago las cosas mal?

—Tendrás toda la vida para corregir tus errores.

En sus ojos había una mirada diferente. Era algo que no supe descifrar en ese momento pero que me dijo que todo iba a estar bien. Que no importaba lo que pasara todo estaría bien más adelante.

—Te amo —le dije —. Te amo tanto y me hubiera gustado más tiempo a tu lado, más tiempo para hacer más cosas, siento que nos faltó hacer más.

—Hicimos todo lo que pudimos y no debes culparte por nada. Esto tenía que pasar porque así está escrito y no podemos ir en contra de lo que ya se escribió —soltó mis manos para darme un abrazo que disfruté tanto cómo pude. Sentir sus brazos rodear mi cuerpo, abrazarme. Me sentí cómo la niña pequeña que necesitaba a su madre cuando tenía una pesadilla. Ahora más que nunca la iba a necesitar pero ella no iba a estar a mi lado.

Nos separamos y dejó un tierno beso en mis mejillas y mi frente.

—Te amo, Bryony y siempre voy a estar a tu lado. Nunca lo olvides.

—Te amo, mamá —solté un suspiro y sus manos abandonaron las mías, supe que era hora de dar la vuelta y dejarla descansar en paz. Quizá en este lugar ella no estaba sola, quizá sus padres estaban aquí, amigos o nuevos amigos que la iban a acompañar cuando yo me fuera.

Salí de la casa y miré atrás, la puerta se cerró y un sentimiento de abandono me embriagó por completo. Sentí una horrible opresión en el pecho pero no lloré, ya no quería hacerlo. Ahora sería más fuerte, más fuerte que nunca.

—¿Bryony? —al abrir los ojos me encontré con la dulce mirada de River. Me sonrió. Giré la cabeza y Caden esperaba en el mismo lugar con los brazos cruzados —. ¿Todo bien? ¿Viste a tu madre? —asentí y River soltó mis manos —. ¿Cómo está ella?

—Está en el cielo, River, ella está bien —la puerta de la casa se abrió y la madre de River salió con una bandeja en la mano, Caden se acercó para ayudarle y fue él quien dejó la bandeja encima de la mesa. Dentro había una jarra con agua y tres vasos de vidrio. Sin decir nada se dio la vuelta y entró de nuevo —. Me pude despedir de ella y le dije cuánto la amo.

—Que bueno que lo hiciste, ahora vas a estar en paz —le sonreí a Caden que no dejaba de mirarme.

—¿Tu madre sabe lo que eres? —estaba más que claro que era una metiche.

—¿De quién crees que heredé estos poderes?

—Oh —River sonrió —. ¿Puedo pasar a tu baño? —me puse de pie.

—Claro, mi madre te puede acompañar —al mirar hacia la puerta su madre esperaba a un lado.

Caden

Bryony pasó a mi lado para entrar a la casa, no sin antes regalarme una hermosa sonrisa que me hizo feliz.

Me acerqué a River porque su insistente mirada me pedía estar frente a él.

—Di lo que tengas que decir —cogí un vaso y serví agua —. Sé que sabes muchas cosas de mí, cómo mi futuro.

—Tu futuro ya está escrito, Caden —me llevé el vaso a los labios y le di un sorbo. El agua estaba rica —. No hay nada que puedas hacer para cambiarlo.

—Dime algo que no sepa, River. Hace más de cien años que me hice a la idea de esto y estoy bien con todo lo que se viene —miré en dirección a la puerta por donde había entrado Bryony.

Apoyé los codos en la mesa y ahora me fijé en él.

—Sé que no tengo mucho tiempo, por eso quiero hacer todo lo que pueda para hacerla feliz. No sé si algún día voy a regresar y tampoco quiero que me lo digas, no quiero alimentar falsas esperanzas. Sé lo que tengo que hacer y estoy bien con eso.

De nuevo cogí el vaso y me dejé caer en la silla.

—Ya sé que sabes todo eso, pero hay más cosas...—lo detuve antes de que dijera más.

—Lo que pase después de, no quiero saberlo, por favor.

—Tienes que saber que no todo es malo —insistió.

—No, River, quiero que lo demás sea sorpresa. No me quiero hacer ilusiones, esta vez voy a dejar que las cosas pasen sin que yo sepa nada.

—No voy a insistir entonces, pero tienes que saber algo —era un chico muy insistente.

—Habla —le di un último sorbo a mi vaso.

—Al final vas a obtener la felicidad que tanto anhelas.

—Gracias —fue todo lo que dije y River asintió con la cabeza.

Esperamos a que Bryony saliera de la casa. Ella ahora se veía mejor, más relajada y feliz. Me gustaba saber que era feliz, que había podido hablar con su madre y que por ahora, todo estaba bien.

Lo único que yo quería era que ella fuera feliz, daría lo que fuera para que ella no sufriera nunca.

—Gracias, River —Bryony cogió las manos del rubio —. Sabes que cualquier cosa eres bienvenido.

—Lo sé, Bryony. Se vienen muchas cosas para las que debes estar preparada y más que nada, debes ser fuerte.

—Lo sé. Gracias de nuevo —se despidieron con un beso en la mejilla y River nos acompañó hasta la puerta donde le dijimos adiós con la mano.

—¿Te sientes mejor? —antes de entrar al auto nos detuvimos y la atraje a mí.

—Mi madre está en un lugar mejor donde la maldad de Belial no la puede tocar, así que sí —subió sus manos por mis brazos hasta detenerse en mis hombros —. Me siento mejor —dejé un beso en su cabeza y sonrió.

—Me alegra saber eso —suspiró —. Te amo.

—Yo también te amo, Caden. Yo también te amo.

Creí en cada una de sus palabras. Siempre iba a creer en ella y siempre haría lo que fuera por verla feliz. Ella era mi prioridad y mi más grande amor.


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¡Hola! Este es el primer capítulo de los cuatro que voy a estar subiendo el día de hoy, espero los disfruten y dejen mucho amor y comentarios.

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