Capítulo 16
Durante los días Louis no hizo más que empeorar, la fiebre y las náuseas se hicieron tan frecuentes que ni siquiera recordaba cómo era cuando estaba bien, como siempre Harry trató de animarlo y mantenerlo bien hidratado y alimentado, pero nada podía dejar bien a Tomlinson. Su rostro ya estaba pálido y sus labios secos, los temblores iban y venían junto con las alucinaciones, en medio del sufrimiento de Louis, Harry sufría el doble.
Cada noche esperaba que al día siguiente Louis estuviera despierto, mantenerlo vivo y a su lado era todo lo que Harry necesitaba de aquella isla.
- ¿Cómo te sientes esta mañana? - Harry estaba sentado junto a Louis, con los ojos fijos en el pálido rostro de la frágil figura en que se había convertido Louis.
- Sí, Harry. Estoy mejor. - La voz sonaba tan débil que sólo con ver lo que le costaba a Louis mantenerse en pie, supo que nada de eso era cierto.
El dolor que llevaba en el pecho por el hecho de que su amado no mejorara lo devoró lentamente, haciendo que Harry se sintiera tan mal que ni siquiera podía comer o dormir bien.
- Gracias por cuidarme así, Harry. - Louis se había enderezado y ahora estaba apoyado en la pared de la cueva, con el brazo apoyado sobre su estómago mientras el otro descansaba en el suelo.
Harry asintió, sus ojos se dirigieron a la hinchazón del brazo de Louis, no se detuvo mientras se acercaba al hombre, sus manos envolviendo el brazo herido de Tomlinson.
- Parece que está más hinchado. - Los ojos de Harry volvieron a la cara de Louis, que asintió y retiró su brazo con cierta precaución de los toques de Harry.
- No te preocupes por eso, sólo quédate conmigo un rato. - Louis sonrió, Harry decidió acercarse y rodear con sus brazos el pequeño cuerpo.
Ambos se quedaron dormidos, Louis con la cara apoyada en el hombro de Harry y Styles apretando el cuerpo de Tomlinson contra sí mismo, manteniéndolo a salvo de la única manera que podía hacer en ese momento.
Louis se despertó refunfuñando, el sudor le resbalaba por la frente, se retorcía para enderezar su posición, le dolía el cuerpo y le ardía el brazo.
- ¿Harry? - Tocando el pecho de Harry, el niño bostezó al despertarse, sus ojos somnolientos hicieron que el rizado tuviera una mirada adorable.
- Sí, querido. - Louis sonrió con una voz ronca y aterciopelada y se desprendió del abrazo de Harry, poniéndose de pie frente al instructor.
- Llévame a la playa.
- No sé si es una buena idea, Lou.
- Por favor, me encanta la vista desde allí. - Louis se levantó con cierto cuidado, su cuerpo estaba débil y temblaba por el dolor que ya se estaba convirtiendo en algo habitual.
- De acuerdo, pero no nos quedemos mucho tiempo, ¿vale? - Louis asintió y Harry sonrió, incluso con todo ese dolor dominando su cuerpo era fuerte y persistente, sabía lo que quería. Harry vio por primera vez en aquella isla al nuevo Louis, un chico que seguiría su propia voluntad y sus sueños, que dejaría de lado la opinión de los demás y sería él mismo. Lo único que causaba incertidumbre era que lo perdiera.
Y sólo la idea de perder a Louis le dejaba en shock, todo se estremecía ante la idea de perder a la única persona que reavivaba los sentimientos que Harry admiraba tanto en las personas. El amor. Y ahora que lo había encontrado, perderlo era lo que más le asustaba.
Caminaron por el mismo sendero que llevaba hacia la playa, Louis estaba débil y se detenía a cada momento, Harry ya se había arrepentido de haber sacado al chico de la comodidad, lo único que necesitaba en ese momento era descansar.
- Louis, para. - Harry se detuvo entre los grandes árboles, Louis se apoyó en un tronco y se giró para mirar al más alto.
- No voy a parar, ya casi llegamos, por favor.
- Fue una mala idea venir aquí, deberías estar descansando. ¡Ni siquiera sabemos lo que tienes! - Harry estaba de pie frente a Louis, su respiración entrecortada hacía que el pecho del pequeño subiera y bajara rápidamente.
- Sé lo que tengo, y seguro que no mejorará si me quedo en esa maldita cueva todo el día.
- ¡Pero evitará que mueras! - Harry se retorció, su pecho se retorcía ante la idea de perder a Louis.
- No es la playa lo que me va a matar, Harry. Esta maldita isla ya lo ha hecho, ¿no lo ves? - La voz dolida y frágil de Louis era evidente, junto a sus ojos llenos de agua.
- Y tú también estás contribuyendo a ello.
Louis se llevó las manos a la cara y se frotó las sienes, una expresión de cansancio era evidente en su rostro mientras miraba fijamente a los ojos de Harry.
- Por favor, por última vez, déjame hacer algo que realmente quiero hacer.
El cuerpo de Harry se agitó tras la confirmación de todo lo que estaba pensando, Louis pensó que él también iba a morir. Se limitó a asentir con la cabeza y se acercó a Tomlinson, que estaba apoyado en el árbol, su cercanía emanaba dolor y fragilidad, diferente de la pose dura y demacrada que presenció la primera vez que lo vio en el crucero. Styles se acercó unos pasos a Louis y le envolvió el torso y las piernas con sus brazos levantándolo sobre su regazo.
- Bien, pero te llevaré. - Louis asintió y se acomodó entre los brazos de Harry, con la cabeza apoyada en su firme pecho. Sus ojos se cerraron al escuchar los frenéticos golpes de Harry. Y en ese mismo momento ambos supieron que no se podía decir nada. Que sus almas estuvieran en paz con lo que pasara después.
Harry sabía que el tiempo de Louis estaba contado, pero temía que cada aliento que dejara escapar fuera el último.
Llevó a Louis a la playa, el sol estaba bajo y el tiempo no era tan bochornoso como de costumbre, el gran cartel en medio de la playa seguía intacto. Esa era su única esperanza.
Harry había llevado a Louis a unas rocas de distancia, su cuerpo se cansaba de caminar sobre la arena que se hundía en sus pies. Dejó a Louis apoyado en su pecho, los dos mirando la inmensidad azul.
Louis todavía tenía palabras que no sabía cómo expresar, pero por primera vez en su vida se sentía completo y contento. Por fin en paz.
Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras sus ojos buscaban el contacto con los de Harry, sus dedos fueron a la palma de su mano y acariciaron la piel.
- Gracias por eso. - Susurró y Harry asintió, cerrando los ojos para sentir la brisa en la cara.
Un fuerte sonido se escuchó un poco detrás de ellos, Harry se giró rápidamente mirando hacia los árboles, su rostro adoptó una expresión de sorpresa. Un helicóptero volaba por encima de los árboles, Harry soltó a Louis de su abrazo llevándolo a un lado, sabía que como el chico estaba débil no podía gritar ni correr en busca de ayuda. No podía creer lo que realmente estaba sucediendo, justo encima de ellos, el rescate que tanto habían esperado desde el primer día, incluso después de tanto tiempo había llegado para salvarlos. Harry sólo pudo sentir que el alivio se apoderaba de su pecho.
- ¡Louis, es un helicóptero! Voy a pedir ayuda, ya vuelvo. - Louis asintió y le sonrió a Harry, que echó a correr hacia el helicóptero, era obvio que habían visto la llamada de auxilio de ambos en el cielo, ahora sólo tenían que dar la señal de que estaban allí.
Harry corrió a la playa junto a la señal y empezó a gritar y a mover los brazos hacia el helicóptero.
- ¡Eh! ¡Ayuda! ¡Ayuda, por aquí! - Agitó los brazos rápidamente, el helicóptero aterrizaba ahora a unos metros delante de ellos. Harry corrió hacia ellos, un hombre que salía por la puerta principal.
- ¿Harry Styles? - había preguntado el hombre de uniforme militar, su cara mostraba alivio al ver al hombre de cabeza rizada y a pesar de toda la seriedad del viejo oficial, Harry se dio cuenta de la dedicación a su trabajo.
- ¡Sí! Soy yo. - El hombre asintió y se dirigió al otro, Harry le hizo una señal para que lo siguiera. - Louis está allí, por favor, ven.
- ¿Louis Tomlinson? - El acento del hombre era fuerte, una barba cubría su cara, fina y marrón como su pelo.
- Sí, está allí. Ha sido mordido por algo y está en muy mal estado. - Harry corría hacia Louis y el hombre le seguía de cerca, un equipo de tres hombres les seguía.
- ¡Louis! - gritó Harry al ver la imagen de Louis tumbado en la piedra, al acercarse al chico se dio cuenta de que estaba desmayado. Su cuerpo se tensó ante la imagen del cuerpo tendido. Los hombres pasaron frente a él, con una camilla de hospital portátil en la mano. Algunos agentes se detuvieron frente al cuerpo tendido y lo levantaron, colocándolo en la camilla. Le tomaron el pulso, la mirada de Harry se dirigió a los paramédicos.
- Sigue respirando, parece un desmayo por una bajada de presión. - El chico un poco más joven que el oficial indicado, levantando la camilla junto con otro hombre.
- Sr. Styles, tenemos que irnos. Por cierto, soy un oficial de la marina Albert Rigles. Estábamos haciendo una búsqueda para usted y el Sr. Tomlinson. - Harry no había escuchado ni una palabra del hombre que tenía delante, su cuerpo había entrado en un trance que ni él mismo entendía. Louis se sentía mal, el pecho le ardía por la preocupación que tenía en ese momento.
- Sr. Styles, tenemos que llevarlo al helicóptero, el Sr. Louis será llevado junto con usted a un hospital. - Harry asintió, su cuerpo era guiado por el oficial mientras su mente seguía unida a Louis, que ahora era colocado en el helicóptero aún inconsciente.
Se sentaron en el asiento del helicóptero, Louis estaba siendo examinado por los paramédicos, su respiración era superficial, Harry trató de no mirar demasiado el cuidado que tenían para su chico, sólo con verlo tan frágil le dolía el cuerpo.
Styles miró por la ventana, ahora estaban lejos de la isla, en cierto modo se alegraba de que los hubieran encontrado pero una parte de él deseaba haberse quedado. Sabía que no podía, con todas las consecuencias que tenían en ese lugar, pensó que lo mejor era dejarlo atrás.
Una parte de ella siempre estaría ahí, viviendo su amor con Louis y persiguiendo la felicidad, ahora sólo podía pensar en cómo serían en la vida real; ¿lo querría Louis todavía? ¿Podrían seguir su amor? Harry se sentía inseguro, sabía de los temores de Tomlinson.
Todo lo que quería ahora era una certeza, la certeza de que su vida fuera de esa isla sería mejor y saber que Louis lo amaba. Todavía no sabía lo que había dejado atrás, pero por el momento tenía miedo de averiguarlo y sentirse decepcionado por la realidad que le esperaba.
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