" Genial " pensó Ryan. Hoy era su cumpleaños y cumplía sus hermosos 16 años, edad en la que ya tienes que empezar a ser responsable y buscar un trabajo para pagarte todo lo necesario. Y lo innecesario, claro.

Él no era el típico niño que se preocupaba por el dinero y dudo que lo hiciera más adelante, pero eso es caso aparte.

Su madre le dijo que tenia que empezar a buscarse la vida, que no va a vivir por siempre con ellos. A si que le propuso que trabajara en su empresa familiar, Target, ya que necesitaban gente y él seria excelente para ese trabajo. O eso creían sus padres.

El problema de esto es que empezaría dentro de media hora, si, que bien se lo pasaría Ryan en su decimosexto cumpleaños.

Llegó allí y empezó ordenando los cosméticos. A Ryan no le desagradaba el maquillaje, de echo, él solía ponerse eyeliner o " guyliner " cada día. " Intentando que nadie se diera cuenta, intentó robar un pequeño lápiz. Pero su intento fue en vano.

- ¿Intentando robar? - dijo un chico detrás suyo. Ryan se sobresaltó - perdona, no pretendía asustarte.

-Pues lo hiciste - Ryan decidió no darse la vuelta. No quería tener problemas.

-Y dime, ¿porque querías hacerlo? -dijo el chico mirándolo extrañado.

-Porque porque...m-mi madre necesitaba uno... -se excusó Ryan. Los chicos se solían reír de él por maquillarse. Triste.

- ¿Y no lo puedes pagar? A ver, eres empleado, imagino que si se enteran te despiden - dijo el chico poniéndose a un lado de Ryan. Él se giró a verlo. Vaya...era lindo. Y ¿llevaba también eyeliner?

- No me pueden echar. Es una empresa familiar
y necesitan gente. Si me echan seria una desonrra para mi propia familia a si que...dudo que lo hagan. -suspiró Ryan.

- ¿Enserio el eyeliner era para tu madre? Sé que no es mi incumbencia pero...tú también llevas... -sonrió leve Ryan al escucharlo.

- Es para mi...pero veo que no soy el único emo aquí, ¿o me equivoco? - soltó una risa pequeña el chico.

- No soy emo, solo me gusta hacerme la raya, resalta los ojos. - le miró a Ryan divertido.

- Por favor, no les digas nada a ningún empleado de lo del lápiz, por favor - el chico asintió al momento - gracias... y ¿qué buscas?

- Lo mismo que tú, se me acabó el eyeliner - sonríe Ryan y el chico se acerca al estante - ¿cual me recomiendas?

- A mi personalmente, me gusta en formato lápiz, me parece más cómodo - le enseñó un lápiz - este va genial, a mi me gusta mucho.

- Genial, muchas gracias - sonríe el chico y Ryan le sonríe también - espero encontrarte otro día... Ross.

- Claro, dudo que me mueva de aquí... ¿cual es t...? - fue interrumpido al instante por el chico.

- Urie, Brendon Urie - sonrió Brendon. Es un bonito nombre para una bonita persona.

- Voy a seguir ordenando las cosas, encantado Brendon - sonríe Ryan y Brendon se va.

Después de ordenar, llamó a su compañera para comunicarle que había terminado de ordenar a si que le cedieron el puesto como cajero.

Después de estar un rato canjeando cosas, apareció el chico de antes, con dos lápices negros.

- Vaya... que casualidad Urie, ¿sólo te llevaras eso? - pregunta Ryan, ha pasado bastante tiempo desde que habló con él y le extraña que para solo comprar eso haya tardado tanto en pagarlo.

- Pues resulta que he cogido dos, me di cuenta que necesitaba otro más por si acaso - dijo Brendon risueño. Pagó los dos lápices y cuando fue a canjear el segundo, salió corriendo dejándose el eyeliner allí. Al verlo, vio que había pegado un pequeño papel, que ponía números, debía ser su número. La verdad es que su cumpleaños no fue el mejor, pero si había conseguido el número del chico lindo y un eyeliner.