Ya estaba todo echo. Ahora solo faltaba decírselo a Patrick. Pero cuando me quise dar cuenta, Ashley comenzó a soltarme improperios y a llorar. Intenté calmarla pero lo único que hice fue enojarla más y finalmente me soltó :

- Prometo que de esta no te librarás Peter.

Estaba loca. Más claro agua. Pero, ¿y si se le ocurre hacer cualquier gilipollez? Pero nunca sabes hasta que lo ves.

Era un día soleado. Patrick y yo llevábamos 5 años siendo novios y hace 3 nos fuimos a vivir juntos. En cuanto al caso de Ashley, todo estaba olvidado pero sigo sin entender lo ultimo que dijo, aunque fue hace 5 años, imagino que ya se le habrá olvidado y será feliz con su nuevo novio, o marido.

Decidimos salir a la calle a dar un paseo. En cuanto a mi relación con Patty, todo era genial. Nunca imaginé ser tan feliz con una persona. Él era todo lo que quería y Ashley no iba a tener en décadas o siglos. Ella era el puto demonio, y él, un pequeño ángel caído.

Caminando decidimos ir al Starbucks a tomar un café. Estábamos de vacaciones ya que el tour había acabado, a si que debíamos aprovechar el tiempo que teníamos para estar solos.

Al tomarnos el café volvimos a casa ya que debíamos recoger el desastre que habíamos dejado esta misma mañana. Al entrar, oímos un ruido en la habitación a si que le dije a Patty que cogiera un cuchillo con lo que poder protegerse. Decidí coger un bate que tenia de cuando jugaba béisbol y subí sin hacer el más mínimo ruido.

Cuando entré la vi.

- ¿Qué cojones haces aquí? ¡Fuera de esta puta casa! - dije exaltado.

Ella me ignoró y apuntó con el arma que llevaba hacia mi.

- Dije que lo pagarias. ¿Crees que en 5 años se puedo olvidar a alguien tan carismático y a la vez tan traidor como tú?

Disparó pero conseguí esquivarlo y corrí a abajo para decirle a Patrick que se escondiera y llamara a la policía.

- Por más que tu noviecito se esconda, ninguno de los dos saldreis con vida.

Decidí pegarle con el bate de beisbol pero fue una gran mala idea ya que ella me lo quito para lanzarlo lejos de mí. Antes de que pudiera correr, me disparó en el pecho. Caí al suelo de lleno pero no podía tirar la toalla. Lo último que quería era que matara a mi amado.

- ¿Porqué nos haces esto? - susurré abatido.

- Sois unos traidores, los dos - dijo mirándome con frialdad.

- Él no tiene la culpa, mátame a mí - dije mirándola.

- ¿Y que él llame a la policía y me arresten? No cariño. - sonrió y pegó una patada en las costillas.

- Él no dirá nada, lo juro. No le hagas nada, por favor. - susurré adolorido y soltando sangre por la boca.

- Bueno - dijo seca.

- Promete que no le harás nada.

- Lo prometo, agh - rodó los ojos y volvió a apuntar el arma hacia mi.

Un disparo en la pierna. Otro en el brazo derecho. Y luego otro en el izquierdo. Sentía que llegaba mi final.

Al momento apareció Patrick. Estaba llorando y no paraba de darme besos en la cara. Ojalá todo hubiera sido diferente. No estaría apunto de morir y viendo a la persona que más quiero llorando enfrente de mí.

Pero ví como Ashley apuntaba de nuevo el arma. Grité y supliqué que no lo hiciera. Y se escuchó un disparo.

Patrick cayó desplomado sobre mí. Comencé a llorar y a comprobar si aun tenia pulso pero estaba muy bajo.

- Prometiste que no lo harías - le grité enfurecido.

- Muchas promesas se rompen, igual que las que tú me hacías. Aqui tienes tu merecido Peter - dijo sonriendo y apuntó el arma hacia mi. Y todo se volvió negro.