One Shot Moriarty x Lector

Me dolía la cabeza y en la calles de Londres estaba lloviendo. El ajetreo laboral, los teléfonos sonaban sin parar, oía los pasos de la gente que iba de aquí para allá dejando sombras fugaces por debajo de mi puerta, mientras yo me refugiaba en la poca, pero suficiente intimidad de mi oficina. Me acomodé en mi asiento, abrí el cajón de mi escritorio en busca de una aspirina, pero fue inútil. Al no encontrar nada, la cerré de golpe y me froté las sienes. Me dejé caer sobre los papeles desacomodados que descansaban desde hace días en mi escritorio, mientras emitía guturales sonidos de dolor .

No había podido resolver ninguno de los casos que habían acontecido en las ultimas semanas, pero mi suerte no podía ser mejor, cuando a un loco se le había ocurrido intentar robar las joyas de la reina, burlar la seguridad de Penal de Pentonville y del Banco de Inglaterra.

-Despierta, Grace, tenemos trabajo - levante la mirada. Era Greg el que me llamaba, le dediqué una cara de molestia.

-¿Qué pasa?

-James Moriarty, eso es lo pasa. Lo detuvimos, necesito que lo interrogues. - Se dio la media vuelta

-Wooo... Espera ¿Que?- Dije levantándome y corriendo detrás de Greg - no puedo, tengo muy poca experiencia interrogando y yo... - Se detuvo y me miro fijamente -... Preferiría que lo hicieras tú, Greg.

-No esta a discusión.

Me tomo del brazo y me entrego el expediente con datos del criminal.

-Pero Greg, este es un pez gordo.

-Bueno, no dije que fuera un ladrón de tiendas de autoservicio.

Llegamos a los pasillos donde estaban las salas de interrogaciones. Nos detuvimos donde estaba James. Las manos me empezaron a sudar.

-Esto es importante, es un criminal peligroso. Uno de esos lunáticos que hacen cosas tan extraordinarias y al mismo tiempo tan terribles, pero no dejes que te intimide. Es un desgraciado inteligente como un demonio, pero tú lo eres más. - Me tomó de los hombros - Necesito que me ayudes a sacarle información antes de que Mycroft Holmes meta sus narices en este caso.

-Mycroft Holmes ¿El aristócrata petulante?

-Si, en todo caso llamare a Sherlock para que me ayude con este asunto.

- Esta bien, jefe, haré lo que este en mis manos - Me sonrió antes de que entrara a la habitación.

Un par de policías salieron de la sala. El hombre se mantenía en silencio, mirando cada paso que daba antes de llegar a la metálica mesa, el dolor de cabeza llego otra vez.

-Señor Moriarty - fruncí el seño por el dolor -, ¿Tiene algo que ver con lo sucedido con las joyas, la cárcel y luego el banco?

El hombre me miro sin decir nada. Parecía que no hubiera dormido en días, estaba ligeramente despeinado, traía puesta una camiseta blanca, pero eso no le quitaba el toque de elegancia y descaro.

-¿No vas a hablar, James? - Me senté y recargue los brazos sobre la fría mesa. -, espero que sepas lo delicado de tu situación- Lo miré a los ojos. Parecían dos pozos profundos, donde, si no tenias cuidado, podías caer sin encontrar la salida jamás -. Te llevaran a la corte, podrías pisar la cárcel. ¿No te preocupa, James?

-No puedo preocuparme de algo que no va a pasar - me regaló una sonrisa.

-¿Estas seguro? Hay demasiadas pruebas...

-Shhhh shh shhh... ¿Me escuchaste? No va a pasarme nada- no entendía de que se trataba todo esto, me limite a seguirle la corriente al menos hasta que me diera un poco de información.

-¿Eres inocente?

-Yo no dije eso

-Pero tampoco has aceptado los hechos

Empezó a reír, su risa hacia que la migraña, me matara por dentro. Quería fastidiárme, pero no pensaba darle la oportunidad.

-No tiene sentido, ¿Por que no robaste las joyas?

-Todo tiene sentido, pero eres tan ordinaria como todos los que han entrado a esta sala a interrogarme. No puedes entenderlo, porque esto es más grande lo que tu comprensión pueda imaginar. Me estas aburriendo, amor, al igual que todas las personas que me he topado a lo largo de mi vida.

-Todo tiene un precio, James.

-Jim, por favor. No te pienso decir nada, ni a tu jefe, ni a la misma reina le diré algo.

-¿Y que tal Sherlock Holmes? - el hombre me miró serio.

-Que lista - dijo y no pude evitar sentirme como un cachorro que acababa de aprender a hacer del baño donde debía. - , pero eso es obvio porque lo escribí en el cristal. Como dije asuntos personales.

-¿Problemas maritales? - me permití bromear, a veces lo hago cuando estoy bajo presión.

-Yo solo tengo que hablar con una persona.- dijo finalmente - Mycroft Holmes

-Mycroft sólo te torturará, hará lo que sea para obtener lo que quiere -crucé las piernas, intentado ponerme relajada -. Decírmelo a mi seria más fácil... Jim. Te ahorraré la molestia - ahora yo sonreía.

-¿Estás intentando seducirme?

-Ah... ¿Qué? No

-Bien, si tan importante es para ti demostrarle al inepto de tu jefe que eres una excelente detective ¿Qué me ofreces para que hable?

-Yo no me vendo, Jim.

-Chica traviesa. Aunque tuvieras algo que ofrecerme no podría decírtelo - ahora sus brazos estaba recargados en la mesa a la par que los míos, sentí un ligero rose de su mano sobre mi muñeca, lo suficiente para erizar cada vello de mi piel - .Tranquila, no muerdo. Te visitare un día de estos, ¿Quieres? cuando, tú sabes, estemos...- miro a su alrededor - ... en mejores circunstancias - susurró coquetamente, volviendo a su postura inicial. Se relajó en su asiento, me sentía tan vulnerable. Habría ido a la cárcel solo para romper la distancia que había entre los dos. Nunca me había pasado esto, me odiaba tanto.

-Bien, creo que no hablarás, te di la oportunidad - tomé el expediente -. No creo que nos volvamos a ver, señor Moriarty - dije recuperando la compostura. Me levante de mi asiento, dirigiéndome a la puerta.

-Nunca se sabe, querida.

***

¿Segunda parte?