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-   ¿Y si me da un ataque y me convierto en el otro tío?

-    Bruce, por favor.

-    Entonces no podré cogerla, - se quitó el sudor de la frente.

Bufaste de lo irreal que era esta escena.

-    No digas cosas estúpidas.

-    ¿Y si se me cae al suelo? – preguntó dudoso.

-    Bruce.

-    Tengo miedo. – se frotó las manos (manía suya). – ¿Y si ella me tiene miedo? Seguramente lo tenga.

-    Por favor.

-    Creo que no estoy preparado, no voy a poder hacerlo. Es una mala idea-

-    ¡Quieres coger de una puta vez a tu hija recién nacida! – le gritaste. Con suerte, Amanda, que estaba en tus brazos ni se inmutó.

Bruce hizo lo que le ordenaste después de pegarse el susto con tu grito y con las manos temblorosas cogió a vuestra hija, por primera vez. Bruce le sonrió tiernamente. La colocó contra su pecho y la besó su cabecita.  Amanda, que aunque parecía que estaba dormida, le agarró el pulgar a Bruce cuando él le acarició la mejilla.