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Sam y tú salisteis de la consulta con la ecografía del bebé en la mano.

- Se parece a ti, - habló Sam mirando la foto.

Te reíste sin gracia.

Vuestro bebé (acababais de saber que era chico) tenía seis meses y medio. El doctor os había imprimido la foto de la ecografía. Habías llorado al ver la ecografía y a Sam le costó admitir que había soltado unas lagrimillas al verlo.

- ¿Has pensado en algún nombre? – te preguntó.

- Todavía no, - respondiste. – No encuentro ningún nombre que pegue con Wilson.

Esta vez fue él quien se rió sin gracia.

- Estaba pensando en...– dijo, mirando al suelo. Sabías que le costaba decir el nombre de su amigo caído.

Asentiste. Te parecía un buen nombre.

- Solo te voy a pedir una cosa, - le dijiste, apretando su mano.

- Dime, - dijo mientras te abría la puerta y te dejaba salir primero.

- Que nuestro hijo no sea Falcon, como tú.

- ¿Qué tiene de malo eso? Es divertido volar.

- Y también es peligroso, - le recordaste.

Sam asintió. Te dejó un beso en los labios mientras volvíais a casa en su coche negro.