Clint y tú estabais frente a frente en la habitación vacía a excepción de vosotros dos. Clint levantó el arco pero tú con una patada a su muñeca le hiciste fallar. Te acercaste a él, y él intentó golpearte con el arco. Te defiendes de sus golpes con los antebrazos. Te agachas y con la pierna logras tirarle al suelo, boca abajo. Consigues quitarle el arco y le pones la mano en la espalda, para hacerle una llave.

Te ríes de él mientras le sueltas la mano, después de haber hecho presión durante unos segundos.

-    Es tan fácil ganarte, Clint-

En ese momento (cuando Clint está libre de tu agarre), se tira sobre ti, con el arco en mano.

Aguantas un poco su peso hasta que él es el que habla:

-    ¿Seguiremos siendo novios? – le preguntaste aguantando su peso.

-    Depende de qué tan fuerte me pegues – respondió él con una sonrisa.

Te dejó un pico en los labios y tomaste la oportunidad para empujarle hacia un lado. Te levantaste y te sentaste en su regazo a horcajadas. Apoyaste las manos en su pecho y le sonreíste.

-    Acuérdate que esto es solamente un entrenamiento - le guiñaste un ojo.

-    Belén, de los dos, eres tú la competitiva - se rió mientras colocaba sus manos en tu cintura.

-    Como tú tampoco eres competitivo...

Clint se rió.

Te empujó hacia atrás, por lo que ahora Clint estaba encima de ti y entre tus piernas.

-    No me puedo creer que estéis haciendo guarradas aquí - habló alguien por la puerta.

Clint y tú mirasteis hacia arriba para ver quién era: Steve.

Ambos os levantasteis del suelo, porque Steve estaba básicamente echándoos de la sala entrenamiento (aunque solamente estabais entrenando, sin hacer "guarradas"). Al pasar por su lado, le palmeaste el hombro y le susurraste:

-    Tienes razón. Además, cualquier habitación siempre es mucho más cómoda.

La cara de Steve se puso completamente roja y por el rabillo del ojo viste que Clint levantaba una de las esquinas de su boca.