Fue el peor verano que viviste, sin duda alguna. Aunque gracias a dios tuviste más suerte que otra gente. Fuiste capaz de salir de Sokovia a tiempo. Estabas en uno de los pueblos vecinos para ver como tu ciudad, tu hogar; volaba y más tarde se destruía hasta las cenizas. Toda tu vida había acabado calcinada. A tu alrededor había gente llorando, o gritando a voces los nombres de sus familiares (que nunca aparecieron). Lo que más te dolía era saber que gente se había quedado en sus casas, y habían muerto.

La gente culpaba a los Vengadores por ello. Pero la gente no comprendía que ellos no eran el enemigo. Ellos nos habían salvado de algo mucho más gordo de lo que ocurrió.

No pudiste darles las gracias en persona a todos, pero, lo que más te costaba creer era que Wanda y Pietro (tus amigos de la infancia hasta que desaparecieron misteriosamente) habían formado parte de ese grupo de superhéroes. Tomaste el vuelo más barato a Estados Unidos (donde se habían quedado) para poder verles.

Encontraste a Wanda. Pero no a Pietro.

Wanda lloró como una magdalena mientras te contó cada cosa con detalles desde que desapareció. Te contó con pelos y señales como fue su estancia en las celdas con esos sueros (dijo que lo peor era ver a su hermano sufrir), luego fue lo de Ultrón y después como se unieron a Los Vengadores. Por último, lo más doloroso que tuvo que hacer, fue hablar sobre la muerte de Pietro.

Tú insistías en que no hacía falta que te lo contara, pero ella solo se quedaría desahogar.

-    Murió como un héroe, - habló cuando ya no lloraba. Tan solo se secaba las lágrimas involuntarias con un pañuelo. – Salvó a uno de los Vengadores y a un niño.

Se secó un poco las lágrimas     que tenía en las mejillas. Ambas permanecisteis en silencio, hasta que decidiste hablar:

-    Entonces véngale.

Wanda se quedó pensativa por un momento, pero poco a poco creció un brillo en sus ojos que te aseguraba que sí que le iba a vengar.

Y para eso tenía que ser una Vengadora.