-    Así que, eres un robot, ¿eh? – mascaste el chicle ruidosamente.

-    Sí.

-    Pensé que era maquillaje. Un muy buen maquillaje.

-    Pues no lo es.

-    ¿Los robots pueden comer comida normal? - cambiaste de tema.

-    No, no pueden comer comida.

-    ¿Y entonces por qué estás en esta cafetería?

Ultrón suspiró.

-    ¿Tienes nombre? – cambiaste de pregunta ya que viste que no te iba a responder.

-    Ultrón.

- Pues tenías cara de llamarte de Patxi.

-    No, soy Ultrón - bufó. - ¿Y no te puedes ir a otra mesa?

-    No, están todas ocupadas y esta era la única vacía.

-    No estaba vacía porque estoy yo - gruñó Ultrón.

-    Ya pero hablaba de humanos. Si hubiera hablado de robots, entonces la única mesa ocupada sería esta.

-    Eres rara.

-    Soy fan de los robots -le dijiste para que supiera. Hiciste una pompa con el chicle y luego volviste a mascarlo ruidosamente. - ¿Y los robots sienten frío?

-    No.

-    ¿Y se reúnen en una cafetería de robots para tomar algo y habar de cosas de robots?

-    ¿Qué demonios te pasa en la cabeza? – peguntó pero le ignoraste. – Claro que no.

-    No llevas ropa. – le dijiste, dándote cuenta ahora.

-    Ya. ¿Y?

-    ¿No tienes...? Ya sabes, ¿Eso?

-    ¿Qué es eso? – dijo Ultrón, esperando saber de qué hablabas.

-    Me sienta mal preguntarlo pero... ¿No tienes colita?

-    ¡No!

-    ¡Perdón! – levantaste las manos. – Pensé que eras un robot chico... Lo siento.

-    ¡Los robots no se reproducen así que no la necesito! ¡Y claro que soy chico!

En este momento te diste cuenta de que le habías sacado de quicio.

-    Oh vaya, esto se está tornando incómodo... - dijiste. La camarera se acercó con tu café y un donut de chocolate.

Ultrón lucía exasperado. Si tuviera pelo se lo estaría tirando ahora mismo. O se le estaría cayendo solo.

-    Vale, si los robots no se reproducen, ¿de dónde saliste tú?

Hizo un sonido de animal, mostrando su irritación.

-    Fui creado.

-    ¿Por quién?

-    Tony Stark - bufó.

Partiste en dos tu donut y una parte la metiste en el café para luego darle un bocado.

-    ¿Y el chicle? – preguntó Ultrón.

-    Me lo he tragado.

-    Menuda niña – se pasó la mano por la cara, exasperado. La mujer asiática que tenía pinta de ser médico de al lado de nuestra mesa se levantó y salió de la cafetería. Ultrón al ver eso, también se levantó. – Adiós niña.

-    ¿Te volveré a ver? – preguntaste esperanzada con la boca llena de donut.

-    Olvídame – dijo Ultrón sin mirar atrás.