Fated tracks pt. 2
Han pasado semanas desde el último día que la vi. Después de todo tenía razón, cosas como ver a alguien que creías perdido mucho tiempo después de su partida, no son posibles en ninguna vida. Incluso si es eterna. No hay segundas oportunidades.
Saqué un cigarro del empaque y lo encendí. Faltaban unos minutos para dar inicio al concierto en la ciudad. No era la primera vez que nos presentábamos ahí, pero se sentía como si lo fuera. Di una calada al pequeño cilindro de nicotina e inmediatamente dejé que unos segundos se expandiera el humo a través de mi garganta, hasta expulsarlo por la boca. Mentiría si dijera que no pensé en ella, que no la busqué después de ese día, que no registré el aire buscando su esencia. Estaba siendo objetivo, realmente quería conocerla. Se sentía como una pérdida doble, que a pesar de ser mucho después de la primera, duele con la misma magnitud.
Miré por la ventana del establecimiento para verificar la cantidad de fans que asistían. Las chicas estaban chismorreando sobre los ídolos de su preferencia, del nuevo álbum y muchas otras, de lo muy atractivos que son los integrantes de la banda. Reí un poco ante su ingenuidad. Terminé de fumar y tiré el cigarro a la basura, tomé mis auriculares y empecé a ensayar un poco. Estar ansioso por no encontrar a la mujer que había visto no me ayudaba en nada, lo menos que podía hacer era dar todo de mí sobre el escenario.
Y así transcurrió el tiempo, Yorke vino por mí y el clásico círculo de ideas y ánimo se hizo presente. Dije lo mucho que apreciaba el trabajo de todos. Teníamos que demostrar que el trabajo valía la pena. Nos abrazamos antes de salir al escenario. La canción de apertura fue Heaven.
Valió la pena cada extra que hice para poder venir a verlo. Era igual de atractivo que en foto. Coreé la canción junto a Abigail. No era de sus favoritas pero el ambiente no te dejaba alejarte de la sensación de euforia, ni mucho menos se podía evitar gritar y saltar junto a los demás fans. Sonreí cuando dirigió su mirada hacia nosotros para motivarnos a seguir saltando. A ese paso, el sudor se haría presente en pocos momentos.
Terminando dicha canción, Scribble and, Beyond hizo que todos liberaran su ser de algún modo. El típico headbang que se hace en un concierto de rock, era liderado en las filas principales donde nos encontrábamos ambas. Los sonidos ensordecedores de los fanáticos se mezclaban con los acordes y las notas de voz de la banda. Era un verdadero espectáculo digno de presenciarse.
El repertorio principal indicaba canciones muy movidas, pocos intervalos de descanso. Seguida de Deal with, sonó Where'd they go?. Y lo que jamás creí que sucedería, pasó... wire choir fue tocada durante la primera mitad del concierto. Canté a todo pulmón. Mi primera canción preferida de ellos fue esa, incluso cuando ya había escuchado todas las demás, había sido mi preferida. A pesar de no poder expresar el significado, podía sentir la pasión de la canción. Inmediatamente de que terminó, los cinco integrantes desaparecieron en sus camerinos. Eso anunciaba que posiblemente la primera mitad del show casi acababa.
Gracias al corte de música, me pregunté sobre la canción siguiente. Y también sobre las sorpresas que guardaban Tatsuhisa y Yorke para el final. Mis expectativas eran altas sobre eso.
-Apenas llevamos medio concierto y ya estoy completamente bañada en sudor. –reí sin reparo alguno y Abigail asintió.
-¡Lo sé! Verdaderamente son como máquinas. Uno diría que no se cansan.
-Rayos, sí. –sonreí completamente feliz. Apreciaba el momento en su totalidad.
Dentro de mí, la necesidad de corroborar mis pensamientos sobre nuestra ¨conexión¨ se hacía más grande. Era positiva con el sentimiento de ser correspondida. Hasta el momento ni una vez cruzamos miradas, ni mucho menos se había acercado lo suficiente como para tocarlo.
Platicamos sobre las ropas que usaban los integrantes. Generalmente, bajo su ropa para el concierto usaban su propia mercancía, haciendo más creíble lo orgullosos que estaban de su proyecto y la manera en la que crecía. Tatsuhisa llevaba su clásica playera negra de tamaño extra grande, al menos más que su propio torso, pantalones rasgados y tenis del mismo tono. Yorke tenía una sudadera pintada por él mismo, con el estampado de una calavera que se apreciaba por toda su espalda, unos leggins de imitación de cuero negros y sus Converse blancos. Me fijé en la batería de Ryo, ya que siempre me han gustado los motivos que usa, así como el color de los parches. Siempre era un modelo distinto, al menos en pocas veces repetía lo que ya había usado. Diría que mezclaba incluso cada una para crear un equipo nuevo. El juego de luces anunció el regreso de los chicos y salté gustosa de volver a escucharlos, posiblemente ni 10 minutos habían pasado desde que habían salido.
El clásico Rage on abrió la segunda mitad del espectáculo, generando más ánimo a los presentes. Habían algunos chicos entre el mar de mujeres asistentes. Algunos más jóvenes, otros casi de mi edad. Sonreí mientras seguía la voz del cantante. Yorke empezó a pintar sobre un lienzo de madera diferente, usando brochas gruesas y pintura en aerosol. Me fijé en la pintura esta vez, apreciando los rápidos movimientos del artista frente a su obra. Cada integrante de la banda hacía lo mejor para su equipo, sin lugar a dudas. Cuando terminaron la canción, Tatsuhisa habló por primera vez al público, algo que produce mayor comunicación entre ambas partes:
-Un placer regresar y verlos. –sonrió e hizo una reverencia. Todos aplaudimos ante el gesto, respondiendo a su comentario.
A continuación, nombró a Yorke y lo abrazó, dando presentación a su mejor amigo. Después siguió Taizo, el cual se veía bastante tierno al saludarnos. Shinji había vuelto a tiempo para unirse al abrazo de Tatsuhisa con los otros dos, y para cerrar Ryo se apegó a los cuatro hombres, regalando una gran sonrisa a sus espectadores. Todos ovacionamos fervientemente su trabajo, gritamos palabras de amabilidad y orgullo, cada uno retomó el puesto que ocupaba y Ryo marcó lo sucedería después:
-¡Levanten las manos! –gritó Tatsuhisa, cuando el ritmo de kick out se hizo reconocible para cada persona. Grité, emocionada por ver a quién elegirían para subir. Porque siendo honestos, ¿quién no quiere subir y abrazar a su banda preferida?
Las gotas de sudor volvían a formarse en mi frente. Comencé a cantar nuevamente, decidiendo en qué parte del anfiteatro haría la elección de subir a un fan. Escrudiñé cada rincón rápidamente, caminando por el escenario para ver mejor. Me arrodillé frente a las filas principales y miré a cada persona. Justo en la tercera fila, estaba la mujer que antes había visto. Palidecí brevemente, perdiendo el hilo de la canción en ese instante:
-Crush my eyes before If I don't wanna see your smile...
Ella siguió bailando y cantando, sin darse cuenta de la mirada que tenía puesta sobre ella. Ryo dio paso a la siguiente fase, donde el bombo y las palmas de todos hacían el fondo para la selección del fan afortunado. Yorke bajó y caminó a las gradas más altas, apuntando el rostro de un chico y una chica. Yo hice lo propio, señalando a la mujer que jamás creí ver nuevamente. Su amiga, le indicó lo que sucedía, ella dudó hasta que las demás chicas le decían que debía subir.
Caminó rápidamente hasta hacerse paso al lugar, subiendo hábilmente al escenario. Sonreía algo nerviosa de estar frente a mí, sin saber que yo estaba igual por dentro. Llevaba una playera del tour en color negro, no era de su talla sino más grande, sus piernas estaban descubiertas gracias a sus shorts y en su mano izquierda llevaba el anillo que recordaba haber visto antes. Yorke regresó con los dos chicos elegidos. Les aplaudieron a los tres y siguieron con las palmas, los tres se veían nerviosos por la situación pero no se negaron a cantar:
-Bring me tasty drink before I dry out. –ella inició la pista inmediatamente. Sonreí por su manera tan atrevida de cantar, a pesar de que no supiera cantar, al menos su voz se hacía paso a través del micrófono. Aunque posiblemente, me estaba fijando más en lo que hacía por mero capricho que por desmeritar a sus acompañantes. Yorke se quedó junto a ella y yo con los otros dos como habíamos acordado hacer.
Los demás fans gritaban y hacían coro a lo que los cinco ahora cantábamos, siguiendo la letra, haciendo movimientos con la cabeza o simplemente saltando. De pronto, se quedó la pista para la música nada más y ella ánimo a los participantes a seguir saltando. Eso provocó una reacción negativa en mí... Su esencia se hacía más perceptible para mi olfato, secando mi garganta en el proceso. Pronto acabó la canción, mientras ella corría a abrazar a cada integrante, empezando por Ryo, y finalizando conmigo.
Correspondí muy tarde, ella me sonrió antes de bajarse y volver a su lugar entre el auditorio. Suspiré un poco bajo y volví mi voz a los presentes, dando inicio a la siguiente canción.
Mis piernas temblaban, mis palmas sudaban frío y todo gracias a esa experiencia. Sonreí y abracé a Abigail al llegar a mi lugar. De inmediato, loose my breath resonó en cada pared. Canté sin pena, mirando al hombre que interpretaba la pieza. Quizás lo incomodé al verme tan atrevida en frente de todos pero... Deseé hacer eso desde que se convirtieron en mi banda preferida. En cuanto a corroborar ¨la conexión¨ entre ambos, simplemente me arrepentí. Tenía miedo de equivocarme.
Nunca regresó su mirada hacia mí después de eso. El concierto siguió su ritmo habitual. Al final, volvió a hacer una reverencia junto a Yorke, quien lanzó pulseras y muñequeras que había usado durante la presentación. Esperaba que Ryo lanzara sus baquetas pero no sucedió.
Salí junto a Abigail cuando todo había terminado, el staff ya retiraba los instrumentos y las luces del establecimiento habían sido encendidas, indicando el inevitable adiós. Me coloqué mi sudadera y guardé mis demás objetos en la pequeña bolsa que había llevado. Mi celular estaba lleno de notificaciones sobre el evento y sonreí. En nuestro camino por la salida, Abigail me pidió ir al baño antes de irnos. Yo mientras esperaría afuera.
Corrí y corrí por los pasillos del camerino hasta la salida. Por primera vez en la vida no quería dejarla ir. Analicé el aroma a mí alrededor para encontrar su esencia, ese olor nunca se me olvidó. Estaba mezclado junto al de otras miles de personas pero, su sutileza pronto se hizo más penetrante.
Ahí estaba, sola y revisando su celular. La miré fijamente, esperando que me notara esta vez. Caminé lentamente hasta ella, sin querer asustarla. Cuando se dio cuenta de mi mirada, se giró hacia mí y tuve que toser para aclarar mi garganta. Parpadeó un momento, como si fuera una broma.
La calle estaba casi vacía, salvo por los comerciantes y las personas que esperaban a alguien, como yo. Sentí unos ojos sobre mí. Esa mirada era igual a la que había sentido hace unos meses. Pasé saliva, inquieta de lo que sucedía. Dudé en fijarme hasta que sentí más cercana la mirada, alcé la cabeza para confirmar quién era. Y simplemente, no lo creía. Me paralicé al descubrir a Tatsuhisa Suzuki ahí. Volví a tragar saliva, dudosa de lo que pasaba.
Sus manos encontraron la mía. Ese tacto, también ya lo había sentido antes. Encontré mis ojos con los suyos y no supe cómo hablar, sólo pude sonreír sin saber por qué. Él tampoco habló aunque se aclaró la garganta. ¿Era verdadera esa conexión entonces? ¿Podía creer en el destino?
Era tonto pensarlo. Pero tampoco era una coincidencia muy común. Mordí mi labio ligeramente, pestañeando para despabilarme un poco.
-Tú eres a quien tanto recuerdo. Eres idéntica... -mis manos acariciaron su rostro. Actuaba como un loco. Ni siquiera sabía algo de ella, apenas y la vi dos veces antes de reencontrarme con ella. Su cabello rojizo ondeaba hasta sus hombros, cubriendo su cuello. Estaba suelto y despeinado.
Sus ojos abanicaron y reí. Ella sonrió nuevamente. Podía sentir su pulso aumentar y sus ligeros temblores, escuchar su corazón bombear tan rápido como podía y ver cómo se teñían sus mejillas por el tacto en su rostro. Sus labios entreabiertos eran una total invitación a los míos.
No se movió. Impactada por el momento aún no parecía notar lo que yo hacía. Acerqué súbitamente mi rostro al suyo, estampando salvajemente mis labios a los de ella. Obviamente no pudo corresponder de inmediato, y cuando lo hizo mi mano izquierda buscó reposo en su nuca, alargando el momento aún más. El aire hizo que ella se apartara con un suave empujón, mientras jadeaba. La solté, relamiendo mis labios para probar de nuevo el sabor que ella había dejado en ellos y esperando su respuesta ante mi primer comentario y a mi acción impulsiva, fuera cual fuera, no la dejaría irse de mí otra vez.
-Después de todo... No me equivocaba al sentir tanta atracción. Diré que fue el destino. –dijo bajando la mirada con una sonrisa.
Destino... O no...
Tomé su mentón, forzando a su mirada a encontrarse con la mía y sonreí de lado. Su mano derecha tomó la que sostenía su mentón, inhalé profundamente, llenando mi cabeza de su aroma y la miré:
-¿Cuál es tu nombre? –pregunté un tanto desesperado.
-Mi nombre es... -dijo y mi garganta ardió haciendo destellar bajo la luz mis colmillos.
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