Dancing ¨Haruhana¨
Entré a hurtadillas al estudio de ensayo. A él no pareció molestarle en lo absoluto, centrado en sus pasos de baile. ¨Uta no prince¨ mantenía muy ocupada su mente y también su cuerpo.
El sudor se pasaba por sus pómulos, su cuello, pecho y en la espalda se veía también una gran mancha de humedad. Se movía de un lado a otro, participando en cada coreografía que imponía alguna canción de su show. Sus pies hacían un pequeño brinco en ocasiones y un giro en otras. Hasta su cadera prendía la sensualidad de su cuerpo. En verdad que estaba encendiendo el ambiente.
La cooperación con sus bailarines era prodigiosa. Esa canción, ¨No. 1¨ era de las más movidas que tenía y se veía que disfrutaba de moverse, junto a la característica de tener un toque erótico y de dominancia hacía que se creara una armonía casi caótica y especial. Su voz sonaba en los parlantes e inundaba la estancia.
Una... dos... tres veces hasta que se cansó de ella. En verdad ya le había salido completa y se merecía un descanso. Al ser una simple acompañante ocasional, era obvio que me había metido sin permiso de los representantes, y del propio grupo de seiyuus así que recé para que ninguno me corriera en ese momento. Tatsuhisa notó mi presencia de inmediato y caminó hacia mi lugar en las sombras luego de tomar una botella de agua y beber de ella.
-¿Qué haces aquí? Pensé que estarías en tu estudio hoy.
-Salí temprano y quise pasar a verte...
-¿Te dejaron entrar?
-Nop... Entré a escondidas.
Una risotada suya alertó a los demás de que estaba ahí. Suspiré y busqué ocultarme o salir de inmediato pero su brazo me detuvo. Gruñí. Seguro que haría que pagara por andar visitando sin permiso.
Conocía de vista a los que estaban. Exclusivamente, ¨Quartet Night¨ estaba ensayando ese día ahí pues no tenían espacio en su agenda para ensayar otro día. Salvo por algunos integrantes de ¨Starish¨, sabía quiénes eran cada uno. No les hablaba del todo pero tampoco iba a negar un saludo.
-H-Hola...
-Vaya, vaya, una espectadora inusual –comentó a manera de broma Morikubo y yo reí un tanto apenada. A eso él también sonrió.
-Qué raro es que alguien se le escape a los guardias, ¿con qué los sobornaste? –dijo Maeno y yo agaché la mirada. Realmente había huido de ellos cuando querían atraparme y bueno, dejaron de buscarme después de un tiempo.
-Oh vamos, no la molesten. Seguro quería ideas para sus ilustraciones –un tierno y amigable Shouta expresó.
-Bueno, bueno. Ya que está aquí puede ayudarnos a encontrar fallos en nuestras coreografías.
-¿Eh? No, no... yo me voy enseguida...
La mano de Tatsuhisa se aferró aún más a mí y fruncí el ceño. Ese hombre...
-Muy buena idea, Suzuki-san –dijo Morikubo y yo me congelé. ¿Cómo podía criticar algo que me parecía perfecto sin más? Ni siquiera sabía bailar. Sin embargo no pude detenerlos y me obligaron a mirar.
-¿No se supone que tienen maestros de baile? –dije dejándome arrastrar por el señor ¨No. 1¨.
-Síp, pero hoy nos toca estar solos y bueno, estás tú.
No tenía sentido su argumento pero ya estaba metida en el lío. Cada uno danzó al compás de su canción. En parejas, solos, en cuarteto... todo salía a la perfección. Salvo por unos cuantos errores de pasos mínimos, todo había ido de acuerdo al plan. Jugué con mis dedos durante el descanso y había llegado la hora de irse cada uno a su hogar.
-¿Me acompañas a casa?
-¿Necesitas niñera? –bromeé mientras tomaba mis cosas y ladeaba la cabeza esperando que Tatsuhisa tomara las suyas.
-No, pero necesito ayuda. Es un ensayo nada más.
-Está bien.
Contesté y tras despedirnos, salimos a la calle. Evité mirar a los lados por miedo a que los guardias me reprendieran, pero todo salió bien. Suspiré aliviada. Caminamos hasta un centro comercial cercano al lugar y compramos una bebida cada quien.
Me hizo platicar de mis futuros proyectos y dije lo más mínimo. Eran sorpresas que tenía para la banda y no planeaba dejar que lo descubriera. Al fin al cabo, algo bueno podría resultar de eso. Yo también insistía con temas de arte y algunos de historia, porque a veces él tomaba una postura y yo otra, así que podíamos reír mientras argüíamos respecto al punto de vista ajeno. La charla se hizo así hasta su casa, donde entramos en silencio y no supe qué hacer...
-Ponte cómoda, o simplemente baja tus cosas. Tu bolsa se ve pesada, mujer.
-Bien... ¿en qué querías que te ayudara?
-Ah, es verdad. Bueno, la canción estelar esta vez es ¨Haruhana¨. Como sabrás es dúo de Aoi y yo pero digamos que siento que me falta algo...
-Pero si te salió perfecto... Ni un errorcito hubo. Además estaban muy sincronizados.
-Sí pero... Creo que saldría mejor si me ayudas a ensayarla. He visto que a veces haces los pasos y no estás tan rezagada. Así que, por favor...
Me pasmé un poco. ¿Había visto mis bailes tontos donde imitaba sus movimientos? ¡Demonios! Suspiré tras una larga y profunda inhalación, nada más para asentir ante su petición. Estaba nerviosa de fallar pero no podía negarme.
Sonrió y me llevó a una especie de sala donde ensayaba al parecer. Como casi nunca iba a su casa, me era extraña. Puso la música de la canción e inició sus movimientos con las manos. Me correspondía hacer lo que Shouta hacía, por lo que continué su ritmo. Y me equivoqué.
Gruñí y negué. Me apenaba el hecho de trataba de ayudarlo y estaba fallando en el intento. Respiré y volvimos a empezar. Así pasó una hora hasta que todo salió sin problemas. Decidimos descansar porque eso también afectaba el desempeño de ambos. Tirada en el piso yo, me maldecía por aceptar propuestas de ese tipo siempre.
Cuando acabó el breve receso, se levantó de su asiento y me sonrió:
-Ahora observa.
Nuevamente la música inició y yo atendí su orden. Se movía con fluidez, cantando también mi canción favorita de él siendo Ranmaru Kurosaki.¨ Haruhana¨ era encantadora, sensual, divertida, rítmica. Parecía una canción para una pareja que estuviera alejada una de otra pero que igual se amaban. La última vez que había visto esa coreografía, había sido frente a mi computadora pero ahora en carne propia... Sus piernas se marcaban perfectamente con cada suave vaivén y el movimiento de sus manos era tranquilizante.
En la última parte antes del cierre donde interactúa con Shouta, no pude evitar sonrojarme porque se acercó hasta donde yo y me obligó a seguir su compás. Era como si me cantara a mí. Un momento demasiado efímero...
La canción terminó y cambió un poco su postura:
-¿Y bien?
-Ya está aprendida –sonreí tratando de alejarme un poco de él. No estábamos tan cerca pero... era obvio que me gustaba y lo notaría de esa manera.
-¿Bailarías conmigo nuevamente?
-Cuando lo necesites. –Reí – Aunque, se me hace una canción para una pareja ya consolidada. Más íntima de alguna manera. Ya sabes, para bailar casi un vals.
-Nunca lo había pensado así... Bueno, ¿intentamos?
-¿Qué? No sé bailar eso...
-Yo tampoco. Pero seguro que el ritmo nos lleva.
Tomó mi mano y mi cintura, una cosa en cada mano suya según la ubicación de nuestros cuerpos y se guió de la música. Yo sabía dónde hacer las vueltas y logramos emparejarnos después de ellas. Justo en esos tramos donde canta el dueto, era donde me alegraba más de estar así con él. Y entonces, al final de la pista, nos acercamos tanto que terminamos besándonos. Suavemente, sin presión.
-No me imagino qué habrías hecho de haber querido ensayar ¨No. 1¨...
-Sería como un striptease, ¿no? –reímos porque la agresividad y movilidad de la canción mencionada daba para eso y más. Su letra incluso motivaba el deseo.
-Pero eso será para alguien más –dije y me aparté de él con una sonrisa a lo que él rió.
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