
5 #DetrasDeLasNubes
•5 largos años habían pasado mientras tú te encontrabas allí encerrada, vivías paranoica, la cárcel de mujeres te cambio la vida rotundamente. Te perdías un segundo de vista a alguien y ya te robaban, pegaban y destrozaban tus pertenencias por diversión.
Habías sido apuñalada tres veces, una de ellas por la espalda.
Pero lograste sobrevivir, tu condena se había cumplido y debiste hacer un gran esfuerzo para no caer en los incentivos de las recluzas para meterte en problemas y alargar tu condena.
Saliste por las puertas de la gran prisión de Japón con tu mono naranja de recluzas, tus pocas pertenecias como tú cepillo de dientes y tus fotografías y tu bolso colgado al hombro.
No sabías que esperar, durante tu estadía allí no hablaste con nadie, no tenías familia, y tus Compañeros de la policía que trabajaron junto a ti en el caso Kira no volvieron a contactarse contigo...y no te molestabas por ello sabías que tenían una reputación que mantener.
Pagaste con cinco años de tu vida los crímenes que cometiste, y aún creías que era poco, por las noches recordabas los rostros de las personas, habías enterrado la death note quedándote solo con una pequeña porción de hoja para recordar todos tus crímenes y habías dado libertad a Tarren quien estaba reacio a abandonarte, para luego darte cuenta que estaba encariñado contigo.
Caminaste firme por la arenilla del camino hacia el exterior, estabas yendo por el patio hacia las rejas que separaban la prisión de la calle, tu mirada era dura y fría, completamente diferente a la asustada y llorosa que tenías cuando ingresaste.
-suerte ______- se despidió el joven penitenciario que te acompañaba a la puerta, eras muy tranquila y te ganaste el cariño de algunos de tus cuidadores.
-Igualmente Leon- sonreiste de vuelta al joven, y las puertas se abrieron para dejarte libre.
Te dirigiste a la calle sin saber que hacer, soñaste mucho tiempo con este momento y ahora no sabías por donde empezar, ni siquiera estabas en una ciudad, te encontrabas en el medio del desierto.
Una limosina negra estaciono frente a ti saliendo de la nada. La puerta se abrio invitándote a entrar, la miraste extrañada, asomandote al interior y tus ojos se abrieron de sorpresa .
-Ryusaki-exclamaste al ver al joven sentado en posición fetal, como lo veías siempre hace cinco años atrás.
-_______- respondió el observándote penetrante-entra, debemos hablar -
Subiste insegura a el transporte para darte cuenta que era Watari el que manejaba
-¿que hacen aquí?-preguntaste confundida
-terminaste tu condena, pagaste tu deuda, te necesito para un caso ahora-dijo el joven con frialdad, sonreiste torcidamente
-me extrañaste- afirmaste acomodándote a tus anchas en la limo mientras Watari se dirigía a la ciudad
-has cambiado-muemuro el con algo de decepción
-solo si supieras...- suspiraste pesadamente intentando ocultar el rubor de tus mejilla
Todo su ser era completamente distinto, solo una cosa mantuvo desde que entró en prisión hasta que salió, y eso era su eterno amor por Elle Lawliet.
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