Capítulo 5
Miro fijamente la carta que yace entre mis manos, luce algo vieja como para haber sido escrita recientemente. Es como si el autor se hubiera tomado un gran tiempo para hacerlo.
— ¿Segura que quieres hacerlo sola? —me pregunta George, con una seriedad que no es propia de él.
De mis labios no salen las palabras que deseo decir, me siento paralizada; así que solo asiento. Sucesivamente, él me regala una extraña sonrisa, que me transmite cierta calma.
— Okey —dice, extendiendo su mano hacia mi hombro. George está muy extraño desde esta mañana; nota mental: Averiguar qué le pasa —Igual quiero que tengas claro que si quieres hablar de alguna cosa, digo...
George nervioso, vale, eso es nuevo
— Pues no dudes en ir a mi casa. ¿Vale?
— ¿Tu casa? —Aprieto la carta y siento las iniciales JYL moverse —Pensé que ese sitio era custodiado por demonios malignos del averno
George ríe
— Eso te lo dije cuando tenía diez años, Lay. No te burles
Rememoro esos años junto a George. Él y yo sentados en carpetas adyacentes, lanzándonos papeles y creando un ambiente de diversión. En aquel tiempo en el que no existía Tobías y donde George y yo no nos sentíamos incómodos el uno con el otro.
El timbre suena incorporándome a la realidad
— Vale, esa es la Georgieseñal. Este chico se tiene que ir, ya.
— Anda entonces
George corre y su rastro desaparece entre la multitud de estudiantes dispersos por allí. Miro al cielo, y el sol parece confabular en contra mía alumbrando mis partes más pálidas.
Suspiro y vuelvo a retomar mi atención en aquella carta misteriosa, la llevo hacia mi rostro y aspiro el aroma que sale de él, al menos para averiguar algo.
Nada. Huele simplemente a hoja nueva
Estoy tan nerviosa que decido guardar la carta para después. Además no quiero que Tobías tenga otra excusa para ponerme en contra de mi madre.
Literatura, allá voy
— Oye, anómala, quieta ahí —me impone Mía cerrándome el paso — No creas que se nos ha olvidado el tramo tan largo que nos hiciste correr hace rato.
— No debería ser corto debido a tu gran historial de corredora profesional, Mía—le respondo observando atentamente sus ojos azules
— Oh, ternurita. Miren chicas, una fan mía
El séquito de Mía cae en risas descontroladas.
— Mira, no tengo tiempo para esto, algunas si estudiamos en esta escuela.
Mía alza su brazo y lo extiende en dirección a mis cabellos, los toma y se ríe.
— ¿Qué más te queda? Digo, con esa imagen de vagabunda. Lay, por favor. Al menos cuida tu cabello, el pobre grita por auxilio.
Me soplo el cabello que cae en mi rostro y aspiro algo de aire para controlar mis palabras próximas.
— ¿Acabaste?
Mía, con el gran escote que lleva, ya ha ocasionado que tres chicos al costado se caigan a sus pies, literalmente.
Ahora es cuando agradezco mi falta de gracia.
— Chicas, el timbre ha sonado hace diez minutos. ¡No es posible que sigan charlando como si nada!
¡¿Charlando?! No sé si en las escuelas los profesores son idiotas o simplemente se hacen.
— Disculpe, profesor Baker —habla Mía con su acostumbrado acento con gemidos incluidos. Me dio risa pensar que esta mañana la imitaba —Es que en este establecimiento tan grande, a pesar de los años, una se pierde.
Baker se muerde el labio. Asqueroso.
— Yo podría indicarle el camino si le parece bien, señorita Ward —Baker se puso los lentes que hace un rato estaban siendo limpiados por él mismo —Conozco cada rincón a la perfección y conmigo a su lado jamás correría esa suerte.
Aprovecho que Mía esta distraída y me voy lo mas rápido que puedo. Llego a los pasillos y en seguida, busco mi casillero. Lo único bueno de esto, de llegar tarde a una clase, es que al momento de recoger tus libros el pasillo está completamente vacío; y finalmente puedes suspirar en paz.
Pongo la difícil combinación de 123 y saco mis libros de literatura clásica. El olor impregna mis fosas nasales y una sonrisa escapa de mí. Podría decir que los clásicos son mi debilidad más secreta.
La clase transcurrió con normalidad junto a Asturias. Algunas personas durmiendo y otras comiendo, era lo típico allí. Sin embargo, lo que más llamo mi atención fue que a mitad de la clase, Asturias, hablara sobre su hermano, Benjamín. Nos comento que el director finalmente haría una aparición a mitad del mes y que por eso iba haber un gran baile, como una bienvenida y como una celebración por su regreso. Lo que se me hizo raro fue que no hablara de su enfermedad, casi es un tema tabú aquí. Aunque hay muchos rumores, nadie se atreve a afirmar nada.
¿Cuál seria la más creíble para mí? Definitivamente la que habla sobre que él, en realidad, no está vivo; y que no lo quieren decir, ya que eso traería problemas financieros al hermano y a la esposa.
Yo siempre tan intensa
Terminada la clase, por fin, me dirijo casi corriendo al baño. Es como si carta adentro de mí bolsillo latiera por ser tocado por mí. Entro al baño y me voy al último lugar, al final de todo. Cierro con seguro y me siento en la tapa del inodoro. Suspiro y abro la carta con suma delicadeza. Mis ojos se pierden en el JYL por unos segundos mientras tanto.
Imagina un mundo con JYL
El título logra que mis palpitaciones se desborden descontroladamente.
Primero que todo, felicidades. No muchos tienen el privilegio de recibir nuestras cartas y me refiero a "nuestras" porque somos un conjunto de personas que trabajan para lograr cosas que a simple vista podrían pasar como imposibles. El "imagina" siempre irá en nuestros títulos porque resalta tus pensamientos e ideales; y logra juntarlos para que podamos resolverlos. En fin, esta introducción no va a ser muy larga, ya que hay muchas cosas por decir aún.
Comencemos con el JYL, que supongo te debió haber causado una gran conmoción. Apostamos que lo primero que pensaste fue que era una broma, un mal chiste de Mía y Belinda. Lo clásico.
¿Cómo sabe esos nombres? ¿A caso estas personas van a la escuela? No, no puedo estar creyéndome estas patrañas.
Imagina un mundo con JYL, esa será nuestra misión de hoy. ¿Qué pasos debes seguir? A continuación los explayaré punto por punto para que no te pierdas:
Enrollo la carta en una bola de papel y lo tiro con total furia a la basura. Nadie me va a decir lo que tengo que hacer, esto como broma ya paso todos los límites. Empujo la puerta y acto seguido me dirijo en dirección a ellas, las estúpidas de Mía y Belinda. El pasillo se hace cada vez más pequeño a medida que avanzo.
Algo dentro de mí reclama ser sacado; y sí, esta vez no me voy a controlar.
— Entonces yo le dije: Iluso, por favor, mírame y mírate a ti —ríe —Y el pobre hasta lloró
— ¡Mía! —grite, agarrando sus pelos sueltos de atrás. Ella grita y de pronto todos alrededor nos prestan atención.
— Ay, suéltame, Starkey —llora intentando sacar mis manos de encima
Belinda y su demás sequito me empujan; y ahí es cuando caigo al vacío, solo que esta vez mi destino parecía querer ir en otra dirección. Siento unos brazos que sujetan fuerte mi cintura, no puedo evitar sentirme vulnerable frente a ese alguien. Giro mi cabeza para observar quien era y mi sorpresa se asoma cuando visualizo un rostro sonriente.
Es John
— Casi te caes —dice y en sus labios suena como un buen chiste.
Sé que me voy a criticar mas tarde por esto, pero es difícil ser una chica dura cuando el chico con el que sueñas en las noches te toma entre sus brazos.
— Casi —susurro sonriendo también
— Eres una bruta, una salvaje, voy a hacer que te expulsen, maldita —Mía grita
Los gritos de Mía vinieron para salvarme porque finalmente tuve fuerzas para separarme de John. Él me observa como si realmente fuera la primera que me ve, lo cual es gracioso porque los dos estudiamos aquí desde primaria.
— No vale la pena Mía, no pierdas la clase —le aconseja Belinda echándome la peor de las miradas.
— Si, Bel. Vamos a la dirección ya mismo
John se arrodilla y algo rojo molesta a mis mejillas.
Vete, Lay. Vete.
Sigo mis instintos y volteo, busco la mejor salida posible y...
— Eh, Layla, espera —Paro y mi respiración se corta —Se te cayo esto
Me giro hacia John y un escalofrío recorre mi espalda. Es la carta, la misma que tenía las iniciales JYL. Y esta vez está entre sus manos.
— ¡Dámela! —le grito y le quito rápido la información
Él ríe
— ¡Joder! ¡Qué rara eres! —dice y se va
Abro la carta rápidamente y me doy cuenta que es la misma, el mismo título, las mismas menciones pero cómo.
Claro, puso una en mi bolsillo derecho y otro en el izquierdo; de algún modo sabía que iba a romper la primera.
Rápidamente, me ubico en la línea donde me quedé y lo leo.
Primer paso: Irás al patio central de la escuela, a la salida, cuando esté más concurrido.
Segundo paso: Te acercarás al grupo de John y coquetearás con Stuart su mejor amigo.
Tercer y último paso: Harás lo mismo con John y lo besarás frente a su novia; y frente al chico con el que coqueteaste anteriormente, su amigo.
— No voy a hacer eso —digo fervientemente
Imaginar tiene su precio y cumplirlo también. Más te vale hacerlo porque sino tu gran secreto será contado.
No pueden saber aquello, debe ser una mala broma.
Pista pequeña si no nos crees: Campamento de Halloween, ocho años atrás.
Una lágrima moja el papel. Lo saben.
¿Imagina una vida con JYL?¿Te aventuras?
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Espero les guste, es lo más largo que he escrito, creo. Dejen su voto y comentario si les gustó y sino, igual gracias por darse el tiempo para leer :'D
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