ENTREVISTANDO A... (Fanfic)
¡Hola a todxs! La intención de este pequeño fanfic es que te lo puedas imaginar con la persona que tú elijas. Para eso, pon su nombre cada vez que aparezca el espacio en blanco: __________. ¡Disfrútalo con tanta gente como quieras!
Email:
De: [email protected]
Para: Mí
Buenos días:
De cara al gran evento que tendrá lugar las próximas jornadas en nuestra ciudad, le proponemos realizarle una entrevista en exclusiva a __________. La idea es llevarla a cabo de manera informal, con la intención de captar la faceta más natural de dicha persona. Se realizaría el próximo viernes a la mañana, en el hotel en el que se alojará la estrella.
En caso de que desee asumir dicha responsabilidad, has de ponerte en contacto con nosotros en un máximo de tres días y le proporcionaremos más información.
Gracias por tu atención.
– ¡¿Qué?! –me froté los ojos con las dos manos y volví a comprobar el remitente, para asegurarme de que no era una broma–. ¡No me lo puedo creer! ¡Famosos al descubierto quiere que le haga una entrevista a quien y a mi estrella preferida! Tiene que ser un sueño –grité a pleno pulmón en mi habitación, aunque solo me pudieran escuchar las cuatro paredes y una mosca que andaba dándome el coñazo.
Respondí el mensaje sin dudarlo y a los dos días ya tenía todo listo, desde las preguntas hasta la ropa que me iba a poner. Cuando por fin llegó el gran día me desperté temprano, me duché y me preparé para ir al hotel con bastante antelación. Repasé las preguntas por última vez e intenté calmarme, pensando en cómo iba a reaccionar cuando viera a __________ en persona.
***
–Buenos días, tú debes de ser la persona que va a entrevistar a __________ –me saludo en la recepción del hotel un hombre de traje.
–Sí, eso es. Tengo una cita concertada para las once y cuarto –le expliqué enseñándole mi DNI, el título de periodista y la acreditación por parte de la empresa que me había contratado.
–De acuerdo. Tercer piso, puerta 231 –me indicó tras haber comprobado todos los documentos.
– ¡Hola! –me dijo __________ sonriente–. ¿Vienes por la entrevista de las once?
Yo, aunque me había imaginado ese momento miles de veces, me quede con los ojos abiertos como platos y sin saber qué hacer. Mis músculos no me respondían y el corazón me latía tan rápido que pensaba que se me iba a salir del pecho.
– ¿Estás bien? –me preguntó __________ al ver que ni hablaba ni me movía de la puerta.
–Esto...yo...–empecé a decir, sintiéndome idiota por no reaccionar– sí, sí, estoy bien –logré escupir, aun sin salir del ensimismamiento.
–Vamos, no te quedes en la puerta –dijo a la vez que me ponía la mano en la espalda y me llevaba hasta el salón. Cuando me tocó sentí un escalofrío y les di las gracias a mis pies por andar, ya que no me veía capaz de ello–. Siéntate donde quieras, que voy a por algo de beber y ahora mismo vuelvo.
Creo que perder a mi ídolo de vista por un momento me vino bien para tranquilizarme y pensar en cómo arreglarlo. Acababa de sacar mi cuaderno de notas para buscar las preguntas cuando __________ entró otra vez en la sala con dos vasos llenos de mi bebida favorita y unas galletas y se sentó a mi lado en el sofá.
–Bueno, empieza cuando quieras –me animó.
–Em sí, sí, ahora mismo –dije pasando las páginas de mi cuaderno–. Aunque primero quería pedirte perdón por lo de antes. Es que soy tu fan y... no ha sido queriendo pero... en cuanto te he visto me he quedado sin saber que hacer –me disculpé con vergüenza.
–Ah, no te preocupes, no pasa nada –le restó importancia despreocupadamente. Yo suspiré con alivio, e intenté olvidarme del incidente. Entonces puse en marcha la grabadora para empezar con la entrevista.
–Primera pregunta –comencé ya más tranquilamente–. ¿Cuándo tenías siete u ocho años te imaginabas en el mundo de la fama?
***
Al cabo de una hora la entrevista terminó. La verdad es que nos echamos unas risas y me lo pasé muy bien. Fue como una quedada de amigos, y me dio pena no tener más preguntas que hacerle.
–Pues, por desgracia, esto es todo –se notaba la tristeza en mi voz.
–Vaya, se me ha hecho muy corto. Me lo he pasado muy bien contigo y espero volver a verte pronto –confesó y me dio una abrazo. Yo noté que me empezaban a temblar las piernas, pero me las arreglé para contestar.
–Sí, yo también espero que nos volvamos a ver –dije dirigiéndome a la puerta.
Sin embargo, mis nervios me traicionaron y cuando di el tercer paso pisé mal, me torcí el tobillo y, con un "crac", me caí al suelo. De repente me empezó a doler muchísimo y no me podía levantar. Era como si me estuvieran dando millones de pinchazos a la vez y apenas podía contener las lagrimas.
– ¿Estás bien? –me preguntó __________ con voz preocupada mientras se acercaba a mí. Los nervios ya me habían abandonado, pues solo me dolía el pie.
–Me he torcido el tobillo derecho y me duele mucho –susurré, porque el dolor casi me impedía hablar.
– ¿Puedes andar? Ven, sujétate a mí –y me pasó un brazo por la cintura para ayudarme a levantarme.
Apoyé el pie en el suelo e intenté andar, pero el dolor se intensificó y si no hubiera sido por __________ me hubiera vuelto a caer.
–No, no puedo andar –confirmé, agarrándome con más fuerza.
–Vale, entonces te llevaré al sofá –me hizo saber, cogiéndome con los dos brazos y tumbándome con cuidado en el diván–. Lo tienes algo hinchado y caliente –me advirtió–. No sé demasiado de primeros auxilios, pero creo que es mejor que estés sin zapato y con la pierna en alto –iba diciendo a la vez que amontonaba los cojines para que pusiera el inflamado pie encima.
El tobillo me dolía mucho y empezaba a pensar que sería una fractura. Aun así, estaba feliz porque me cuidaba mi estrella favorita.
–Voy a por algo de hielo para que te calme el dolor y también llamaré al ambulatorio. Tú no te muevas –indicó mientras me acercaba el mando de la televisión.
–La verdad es que tenía pensado ir a correr un rato hasta que volvieras –bromeé sarcásticamente y al darse cuenta de lo estúpido del comentario, comenzó a reír.
Al rato volvió con una bolsa de hielo cubierta por una toalla y me la puso en el pie derecho. Me sobresalté por el contacto frío, pero es verdad que me fue calmando. __________ se acercó a mí y se sentó de rodillas en frente, acariciándome el pelo.
–Sabes, aunque pueda sonar un poco cruel, por una parte me alegro de que te hayas caído –manifestó suavemente y yo puse cara de extrañeza–. Así podemos estar más tiempo juntos –se explicó y me dio un beso en la frente.
Sonreí y cogí su mano, haciendo que se acercara a mí. __________ me respondió con otro beso en la frente, seguido por uno en la mejilla. Entonces rodeé su cuello con mis brazos, haciendo que se tumbara encima de mí, pero tuvo cuidado de hacer fuerza para no dejar caer todo su peso. Me acarició la cara lentamente y yo me fijé en sus labios. Poco a poco nos fuimos acercando y acabamos fundiéndonos en un agradable e intenso beso. Un beso que hizo que incluso me olvidara del dolor del tobillo. En cierto momento, se separó y me susurró al oído:
–Ahora creo en el "amor a primera entrevista".
Sonreí y volví a juntar nuestros labios apasionadamente.
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