5. ¿Quién miente?
https://youtu.be/k4V3Mo61fJM
No sé cuánto tiempo permanecí oculto bajo el edredón en mi cama. Sentía que el mundo se me caía encima. Estos meses había estado más o menos bien porque había puesto un muro de hormigón entre los recuerdos y yo, pero ahora se había resquebrajado y todo salía a la superficie sin control.
El partido, la cena en familia, la fiesta, la discusión, la carretera, Amber, el caos...
Amber..., la echaba muchísimo de menos. Cualquier cosa me recordaba a ella y tener la certeza de que nunca más la iba a tener entre mis brazos hacía que se me encogiera el corazón y se me saltaran las lágrimas. Nuestra historia de amor no fue muy larga y acabó de la peor forma posible. Pero fue la primera chica a la que amé y estaba convencido de nunca más sentiría nada parecido.
Quería quedarme en la cama todo el día, pero era un simple mortal y estaba a punto de hacérmelo encima. De mala gana me levanté y me pasé a la silla. Iba a entrar al cuarto de baño cuando me llegó la voz de mamá.
Hablaba en voz baja, pero, desde aquí sus palabras llegaban nítidas a mis oídos. Parecía que estaba hablando por teléfono y supuse que era con la tía Bethany.
—No sé qué hacer... Creía que alejarnos de allí le vendría bien y al principio lo vi más animado, pero ahora...
—Fue horrible. Demasiado para mi niño. La familia de esa chica, los compañeros, incluso su propio padre... Todos lo señalaron con el dedo. Él no tuvo la culpa, Bet...
—Ayer lo fui a buscar y vi que había estado llorando, algo le ocurrió, pero no me cuenta nada... Ya sé que es un adolescente, pero necesita soltarlo, no es bueno que se guarde todo el dolor dentro.
—Hago todo lo que puedo por él, pero parece que no es suficiente...
Oí los pasos de mamá y entré en el baño, no quería que supiera que la había estado escuchando. Aproveché para darme una buena ducha y llorar sin que ella lo notara. Todo había ocurrido por mi culpa y sabía que ella estaba sufriendo por mí.
La mudanza, el divorcio de mis padres, el odio de mis amigos, el descenso del equipo. Todo había sido por mi culpa, por lo que hice...
Dejé que el agua se llevara la suciedad de mi cuerpo y la negatividad de mis pensamientos. Fix you de Coldplay inundaba el baño con su melodía y me acompañaba en este acto purificador.
Salí de la ducha sin demasiado problema. Habíamos reformado el baño para que yo pudiera bañarme solo. Unas barras y una banqueta ancladas a la pared me permitían hacer las transferencias desde la silla de ruedas.
Ya vestido y algo más animado, cogí el móvil para cargarlo y recordé el mensaje de Número Desconocido. Seguía creyendo que me tomaba el pelo y pensaba no responder, pero había algo que me sacaba de mis casillas...
Brian: En tus sueños...
Brian: Dudo mucho que nos veamos.
Brian: Por cierto, soy Brian, no Briancito...
???: Te has tomado tu tiempo para responder, ¿eh, Briancito?
???: No te preocupes, en mis sueños también sales. Si quieres, te cuento.
???: 😝😝
Brian: Preferiría no saberlo.
???: ¡Aburrido!
Brian: No soy aburrido.
???: Lo que tú digas...
???: Nos vemos esta noche. Te prometo que no podrás quitarme los ojos de encima...
Brian: 🙄🙄🙄
Brian: ¿Sigues con eso?
Brian: Sé de primera mano que nadie viene a casa esta noche.
???: ¿En serio?
???: Siento darte una mala noticia...
???: Quien te haya dicho eso miente como un bellaco.
???: Por cierto, es de mala educación largarse sin despedirse.
Brian: ¿Quéee?
Brian: ¿De qué hablas?
La batería se acabó y mi móvil se apagó. Más tarde miraría su respuesta, si es que contestaba. Lo enchufé y pasé por la cocina. Mamá estaba correteando por la cocina y revolviendo en los armarios.
—¡Mierda! Mal día para tener la despensa vacía—dijo entre dientes.
—Pedimos pizzas y ya—sugerí.
Ella me miró como si le hubiera dado una gran idea.
—¡Eso es! Así ahorraría tiempo... ¡Eres un genio!
Mamá me abrazó y me revolvió el pelo, despeinándome en el proceso. Luego cogió las llaves y corrió hacia la puerta.
—¡Encárgate de las pizzas! El dinero está en la lata de siempre. ¡Enseguida vuelvo!
No entendía a qué venían tantas prisas. Se suponía que hoy no venía nadie a casa. O, al menos, eso creía. «¿Mamá sería capaz de mentirme?», pensé. Recordé lo que había dicho Número Desconocido y enseguida lo descarté. Seguramente solo trataba de tomarme el pelo.
Miré el reloj de la cocina y decidí esperar unpoco antes de pedir las pizzas. Vi un capítulo de los Bridgerton y cuando acabóhice el pedido. Llegaba en veinte minutos y mamá todavía no había regresado dedonde sea que había ido.
Tocaron el timbre y abrí. Era el repartidor con las pizzas. Debía tener, como mucho, un par de años más que yo.
—¡Hola! Traigo sus pizzas. Una hawaiana con piña y otra de pepperoni, ¿correcto?
A mamá le encantaba la pizza con piña y a mí me parecía una mala combinación de alimentos, pero no era nadie para discutir los gustos de la gente.
—Sí, pedí esas dos. —afirmé.
El repartidor fue a darme las pizzas y me miró con vergüenza.
—¡Oh, lo siento! No me había dado cuenta...
Sus ojos no se apartaban del lugar donde debían estar mis piernas. Si me pagaran cada vez que me pasaba esto, ya sería millonario.
—¿Darte cuenta...? —Lo invité a seguir, quería ver hasta dónde era capaz de llegar.
El joven me miraba a mí y a las pizzas alternativamente.
—Que no puedes coger esto—dijo al fin.
—¿En serio? Vamos a apostar—dije—. Si cojo las pizzas y se caen, te las pago y ya está. Pero, si las cojo y no pasa nada, tú invitas. ¿Trato hecho?
Extendí la mano para cerrar el trato. El repartidor me miraba con temor. Parecía estar luchando internamente. Al final se decidió.
—Tengo prisa, la moto está mal aparcada y no quiero comerme una multa, así que trato hecho. No te doy la mano porque, como puedes ver, las tengo ocupadas...
—No hay problema.
—¿Tarjeta o efectivo?
—Efectivo, pero, a lo mejor gano y no hace falta que pague porque lo tendrás que hacer tú...
El joven suspiró y me dio las dos cajas de pizzas. Las cogí con ambas manos y las dejé en mi regazo, sujetándola firmemente con un brazo.
—Muchas gracias por el almuerzo—respondí.
—No me lo puedo creer...—musitó.
—De eso nada, jovencito. Dale el dinero.
Mamá apareció por detrás del repartidor y me quedé congelado. Su mirada era indescriptible.
—Discúlpate y dale más propina por haber aguantado tus tonterías—ordenó mamá mientras entraba en casa cargada con bolsas de la compra.
—Lo siento—dije. Le di el dinero y el repartidor asintió. Lo vi alejarse con prisas hacia una moto destartalada.
—¡Pobrecillo! Su cara se quedó del color de su uniforme—añadió mamá—. No deberías burlarte de la gente por no saber reaccionar en estas situaciones. No lo vuelvas a hacer, Brian.
Cabizbajo, dejé las pizzas en la cocina y ayudé a guardar la compra. Miré la cantidad de cosas que había traído. Era mucho más de lo habitual.
—Ehh, hijo..., esta noche viene una amiga con su familia a cenar en casa...
Y he aquí la que miente como una bellaca...
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Buenas! ¿Qué les ha parecido el capítulo?
Brian está pasando por situaciones muy complicadas y su madre también. Esperemos que las cosas mejoren para ellos...
A mí me encanta la pizza! Y a ustedes? Eres team pizza con piña o eres de los que creen que es un crimen? Confieso que soy team piña 100%!!!!
Qué pasará en esa cena? Realmente irá Número Desconocido?
Quién será? Chico o chica?
Hay tantas incógnitas...
Nos vemos en el próximo capítulo!!!!!
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