13. Deporte y videojuegos
Lucas me guio hasta la pista de Atletismo, en la parte trasera del edificio. Fuera había dejado de llover, pero hacía muchísimo frío y no parecía que hubiera nadie. Volvimos al interior.
—Atletismo, ¿eh? Buena disciplina—afirmó Lucas.
—Sí. Me lo ha recomendado el fisioterapeuta. Dice que me viene bien para fortalecer la musculatura de los muslos y para trabajar las rodillas—expliqué.
El chico me miró con sorpresa.
—Me van a dar unas prótesis... Mi madre está muy contenta y las probé el otro día. No están mal...
—Presiento que hay un pero—indagó Lucas.
—Creo que no merezco volver a andar.
—¿Por qué?
—Yo provoqué el accidente donde murió Amber—admití.
Lo miré, esperando su reacción. Cada vez que mamá trataba de entenderme se ponía nerviosa y acabábamos discutiendo. No entendía por qué, pero había algo en Lucas que hacía que me resultara fácil abrirme a él.
Le expliqué mis razones y él me escuchaba tranquilo y con gesto concentrado. De vez en cuando fruncía los labios y ponía gesto contrariado, pero no decía nada. Cuando terminé de hablar, nos quedamos en silencio.
Sentía su mirada azul clavada en mí. Analizándome, estudiándome, como si quisiera ver todo lo que había en mi interior. Me puse nervioso sin ninguna razón. El silencio me estaba matando, necesitaba que dijera algo.
—Te voy a decir lo que yo vi mientras me contabas tu historia.
Asentí impaciente.
—Vi a alguien que se preocupa por los demás, a pesar de que le hagan daño. Vi a alguien que intentó, a toda costa, evitar que se produjera un accidente. Tú hiciste todo lo posible para que tu novia no cogiera ese coche y moviste el volante para que no colisionara contra el otro vehículo.
—Pero ella...
—Sí. Murió y es una pérdida terrible. Pero también salvaste vidas, Brian—dijo con suavidad. Lucas se acercó más a mí. —Salvaste a las personas que iban en el otro coche y lograste sobrevivir. Podías haber muerto en ese accidente.
Sus palabras me impactaron. Nunca me había parado a pensar las cosas desde esta perspectiva. Lucas sonrió al ver que no decía nada.
—Piénsalo, ¿vale?
Con dificultad, Lucas levantó el brazo y lo apoyó con suavidad en mi hombro. Ese simple gesto hizo que mi corazón empezara a latir con fuerza hasta el punto de que pensé que podía escucharlo desde donde se encontraba, bastante cerca de mí. No entendía qué me ocurría.
—No te tortures y disfruta de las prótesis. Vas a ser totalmente independiente. Depender de otros es un rollo—añadió entre risas, aunque me pareció percibir cierta tristeza en sus ojos.
Al ver lo cerca que estábamos, Lucas retiró la mano abruptamente y, sin querer, movió su silla y chocó con la mía. Nos echamos a reír. Sus mejillas tenían un leve rubor.
—¡Chicos! ¿Qué hacen aquí con el frío que hace? — Una voz masculina nos sorprendió.
Nos habíamos quedado parados tras la puerta que daba a la pista de atletismo. Un joven pelirrojo nos observaba. Lucas se apresuró a responder:
—Te estábamos buscando. Pasamos por la pista de atletismo, pero no había nadie y entramos.
—Aquí me tienen. ¿Qué puedo hacer por ustedes?
Fui a responder, pero, una voz femenina y cabreada me interrumpió.
—¡Lucas Hamilton! ¡Trae tu culo con ruedas aquí!
Lucas puso los ojos en blanco y miró al pelirrojo.
—Tus hermanas son insufribles.
—Dímelo a mí, que tengo que aguantarlas las veinticuatro horas del día.
—Bueno Brian, te dejo con Daniel que está a cargo de atletismo. Nos vemos.
El rubio aceleró con la silla de ruedas eléctrica y gritó:
—¡Ya voy Clarissa!
Le conté a Daniel que estaba interesado en atletismo y él se alegró mucho y me condujo hacia una de las salas donde estaban entrenando provisionalmente por el mal tiempo. Me presentó a todos los miembros del club y me explicó las diferentes modalidades de la disciplina.
Parecía interesante y, con sorpresa, descubrí que estaba deseando empezar.
Había estado gran parte de la mañana en casa viendo series y leyendo cómics. Me encantaba estar de vacaciones, sin hacer nada. Mamá trabajaba por lo que pasaba gran parte del día solo.
El fisioterapeuta había decidido darme sesiones intensivas de fisioterapia, aprovechando que ya no tenía clases. Mike era duro y no me daba un respiro, pero estaba notando resultados. Ya era capaz de ponerme las prótesis yo solo y dar pequeños pasos hasta las barras.
Estaba dando la décima vuelta en la pasarela de madera y sujeto a las barras metálicas cuando me escribió Lucas.
Lucas: Briiiiaaaan!!!!
Lucas: Tengo un problema.
Lucas: Daphne no me deja jugar en la Liga de Hockey SRE si no termino de pasarme los niveles de Hogwarts Legacy.
Me eché a reír. Vi que el fisioterapeuta estaba distraído con otro paciente, así que aproveché para contestarle.
Brian: 🤣🤣🤣🤣
Brian: Acaba de una maldita vez.
Brian: Iván y yo también queremos jugar.
—¡Brian Spark! Esas piernas no se van a mover solas. —El fisioterapeuta me acababa de pillar con el móvil en las manos.
—Ya voy, ya voy. —Guardé el móvil y retomé los ejercicios.
Tras una intensa sesión de fisioterapia, llegué a casa agotado. Me di una buena ducha y miré el móvil que no había parado en todo el día. Me quedé alucinando: tenía más de quinientos mensajes y cinco grupos de WhatsApp nuevos.
Miré los de Lucas.
Lucas: Llevo tres meses atascado en un nivel.
Lucas: Ni Julia ni yo hemos podido pasarlo...
Lucas: 😭😭😭😭😭😭😭😭
Lucas: Hasta le pedí ayuda a mi padre, por su instinto de poli y eso, pero dijo que no quería gastar neuronas en tonterías...
Lucas: Briiiiaaaan!!!!
Lucas: Ayudaaaaa!!!!
Miré los demás mensajes. Casi todos eran de los grupos nuevos. El grupo general del club deportivo y el específico de atletismo buscaban voluntarios para poner las decoraciones navideñas en las instalaciones y para organizar la cena de Navidad. El resto de los grupos los había creado Daphne.
La chica nos había metido a Iván y a mí en el grupo de Hockey SRE y nos había presentado como voluntarios. Más de cien mensajes eran de bienvenidas y felices fiestas.
En otro grupo los hermanos pelirrojos organizaban una fiesta en su casa y me habían invitado. Y el último grupo que miré, era el más gracioso de todos: SOS HOGWARTS LEGACY. Daphne había creado el grupo para ayudar a su amigo a pasar el nivel y habían quedado esta misma tarde en casa de Lucas.
Iván y Daphne confirmaron su asistencia, una amiga de Lucas también iba, Daniel ya tenía planes y Vicky se iba de viaje con su familia, sólo faltaba yo. Respondí de inmediato.
Brian: Cuenten conmigo.
Me ha encantado escribir este capítulo. Espero que lo disfruten.
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