Come sweet death
De vuelta a la realidad el tiempo no se detuvo, de nuevo el reloj marcó puntualmente la hora entre sonidos constantes, uno más se unió, lejano e inconfundible. Fue el cerrar de la puerta.
Siendo las tres de la mañana el semblante de Xue Yang se mostró cansado y más que eso, irritado. Pasó de largo la sala y se desvió directamente hacia su habitación sin prestar atención a nada más. Xiao XingChen permaneció en el amplio sofá, enroscado en uno de los extremos con las piernas flexionadas hacia su pecho.
« Así que con tristeza en mi corazón »
Esta vez no ignoró el recuerdo de esa canción, la noche todavía estaba en su auge y él tenía tiempo de sobra entre su falta de sueño. La pesadez de pensar en Xue Yang fue disipándose poco a poco y reprimió el impulso de ir a buscarlo sabiendo lo que encontraría dentro de esa habitación.
¿Lo extrañaba? Sin duda, cada noche fría se colaba en lo más profundo de su ser, pese a abrazarse a sí mismo, pese a la docena de mantas encima nada podría simular el calor característico del menor, en medio de un abrazo posesivo que incluso en sueños se negaba a dejarlo ir y que en ocasiones le daba algunos problemas nocturnos.
Era toda una odisea escapar de ese abrazo solo para visitar el sanitario, al regresar a su lecho Yang permanecía despierto, molesto al ser despertado pero callándose solo para volver a apresarlo. Secretamente le pareció adorable, más los primeros meses de su relación, con un Xue bastante joven que le creaba cierto remordimiento de moralidad por ser mayor que él, como era de esperarse a Yang jamás le importó, ese niño siempre fue directo con él al decirle que le gustaba. Y sin saber en que momento ocurrió XingChen también sintió la misma atracción, imposible de ignorar.
« Siento que lo mejor que podría hacer »
Las semanas se hicieron meses, los meses se volvieron años en un parpadeo. Con momentos apacibles todo se torno relajante, incluso las peleas de la pequeña A-Qing con Xue fueron cosa habitual en su rutina y aunque, solo pudo verlo por un corto periodo de tiempo antes del accidente que le arrebató la vista atesoró esos momentos en su memoria.
También extrañó esa voz acaramelada llamándolo Daozhang, una doncella tan bonita y perspicaz que logró darse cuenta de cosas que el jamás quiso ver y que se negaba a aceptar. Ahora, sin la oportunidad de poder disculparse con ella su corazón volvió a doler.
El reloj siguió su curso sin excepción y la decisión de Xiao divagó.
« Es terminar con todo e irme para siempre »
Se lo debía a ella, lo repitió incontables veces sin embargo no reunió el suficiente valor para hacerlo... Abandonar a Xue Yang ¿Qué seria de él? Dejándolo a su suerte como si todos esos años juntos acumulando recuerdos y emociones no significaran nada. Él no era así, siempre mostró una personalidad bondadosa, algunas ocasiones siendo aprovechada por otros y sin importarle siguió en sus labores. Si daba la mano a desconocidos el que la diera a sus seres queridos lo hacia con el triple de entusiasmo.
Y el dejar atrás a su pareja no era una opción, pero tampoco el permanecer ahí, estancado.
« Nunca volveré a amar, mi mundo esta acabado »
Su respuesta automática fue esa; el amor. Un amor genuino que nació de una trágica casualidad, con el cuerpo de Yang ensangrentado y pobremente escondido en medio de un callejón, con la mirada preocupada y cautelosa de A-Qing al verlo llegar con él. Bajo su petición jamás lo llevó al médico y lo mantuvo en su hogar tratando sus heridas, sin preguntar más solo lo dejó ser, recuperándose de a poco y también, poco a poco ganándose su confianza y cierta intimidad al hablar.
Así, cuando la atracción llegó rápidamente se consumó, llegaron palabras sinceras, de gusto, algunas desvergonzadas pero agradables que avivaron la calidez en su corazón. El amor brotó, como una bonita planta gracias a la luz del sol y XingChen se permitió sentir todo con alegría. Fue un amor de cuento de hadas.
Un amor de plástico, vacío y engañoso.
Porque en todo cuento se muestra la fantasía, con el claro mensaje de que el amor puede con todo, siendo invencible pese a la adversidad, moviendo montañas y enfrentándose a lo inimaginable con el pecho inflado de poder, un poder influenciado por ese mismo amor. ¿Su amor fue así? Con el estereotipo de cuento... Él ¿De verdad amaba a Xue Yang?
« Desearía poder retroceder el tiempo »
Sus sentimientos tambalearon incapaces de sostenerse de una base que fue fragmentándose, ante ese pensamiento XingChen se abrazó más a si mismo y continuó.
Amar a una persona tan vil también lo convertía en una horrible persona. Y más horrible fue saber que pese a tener la oportunidad de cambiar el pasado dejaría que todo siguiera su curso. Lo traería de nuevo a casa y sanaría sus heridas, dejaría pasar de nuevo el accidente que le arrebató la vista sabiendo que Yang estuvo detrás de la planeación.
Volvería a confiar en él y tiraría del gatillo ante la falsa información de que solo terminó hiriendo a un ladrón en vez de la cruda verdad de haber asesinado a su mejor amigo, quien solo deseaba sacarlo de las manos de su pareja.
Incluso ignoraría el cuerpo de A-Qing enterrado en el patio al igual que la convicción de la pequeña de entregar a Xue a la policía para salvar a su Daozhang.
« Ya que todo es culpa mía »
Xiao XingChen aceptaría de nuevo todo, porque era imposible cambiar el destino, porque sus decisiones lo condujeron al caos, lo llevaron hacia los brazos de Yang.
El enterarse de la verdad también fue inevitable, todo llegaba a saberse tarde o temprano y al hacerlo su mente se resquebrajó, lo negó, se culpó y lloró tanto que en algún punto sus lágrimas se acabaron. Con la desolación latente fue tan cobarde que su mente jugó en su contra al memorar cada recuerdo dulce con él. Entonces, de no sentir amor ¿Qué debía sentir por él? Cariño, dependencia, necesidad, culpa... Miedo. Porque no, XingChen fue tan blando que no pudo generar sentimientos de odio por él.
—Daozhang...
Sin ser consciente de sus actos XingChen había dejado la comodidad del sofá y caminó a su habitación, el sabor amargo de la escena frente a él detuvo el aliento que ya no necesitaba. El miedo y la sorpresa se disiparon tiempo atrás, sólo permaneció la sensación agridulce de verse a si mismo tendido sobre la cama que tantas veces compartió con su amante, en una posición pacifica que contrastó en un punto oculto bajo los vendajes de su cuello rebanado, más allá de eso su imagen se mostró como alguien descansando, enfermo con su palidez y siendo custodiado por su amado que no se separó de él con una vaga esperanza de verlo despertar.
—Te atreviste a dejarme aquí ¿Crees que será divertido sin ti? —Con una mueca de decepción Xue volvió a acomodar las manos de su amante sobre su pecho, una última vez antes de enterrarlo, la última noche en la que estarían juntos.
Él no deseó perderlo de esa forma ni de ninguna otra, todo lo que construyó con los años fue para mantenerlo cerca en su completo control, porque desde el instante en que lo vio supo que debía pertenecerle sin importar qué. Al final, sus propias acciones orillaron a XingChen a quitarse la vida, abandonarlo de la manera más sencilla, de esta forma pudo ser libre y ese mismo pensamiento le irritó.
Lo que Yang ignoró fue le hecho que, XingChen lo seguía amando tanto que incluso después de morir su espíritu se quedó estancado ante la preocupación de dejarlo solo, sobrepasaba su propio deseo de liberarse y se volvió una cadena, tan pesaba que le impedía descender al infierno al que pertenecía.
Si bien, su amor no se asemejó a ninguno de cuento de hadas si simuló a la perfección al de una novela trágica, sin rayar en la obsesión de alguna obra de adolescente de familias enemigas, ni tampoco cayó en el cliché de un best seller de sadomasoquisto ligero. Ese amor fue sólo suyo, naciendo de la brillante luz del sol para crecer fuerte y orgullosa y convertirse en una letal planta venenosa.
Xue Yang seguiría el curso de su vida, sin la oportunidad de volver a verlo y esperando el desenlace caótico del camino errado que tomó mientras que, Xiao XingChen permanecería a su lado hasta que los fragmentos de su alma se disiparan.
« Todo regresa a la nada, todo se acaba... »
Cuanto deseaba darle un dulce y decir que todo estaría bien.
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Notas finales:
Hace tiempo que no escribo algo trágico, me duele pero estoy satisfecha.
Cuando leí el arco donde aparecieron ellos dos me enamoré, se volvió mi pareja tóxica preferida y sé que a muchos no les gusta y con justa razón, XXC es un pan de dios y XY es un desgraciado hijo de ****, pero eso mismo me hace quererlos, no los veo como un complemento del otro sino como la parte que los repele pero que por las circunstancias están junto, funcionando en medio de un caos.
Pd. Soy un ser malvado por no dejarlos ser felices ni en un universo alterno 💔
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